¿Estado vs. Mercado? Análisis de las políticas urbanas recientes de la ciudad de Mar del Plata en torno al concepto de sustentabilidad política

¿Sta­te v Mar­ket? An Analy­sis of Recent Urban Poli­cies in Mar del Pla­ta in rela­tion to Poli­ti­cal Sustainability

Meli­na Jaku­bo­wicz*

Reci­bi­do: 5 de abril de 2018
Acep­ta­do: 4 de octu­bre de 2018

Resumen

La ciu­dad de Mar del Pla­ta inte­gra des­de 2012 la Ini­cia­ti­va de Ciu­da­des Emer­gen­tes y Sos­te­ni­bles, pro­mo­vi­da por el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo. A par­tir de esta incor­po­ra­ción, sur­gen pro­pues­tas de inter­ven­cio­nes urba­nas ten­dien­tes a dar res­pues­ta a las pro­ble­má­ti­cas detec­ta­das en diag­nós­ti­cos sec­to­ria­les. En el pre­sen­te artícu­lo se rea­li­za­rá un bre­ve reco­rri­do por las inter­ven­cio­nes urba­nas a gran esca­la más recien­tes en la ciu­dad de Mar del Pla­ta, enten­di­das como ins­crip­tas en un pro­ce­so de mer­can­ti­li­za­ción de la ciu­dad. En fun­ción de esto, se bus­ca ana­li­zar las diná­mi­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad en torno al con­cep­to de sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca —enten­di­da como una dimen­sión esen­cial de una ciu­dad sus­ten­ta­ble— que supo­ne una par­ti­ci­pa­ción demo­crá­ti­ca en la toma de deci­sio­nes y una con­se­cuen­te redis­tri­bu­ción del poder. Ese con­cep­to, a su vez, se com­ple­men­ta con el de dere­cho a la ciu­dad, y ambos/en con­jun­to pre­sen­tan alter­na­ti­vas al cre­cien­te pro­ce­so de mer­can­ti­li­za­ción y pri­va­ti­za­ción de los espa­cios urbanos.

Pala­bras cla­ve: mer­can­ti­li­za­ción — sus­ten­ta­bi­li­dad urba­na — pla­ni­fi­ca­ción urba­na — dere­cho a la ciu­dad — polí­ti­cas públicas

Abstract

Sin­ce 2012, the city of Mar del Pla­ta is a part of the Emer­ging and Sus­tai­na­ble Cities Initia­ti­ve fos­te­red by the Inter-Ame­ri­can Deve­lop­ment Bank. This inclu­sion trig­ge­red the emer­gen­ce of urban inter­ven­tions inten­ded to sol­ve pro­blems detec­ted through diag­no­ses based on dif­fe­rent points of analy­sis. This arti­cle will pro­vi­de a brief over­view of the most recent lar­ge-sca­le urban inter­ven­tions in Mar del Pla­ta, con­si­de­ring them as part of a pro­cess of com­mo­di­fi­ca­tion of this city. From that pers­pec­ti­ve, we seek to analy­ze the city dyna­mics of pro­duc­tion in rela­tion to the con­cept of poli­ti­cal sus­tai­na­bi­lity ‑vie­wed as an essen­tial aspect of a sus­tai­na­ble city‑, which assu­mes demo­cra­tic par­ti­ci­pa­tion in the deci­sion-making pro­cess and a sub­se­quent redis­tri­bu­tion of power. In turn, this con­cept com­ple­ments that of right to the city, and both offer alter­na­ti­ves to the gro­wing pro­cess of com­mo­di­fi­ca­tion and pri­va­ti­za­tion of urban spaces.

Key words: com­mo­di­fi­ca­tion — urban sus­tai­na­bi­lity — urban plan­ning — right to the city — public policy

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Introducción

El con­cep­to de desa­rro­llo sus­ten­ta­ble es com­ple­jo y mul­ti­di­men­sio­nal. Sur­ge como un modo de con­ci­liar el desa­rro­llo eco­nó­mi­co con el eco­ló­gi­co, de encon­trar un equi­li­brio entre estos dos sis­te­mas. A par­tir del infor­me de Brundtland de 1987 (tam­bién cono­ci­do como “Nues­tro futu­ro común”), este con­cep­to comien­za a incor­po­rar nue­vas dimen­sio­nes esen­cia­les. Con el correr del tiem­po y la incor­po­ra­ción de nue­vos tra­ta­dos inter­na­cio­na­les, fue­ron nece­sa­rias nume­ro­sas relec­tu­ras y actua­li­za­cio­nes de qué enten­de­mos por desa­rro­llo sus­ten­ta­ble. Sin embar­go, aún hoy resul­ta difí­cil defi­nir­lo. Esto se debe, qui­zás, a la ampli­tud del con­cep­to y a las múl­ti­ples dimen­sio­nes que supo­ne. El desa­rro­llo sus­ten­ta­ble se apo­ya en diver­sos ejes, como son el eco­ló­gi­co, el eco­nó­mi­co, el socio­cul­tu­ral y el polí­ti­co. Intere­sa en este artícu­lo pro­fun­di­zar sobre el eje de sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca en la pla­ni­fi­ca­ción urba­na y rea­li­zar un bre­ve aná­li­sis de las polí­ti­cas urba­nas recien­tes en la ciu­dad de Mar del Pla­ta en torno a este concepto.

Como sos­tie­ne Gui­ma­rães [2003: 28]:

El fundamento político de la sustentabilidad se encuentra estrechamente vinculado al proceso de profundización de la democracia y de construcción de la ciudadanía. Este se resume, a nivel micro, a la democratización de la sociedad, (…) y supone el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias, la redistribución de activos y de información hacia los sectores subordinados, el incremento de la capacidad de análisis de sus organizaciones y la capacitación para la toma de decisiones.

La sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca supo­ne una par­ti­ci­pa­ción acti­va de la ciu­da­da­nía, un ejer­ci­cio amplio de la demo­cra­cia y una com­ple­men­ta­rie­dad entre los meca­nis­mos de mer­ca­do y la regu­la­ción públi­ca. Algu­nas líneas de acción para lograr estos obje­ti­vos pro­po­nen el desa­rro­llo de las estruc­tu­ras demo­crá­ti­cas en las comu­ni­da­des, la redis­tri­bu­ción del poder eco­nó­mi­co y polí­ti­co, la des­cen­tra­li­za­ción de la toma de deci­sio­nes, la adop­ción de las con­ven­cio­nes inter­na­cio­na­les y el esta­ble­ci­mien­to de un mar­co jurí­di­co que garan­ti­ce el res­pe­to a las per­so­nas y el medioam­bien­te, entre otros.

Tenien­do en cuen­ta este con­cep­to, el artícu­lo pro­po­ne ana­li­zar las inter­ven­cio­nes urba­nas a gran esca­la recien­tes de nues­tra ciu­dad a tra­vés del pris­ma de la sus­ten­ta­bi­li­dad urba­na y polí­ti­ca. A su vez, se rea­li­za­rá un aná­li­sis del Plan Estra­té­gi­co resul­tan­te del diag­nós­ti­co rea­li­za­do en el mar­co de la Ini­cia­ti­va de Ciu­da­des Emer­gen­tes y Sos­te­ni­bles. Esta ini­cia­ti­va bus­ca dar res­pues­ta a las pro­ble­má­ti­cas crea­das por la cre­cien­te y ace­le­ra­da urba­ni­za­ción median­te la imple­men­ta­ción de diver­sas medi­das y polí­ti­cas. Uno de los pri­me­ros pasos de la meto­do­lo­gía pro­pues­ta por la ICES es la rea­li­za­ción de un diag­nós­ti­co de la ciu­dad sobre la base de un aná­li­sis de indi­ca­do­res temá­ti­cos en tres dimen­sio­nes: la sos­te­ni­bi­li­dad ambien­tal el desa­rro­llo urbano sos­te­ni­ble, y la sos­te­ni­bi­li­dad fis­cal y la bue­na gober­na­bi­li­dad [BID 2013].

Orientación metodológica

En fun­ción de lo expues­to, el artícu­lo pro­po­ne tres obje­ti­vos espe­cí­fi­cos: 1) des­cri­bir las lógi­cas de pro­duc­ción urba­na en el mar­co de la mer­can­ti­li­za­ción de la ciu­dad; 2) ana­li­zar los Pla­nes Estra­té­gi­cos imple­men­ta­dos en la ciu­dad de Mar del Pla­ta en 2004 y 2013 en torno a los con­cep­tos men­cio­na­dos; y 3) ana­li­zar las diná­mi­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad en refe­ren­cia al con­cep­to de sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca y urbana.

Para alcan­zar los obje­ti­vos pro­pues­tos se rea­li­za un aná­li­sis exhaus­ti­vo de fuen­tes secun­da­rias per­ti­nen­tes a la temá­ti­ca, a saber: Plan Estra­té­gi­co (2004 y 2013), Códi­go de Orde­na­mien­to Terri­to­rial, docu­men­tos pro­du­ci­dos por el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo, par­ti­das pre­su­pues­ta­rias muni­ci­pa­les, Orde­nan­zas, entre otros. De este modo, se bus­ca com­pren­der de mane­ra inte­gra­da los modos en los que la ciu­dad es pen­sa­da y pro­du­ci­da por los diver­sos acto­res involucrados.

Breve historia y caracterización general de la ciudad

Para com­pren­der los pro­ce­sos de urba­ni­za­ción en la ciu­dad, es nece­sa­rio pri­me­ro com­pren­der su his­to­ria y carac­te­rís­ti­cas gene­ra­les. Mar del Pla­ta es una ciu­dad bal­nea­ria con una pobla­ción esta­ble de apro­xi­ma­da­men­te 650.000 habi­tan­tes, según datos ofi­cia­les del Cen­so Nacio­nal de Pobla­ción y Vivien­da del año 2010. Sus prin­ci­pa­les acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas se enmar­can en el sec­tor de ser­vi­cios por ser con­si­de­ra­da prin­ci­pal e his­tó­ri­ca­men­te una ciu­dad turís­ti­ca. Otras acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas son la por­tua­ria, la tex­til y la fru­tihor­tí­co­la, y en los últi­mos años se apre­cia un ascen­so de la acti­vi­dad indus­trial a par­tir de la ins­ta­la­ción del Par­que Indus­trial. Ofi­cial­men­te, la ciu­dad está divi­di­da en 121 barrios, de los cua­les apro­xi­ma­da­men­te 25 son lin­de­ros con la cos­ta atlán­ti­ca. La ciu­dad comen­zó a cobrar rele­van­cia a nivel nacio­nal en el siglo XX cuan­do se con­vir­tió en el cen­tro vaca­cio­nal de la aris­to­cra­cia argen­ti­na. En ese con­tex­to, diver­sas fami­lias de un alto nivel socio-eco­nó­mi­co comen­za­ron a cons­truir sus vivien­das de verano en la ciu­dad, defi­nien­do un esti­lo arquitectónico.

Entre las déca­das de 1930 y 1950, con la nue­va coyun­tu­ra polí­ti­ca nacio­nal, el per­fil del visi­tan­te se fue trans­for­man­do pau­la­ti­na­men­te. Con el auge del ferro­ca­rril que faci­li­ta­ba el acce­so a la ciu­dad, la ins­tau­ra­ción del agui­nal­do y los dere­chos labo­ra­les, y la con­se­cuen­te apa­ri­ción del turis­mo social, la cla­se media y los sec­to­res tra­ba­ja­do­res comen­za­ron a tomar pro­ta­go­nis­mo en los vera­nos mar­pla­ten­ses, gene­ran­do un peque­ño éxo­do de los sec­to­res altos hacia la zona sur de la ciu­dad, o mis­mo a otras ciu­da­des. Ya para las déca­das de 1950 y 1960, la cla­se media comen­zó a cons­truir sus vivien­das per­ma­nen­tes en la ciu­dad gene­ran­do un cam­bio en su estruc­tu­ra y diná­mi­ca urba­na e idio­sin­cra­sia. Mar del Pla­ta dejó de ser tan solo una villa bal­nea­ria y comen­zó a ser una urba­ni­za­ción per­ma­nen­te. En tal sen­ti­do, resul­ta impor­tan­te men­cio­nar las diná­mi­cas de pro­duc­ción y uso del sue­lo para com­pren­der la con­fi­gu­ra­ción espa­cial de la ciudad.

Por sus orí­ge­nes y tra­di­ción turís­ti­ca, la ciu­dad sufre de una dua­li­dad que pue­de ser pre­sen­ta­da como “la ciu­dad esti­val vs. la ciu­dad per­ma­nen­te”. En apa­rien­cia, ambas ciu­da­des se retro­ali­men­tan y bene­fi­cian mutua­men­te, ya que la “ciu­dad esti­val” pro­vee opor­tu­ni­da­des labo­ra­les, cul­tu­ra­les y eco­nó­mi­cas a la “ciu­dad per­ma­nen­te”, mien­tras que ésta últi­ma ofre­ce par­ti­ci­pa­ción acti­va y fuer­za de tra­ba­jo a la pri­me­ra. Sin embar­go, como vere­mos más ade­lan­te, esta diná­mi­ca que en teo­ría resul­ta armo­nio­sa, en la prác­ti­ca se ve afec­ta­da por las lógi­cas espe­cu­la­ti­vas del capi­tal, y la ausen­cia de regu­la­ción esta­tal. Por ser la acti­vi­dad turís­ti­ca la prin­ci­pal fuen­te de ingre­sos y de tra­ba­jo de la ciu­dad, tan­to las ini­cia­ti­vas pri­va­das como las polí­ti­cas públi­cas urba­nas de gran esca­la apun­tan, en tér­mi­nos gene­ra­les, a explo­tar y embe­lle­cer aque­llos sec­to­res rela­cio­na­dos con el turis­mo, es decir, los sec­to­res cos­te­ros y algu­nos sec­to­res comer­cia­les. Esta incli­na­ción a invi­si­bi­li­zar aque­llos sec­to­res que no estén ínti­ma­men­te rela­cio­na­dos con la prin­ci­pal acti­vi­dad eco­nó­mi­ca de la ciu­dad, se pone de mani­fies­to en la pla­ni­fi­ca­ción de la ciu­dad y en las inter­ven­cio­nes urba­nas recien­tes de gran escala.

Sustentabilidad urbana y mercantilización de la ciudad: nuevas lógicas de producción urbana

Para poder pen­sar la ciu­dad y sus inter­ven­cio­nes urba­nas recien­tes en torno al con­cep­to de sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca, es nece­sa­rio, en pri­me­ra ins­tan­cia, pen­sar y ana­li­zar los modos o las lógi­cas de pro­duc­ción de ciu­dad en las que se ins­cri­ben tales inter­ven­cio­nes. Se entien­de que asis­ti­mos a un pro­ce­so de mer­can­ti­li­za­ción de la ciu­dad, en el que se la con­ci­be como un pro­duc­to de mar­ke­ting que tie­ne la capa­ci­dad de atraer inver­so­res y capi­ta­les. En ese con­tex­to, el espa­cio públi­co se ha con­ver­ti­do en un vacío entre cons­truc­cio­nes que debe lle­nar­se de acuer­do con los obje­ti­vos de pro­mo­to­res y gobier­nos: espa­cios asép­ti­cos que ase­gu­ren su uti­li­dad, segu­ri­dad y con­trol. En la ciu­dad-mer­can­cía, toda acti­vi­dad debe tor­nar­se pro­duc­ti­va, inclu­si­ve el espar­ci­mien­to y el ocio rea­li­za­dos en el espa­cio públi­co [Ales­san­dri y Fani 2014]. Es así que se modi­fi­ca el sen­ti­do de los espa­cios públi­cos, en tan­to se bus­ca una recon­fi­gu­ra­ción urba­na que los ase­me­je a los gran­des luga­res de con­su­mo (cen­tros comer­cia­les), para que su uso y apro­pia­ción sean esen­cial­men­te comer­cia­les y hedo­nis­tas [Seque­ra 2014]. Esto impli­ca tam­bién que el uso y la apro­pia­ción que se les dé a estos espa­cios esta­rán sig­na­dos por mar­cas de cla­se, que gene­ran pro­ce­sos de pola­ri­za­ción y segregación.

En defi­ni­ti­va, lo que se obser­va en estos pro­ce­sos es la ten­sión entre lo local y lo glo­bal. La cre­cien­te mer­can­ti­li­za­ción de las ciu­da­des es un pro­ce­so que comien­za en los años 80 con la des­cen­tra­li­za­ción polí­ti­co-admi­nis­tra­ti­va del Esta­do y la cre­cien­te inje­ren­cia de orga­nis­mos mul­ti­na­cio­na­les de finan­cia­ción de carác­ter pri­va­do. Fren­te a la des­cen­tra­li­za­ción del Esta­do y la fal­ta de fon­dos públi­cos, los gobier­nos loca­les se alían con los orga­nis­mos mul­ti­na­cio­na­les de finan­cia­mien­to para lograr inser­tar­se en el mer­ca­do glo­bal. Así es como la pla­ni­fi­ca­ción urba­na comien­za a tomar un tin­te empre­sa­rial y se gene­ra un nue­vo dis­cur­so sobre “cómo hacer la ciu­dad”. Este dis­cur­so se ve impreg­na­do de tér­mi­nos como ‘fle­xi­bi­li­dad’, ‘com­pe­ti­ti­vi­dad’, ‘revi­ta­li­za­ción’, ‘sos­te­ni­bi­li­dad’, etc., que poco tie­nen en cuen­ta las nece­si­da­des ciu­da­da­nas y tien­den hacia la homo­ge­nei­za­ción de las ciu­da­des [Gon­zá­lez y Villa­vi­cen­cio 2010]. Una de las máxi­mas expre­sio­nes de este pro­ce­so es la crea­ción e imple­men­ta­ción de los Pla­nes Estra­té­gi­cos. En este con­tex­to, la pla­ni­fi­ca­ción urba­na tra­di­cio­nal sufre una cri­sis ante los cues­tio­na­mien­tos de la eco­no­mía que dis­cu­te su efi­ca­cia y per­ti­nen­cia, en tan­to la con­si­de­ra como dema­sia­do len­ta res­pec­to de la velo­ci­dad del movi­mien­to de los flu­jos eco­nó­mi­co-finan­cie­ros [Fer­nán­dez 2001]. En este aspec­to, la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca, enten­di­da como par­te de un pro­ce­so de des­cen­tra­li­za­ción esta­tal, sir­ve para brin­dar auto­no­mía a los muni­ci­pios y posi­cio­nar­los en un mun­do com­pe­ti­ti­vo y globalizado.

Esta visión mer­can­ti­lis­ta de la ciu­dad y la imple­men­ta­ción de ins­tru­men­tos como la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca aten­tan direc­ta­men­te con­tra el ‘dere­cho a la ciu­dad’, que supo­ne el dere­cho de los habi­tan­tes urba­nos a cons­truir, deci­dir y crear la ciu­dad [Lefeb­vre 1967]. Este con­cep­to sur­ge ori­gi­nal­men­te hacia fines de la déca­da de 1960 de la mano de Lefeb­vre, como “una alter­na­ti­va a la ena­je­na­ción y a la des­po­li­ti­za­ción que el urba­nis­mo moderno, pro­mo­vi­do en gene­ral por los Esta­dos moder­nos, había pro­du­ci­do en la socie­dad” [Molano 2015: 4]. Si bien, con el correr de los años, han sido nece­sa­rias diver­sas relec­tu­ras en fun­ción de los dife­ren­tes pro­ce­sos atra­ve­sa­dos, par­ti­cu­lar­men­te la cre­cien­te glo­ba­li­za­ción y la subor­di­na­ción del Esta­do al capi­tal, este con­cep­to sigue vigen­te, con­si­de­ran­do que la rees­truc­tu­ra­ción urba­na impul­sa­da por el capi­tal finan­cie­ro y el mode­lo neo­li­be­ral res­trin­gen el acce­so ciu­da­dano a las deci­sio­nes sobre la ciu­dad. La mer­can­ti­li­za­ción pone en fun­cio­na­mien­to meca­nis­mos de segre­ga­ción espa­cial que gene­ran “el empo­bre­ci­mien­to de la expe­rien­cia urba­na y la res­tric­ción de la par­ti­ci­pa­ción y la demo­cra­cia urba­na, que difi­cul­tan el acce­so a la ciu­dad a la mayo­ría de sus habi­tan­tes” [Molano 2015: 4]. La par­ti­ci­pa­ción acti­va de la ciu­da­da­nía en la pro­duc­ción de la ciu­dad supo­ne, para auto­res clá­si­cos como Har­vey y Lefeb­vre, una for­ma de resis­ten­cia a las apro­pia­cio­nes capi­ta­lis­tas del espa­cio, es decir, un modo de recu­pe­rar la ciu­dad como un bien común, cen­tra­do en su valor de uso y no de cam­bio. A su vez, el des­pla­za­mien­to del Esta­do en la pla­ni­fi­ca­ción urba­na supo­ne una ten­sión con la sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca que, como se ha men­cio­na­do, requie­re la com­ple­men­ta­rie­dad entre los meca­nis­mos de mer­ca­do y la regu­la­ción públi­ca, ya que:

El Estado sigue ofreciendo una contribución al desarrollo capitalista que es única, necesaria e indispensable. Única porque trasciende la lógica del mercado mediante la salvaguardia de valores y prácticas de justicia social y equidad, e incorpora los llamados derechos difusos de la ciudadanía; necesaria porque la propia lógica de la acumulación capitalista requiere de la oferta de “bienes comunes” que no pueden ser producidos por actores competitivos en el mercado; e indispensable porque se dirige a las generaciones futuras y trata de aspectos y procesos caracterizados sea por ser no-sustituibles, sea por la imposibilidad de su incorporación crematística al mercado [Guimarães 2003: 28].
Planificación Estratégica en Mar del Plata

Estos pro­ce­sos des­cri­tos pue­den ver­se refle­ja­dos o plas­ma­dos en la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca de Mar del Pla­ta. En el año 2001, fren­te a la pro­fun­da cri­sis socio-eco­nó­mi­ca e ins­ti­tu­cio­nal que atra­ve­sa­ba la ciu­dad, un gru­po de ins­ti­tu­cio­nes y per­so­nas se auto­con­vo­ca­ron con el fin de desa­rro­llar un plan estra­té­gi­co, con­for­mán­do­se así la Jun­ta Pro­mo­to­ra del Plan Estra­té­gi­co. En el año 2002, el accio­nar de la Jun­ta se ins­ti­tu­cio­na­li­zó con la san­ción de la orde­nan­za 14.957, con­for­mán­do­se así la Comi­sión Mix­ta Plan Estra­té­gi­co Mar del Pla­ta (PEM). Como esta­ble­cen Gon­zá­lez y Villa­vi­cen­cio [2010] en su deta­lla­do aná­li­sis del PEM, el 80 % de las ins­ti­tu­cio­nes que for­ma­ron par­te de la Jun­ta Pro­mo­to­ra son de carác­ter pri­va­do y solo el 20 % de carác­ter públi­co. A su vez, al des­glo­sar la com­po­si­ción ins­ti­tu­cio­nal de la Comi­sión Mix­ta, se obser­va que el 60% de esas ins­ti­tu­cio­nes (Cole­gio de Mar­ti­lle­ros, Cole­gio de Arqui­tec­tos, Cole­gio de Inge­nie­ros, Cáma­ra de Cons­truc­ción, cáma­ras empre­sa­ria­les, etc.) están fuer­te­men­te vin­cu­la­das al rubro de la construcción.

¿Cuá­les son los prin­ci­pa­les ejes en torno a lo urbano de este pri­mer Plan Estra­té­gi­co? De acuer­do a la infor­ma­ción con­sul­ta­da, se pue­den divi­dir en cua­tro gran­des cate­go­rías: Orde­na­mien­to Terri­to­rial, Desa­rro­llo Urbano, Inte­gra­ción y Cua­li­fi­ca­ción Urba­na, y Mejo­ra­mien­to y Pro­tec­ción del Lito­ral Marí­ti­mo. Estos cua­tro ejes sobre los que se pro­po­ne tra­ba­jar el muni­ci­pio se des­pren­den de una preo­cu­pa­ción por la ausen­cia de linea­mien­tos estruc­tu­ra­les y de pro­ce­sos de pla­ni­fi­ca­ción, que se mani­fies­tan en una fal­ta de polí­ti­cas inte­gra­das que con­tri­bu­yan a pro­yec­tar la ciu­dad a lar­go pla­zo. Con res­pec­to a la dua­li­dad plan­tea­da pre­via­men­te de “ciu­dad esti­val vs. ciu­dad per­ma­nen­te”, este PEM reco­no­ce la exis­ten­cia de asen­ta­mien­tos en el periur­bano que care­cen de ser­vi­cios sani­ta­rios y de equi­pa­mien­to urbano. Al mis­mo tiem­po, se men­cio­na la pre­sen­cia de zonas urba­nas subuti­li­za­das que dis­po­nen de infra­es­truc­tu­ra y equi­pa­mien­to y tie­nen esca­sa den­si­dad pobla­cio­nal. Fren­te a las difi­cul­ta­des téc­ni­cas y eco­nó­mi­cas que impli­ca­ría exten­der los ser­vi­cios urba­nos hacia el periur­bano, la pro­pues­ta aquí expues­ta con­sis­te en pro­mo­cio­nar un cre­ci­mien­to “interno” median­te polí­ti­cas de incre­men­to de den­si­dad pobla­cio­nal. En este tipo de ope­ra­cio­nes es que pode­mos iden­ti­fi­car cla­ra­men­te la par­ti­ci­pa­ción de entes pri­va­dos que, median­te la pro­mo­ción de polí­ti­cas de den­si­fi­ca­ción pobla­cio­nal, espe­cu­lan con el valor del sue­lo den­tro del eji­do urbano.

Con­ti­nuan­do con esta línea, y en fun­ción de algu­nas dimen­sio­nes en torno a lo urbano que fue­ron abor­da­das en el PEM 2004, el Muni­ci­pio de Gene­ral Puey­rre­dón (MGP) crea el Plan de Ges­tión Terri­to­rial en el año 2006, que, en el eje urbano ambien­tal se propone:

Definir e implementar un modelo de organización territorial equilibrado que contemple la protección de las particularidades ambientales del partido, una eficiente articulación entre sus núcleos poblados y el incremento progresivo de la calidad de vida urbana a través de la adopción de instrumentos de ordenamiento y la gestión de proyectos claves.

Este Plan ope­ra con dos ins­tru­men­tos esen­cia­les como son el Códi­go de Orde­na­mien­to terri­to­rial (COT) modi­fi­ca­do por últi­ma vez en el año 2000 y aún vigen­te, y el Códi­go de Pre­ser­va­ción Patri­mo­nial (CPP). Una de las temá­ti­cas tra­ta­das en este Plan refie­re jus­ta­men­te al reco­no­ci­mien­to de la exis­ten­cia de dos ciu­da­des: de un lado, la ciu­dad turís­ti­ca, equi­pa­da, equi­li­bra­da, con acce­so a todos los ser­vi­cios y, del otro lado, la ciu­dad que cre­ció y se exten­dió sin el corres­pon­dien­te acom­pa­ña­mien­to de las infra­es­truc­tu­ras y equi­pa­mien­tos que le garan­ti­cen con­tar con las con­di­cio­nes bási­cas de habi­ta­bi­li­dad. En este plano, se for­mu­la una serie de pro­pues­tas con la inten­ción de pro­mo­ver el desa­rro­llo de pro­yec­tos urba­nos que arti­cu­len e inte­gren los barrios entre sí y estos con el cen­tro de la ciu­dad. Entre estos pro­yec­tos se encuen­tran algu­nos refe­ri­dos al trans­por­te públi­co, a los ser­vi­cios, a la vivien­da y tam­bién al espa­cio público.

Sin embar­go, este Plan de Ges­tión Terri­to­rial tam­bién ope­ra con dos pre­mi­sas bási­cas. A saber: 1. Con­te­ner el cre­ci­mien­to físi­co de la ciu­dad, pro­pi­cian­do el cre­ci­mien­to inte­rior por sobre la expan­sión. 2. Recu­pe­rar los luga­res vacan­tes e incor­po­rar­los en for­ma estra­té­gi­ca como luga­res de opor­tu­ni­dad para el desa­rro­llo y/o con­trol del cre­ci­mien­to urbano. Para imple­men­tar estas pre­mi­sas el COT esta­ble­ce que: “La Muni­ci­pa­li­dad no dará cur­so a pro­pues­tas de crea­ción de áreas urba­nas en tan­to áreas urba­nas exis­ten­tes cubran las nece­si­da­des”. Este es el modo que encuen­tra el muni­ci­pio para refor­zar las polí­ti­cas de den­si­fi­ca­ción pobla­cio­nal que enun­cia en el PEM 2004. Sin embar­go, pare­cie­ra que en nin­gún momen­to reco­no­cen la exis­ten­cia de un mer­ca­do inmo­bi­lia­rio espe­cu­la­ti­vo que afec­ta direc­ta­men­te los modos en los que la pobla­ción pue­de hacer uso del suelo.

En el año 2013, con la for­mu­la­ción de un nue­vo PEM, se obser­va que esta ten­den­cia a la pre­sen­cia de acto­res pri­va­dos en la pla­ni­fi­ca­ción de la ciu­dad con­ti­núa y se acre­cien­ta. Nue­va­men­te, la mayor par­te de la Comi­sión Mix­ta es de carác­ter pri­va­do. A su vez, resul­ta de espe­cial impor­tan­cia la cre­cien­te inje­ren­cia del Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo (BID), que se pre­sen­ta como un actor prin­ci­pal a la hora de ela­bo­rar este nue­vo Plan Estra­té­gi­co.[1] Este nue­vo Plan Estra­té­gi­co sur­ge del diag­nós­ti­co resul­tan­te de la pri­me­ra eta­pa de la ICES, que se basa en un aná­li­sis deta­lla­do a par­tir de la uti­li­za­ción de indi­ca­do­res estan­da­ri­za­dos en torno a la sos­te­ni­bi­li­dad ambien­tal, el desa­rro­llo urbano, y la sos­te­ni­bi­li­dad gubernamental.

La uti­li­za­ción de indi­ca­do­res estan­da­ri­za­dos mere­ce un apar­ta­do pro­pio don­de se con­si­de­ren las defi­cien­cias que pue­den pre­sen­tar. En prin­ci­pio la apli­ca­ción de estos indi­ca­do­res pare­cie­ra ser bene­fi­cio­sa, ya que le brin­da infor­ma­ción al muni­ci­pio que pre­via­men­te no tenía. Los “diag­nós­ti­cos” rea­li­za­dos sobre el cre­ci­mien­to de la ciu­dad pro­ce­dían de estu­dios gene­ra­dos por empre­sas pri­va­das y por los pro­vee­do­res de ser­vi­cios urba­nos, y por lo tan­to eran par­cia­les, orien­ta­dos a una temá­ti­ca en par­ti­cu­lar, o no eran con­fia­bles. La ICES le brin­da al MGP infor­ma­ción pri­vi­le­gia­da sobre la ciu­dad, obte­ni­da en teo­ría de mane­ra efi­cien­te, trans­pa­ren­te y metó­di­ca. Sin embar­go, debe­mos pre­gun­tar­nos qué tan con­fia­ble o per­ti­nen­te es la infor­ma­ción deri­va­da de la apli­ca­ción de estos indi­ca­do­res si tene­mos en cuen­ta su cons­truc­ción meto­do­ló­gi­ca [Zulai­ca y Toma­do­ni 2015]. Estos indi­ca­do­res han sido cons­trui­dos para poder medir la evo­lu­ción de una ciu­dad a lo lar­go del tiem­po, y para com­pa­rar entre ciu­da­des invo­lu­cra­das en la ICES. Es en esta com­pa­ra­bi­li­dad entre ciu­da­des don­de yace su mayor debi­li­dad: no es lo mis­mo medir indi­ca­do­res refe­ri­dos, por ejem­plo, al agua, en una ciu­dad como Mar del Pla­ta, que en una ciu­dad como La Paz. Com­pa­ra­ti­va­men­te la ciu­dad de Mar del Pla­ta siem­pre esta­rá en mejo­res con­di­cio­nes rela­ti­vas que otras ciu­da­des con res­pec­to a cier­tos indi­ca­do­res, y vice­ver­sa. Por estar pen­sa­dos en tér­mi­nos gene­ra­les para todas las ciu­da­des, no se tie­nen en cuen­ta las espe­ci­fi­ci­da­des de cada obje­to de estu­dio, dejan­do de lado dimen­sio­nes impor­tan­tes. En el caso de nues­tra ciu­dad, por ejem­plo, la ICES no tuvo en cuen­ta que el turis­mo es una de las prin­ci­pa­les acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas, y que el flu­jo pobla­cio­nal esti­val modi­fi­ca­ría radi­cal­men­te los resul­ta­dos depen­dien­do de la esta­ción. Los indi­ca­do­res no medi­rían lo mis­mo en invierno que en verano res­pec­to del agua, los resi­duos, el trans­por­te, la den­si­dad pobla­cio­nal, entre otros y, a su vez, sería nece­sa­rio pla­ni­fi­car un accio­nar para ambas medi­cio­nes. El MGP gene­ró un con­jun­to de indi­ca­do­res refe­ri­dos al turis­mo, pero uti­li­zan­do una meto­do­lo­gía dife­ren­te a la pro­pues­ta por la ICES. Esto mis­mo ocu­rrió en ciu­da­des como Cuen­ca o Cus­co, suman­do a la varia­bi­li­dad en la cali­dad y en los resul­ta­dos de los indi­ca­do­res [BID 2016]. Rea­li­za­das las sal­ve­da­des per­ti­nen­tes sobre el uso de indi­ca­do­res estan­da­ri­za­dos, se pue­de con­ti­nuar con el aná­li­sis pro­pues­to del PEM.

Obser­va­mos la influen­cia de los orga­nis­mos pri­va­dos y de este tipo de pla­ni­fi­ca­ción urba­na en las inter­ven­cio­nes urba­nas recien­tes en Mar del Pla­ta. Estas gran­des inter­ven­cio­nes pue­den agru­par­se en cua­tro categorías:

  1. Equi­pa­mien­tos de jerar­quía: Esta­ción Ferro­au­to­mo­to­ra, Paseo Aldrey, Museo MAR.
  2. Recua­li­fi­ca­ción de cen­tros comer­cia­les: “Calles para la gen­te” en el cen­tro comer­cial Güe­mes, Alem.
  3. Pues­ta en valor del fren­te marí­ti­mo: ins­ta­la­ción de esta­cio­nes salu­da­bles, remo­de­la­ción de zona bal­nea­ria de La Per­la, pues­ta en valor del Torreón del Mon­je, ter­mi­nal de cruceros.
  4. Cons­truc­ción de barrios pri­va­dos y empren­di­mien­tos de cate­go­ría en zonas cen­tra­les: Rumen­có, Torres de Pelli, Royal Resi­den­ces, Male­cón Hué, etc.

Como se pue­de obser­var, estas inter­ven­cio­nes se cen­tran en el eji­do urbano y apun­tan, en su gran mayo­ría, a un embe­lle­ci­mien­to de los sec­to­res liga­dos al comer­cio y al turis­mo. En la siguien­te ima­gen “Mapa Sín­te­sis mode­lo de ciu­dad” (Figu­ra 1), se obser­va que se han pla­ni­fi­ca­do inter­ven­cio­nes de dis­tin­ta mag­ni­tud y rele­van­cia en diver­sos sec­to­res de la ciu­dad. Sin embar­go, el deno­mi­na­do “Eje cos­te­ro” es el que se ha prio­ri­za­do en la prác­ti­ca y en el que se han pla­ni­fi­ca­do la mayor can­ti­dad de “nue­vos cen­tros cívicos”.

Figura 1. Mapa síntesis modelo de ciudad

Fuen­te: Plan Estra­té­gi­co Mar del Pla­ta 2013–2030

Esto per­mi­te pen­sar que el muni­ci­pio no actúa como garan­te de los dere­chos ciu­da­da­nos, sino como garan­te de los intere­ses pri­va­dos, como aus­pi­cian­te de las ini­cia­ti­vas inmo­bi­lia­rias de carác­ter espe­cu­la­ti­vo. Esto pue­de expli­car­se por los orí­ge­nes y tra­di­ción turís­ti­ca de la ciu­dad, que sufre de una dua­li­dad que pue­de ser pre­sen­ta­da como “la ciu­dad esti­val vs la ciu­dad per­ma­nen­te”. En apa­rien­cia, ambas ciu­da­des se retro­ali­men­tan y bene­fi­cian mutua­men­te, ya que la “ciu­dad esti­val” pro­vee opor­tu­ni­da­des labo­ra­les, cul­tu­ra­les y eco­nó­mi­cas a la “ciu­dad per­ma­nen­te”, mien­tras que esta últi­ma ofre­ce par­ti­ci­pa­ción acti­va y fuer­za de tra­ba­jo a la pri­me­ra. Sin embar­go, esta diná­mi­ca que en teo­ría resul­ta armo­nio­sa, en la prác­ti­ca se ve afec­ta­da por las lógi­cas espe­cu­la­ti­vas del capi­tal, y la ausen­cia de regu­la­ción esta­tal. Por ser la acti­vi­dad turís­ti­ca la prin­ci­pal fuen­te de ingre­sos y de tra­ba­jo de la ciu­dad, tan­to las ini­cia­ti­vas pri­va­das como las polí­ti­cas públi­cas urba­nas de gran esca­la apun­tan, en tér­mi­nos gene­ra­les, a explo­tar y embe­lle­cer aque­llos sec­to­res rela­cio­na­dos con el turis­mo, es decir, los sec­to­res cos­te­ros y algu­nos sec­to­res comer­cia­les. Esta incli­na­ción a invi­si­bi­li­zar aque­llos sec­to­res que no estén ínti­ma­men­te rela­cio­na­dos con la prin­ci­pal acti­vi­dad eco­nó­mi­ca de la ciu­dad, se pone de mani­fies­to en la pla­ni­fi­ca­ción de la ciu­dad y en las inter­ven­cio­nes urba­nas recien­tes de gran escala.

Podría argu­men­tar­se, sin embar­go, que esta lógi­ca de pla­ni­fi­ca­ción no es nece­sa­ria­men­te per­ju­di­cial para los ciu­da­da­nos, en tan­to poten­cia la posi­bi­li­dad de extraer plus­va­lía urba­na y rea­li­zar una redis­tri­bu­ción equi­ta­ti­va de lo recau­da­do. De hecho, esta opción es reco­men­da­da por el BID:

Lo que en últimas se busca es que el beneficio generado por las inversiones municipales proporcione retroalimentación positiva en forma de recursos adicionales para nuevas inversiones, de tal manera que estos recursos puedan ayudar a reducir los rezagos en la provisión de servicios e infraestructura a nivel local [Blanco et al. 2016: 11].

Sin embar­go, esta ope­ra­to­ria resul­ta com­ple­ja de estu­diar en el caso de Mar del Pla­ta por dos moti­vos: en pri­mer lugar, por­que no se encuen­tran dis­po­ni­bles de mane­ra públi­ca y acce­si­ble par­ti­das pre­su­pues­ta­rias que expon­gan los mon­tos asig­na­dos a las inter­ven­cio­nes urba­nas de gran esca­la, o al mejo­ra­mien­to de barrios peri­fé­ri­cos, y por lo tan­to, tam­po­co se pue­de juz­gar si estas inter­ven­cio­nes tie­nen finan­cia­mien­to pri­va­do, públi­co, mix­to, etc. En segun­do lugar, y tal vez más impor­tan­te, no se encuen­tra en los docu­men­tos públi­cos dis­po­ni­bles una cla­ra indi­ca­ción de que esta es la direc­ción de la pla­ni­fi­ca­ción. En otras pala­bras, no se encuen­tra expli­ci­ta­do por par­te del muni­ci­pio la inten­ción de cap­tu­rar plus­va­lía urba­na y redis­tri­buir la recaudación.

Este bre­ve aná­li­sis de la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca en la ciu­dad de Mar del Pla­ta per­mi­te obser­var cómo se arti­cu­lan las nue­vas lógi­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad, en tan­to una lógi­ca mer­can­til triun­fa por sobre la lógi­ca de los dere­chos ciu­da­da­nos. En este sen­ti­do, el eje polí­ti­co de la sus­ten­ta­bi­li­dad se encuen­tra en un com­ple­to des­equi­li­brio en la pla­ni­fi­ca­ción urba­na de Mar del Pla­ta, otor­gán­do­le total pri­ma­cía al mer­ca­do por sobre el Esta­do en la toma de deci­sio­nes y en la pro­duc­ción de hábi­tat y ciudad.

Reflexiones finales

La mer­can­ti­li­za­ción de la ciu­dad es un pro­ce­so que ha impac­ta­do fuer­te­men­te en los modos en los que la pen­sa­mos, la pla­ni­fi­ca­mos, cons­trui­mos y vivi­mos. Nues­tra expe­rien­cia de ciu­dad se ve atra­ve­sa­da por una lógi­ca mer­can­til que ha defi­ni­do en gran medi­da cómo y por quié­nes deben ser pro­du­ci­dos y usa­dos los espa­cios. Este gran pro­ce­so trae con­si­go otros más peque­ños y media­nos que en con­jun­to trans­for­man el modo en que se cons­tru­ye la ciu­dad, y con­se­cuen­te­men­te los modos en los que la pen­sa­mos tam­bién. Así es que el mer­ca­do comien­za a per­mear nues­tros ima­gi­na­rios urba­nos y nues­tras repre­sen­ta­cio­nes sim­bó­li­cas sobre la expe­rien­cia urba­na. Estos nue­vos modos de pro­du­cir ciu­dad aten­tan con­tra los dere­chos y nece­si­da­des de la pobla­ción que la habi­ta. Las orien­ta­cio­nes de la lógi­ca mer­can­til poco tie­nen que ver con pen­sar una ciu­dad equi­ta­ti­va y acce­si­ble. Uno de los modos en los que este gran pro­ce­so se ins­tru­men­ta, es median­te la imple­men­ta­ción de la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca, que se pre­sen­ta como un accio­nar con­jun­to entre Esta­do y mer­ca­do para pro­du­cir ciu­dad. Esta herra­mien­ta, del modo en que fue imple­men­ta­da en Lati­noa­mé­ri­ca, per­mi­te pen­sar una ciu­dad por y para el mer­ca­do, como un pro­duc­to de mar­ke­ting, y como mone­da de cam­bio de gran­des empre­sa­rios. A la hora de pen­sar y cons­truir ciu­dad, de rea­li­zar gran­des inver­sio­nes en inter­ven­cio­nes urba­nas, ten­drán prio­ri­dad los intere­ses de estos acto­res liga­dos a la lógi­ca mer­can­til, por sobre aque­llos que ope­ran con una lógi­ca de dere­cho ciu­da­dano. Es así que se pri­vi­le­gia­rán inter­ven­cio­nes que pro­pi­cien la espe­cu­la­ción inmo­bi­lia­ria, la homo­ge­nei­za­ción, la finan­cia­ri­za­ción, en fin, la mer­can­ti­li­za­ción de la ciudad.

Pen­sar la pla­ni­fi­ca­ción urba­na de la ciu­dad a tra­vés del pris­ma de la sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca supo­ne un desa­fío para todos los acto­res invo­lu­cra­dos. Las actua­les diná­mi­cas de pro­duc­ción de ciu­dad debie­ran modi­fi­car­se para poder ser encau­za­das en nue­vas líneas de acción que con­tri­bu­yan al equi­li­brio entre Esta­do y mer­ca­do que supo­ne la sus­ten­ta­bi­li­dad polí­ti­ca. Lograr una pla­ni­fi­ca­ción urba­na con estas carac­te­rís­ti­cas impli­ca una nue­va dis­tri­bu­ción del poder entre los agen­tes con capa­ci­dad de deci­sión, como así tam­bién la apa­ri­ción de nue­vos acto­res has­ta aho­ra rele­ga­dos, como las socie­da­des de fomen­to, ins­ti­tu­cio­nes barria­les, ONG, entre otros. A su vez, sería nece­sa­ria la reac­ti­va­ción de los cana­les de par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na ya exis­ten­tes, pero poco difun­di­dos y uti­li­za­dos, como lo son el pre­su­pues­to par­ti­ci­pa­ti­vo o la ban­ca 25[2]. Esto con­tri­bui­ría a un desa­rro­llo de las estruc­tu­ras demo­crá­ti­cas en las comu­ni­da­des, la redis­tri­bu­ción del poder eco­nó­mi­co y polí­ti­co, y la des­cen­tra­li­za­ción de la toma de decisiones.

 Citas

* Lic. en Socio­lo­gía en la UNMdP (Uni­ver­si­dad Nacio­nal de Mar del Pla­ta). Inte­gran­te del Gru­po de Estu­dios Socio­ur­ba­nos, Facul­tad de Huma­ni­da­des, UNMdP. Actual­men­te cur­san­do la Maes­tría en Polí­ti­cas Socia­les en la UNMdP. melinajaku@hotmail.com

[1] Uno de los orga­nis­mos mul­ti­na­cio­na­les que comien­za a tener pre­sen­cia en Amé­ri­ca Lati­na a par­tir de la déca­da de 1960 es el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo (BID). Este orga­nis­mo, con 48 paí­ses miem­bro, sur­ge con la misión ins­ti­tu­cio­nal de mejo­rar la cali­dad de vida en Amé­ri­ca Lati­na, median­te la ayu­da finan­cie­ra y téc­ni­ca a los paí­ses que bus­can redu­cir la des­igual­dad y la pobre­za. Las prio­ri­da­des de este orga­nis­mo son: redu­cir la pobre­za y la des­igual­dad social; abor­dar las nece­si­da­des de los paí­ses peque­ños y vul­ne­ra­bles; pro­mo­ver el desa­rro­llo a tra­vés del sec­tor pri­va­do; abor­dar el cam­bio cli­má­ti­co, ener­gía reno­va­ble y sos­te­ni­bi­li­dad ambien­tal; y fomen­tar la coope­ra­ción e inte­gra­ción regio­nal. Hacia la déca­da de 1990 comien­za a tener mayor inje­ren­cia en las agen­das de los gobier­nos loca­les, a tra­vés de la imple­men­ta­ción de inter­ven­cio­nes orien­ta­das a redu­cir la pobre­za. En el año 2012, la ciu­dad de Mar del Pla­ta es ele­gi­da por el BID para for­mar par­te de la ICES.

[2] La “Ban­ca 25” es un meca­nis­mo de par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na que según la Muni­ci­pa­li­dad de Gene­ral Puey­rre­don: “facul­ta a los ciu­da­da­nos y Orga­ni­za­cio­nes No Guber­na­men­ta­les a uti­li­zar este canal ins­ti­tu­cio­nal para su expre­sión, acer­cán­do­lo a la deci­sión en el sis­te­ma polí­ti­co y de ges­tión. El pro­ce­so de par­ti­ci­pa­ción exi­ge de una ciu­da­da­nía opor­tu­na­men­te infor­ma­da y moti­va­da para intervenir.”

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  Cómo citar ¬

Melina Jakubowicz, «Aportes conceptuales y metodológicos para la definición y análisis del periurbano de la Ciudad de Puebla, México», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-14/dossier-jakubowicz/
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