Urbanización y horticultura en la Patagonia Austral. Dinámica de las transformaciones en la ciudad de Ushuaia

Urban­iza­tion and hor­ti­cul­ture in Aus­tral Patag­o­nia. Dynam­ics of trans­for­ma­tions in the city of Ushua­ia

Celeste Molpeceres*
Emil­iano Spon­tón **
Enrique Livraghi ***

Recibido: 19 de abril de 2018
Acep­ta­do: 4 de sep­tiem­bre de 2018

Resumen

Tier­ra del Fuego, ubi­ca­da en la Isla Grande de Tier­ra del Fuego, ha sido esce­nario de con­stantes trans­for­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales des­de la déca­da de 1970 en con­so­nan­cia con la imple­mentación de reg­u­la­ciones a niv­el nacional de pro­mo­ción indus­tri­al en la Isla, pro­ce­so que pos­te­ri­or­mente da lugar a la provin­cial­ización del ter­ri­to­rio hacia los años ’90. A lo largo del perío­do com­pren­di­do entre 1970 y la actu­al­i­dad, en el caso de Ushua­ia, cap­i­tal de la provin­cia, se pre­sen­tan con­tro­ver­sias en torno a los cam­bios en el uso del sue­lo, entre la urban­ización y la pro­duc­ción hortí­co­la. Con­forme el incre­men­to pobla­cional, la ciu­dad crece, y los espa­cios des­ti­na­dos a las huer­tas urbanas se ven mod­i­fi­ca­dos. Par­tien­do de estu­dios antecedentes, el pre­sente artícu­lo pre­tende de-con­stru­ir, des­de una per­spec­ti­va socio-téc­ni­ca, la trayec­to­ria de las trans­for­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales en Ushua­ia des­de la san­ción de la Ley de Pro­mo­ción Económi­ca 19640/72 has­ta la actu­al­i­dad (1972–2018), focal­izan­do en los espa­cios des­ti­na­dos a la pro­duc­ción hortí­co­la. Entre los resul­ta­dos pre­lim­inares se encuen­tra la escasa plan­i­fi­cación estratég­i­ca frente al crec­imien­to urbano que afec­ta la sus­tentabil­i­dad de la ciu­dad y de la activi­dad hortí­co­la. Asimis­mo, emer­gen ten­siones entre los obje­tivos e intere­ses de los dis­tin­tos actores en juego, dan­do lugar a con­stantes mod­i­fi­ca­ciones de las reg­u­la­ciones locales.

Pal­abras clave: expan­sión urbana — reg­u­la­ciones – políti­cas públi­cas — hor­ti­cul­tura peri­ur­bana — sus­tentabil­i­dad urbana

Abstract

Tier­ra del Fuego, locat­ed in Isla Grande de Tier­ra del Fuego, has been scene of con­stant ter­ri­to­r­i­al trans­for­ma­tions since the 1970s in line with the imple­men­ta­tion of nation­al reg­u­la­tions of indus­tri­al pro­mo­tion on the island, a process that sub­se­quent­ly leads to the provin­cial­iza­tion of the ter­ri­to­ry in the 1990s. Through­out the peri­od between 1970 and the present, in the case of Ushua­ia, cap­i­tal of the province, there have been con­tro­ver­sies sur­round­ing changes in land use, between urban­iza­tion and hor­ti­cul­tur­al pro­duc­tion. As the pop­u­la­tion increas­es, the city grows, and the spaces des­tined to the urban gar­dens are mod­i­fied. Based on pre­vi­ous stud­ies, this arti­cle aims at decon­struct­ing, from a socio-tech­ni­cal per­spec­tive, the tra­jec­to­ry of ter­ri­to­r­i­al trans­for­ma­tions in Ushua­ia since the enact­ment of the Law of Eco­nom­ic Pro­mo­tion 19640/72 to the present (1972–2018), focus­ing on the spaces des­tined to hor­ti­cul­tur­al pro­duc­tion. Among the pre­lim­i­nary results is the scarce strate­gic plan­ning in front of the urban growth that affects the sus­tain­abil­i­ty of the city and the hor­ti­cul­tur­al activ­i­ty. Also, ten­sions emerge from the objec­tives and inter­ests of the dif­fer­ent actors at stake, lead­ing to con­stant changes in local reg­u­la­tions.

Key words: urban expan­sion — reg­u­la­tions — pub­lic poli­cies — peri-urban hor­ti­cul­ture- urban sus­tain­abil­i­ty

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Introducción

Tier­ra del Fuego, ubi­ca­da en la Isla Grande de Tier­ra del Fuego, ha sido esce­nario de con­stantes trans­for­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales a par­tir de la déca­da de 1970 en con­so­nan­cia con la imple­mentación de reg­u­la­ciones a niv­el nacional de pro­mo­ción indus­tri­al en la Isla, pro­ce­so que pos­te­ri­or­mente da lugar a la provin­cial­ización del ter­ri­to­rio hacia los años ’90.

Para el caso de Ushua­ia ‑cap­i­tal de la provin­cia- de la mano de la expan­sión de la ciu­dad en las últi­mas décadas, emer­gen ten­siones expre­sadas en las dimen­siones económi­ca, social, ambi­en­tal y políti­co-insti­tu­cional. Tal crec­imien­to es pro­duc­to de un con­jun­to de pro­ce­sos que van des­de la indus­tri­al­ización y la migración de tra­ba­jadores, a la insti­tu­cional­ización de la Provin­cia y el crec­imien­to del empleo públi­co, que con­ll­e­van a una cre­ciente deman­da de tier­ra, crec­imien­to urbano sin plan­i­fi­cación, con­for­ma­ción de asen­tamien­tos irreg­u­lares y de ser­vi­cios infor­males, afectan­do la sus­tentabil­i­dad de la ciu­dad. Entre los Obje­tivos de Desar­rol­lo Sostenible enun­ci­a­dos por la Orga­ni­zación de las Naciones Unidas en 2015, el número 11 refiere a las ciu­dades sus­tenta­bles como aque­l­las que brin­dan opor­tu­nidades para sus habi­tantes, con acce­so a ser­vi­cios bási­cos, energía, vivien­da, trans­porte e inclusión ciu­dadana.

Par­tic­u­lar­mente, a lo largo del perío­do com­pren­di­do entre 1970 y la actu­al­i­dad, se pre­sen­tan con­tro­ver­sias en torno a los cam­bios en el uso del sue­lo, entre la urban­ización y la pro­duc­ción hortí­co­la que tien­den a excluir a deter­mi­na­dos sec­tores. Con­forme el crec­imien­to urbanís­ti­co, los espa­cios des­ti­na­dos a las huer­tas urbanas se ven mod­i­fi­ca­dos y con ello tam­bién las pau­tas de con­sumo. De esta for­ma, es sig­ni­fica­ti­vo eval­u­ar la sosteni­bil­i­dad en las ciu­dades en estrecha relación con las activi­dades que allí se desar­rol­lan.

Par­tien­do de estu­dios antecedentes [Molpeceres 2017, Molpeceres et al. 2018], el pre­sente artícu­lo pre­tende de-con­stru­ir, des­de una per­spec­ti­va socio-téc­ni­ca, la trayec­to­ria de las trans­for­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales en Ushua­ia des­de la san­ción de la Ley de Pro­mo­ción Económi­ca 19640/72 has­ta la actu­al­i­dad focal­izan­do en la mod­i­fi­cación de los espa­cios des­ti­na­dos a la pro­duc­ción hortí­co­la.

De esta for­ma, la inves­ti­gación explo­ra los cam­bios en la ciu­dad entre los años ‘70 y la actu­al­i­dad, hacien­do hin­capié en la activi­dad hortí­co­la, esce­nario donde emer­gen ten­siones y con­flic­tos respec­to a los usos del sue­lo entre quienes desar­rol­lan la activi­dad para auto­con­sumo o com­er­cial y quienes motor­izan el mer­ca­do de nuevos espa­cios res­i­den­ciales. El perío­do bajo estu­dio se divide en esta inves­ti­gación en tres eta­pas para su análi­sis, con­sideran­do los dis­tin­tos esta­dios de for­ma­ción de la ciu­dad.

Entre los resul­ta­dos pre­lim­inares se encuen­tra la escasa plan­i­fi­cación estratég­i­ca frente al crec­imien­to urbano que afec­ta, además, la sus­tentabil­i­dad de la activi­dad hortí­co­la. Asimis­mo, emer­gen ten­siones en los obje­tivos e intere­ses de los dis­tin­tos actores en juego (pobladores, gob­ier­no y pro­duc­tores locales ‑hortí­co­las y fore­stales) dan­do lugar a con­stantes mod­i­fi­ca­ciones de las reg­u­la­ciones locales que, en este sen­ti­do, alcan­zan un bajo niv­el de cumplim­ien­to.

En este mar­co, el con­cep­to de sus­tentabil­i­dad resul­ta útil para analizar los pro­ce­sos de crec­imien­to urbano sin plan­i­fi­cación, que tien­den a agravar otros prob­le­mas tales como la con­t­a­m­i­nación, el inade­cua­do sum­in­istro de ser­vi­cios esen­ciales o la seg­re­gación socio-espa­cial [Echebar­ría Miguel y Agua­do Morale­jo 2003]. En este pun­to, es nece­sario con­sid­er­ar no sólo la cuidad, sino tam­bién su entorno, ya que, de acuer­do con Mori y Christodoulou [2012], el hom­bre sigue sien­do depen­di­ente del medio ambi­ente, más allá de los pro­ce­sos de urban­ización acel­er­a­da.

Perspectiva teórico-metodológica

En fun­ción de lo expuesto, esta inves­ti­gación parte del enfoque socio-téc­ni­co [Bijk­er 1995, Thomas 2008], en el mar­co de los estu­dios sociales de la cien­cia y la tec­nología (ESCyT), que pos­tu­lan que las tec­nologías son con­stru­idas social­mente y las sociedades son con­stru­idas tec­nológi­ca­mente. Este enfoque per­mite la recon­struc­ción analíti­ca de las com­ple­jas rela­ciones entre usuar­ios y her­ramien­tas, actores y pro­duc­ciones, insti­tu­ciones y sis­temas tec­no-pro­duc­tivos. Es decir, el análi­sis socio-téc­ni­co facili­ta (des)construir la inter­relación entre lo social y lo tec­nológi­co, bus­can­do super­ar las posi­ciones deter­min­istas y lin­eales tan­to sociales como tec­nológ­i­cas.

Asimis­mo, como her­ramien­ta de análi­sis teóri­co, se rescatan las nociones descrip­tas por Hardoy y Schaedel [1969] y Reese [2006] y anal­izadas por Garay [1999], Reese [2006] y Zulaica y Fer­raro [2010]: expan­sión, con­sol­i­dación y den­si­fi­cación, para estable­cer una peri­odización del pro­ce­so bajo estu­dio. Estos con­cep­tos han sido pre­vi­a­mente apli­ca­dos al caso bajo estu­dio por Molpeceres [2017] y Molpeceres et al. [2018].

En esta inves­ti­gación, se re-con­struyen en cada una de estas eta­pas los prob­le­mas y solu­ciones que los actores “gob­ier­no” y “pobladores” iden­ti­f­i­can en torno a la trans­for­ma­ción del ter­ri­to­rio. Estas prob­lema­ti­za­ciones son vis­tas en tér­mi­nos de con­struc­ciones sociotéc­ni­cas. Las rela­ciones prob­le­ma — solu­ción planteadas por los actores condi­cio­nan el con­jun­to de prác­ti­cas socio-insti­tu­cionales.

A su vez, para abor­dar el análi­sis de sus­tentabil­i­dad, rompi­en­do con análi­sis lin­eales, resul­ta impor­tante, sigu­ien­do a Gas­paratos et al. [2008]: (i) inte­grar aspec­tos económi­cos, ambi­en­tales, sociales e insti­tu­cionales y con­sid­er­ar sus inter­de­pen­den­cias; (ii) eval­u­ar las con­se­cuen­cias de las acciones pre­sentes en el futuro; (iii) con­sid­er­ar la exis­ten­cia de incer­tidum­bre sobre el resul­ta­do de cier­tas acciones; (iv) involu­crar al públi­co y (v) con­sid­er­ar la equidad intra­gen­era­cional e inter­gen­era­cional.

Los con­cep­tos teóri­cos expuestos no con­sti­tuyen un con­jun­to cer­ra­do dado que la inte­gración y com­ple­men­tariedad de con­cep­tos de dis­tin­tas matri­ces dis­ci­pli­nares impli­ca la con­struc­ción de un mar­co analíti­co amplio y abier­to.

Para alcan­zar el obje­ti­vo prop­uesto, en primer lugar, se analizaron planos de la ciu­dad entre los años 1970 y 2017. Los planos se obtu­vieron de la Sec­re­taría de Hábi­tat y Desar­rol­lo Ter­ri­to­r­i­al de la munic­i­pal­i­dad de Ushua­ia. Al mis­mo tiem­po, fotografías de la zona otor­gadas por antigu­os pobladores y fun­cionar­ios, per­miten dar cuen­ta de las trans­for­ma­ciones en la ciu­dad.

En segun­do lugar, se recopiló, sis­tem­atizó y anal­izó la infor­ma­ción cien­tí­fi­co — téc­ni­ca disponible en torno a la cuestión a la vez que se revisó el mar­co legal referi­do al fomen­to de la activi­dad indus­tri­al en la zona, reg­u­lación de la activi­dad fore­stal y cues­tiones de orde­namien­to ter­ri­to­r­i­al. Asimis­mo, se real­izó un seguimien­to de las noti­cias referi­das al tema en diar­ios y revis­tas espe­cial­izadas des­de 1990 a la fecha, par­tic­u­lar­mente en los medios masivos de comu­ni­cación de la ciu­dad y a niv­el nacional.

Por últi­mo, se gen­eró infor­ma­ción pri­maria a través de entre­vis­tas explorato­rias a veci­nos, pro­duc­tores y téc­ni­cos a quienes se indagó sobre los cam­bios en la ciu­dad. A par­tir de estas fuentes se con­struyó una primera aprox­i­mación a las inter­rela­ciones exis­tentes en el pro­ce­so.

Área de estudio

La ciu­dad de Ushua­ia, cap­i­tal de la provin­cia de Tier­ra del Fuego (Figu­ra 1), cuen­ta con una super­fi­cie 9.390 km2 y una población esti­ma­da de 74365 habi­tantes al 2015.[1]

El ter­ri­to­rio, con una tem­per­atu­ra media anu­al de 5,7ºC, pre­sen­ta un relieve irreg­u­lar, car­ac­ter­i­za­do por valles glacia­r­ios, turberas mile­nar­ias, sier­ras y hon­don­adas.

Figura 1: Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina

Fuente: Molpeceres 2017

Bor­de­an­do la ciu­dad, de man­era irreg­u­lar se ubi­ca el bosque nati­vo, for­ma­do prin­ci­pal­mente por las especies lenga (Nothofa­gus pumilio), guin­do (Nothofa­gus betu­loides) y ñire (Nothofa­gus antárc­ti­ca) [Col­la­do 2001]. Por otro lado, hacia el inte­ri­or de la mis­ma, existe un esca­so número de huer­tas urbanas, que en gen­er­al se car­ac­ter­i­zan por ser de tamaño infe­ri­or a una hec­tárea, con­tar con mano de obra famil­ia, al tiem­po que pro­duc­tores cuen­tan con ingre­sos extrapre­di­ales para sub­si­s­tir. Al 2018, esta pro­duc­ción abastece el 1% del total de hor­tal­izas con­sum­i­das en la ciu­dad durante la tem­po­ra­da de ver­a­no.

Dinámica de las transformaciones territoriales en Ushuaia

Expan­sión (1972 – 1991)

Esta primera eta­pa se car­ac­ter­i­za, en gen­er­al, por el incre­men­to de la super­fi­cie “urbana” sobre la “rur­al”, medi­ante las sub­di­vi­siones del ter­reno tan­to cat­a­strales como, de hecho, que dan lugar frac­cionamien­to de la tier­ra.

A comien­zos de los años ’70, con­ver­gen las pre­ocu­pa­ciones geopolíti­cas del gob­ier­no nacional respec­to a las rela­ciones fron­ter­i­zas entre Argenti­na y Chile y el esca­so vol­u­men ocu­pa­cional de argenti­nos en el Ter­ri­to­rio Nacional de Tier­ra del Fuego, Antár­ti­da e Islas del Atlán­ti­co Sur, con las inten­ciones de dar un últi­mo impul­so al ya ago­ta­do mod­e­lo de indus­tri­al­ización y gener­ar dinamis­mo en la economía. Así, en 1972 el gob­ier­no de fac­to pro­mul­gó la ley 19640,[2] cre­an­do el área adu­an­era espe­cial, con ben­efi­cios fis­cales para las activi­dades lle­vadas a cabo en el ámbito de la juris­dic­ción fueguina.

Con­comi­tan­te­mente, en este perío­do Argenti­na asiste a la tran­si­ción de la tele­visión en blan­co y negro a la de col­or. En ese mar­co, de acuer­do con Mas­troscel­lo [2008], algunos gru­pos empre­sar­ios nacionales encuen­tran en el rég­i­men de Tier­ra del Fuego una posi­bil­i­dad para eludir la ame­naza de la com­pe­ten­cia impor­ta­da, por lo que acud­ieron a la isla para insta­lar sus plan­tas, impor­tar los insumos sin pagar arance­les, y pro­ducir aparatos des­ti­na­dos al mer­ca­do nacional. La coyun­tu­ra les posi­bil­itó colo­car sus pro­duc­tos en “el norte” del país a pre­cios com­pet­i­tivos con los de los bienes impor­ta­dos.

La rad­i­cación de fábri­c­as sería el ini­cio del cam­bio en la estruc­tura pro­duc­ti­va de Ushua­ia, con pre­do­minio del sec­tor pri­mario has­ta entonces. Este cam­bio tra­jo tam­bién apare­ja­do un incre­men­to pobla­cional en la zona y con ello, crec­imien­to urbano car­ente de plan­i­fi­cación estratég­i­ca. La cuestión fue reg­u­la­da con pos­te­ri­or­i­dad.

Así, no sólo, a pos­te­ri­ori del impul­so migra­to­rio a la Isla, el Con­ce­jo Munic­i­pal de Ushua­ia aprue­ba por primera vez el códi­go de urban­is­mo con la inten­ción de ordenar la expan­sión de la ciu­dad, medi­ante Orde­nan­za Nº 71/75, sino tam­bién dicha reg­u­lación comien­za a ser mod­i­fi­ca­da a par­tir del año 1977 ‑medi­ante orde­nan­za 96‑, para incor­po­rar nuevas zonas al “área urbana”. Esta situación, deno­ta des­de sus ini­cios una leg­is­lación laxa con esca­so niv­el de cumplim­ien­to.

Seguida­mente, frente a estos cam­bios en Ushua­ia, el gob­ier­no nacional prop­i­cia pro­ce­sos de insti­tu­cional­ización. En este sen­ti­do, a ini­cios de los años ’80 se crea una enti­dad financiera ofi­cial, ini­cial­mente denom­i­na­da “Ban­co del Ter­ri­to­rio Nacional de la Tier­ra del Fuego, Antár­ti­da e Islas del Atlán­ti­co Sur”,[3] con­ce­bi­da, según Mas­troscel­lo [2008], como una her­ramien­ta para cap­tar el ahor­ro region­al y vol­car­lo en el mer­ca­do local.

Simultánea­mente, medi­ante la Ley 326/82 con el obje­ti­vo de legit­i­mar y sosten­er nuevas insti­tu­ciones locales se crea el fon­do per­ma­nente de apoyo a los bomberos vol­un­tar­ios del Ter­ri­to­rio Nacional. Al mis­mo tiem­po, se inau­gu­ran nuevos bar­rios, como el Soli­er y se con­struyen obras públi­cas des­ti­nadas al esparcimien­to de los pobladores, ejem­p­lo de ello es la pile­ta cubier­ta. Aerolíneas Argenti­nas tam­bién inau­gu­ra una nue­va fil­ial en el ter­ri­to­rio ten­di­ente a facil­i­tar la conec­tivi­dad de la isla con el resto del país.

Las con­stantes trans­for­ma­ciones en la ciu­dad y el cre­ciente interés del sec­tor inmo­bil­iario en la zona, con­ver­gen en una nue­va mod­i­fi­cación al Códi­go de Planeamien­to, medi­ante orde­nan­za 166/83 que crea el Con­se­jo de Aseso­ramien­to del Códi­go de Planeamien­to, inte­gra­do por rep­re­sen­tantes de los rubros: arqui­tec­tura, agri­men­su­ra, con­struc­ción, tur­is­mo y com­er­cio. Seguida­mente, medi­ante orde­nan­za 169/83 se reduce el espa­cio de vere­da en la zona cén­tri­ca de la ciu­dad, amplian­do la capaci­dad de ocu­pación del ter­reno. De lo cual se despren­den obje­tivos e intere­ses de corte inmo­bil­iario y com­er­cial en los decisores de la plan­i­fi­cación de la ciu­dad.

El perío­do com­pren­di­do entre 1980 y 1991 tuvo el may­or incre­men­to pobla­cional en Tier­ra del Fuego des­de la pro­mul­gación de la ley de pro­mo­ción indus­tri­al. Así lo señalan Her­mi­da et al. [2016] al con­trastar la media nacional con la local (Tabla 1). Carpinet­ti [2009] agre­ga que el crec­imien­to no se debió sólo a las migra­ciones inter­nas, sino tam­bién a que la tasa de natal­i­dad exper­i­men­tó un pau­lati­no ascen­so, pro­ce­so con­ju­ga­do con la dis­min­u­ción de la mor­tal­i­dad que oper­a­ba des­de la déca­da de 1950.

Tabla 1. Tasa de crecimiento medio anual de acuerdo con una función geométrica según jurisdicciones seleccionadas. Total del país y provincia de Tierra del Fuego. Años 1970,1980, 1991, 2001 y 2010
  1970–1980 1980–1991 1991–2001 2001–2010
Total del país 18,1 14,7 10,1 11,4
Tier­ra del Fuego 73 92,1 36,5 26

Fuente: Molpeceres 2017

En el esce­nario de con­tin­ua expan­sión pobla­cional y de inver­siones pri­vadas, resultó esca­so el tiem­po y la orga­ni­zación para ordenar el ter­ri­to­rio y plan­i­ficar asen­tamien­tos, para reg­u­lar el uso del sue­lo, y pro­gra­mar y conc­re­tar la pro­visión de ser­vi­cios bási­cos. De este modo, en pal­abras de Lan­drisci­ni [2017], Esta­do y mer­ca­do, famil­ias y empre­sas, con dis­tin­tas aspira­ciones, estrate­gias y poderes, con­fluyeron simultánea y des­or­de­nada­mente en la pre­sión por el uso del sue­lo urbano (Figu­ra 2).

Figura 2: Crecimiento del ejido urbano. Ushuaia 1972 — 1980

Fuente: Sub­sec­re­taría de Planeamien­to y Gestión del Espa­cio Urbano, Munic­i­pal­i­dad de la ciu­dad de Ushua­ia

En este mar­co, la tra­ma urbana esta­ba con­for­ma­da may­ori­tari­a­mente por vivien­das uni­fa­mil­iares, rodeadas por espa­cios de may­or tamaño des­ti­na­dos a la auto­pro­duc­ción de hor­tal­izas y algu­nas fru­tas. Esta situación fue alen­ta­da, en parte por la imposi­bil­i­dad de com­prar­las a ter­ceros, dado que la isla no era abaste­ci­da con este tipo de pro­duc­tos prove­nientes del con­ti­nente debido a su cos­to de trans­porte. Si bien, algu­nas fru­tas y ver­duras lle­ga­ban a la ciu­dad medi­ante bar­cos, su fre­cuen­cia no era reg­u­lar, al tiem­po que los pre­cios resulta­ban ele­va­dos, dada su escasez. Por otro lado, existía en los pobladores una lóg­i­ca de “aprovechar” el espa­cio disponible (Fotografía 1).

Fotografía 1: ciudad de Ushuaia en la etapa de expansión

Fuente: antiguo poblador de Ushua­ia

A comien­zos de los años ’70, casi la total­i­dad de las ver­duras con­sum­i­das por los pobladores eran pro­duci­das en la zona. Los cul­tivos eran real­iza­dos a cam­po y según los reg­istros fotográ­fi­cos de la zona (Fotografía 2) había una amplia var­iedad de cul­tivos des­de ver­duras de hoja, como repol­lo, lechuga, acel­ga, has­ta zana­ho­ria, tomate, y col­iflor. Asimis­mo, el cul­ti­vo de papa resulta­ba bas­tante fre­cuente. En gen­er­al, en torno a las huer­tas se ubi­ca­ban plan­tas de cor­in­to, casis, fru­til­la sil­vestre y calafate que, al tiem­po de servir de reparo para las huer­tas (Fotografía 3), proveían de fru­ta fina fres­ca a los pobladores,[4] como señala un pro­duc­tor hortí­co­la de la ciu­dad:

Todo estaba lleno de huertas con casis, frutillas, grosellas. Todo el mundo tenía, ni siquiera estaba cercado. La frambuesa era medio plaga, estaba lleno de predios así. Mi actual suegro tenía su quinta en plena San Martín, donde ahora está el Hard Rock (Raúl, Ushuaia 19/07/2017).

Al mis­mo tiem­po, Vater et al. [2014] añaden que diver­sos organ­is­mos del Esta­do pro­movieron cam­bios tec­nológi­cos para la pro­duc­ción hortí­co­la, como ensayos de diver­si­fi­cación pro­duc­ti­va bajo cubier­ta con el obje­to de pro­mover la pro­duc­ción de ver­duras fres­cas, a las que no se podía acced­er en el mer­ca­do por cues­tiones de logís­ti­ca.

Fotografía 2: huertas urbanas en Ushuaia en la etapa de expansión, frente al canal Beagle

Fuente: antiguo poblador de Ushua­ia

Con el mis­mo obje­ti­vo, y con la inten­ción de for­t­ale­cer la pro­duc­ción y nuclear a los pro­duc­tores, el Con­se­jo Fed­er­al de Inver­siones (CFI) pro­pu­so al gob­ier­no la delim­itación de zonas poten­cial­mente pro­duc­ti­vas, aptas para la pro­duc­ción fru­ti­hortí­co­la en la isla. En el caso de Ushua­ia, el área de pro­duc­ción serían las már­genes del Río Pipo. Sin embar­go, el plan no llegó a imple­men­tarse debido al cam­bio de des­ti­no en el uso del sue­lo, que dieron lugar a pro­ce­sos de urban­ización de la zona prop­ues­ta, sub­sistien­do sólo algunos pequeños emprendimien­tos hortí­co­las y de gran­ja.

De modo simultá­neo, con inten­ciones de gener­ar un espa­cio para el desar­rol­lo de difer­entes emprendimien­tos pro­duc­tivos, autori­dades locales realizaron un loteo en una zona próx­i­ma a Ushua­ia, el Valle de Andor­ra, y se otor­garon adju­di­ca­ciones con este des­ti­no. No obstante, Vater et al. [2014] señalan que tam­poco este proyec­to logró imple­men­tarse, devinien­do en una zona de ocu­pa­ciones irreg­u­lares. Para los autores, el pro­ce­so de expan­sión urbana con­du­jo a que esos espa­cios no pudier­an com­pe­tir entre el val­or de la pro­duc­ción y las per­spec­ti­vas inmo­bil­iarias de su uso, razón por la cual la pro­duc­ción en huer­tas domésticas/familiares es cada vez menor.

Fotografía 3: huertas en torno a las viviendas en la trama urbana de Ushuaia

Fuente: antiguo poblador de Ushua­ia

En este mar­co, asimis­mo, se favorece el trá­fi­co de camiones hacia y des­de la isla con el obje­to de trans­portar insumos para las fábri­c­as. Dado que este tipo de trans­porte con­ta­ba, en muchos casos, con espa­cio de car­ga vacío, emerge la inten­ción de algunos sec­tores por uni­ti­zar car­gas y “rel­lenar hue­cos” con fru­tas, ver­duras y otros ali­men­tos difí­ciles de con­seguir con asiduidad en aquel entonces. Esta situación dio impul­so a la apari­ción de los primeros mer­ca­dos y con ello, la ofer­ta más diver­si­fi­ca­da de bienes para la cre­ciente población. Así lo recuer­da un antiguo poblador de la zona:

(…) entonces el trasporte de camiones del norte acá, pasa a tener unas posibilidades que eran increíbles. Era impensable en ese momento que vos mandes a pedir un camión de tomates. Antes, a veces llegaba el barco, y traía manzanas una vez cada 6 meses, y la manzana desaparecía. Entonces se empieza a hacer posible el comercio donde vos sabes que vas a ir y podés conseguir manzanas (Máximo, Ushuaia 17/07/2017).

En esta eta­pa con­fluye, por un lado, el incre­men­to en la deman­da habita­cional dado por la cre­ciente migración inter­na, con la posi­bil­i­dad de los pobladores de com­prar ali­men­tos con cier­ta reg­u­lar­i­dad, dan­do lugar al loteo de las has­ta entonces áreas pro­duc­ti­vas para su pos­te­ri­or edi­fi­cación. En pal­abras de Topalov [1979: 175]: “no habrá ven­ta ni cam­bio de uso del ter­reno mien­tras la sobre­ganan­cia del nue­vo uso no sea supe­ri­or a la sobre­ganan­cia del uso ante­ri­or”.

En este pro­ce­so de urban­ización sobre sue­lo pro­duc­ti­vo, de acuer­do con Zulaica y Fer­raro [2010], el sec­tor inmo­bil­iario, regi­do por la con­duc­ta espec­u­la­ti­va que car­ac­ter­i­za la racional­i­dad dom­i­nante, adquiere suma rel­e­van­cia en la trans­for­ma­ción. Durante esta eta­pa, la infraestruc­tura de ser­vi­cios y red vial integra­da comien­za a delin­earse, pero sin lograr dar respues­ta a la com­ple­ji­dad que pre­supone la vida de la ciu­dad.

Con­sol­i­dación (1990 – 2000)

La con­sol­i­dación de la tra­ma urbana viene de la mano de las difer­entes inter­ven­ciones que se suce­den en el tiem­po, espe­cial­mente, la con­struc­ción y/o expan­sión por parte del Esta­do del con­jun­to de infraestruc­turas y ser­vi­cios, como agua cor­ri­ente, cloa­cas, pavi­men­to e ilu­mi­nación [Zulaica y Fer­raro 2010, Zulaica et al. 2012].

Dado el crec­imien­to pobla­cional, urbanís­ti­co y económi­co, no sólo de Ushua­ia, sino tam­bién del resto de las ciu­dades de la Isla, a ini­cios del año 1990, el poder leg­isla­ti­vo nacional aprobó la provin­cial­ización del has­ta entonces ter­ri­to­rio nacional de Tier­ra del Fuego, Antár­ti­da e Islas del Atlán­ti­co Sur, medi­ante la san­ción de la Ley 23775.

Pese al esta­do de desar­rol­lo del ter­ri­to­rio al momen­to, en su Con­sti­tu­ción Provin­cial, los leg­is­ladores resaltan la impor­tan­cia de la par­tic­i­pación de dis­tin­tos actores para plan­i­ficar estratégi­ca­mente la nue­va Provin­cia. Medi­ante el artícu­lo 75, pro­po­nen que el desar­rol­lo provin­cial con­tem­ple los intere­ses locales, regionales y nacionales con par­tic­i­pación en el pro­ce­so deciso­rio de uni­ver­si­dades, cen­tros de estu­dio, al tiem­po que alien­ta la par­tic­i­pación ciu­dadana. Entonces, nue­va­mente se pro­pone reg­u­lar a pos­te­ri­ori.

Con­forme la insti­tu­cional­ización del gob­ier­no provin­cial, se gener­aron nuevos puestos de tra­ba­jo en la admin­is­tración públi­ca, infraestruc­tura y ser­vi­cios, alen­tan­do la lle­ga­da de nuevos pobladores, y con ello dan­do un nue­vo impul­so a la urban­ización. Al tiem­po, el flu­jo migra­to­rio no sola­mente superó la disponi­bil­i­dad habita­cional exis­tente, sino que puso en evi­den­cia la inefi­ca­cia del apara­to estatal para definir y aplicar una plan­i­fi­cación urbana estratég­i­ca. A par­tir de entonces, la lista de excep­ciones al códi­go de planeamien­to urbano se incre­men­ta año a año para per­mi­tir la con­struc­ción de nuevas edi­fi­ca­ciones.[5] La expan­sión dio lugar a un esce­nario com­ple­jo de con­tro­ver­sias, en tiem­pos en que el Esta­do provin­cial carecía de sufi­cientes recur­sos pro­pios para aten­der las múlti­ples necesi­dades.

Entonces, para medi­a­dos de los años ’90 la con­fig­u­ración de la ciu­dad había tenido grandes trans­for­ma­ciones. Lig­a­do a ello, en gen­er­al los pobladores comien­zan a cam­biar sus ocu­pa­ciones, como lo recuer­da un fun­cionario públi­co y viejo poblador:

Los viejos pobladores hacen un giro, de andar lidiando con animales, ganado que lo tenés que salir a buscar en plena nevada, y en invierno no sabían cómo mantenerlo vivo, empiezan a vender chapa, uno empieza a vender materiales, otro empieza a vender autos, otro abre una ferretería, porque de repente te convenía eso. Y la comida la empiezan a traer del norte, que tenés condiciones que son incomparables (Máximo, Ushuaia 17/07/2017).

En un mar­co de espec­u­lación por la tier­ra, con­tinúa la lóg­i­ca de expan­sión des­or­de­na­da de bar­rios y asen­tamien­tos car­entes, en su may­oría, de redes de agua potable, gas, elec­t­ri­ci­dad y vías de comu­ni­cación.

Con­comi­tan­te­mente, la reestruc­turación económi­ca a niv­el nacional de los años ‘90, ante un con­tex­to económi­co glob­al de reduc­ción gen­er­al­iza­da de arance­les y aper­tu­ra com­er­cial con­tribuyó a que la indus­tria local pier­da sus prin­ci­pales ven­ta­jas com­pet­i­ti­vas. La rece­sión económi­ca de la segun­da mitad de la déca­da se hace sen­tir en Tier­ra del Fuego. En Ushua­ia en par­tic­u­lar, la activi­dad indus­tri­al se vio afec­ta­da por la reduc­ción en el con­sumo, debién­dose lim­i­tar los nive­les de pro­duc­ción ante la difi­cul­tad de su ubi­cación en el con­ti­nente. Asimis­mo, la incor­po­ración de nuevas tec­nologías y mejo­ras en los pro­ce­sos de tra­ba­jo, ayu­daron al desplaza­mien­to de mano de obra indus­tri­al.

Al tiem­po, se redu­jo la lle­ga­da de inmi­grantes a la isla. Así, en el perío­do 1991 – 2000 la tasa de crec­imien­to pobla­cional se redu­jo un 60% en relación a la déca­da ante­ri­or (Tabla 1). En este sen­ti­do, mer­mó tam­bién el crec­imien­to de la ciu­dad respec­to a nuevas edi­fi­ca­ciones. Con ello, tam­bién se redu­jeron los “parch­es reg­u­la­to­rios” para ordenar el crec­imien­to de la urbe. Así, entre los años 1995 y 1999 el número de excep­ciones al códi­go de planeamien­to urbano es de 36, en con­tra­posi­ción a las casi 300 de la primera mitad de la déca­da.

En esta eta­pa, y frente al avance de la urban­ización sobre sue­lo pro­duc­ti­vo, las posi­bil­i­dades de cul­ti­var se reducen. Mues­tra de ello es la excep­ción al pago de dere­chos de con­struc­ción, impuestos munic­i­pales e inmo­bil­iar­ios para la con­struc­ción de viveros de uso famil­iar (super­fi­cie infe­ri­or a 150 m2) que ofrece el gob­ier­no munic­i­pal frente al reclamo de veci­nos.[6]

Un fun­cionario públi­co, hace ref­er­en­cia a este cam­bio en el uso del sue­lo en la ciu­dad:

Para mí el cambio drástico en la matriz productiva y en la concepción de la tierra se da a partir del 85, se consolida en el ‘90 y del ‘90 a esta parte cambia totalmente. Ushuaia pasa de ser un pueblo, donde se conocía todo el mundo, con una economía muy básica, muy de tipo primaria y la huerta para autoproducir algunas cosas, el ruibarbo, la papa, frutilla, casis, frambuesa, repollo. Eso era bastante común, y viene la época industrial, donde llega una gran cantidad de gente y cambia todo (Máximo, Ushuaia 17/07/2017).

De acuer­do a datos rel­e­va­dos en las entre­vis­tas real­izadas y de los planos donde se obser­va el crec­imien­to de la ciu­dad, a ini­cios de los años ’90 el número de pro­duc­tores que con­ta­ba con un exce­dente para com­er­cializar ascendía a 25. De acuer­do a un pro­duc­tor y antiguo poblador, para aquel entonces era noto­ria la reduc­ción en el número de huer­tas en la ciu­dad, sig­nif­i­can­do el prob­le­ma como de abastec­imien­to de mate­ri­ales para con­stru­ir inver­nadero:

Con la nevada del ’95 se cayeron casi todos los invernaderos y no se podía comprar nylon y tirantes para volverlos a armar. Era muy difícil conseguir los materiales. Teníamos algo acopiado y algunos armamos con eso, pero otros no y se empezó a producir cada vez menos ahí (Raúl, Ushuaia 19/07/2017).

En este momen­to, pese a la reduc­ción del número de huer­tas en Ushua­ia, a niv­el nacional las políti­cas públi­cas de apoyo a las pequeñas pro­duc­ciones y emprendimien­tos famil­iares,[7] prop­i­cian el flu­jo de cap­i­tales para que la recién inau­gu­ra­da Agen­cia de Exten­sión Rur­al (AER) INTA Ushua­ia, con­for­ma un grupo de hor­tic­ul­tores con el obje­to de apo­yar­los téc­ni­ca y económi­ca­mente para pro­ducir. Este grupo, que ini­ció sus activi­dades en la pro­duc­ción hortí­co­la bajo cubier­ta con des­ti­no com­er­cial entre 1995 y 1996, se dis­olvió hacia fines de esta eta­pa, pero la activi­dad per­sis­tió entre algunos de sus miem­bros a la vez que se gener­aron nuevas for­mas de orga­ni­zación de los mis­mos [Vater et al. 2014]. Respec­to a esta expe­ri­en­cia, algunos pro­duc­tores miem­bros del pro­gra­ma de cam­bio rur­al recuer­dan “entre el ’97 y el ’98 fuimos como aso­ciación a vender a La Anón­i­ma 3500 kg. Pero el con­sumo nos superó”.

De este grupo se con­for­mó la Aso­ciación Fueguina de Pro­duc­tores Fru­ti­hortí­co­las de Tier­ra del Fuego, integra­da por pro­duc­tores de Tol­huin, Río Grande y Ushua­ia, en 1998 en un proyec­to con­jun­to del INTA y de la Provin­cia.  Sin embar­go, tam­bién esa for­ma de aso­cia­tivis­mo de pro­duc­tores hortí­co­las guia­da tam­bién se dis­olvió y muchos de sus miem­bros con­for­maron la Coop­er­a­ti­va Agropecuar­ia y Agro­turís­ti­ca de Tier­ra del Fuego, cam­bian­do el obje­ti­vo motor de unión.

Final­mente, tam­bién en esta eta­pa parte de la comu­nidad cien­tí­fi­ca se sumó a las pre­ocu­pa­ciones por la pro­duc­ción de hor­tal­izas fres­cas en la zona. Así, con finan­ciamien­to nacional, el Cen­tro Aus­tral de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas (CADIC), organ­is­mo depen­di­ente de CONICET, ini­ció un proyec­to de desar­rol­lo tec­nológi­co para apo­yar la pro­duc­ción local de hor­tal­izas y fru­tales menores. Des­de entonces, se otorgó un espa­cio para realizar ensayos.

En esta eta­pa, los intere­ses del sec­tor inmo­bil­iario pre­dom­i­nan por sobre las inten­ciones guber­na­men­tales de impul­sar la pro­duc­ción hortí­co­la local. Los pro­duc­tores ‑que no son de tipo exclu­si­vo- no logran agru­parse para tra­ba­jar de man­era man­co­mu­na­da al tiem­po que muchos dejan la activi­dad.

Den­si­fi­cación (2000 – 2017)

Final­mente, y como últi­ma eta­pa, el sue­lo urbano que incor­po­ra val­or agre­ga­do por super­posi­ción de suce­si­vas inter­ven­ciones, inten­si­fi­ca su den­si­fi­cación, sig­nif­i­can­do un aumen­to de la población (Tabla 2) y vivien­das por unidad de super­fi­cie (Figu­ra 3). En con­so­nan­cia con estos cam­bios, tam­bién las activi­dades pro­duc­ti­vas anal­izadas mues­tran trans­for­ma­ciones.

Tabla 2: Densidad poblacional promedio en Ushuaia por décadas
1970 — 1980 1980 – 1990 1990 – 2000 2000 – 2010 2010[8] — 2015
0,85 (hab./km2) 2, 14 (hab./km2) 3, 97(hab./km2) 5,43(hab./km2) 6,55 (hab./km2)

Fuente: Molpeceres 2017

Los datos cen­sales para el año 2000 mues­tran que Tier­ra del Fuego atrav­esó una morig­eración en el rit­mo de crec­imien­to de los últi­mos años, una con­fig­u­ración por sex­os más equi­li­bra­da y una ten­den­cia hacia la con­sol­i­dación de su población, que ha deja­do de con­sid­er­ar a esta zona como un lugar de paso [Fer­nan­dez y Mas­troscel­lo 1999].

Figura 3: Ejido urbano. Ushuaia 2000

Fuente: Sub­sec­re­taría de Planeamien­to y Gestión del Espa­cio Urbano, Munic­i­pal­i­dad de la ciu­dad de Ushua­ia

La nue­va déca­da ini­cia con la aprobación del nue­vo códi­go de planeamien­to urbano.[9] En el mis­mo, los leg­is­ladores munic­i­pales plantean que “la espec­u­lación con la tier­ra urbana, los loteos y sub­di­vi­siones inco­her­entes, mal ubi­ca­dos, a veces en zonas insalu­bres e inund­ables, fal­tos de infraestruc­tura y ser­vi­cios, con trazas de calles inac­ce­si­bles, dimen­siones de lotes inca­paces para encar­ar ade­cuada­mente el prob­le­ma de la vivien­da, se ver­i­fi­ca en aque­l­las áreas que tien­den a den­si­fi­carse, sin las reser­vas mín­i­mas indis­pens­ables para la futu­ra ubi­cación de los ser­vi­cios bási­cos y recre­ativos para una sana activi­dad social y cul­tur­al” (Orde­nan­za Munic­i­pal 2139/00: 1).

La car­ta orgáni­ca de Ushua­ia del año 2002, ins­ta a la con­for­ma­ción del Con­se­jo de Planeamien­to estratégi­co, con par­tic­i­pación ciu­dadana, encar­ga­do de los ejes del desar­rol­lo de la ciu­dad. Dicho Con­se­jo que­da insti­tu­i­do por “todas las insti­tu­ciones, orga­ni­za­ciones civiles y veci­nos de la ciu­dad que vol­un­tari­a­mente se inscrib­an al efec­to” (Orde­nan­za Munic­i­pal 2479/02: 1).

En 2003 esta comisión elaboró el “Plan Estratégi­co Ushua­ia 2003–2013”. El doc­u­men­to anun­cia que “las cir­cun­stan­cias políti­cas, económi­cas y sociales que rodearon este pro­ce­so de plan­i­fi­cación han sido, en opinión unán­ime de anal­is­tas e his­to­ri­adores, las más dramáti­cas que le ha toca­do vivir a la Argenti­na en los últi­mos 100 años” (Plan Estratégi­co Ushua­ia 2003–2013: 3). En este sen­ti­do, la tardía incor­po­ración de los usuar­ios en el dis­eño de nor­ma­ti­vas, con­struye no-fun­cionamien­to de las reg­u­la­ciones.

En tér­mi­nos de Canes­traro [2004], se pro­mueve la con­certación para pro­pon­er ejes estratégi­cos de desar­rol­lo pero que, en real­i­dad, respon­den a intere­ses par­tic­u­lares; es decir que los planes estratégi­cos, y con ello la tan men­ta­da gestión par­tic­i­pa­ti­va, pro­mueven una visión de la ciu­dad, lig­a­da a cier­tos intere­ses: una ciu­dad que sea com­pet­i­ti­va, vendible, tal como lo es una mer­cancía; en donde los ciu­dadanos pasan a ser con­sum­i­dores y clientes. Los proyec­tos de ciu­dad a futuro o “planes estratégi­cos”, por un lado, dejan de lado una prob­lemáti­ca fun­da­men­tal como la de la infor­mal­i­dad en el acce­so a la tier­ra; y, por otro, las políti­cas que se impul­san no hacen sino gener­ar efec­tos inver­sos. Esto se tra­duce en que, en lugar de encon­trar solu­ciones inte­grales en la cuestión del hábi­tat, repro­ducen situa­ciones de pre­cariedad y mar­gin­al­i­dad.

En tér­mi­nos gen­erales, la den­si­fi­cación de los últi­mos años se vin­cu­la con el crec­imien­to de asen­tamien­tos de carác­ter pre­cario (Fotografía 4). En estos casos, la con­sol­i­dación no es el motor del pro­ce­so sino la ocu­pación de ter­renos. En con­traste, exis­ten zonas reduci­das en las que hay proyec­tos de emprendimien­tos de bar­rios cer­ra­dos. A esto se suma la con­struc­ción de edi­fi­ca­ciones en altura. Martínez y Pérez [2014] el acce­so a la tier­ra y la vivien­da rep­re­sen­ta uno de los prob­le­mas sociales más graves en el ter­ri­to­rio, evi­den­ci­a­do a través del impor­tante déficit habita­cional, el ele­va­do cos­to del metro cuadra­do con­stru­i­do y el surgimien­to acel­er­a­do de asen­tamien­tos pre­car­ios.

Durante esta eta­pa, la activi­dad hortí­co­la mer­mó y para Vater et al. [2014], sufrió un dete­ri­oro pau­lati­no. Los pro­duc­tores hortí­co­las se ubi­can en los alrede­dores de Ushua­ia, existien­do un reduci­do número de huer­tas urbanas, de pequeñas dimen­siones para el auto­con­sumo, sien­do las prin­ci­pales pro­duc­ciones son fru­til­la, lechuga, acel­ga y espinaca (Fotografía 5). Estas zonas aledañas a la ciu­dad poseen car­ac­terís­ti­cas como ter­reno mon­tañoso y boscoso, que suma­do a las pre­carias vías de acce­so difi­cul­tan la pro­duc­ción hortí­co­la.

Fotografía 4: Expansión del tejido urbano en Ushuaia

Fuente: www.mapio.net

Fotografía 5: Producción hortícola bajo cubierta en Ushuaia

Fuente: www.conicet.gov.ar

De acuer­do a los cen­sos real­iza­dos en la provin­cia des­de el 2000, dis­min­uyeron los establec­imien­tos com­er­ciales ded­i­ca­dos a la activi­dad hortí­co­la, que para el caso de Ushua­ia suman 5 y aprox­i­mada­mente 180 huer­tas famil­iares para auto­con­sumo con una super­fi­cie infe­ri­or a los 30 m2.

La prin­ci­pal car­ac­terís­ti­ca de esta activi­dad durante el perío­do de den­si­fi­cación se vin­cu­la a la reubi­cación de los pre­dios hortí­co­las, con­cen­trán­dose espe­cial­mente en el Valle de Andor­ra y en la super­viven­cia de algunos espa­cios pro­duc­tivos domés­ti­cos. Un pro­duc­tor de la zona, orig­i­nario de la ciu­dad, refiere a la impor­tan­cia de los conocimien­tos con­sue­tu­di­nar­ios para el sosten­imien­to de la activi­dad:

Mis padres ya venían con esta cultura de la quinta, de la huerta, ellos son chilenos, vienen de la Isla Grande de Chiloé, de la zona sur y toda su vida hicieron eso y nosotros ayudábamos un poco en la huerta con la guía de ellos. Somos tres hermanos, los tres trabajamos en la quinta. Hoy en día gran parte la sigo haciendo yo, lo que más cultivamos son papas, que es lo que más consume la familia. No producimos para la venta (Héctor, producción audiovisual “Cultores de la Tierra” INTA).

En con­so­nan­cia con este pro­ce­so, hacia el final de esta eta­pa, el gob­ier­no provin­cial apoya la con­for­ma­ción de un clus­ter fru­ti­horí­co­la, como lo expone un fun­cionario local:

Dialogamos con los productores y les ofrecimos un espacio para que ellos pudieran exponer públicamente los principales problemas del sector y los potenciales cambios para obtener mejoras a largo plazo (Federico, www.lalicualoratdf.com.ar, 28/10/2014).

En esta eta­pa, la cuestión hortí­co­la ingre­sa en la agen­da de políti­cas públi­cas local, que resuelve medi­das de corte asis­ten­cial­ista, como la entre­ga de mate­ri­ales para la con­struc­ción de inver­naderos y sub­sidios. Al mis­mo tiem­po, des­de insti­tu­ciones públi­cas, se elab­o­ran y dis­tribuyen man­uales para el cul­ti­vo de fru­til­la y lechuga.

Consideraciones finales

La dinámi­ca de con­for­ma­ción y trans­for­ma­ción de la ciu­dad de Ushua­ia, en relación a los usos del sue­lo, se car­ac­ter­i­za durante el perío­do bajo estu­dio (1972 – 2018) por una apropiación del ter­ri­to­rio mar­ca­da por la val­orización del cap­i­tal inmo­bil­iario. En ese sen­ti­do, los actores pri­va­dos orga­ni­zaron “de hecho” las trans­for­ma­ciones en el ter­ri­to­rio, mien­tras que el Esta­do lle­ga y reg­u­la a pos­te­ri­ori. A lo largo de estos años se evi­den­cia la fal­ta de plan­i­fi­cación estratég­i­ca frente al crec­imien­to urbano (Tabla 3).

Si bien la urban­ización, no estu­vo regi­da por lin­eamien­tos de gob­ier­no munic­i­pal, tam­poco fue espon­tánea y anárquica, ha esta­do delin­ea­da por intere­ses pri­va­dos, sien­do el gob­ier­no un actor fun­da­men­tal en la orga­ni­zación de dicho espa­cio. Durante las dos primeras eta­pas definidas en esta inves­ti­gación (Expan­sión: 1972–1990 y Con­sol­i­dación: 1990–2000), tiene lugar un tipo de plan­i­fi­cación tec­nocráti­ca, que no con­sid­era a los usuar­ios. El sec­tor inmo­bil­iario for­ma, decide y reg­u­la.

La últi­ma eta­pa, de den­si­fi­cación (2000–2017), puede ase­me­jarse a una eta­pa de plan­i­fi­cación estratég­i­ca, que incluye a los usuar­ios y pro­duce un acer­camien­to de pro­duc­tores y sociedad civ­il al gob­ier­no. Sin embar­go, la tardía incor­po­ración de estos actores con­fiere inesta­bil­i­dad y vul­ner­a­bil­i­dad a las solu­ciones planteadas. Si bien se pro­mueve la con­certación para pro­pon­er ejes estratégi­cos de desar­rol­lo, en real­i­dad, respon­den a intere­ses par­tic­u­lares; es decir que los planes estratégi­cos, y con ello la acción par­tic­i­pa­ti­va, legit­i­man la con­struc­ción de un ter­ri­to­rio lig­a­do a cier­tos intere­ses y no los del con­jun­to.

Tabla 3: Problematización de los actores “gobierno” y “pobladores” en las etapas de transformación territorial de Ushuaia
       Eta­pa→

 

Actores↓

Expan­sión Con­sol­i­dación Den­si­fi­cación
Prob­le­ma Solu­ción Prob­le­ma Solu­ción Prob­le­ma Solu­ción
Gob­ier­no Peli­gro de ocu­pación del ter­ri­to­rio Ley de Pro­mo­ción Indus­tri­al para poblar Crec­imien­to pobla­cional y urbano Autonomía provin­cial de gestión. Creación de la Provin­cia de TDF Crec­imien­to urbanís­ti­co des­or­de­na­do Incor­po­ración de usuar­ios al dis­eño de nor­ma­ti­vas
Sec­tor hortí­co­la Fal­ta de acce­so a ver­duras Auto­pro-duc­ción Ingre­sos por ven­ta de ter­renos Pro­visión de ver­duras en camiones Escasez de ver­duras “recién cor­tadas”, como nicho económi­co Reubi­cación de huer­tas en zonas pro­duc­ti­vas
Reg­u­la­ciones Plan­i­fi­cación tec­nocráti­ca.

Reg­u­lación a pos­te­ri­ori. Sec­tor inmo­bil­iario en el pro­ce­so de con­struc­ción de nor­ma­ti­vas

Inten­to de plan­i­fi­cación estratég­i­ca. Incor­po­ración de otros actores al pro­ce­so deciso­rio (incluyen­do aso­cia­ciones veci­nales)

Fuente: Elab­o­ración propia.

Respec­to a la pro­duc­ción hortí­co­la, la ini­cial fal­ta de acce­so al mer­ca­do de ali­men­tos, suma­do a la ofer­ta de sue­lo, con­ducían a que todos los pobladores dediquen espa­cios al cul­ti­vo, cre­an­do mosaicos de huer­tas urbanas. Sin embar­go, más ade­lante, el sec­tor inmo­bil­iario bus­ca absorber los ben­efi­cios de la “condi­ción urbana de la tier­ra” y gen­er­an un loteo. Alin­ea­do a ello, el comien­zo del abastec­imien­to de ver­duras medi­ante camiones prove­nientes del con­ti­nente con des­ti­no a las fábri­c­as, con­verge en la elim­i­nación casi total de las huer­tas urbanas. En estos pro­ce­sos, los pequeños propi­etar­ios ponen en ven­ta sus parce­las, hecho que gen­era, por lo gen­er­al, una renta o ben­efi­cio supe­ri­or al pro­duci­do por la explotación (pri­maria inten­si­va). Final­mente, en la últi­ma eta­pa, frente al deseo de algunos pobladores de pro­ducir hor­tal­izas, en un inten­to de ofre­cer ver­duras “recién cor­tadas” como nicho económi­co, con ayu­da guber­na­men­tal, algunos espa­cios pro­duc­tivos se reubi­can en el ter­ri­to­rio.

En fun­ción de lo expre­san­do ante­ri­or­mente, se con­sid­era nece­sario gener­ar estrate­gias de plan­i­fi­cación que direc­cio­nen los pro­ce­sos de crec­imien­to urbano, acordes con los prin­ci­p­ios de la sus­tentabil­i­dad. En relación con ello, para que el pro­ce­so de urban­ización ase­gure la sus­tentabil­i­dad de Ushua­ia sería con­ve­niente min­i­mizar el impacto de las activi­dades humanas sobre el entorno nat­ur­al, las activi­dades que abaste­cen a la ciu­dad y garan­ti­zar pro­ce­sos par­tic­i­pa­tivos en la toma de deci­siones para con­stru­ir reg­u­la­ciones y políti­cas públi­cas con­sen­suadas, que per­duren en el tiem­po.

 Citas

* Lic. en Rela­ciones Inter­na­cionales. Mag­is­ter en Agroe­conomía. Becaria del Con­se­jo Nacional de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas y Téc­ni­cas (CONICET). mcmolpeceres@yahoo.com.ar

** Lic. en Desar­rol­lo Local. Mag­is­ter en Pro­ce­sos Locales de Desar­rol­lo Rur­al. Insti­tu­to Nacional de Tec­nología Agropecuar­ia (INTA).sponton.emiliano@inta.gob.ar

*** Inge­niero Agrónomo. Mag­is­ter en Estu­dios Sociales Agrar­ios. Insti­tu­to Nacional de Tec­nología Agropecuar­ia (INTA). livraghi.enrique@inta.gob.ar

[1] De acuer­do al informe estadís­ti­co, de la Sec­re­taría de Tur­is­mo, Depar­ta­men­to Estadís­ti­cas y Econometría de la munic­i­pal­i­dad de Ushua­ia.

[2] En 1974 esta ley fue rat­i­fi­ca­da por el Con­gre­so Nacional.

[3] En 1993, luego de la provin­cial­ización de Tier­ra del Fuego, la enti­dad cam­bia su nom­bre por “Ban­co de Tier­ra del Fuego”, medi­ante Ley Provin­cial 107/93.

[4] El ter­ri­to­rio de Tier­ra del Fuego cuen­ta des­de 1959 con la pres­en­cia de INTA, en el actu­al ter­ri­to­rio de Río Grande. Agen­cia de Exten­sión uniper­son­al.

[5] En 1991 el número de excep­ciones asciende a 61, 42 al año sigu­iente, 85 en 1993 y 87 en 1994.

[6] Orde­nan­za Munic­i­pal 733/90.

[7] El pro­gra­ma Cam­bio Rur­al fue crea­do en 1993 por la Sec­re­taría de Agri­cul­tura, Ganadería y Pesca de la Nación, con el obje­ti­vo de brindar asis­ten­cia téc­ni­ca y financiera a pequeños pro­duc­tores.

[8] El cen­so de 2010 mues­tra que cer­ca de dos ter­cios de la población (65,1%) no son naci­dos en Tier­ra del Fuego [Her­mi­da et al. 2016].

[9] Orde­nan­za Munic­i­pal 2139/00.

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  Cómo citar ¬

Celeste Molpecere, Emiliano Spontón y Enrique Livraghi, «Urbanización y horticultura en la Patagonia Austral. Dinámica de las transformaciones en la ciudad de Ushuaia», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-14/dossier-molpeceres/
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