¿Estado vs. Mercado? Análisis de las políticas urbanas recientes de la ciudad de Mar del Plata en torno al concepto de sustentabilidad política

¿State v Mar­ket? An Analy­sis of Recent Urban Poli­cies in Mar del Pla­ta in rela­tion to Polit­i­cal Sus­tain­abil­i­ty

Meli­na Jakubow­icz*

Recibido: 5 de abril de 2018
Acep­ta­do: 4 de octubre de 2018

Resumen

La ciu­dad de Mar del Pla­ta inte­gra des­de 2012 la Ini­cia­ti­va de Ciu­dades Emer­gentes y Sostenibles, pro­movi­da por el Ban­co Inter­amer­i­cano de Desar­rol­lo. A par­tir de esta incor­po­ración, sur­gen prop­ues­tas de inter­ven­ciones urbanas ten­di­entes a dar respues­ta a las prob­lemáti­cas detec­tadas en diag­nós­ti­cos sec­to­ri­ales. En el pre­sente artícu­lo se realizará un breve recor­ri­do por las inter­ven­ciones urbanas a gran escala más recientes en la ciu­dad de Mar del Pla­ta, enten­di­das como inscrip­tas en un pro­ce­so de mer­can­tilización de la ciu­dad. En fun­ción de esto, se bus­ca analizar las dinámi­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad en torno al con­cep­to de sus­tentabil­i­dad políti­ca —enten­di­da como una dimen­sión esen­cial de una ciu­dad sus­tentable— que supone una par­tic­i­pación democráti­ca en la toma de deci­siones y una con­se­cuente redis­tribu­ción del poder. Ese con­cep­to, a su vez, se com­ple­men­ta con el de dere­cho a la ciu­dad, y ambos/en con­jun­to pre­sen­tan alter­na­ti­vas al cre­ciente pro­ce­so de mer­can­tilización y pri­va­ti­zación de los espa­cios urbanos.

Pal­abras clave: mer­can­tilización — sus­tentabil­i­dad urbana — plan­i­fi­cación urbana — dere­cho a la ciu­dad — políti­cas públi­cas

Abstract

Since 2012, the city of Mar del Pla­ta is a part of the Emerg­ing and Sus­tain­able Cities Ini­tia­tive fos­tered by the Inter-Amer­i­can Devel­op­ment Bank. This inclu­sion trig­gered the emer­gence of urban inter­ven­tions intend­ed to solve prob­lems detect­ed through diag­noses based on dif­fer­ent points of analy­sis. This arti­cle will pro­vide a brief overview of the most recent large-scale urban inter­ven­tions in Mar del Pla­ta, con­sid­er­ing them as part of a process of com­mod­i­fi­ca­tion of this city. From that per­spec­tive, we seek to ana­lyze the city dynam­ics of pro­duc­tion in rela­tion to the con­cept of polit­i­cal sus­tain­abil­i­ty ‑viewed as an essen­tial aspect of a sus­tain­able city‑, which assumes demo­c­ra­t­ic par­tic­i­pa­tion in the deci­sion-mak­ing process and a sub­se­quent redis­tri­b­u­tion of pow­er. In turn, this con­cept com­ple­ments that of right to the city, and both offer alter­na­tives to the grow­ing process of com­mod­i­fi­ca­tion and pri­va­ti­za­tion of urban spaces.

Key words: com­mod­i­fi­ca­tion — urban sus­tain­abil­i­ty — urban plan­ning — right to the city — pub­lic pol­i­cy

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Introducción

El con­cep­to de desar­rol­lo sus­tentable es com­ple­jo y mul­ti­di­men­sion­al. Surge como un modo de con­cil­iar el desar­rol­lo económi­co con el ecológi­co, de encon­trar un equi­lib­rio entre estos dos sis­temas. A par­tir del informe de Brundt­land de 1987 (tam­bién cono­ci­do como “Nue­stro futuro común”), este con­cep­to comien­za a incor­po­rar nuevas dimen­siones esen­ciales. Con el cor­rer del tiem­po y la incor­po­ración de nuevos trata­dos inter­na­cionales, fueron nece­sarias numerosas relec­turas y actu­al­iza­ciones de qué enten­demos por desar­rol­lo sus­tentable. Sin embar­go, aún hoy resul­ta difí­cil definir­lo. Esto se debe, quizás, a la ampli­tud del con­cep­to y a las múlti­ples dimen­siones que supone. El desar­rol­lo sus­tentable se apoya en diver­sos ejes, como son el ecológi­co, el económi­co, el socio­cul­tur­al y el políti­co. Intere­sa en este artícu­lo pro­fun­dizar sobre el eje de sus­tentabil­i­dad políti­ca en la plan­i­fi­cación urbana y realizar un breve análi­sis de las políti­cas urbanas recientes en la ciu­dad de Mar del Pla­ta en torno a este con­cep­to.

Como sostiene Guimarães [2003: 28]:

El fundamento político de la sustentabilidad se encuentra estrechamente vinculado al proceso de profundización de la democracia y de construcción de la ciudadanía. Este se resume, a nivel micro, a la democratización de la sociedad, (…) y supone el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias, la redistribución de activos y de información hacia los sectores subordinados, el incremento de la capacidad de análisis de sus organizaciones y la capacitación para la toma de decisiones.

La sus­tentabil­i­dad políti­ca supone una par­tic­i­pación acti­va de la ciu­dadanía, un ejer­ci­cio amplio de la democ­ra­cia y una com­ple­men­tariedad entre los mecan­is­mos de mer­ca­do y la reg­u­lación públi­ca. Algu­nas líneas de acción para lograr estos obje­tivos pro­po­nen el desar­rol­lo de las estruc­turas democráti­cas en las comu­nidades, la redis­tribu­ción del poder económi­co y políti­co, la descen­tral­ización de la toma de deci­siones, la adop­ción de las con­ven­ciones inter­na­cionales y el establec­imien­to de un mar­co jurídi­co que garan­tice el respeto a las per­sonas y el medioam­bi­ente, entre otros.

Tenien­do en cuen­ta este con­cep­to, el artícu­lo pro­pone analizar las inter­ven­ciones urbanas a gran escala recientes de nues­tra ciu­dad a través del pris­ma de la sus­tentabil­i­dad urbana y políti­ca. A su vez, se realizará un análi­sis del Plan Estratégi­co resul­tante del diag­nós­ti­co real­iza­do en el mar­co de la Ini­cia­ti­va de Ciu­dades Emer­gentes y Sostenibles. Esta ini­cia­ti­va bus­ca dar respues­ta a las prob­lemáti­cas creadas por la cre­ciente y acel­er­a­da urban­ización medi­ante la imple­mentación de diver­sas medi­das y políti­cas. Uno de los primeros pasos de la metodología prop­ues­ta por la ICES es la real­ización de un diag­nós­ti­co de la ciu­dad sobre la base de un análi­sis de indi­cadores temáti­cos en tres dimen­siones: la sosteni­bil­i­dad ambi­en­tal el desar­rol­lo urbano sostenible, y la sosteni­bil­i­dad fis­cal y la bue­na gob­ern­abil­i­dad [BID 2013].

Orientación metodológica

En fun­ción de lo expuesto, el artícu­lo pro­pone tres obje­tivos especí­fi­cos: 1) describir las lóg­i­cas de pro­duc­ción urbana en el mar­co de la mer­can­tilización de la ciu­dad; 2) analizar los Planes Estratégi­cos imple­men­ta­dos en la ciu­dad de Mar del Pla­ta en 2004 y 2013 en torno a los con­cep­tos men­ciona­dos; y 3) analizar las dinámi­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad en ref­er­en­cia al con­cep­to de sus­tentabil­i­dad políti­ca y urbana.

Para alcan­zar los obje­tivos prop­uestos se real­iza un análi­sis exhaus­ti­vo de fuentes secun­darias per­ti­nentes a la temáti­ca, a saber: Plan Estratégi­co (2004 y 2013), Códi­go de Orde­namien­to Ter­ri­to­r­i­al, doc­u­men­tos pro­duci­dos por el Ban­co Inter­amer­i­cano de Desar­rol­lo, par­tidas pre­supues­tarias munic­i­pales, Orde­nan­zas, entre otros. De este modo, se bus­ca com­pren­der de man­era integra­da los mod­os en los que la ciu­dad es pen­sa­da y pro­duci­da por los diver­sos actores involu­cra­dos.

Breve historia y caracterización general de la ciudad

Para com­pren­der los pro­ce­sos de urban­ización en la ciu­dad, es nece­sario primero com­pren­der su his­to­ria y car­ac­terís­ti­cas gen­erales. Mar del Pla­ta es una ciu­dad bal­n­earia con una población estable de aprox­i­mada­mente 650.000 habi­tantes, según datos ofi­ciales del Cen­so Nacional de Población y Vivien­da del año 2010. Sus prin­ci­pales activi­dades económi­cas se enmar­can en el sec­tor de ser­vi­cios por ser con­sid­er­a­da prin­ci­pal e históri­ca­mente una ciu­dad turís­ti­ca. Otras activi­dades económi­cas son la por­tu­ar­ia, la tex­til y la fru­ti­hortí­co­la, y en los últi­mos años se apre­cia un ascen­so de la activi­dad indus­tri­al a par­tir de la insta­lación del Par­que Indus­tri­al. Ofi­cial­mente, la ciu­dad está divi­di­da en 121 bar­rios, de los cuales aprox­i­mada­mente 25 son lin­deros con la cos­ta atlán­ti­ca. La ciu­dad comen­zó a cobrar rel­e­van­cia a niv­el nacional en el siglo XX cuan­do se con­vir­tió en el cen­tro vaca­cional de la aris­toc­ra­cia argenti­na. En ese con­tex­to, diver­sas famil­ias de un alto niv­el socio-económi­co comen­zaron a con­stru­ir sus vivien­das de ver­a­no en la ciu­dad, definien­do un esti­lo arqui­tec­tóni­co.

Entre las décadas de 1930 y 1950, con la nue­va coyun­tu­ra políti­ca nacional, el per­fil del vis­i­tante se fue trans­for­man­do pau­lati­na­mente. Con el auge del fer­ro­car­ril que facil­ita­ba el acce­so a la ciu­dad, la instau­ración del aguinal­do y los dere­chos lab­o­rales, y la con­se­cuente apari­ción del tur­is­mo social, la clase media y los sec­tores tra­ba­jadores comen­zaron a tomar pro­tag­o­nis­mo en los ver­a­nos marplatens­es, generan­do un pequeño éxo­do de los sec­tores altos hacia la zona sur de la ciu­dad, o mis­mo a otras ciu­dades. Ya para las décadas de 1950 y 1960, la clase media comen­zó a con­stru­ir sus vivien­das per­ma­nentes en la ciu­dad generan­do un cam­bio en su estruc­tura y dinámi­ca urbana e idios­in­cra­sia. Mar del Pla­ta dejó de ser tan solo una vil­la bal­n­earia y comen­zó a ser una urban­ización per­ma­nente. En tal sen­ti­do, resul­ta impor­tante men­cionar las dinámi­cas de pro­duc­ción y uso del sue­lo para com­pren­der la con­fig­u­ración espa­cial de la ciu­dad.

Por sus orí­genes y tradi­ción turís­ti­ca, la ciu­dad sufre de una dual­i­dad que puede ser pre­sen­ta­da como “la ciu­dad esti­val vs. la ciu­dad per­ma­nente”. En apari­en­cia, ambas ciu­dades se retroal­i­men­tan y ben­e­fi­cian mutu­a­mente, ya que la “ciu­dad esti­val” provee opor­tu­nidades lab­o­rales, cul­tur­ales y económi­cas a la “ciu­dad per­ma­nente”, mien­tras que ésta últi­ma ofrece par­tic­i­pación acti­va y fuerza de tra­ba­jo a la primera. Sin embar­go, como ver­e­mos más ade­lante, esta dinámi­ca que en teoría resul­ta armo­niosa, en la prác­ti­ca se ve afec­ta­da por las lóg­i­cas espec­u­la­ti­vas del cap­i­tal, y la ausen­cia de reg­u­lación estatal. Por ser la activi­dad turís­ti­ca la prin­ci­pal fuente de ingre­sos y de tra­ba­jo de la ciu­dad, tan­to las ini­cia­ti­vas pri­vadas como las políti­cas públi­cas urbanas de gran escala apun­tan, en tér­mi­nos gen­erales, a explotar y embel­le­cer aque­l­los sec­tores rela­ciona­dos con el tur­is­mo, es decir, los sec­tores cos­teros y algunos sec­tores com­er­ciales. Esta incli­nación a invis­i­bi­lizar aque­l­los sec­tores que no estén ínti­ma­mente rela­ciona­dos con la prin­ci­pal activi­dad económi­ca de la ciu­dad, se pone de man­i­fiesto en la plan­i­fi­cación de la ciu­dad y en las inter­ven­ciones urbanas recientes de gran escala.

Sustentabilidad urbana y mercantilización de la ciudad: nuevas lógicas de producción urbana

Para poder pen­sar la ciu­dad y sus inter­ven­ciones urbanas recientes en torno al con­cep­to de sus­tentabil­i­dad políti­ca, es nece­sario, en primera instan­cia, pen­sar y analizar los mod­os o las lóg­i­cas de pro­duc­ción de ciu­dad en las que se inscriben tales inter­ven­ciones. Se entiende que asis­ti­mos a un pro­ce­so de mer­can­tilización de la ciu­dad, en el que se la con­cibe como un pro­duc­to de mar­ket­ing que tiene la capaci­dad de atraer inver­sores y cap­i­tales. En ese con­tex­to, el espa­cio públi­co se ha con­ver­tido en un vacío entre con­struc­ciones que debe llenarse de acuer­do con los obje­tivos de pro­mo­tores y gob­ier­nos: espa­cios asép­ti­cos que ase­guren su util­i­dad, seguri­dad y con­trol. En la ciu­dad-mer­cancía, toda activi­dad debe tornarse pro­duc­ti­va, inclu­sive el esparcimien­to y el ocio real­iza­dos en el espa­cio públi­co [Alessan­dri y Fani 2014]. Es así que se mod­i­fi­ca el sen­ti­do de los espa­cios públi­cos, en tan­to se bus­ca una recon­fig­u­ración urbana que los ase­me­je a los grandes lugares de con­sumo (cen­tros com­er­ciales), para que su uso y apropiación sean esen­cial­mente com­er­ciales y hedo­nistas [Sequera 2014]. Esto impli­ca tam­bién que el uso y la apropiación que se les dé a estos espa­cios estarán sig­na­dos por mar­cas de clase, que gen­er­an pro­ce­sos de polar­ización y seg­re­gación.

En defin­i­ti­va, lo que se obser­va en estos pro­ce­sos es la ten­sión entre lo local y lo glob­al. La cre­ciente mer­can­tilización de las ciu­dades es un pro­ce­so que comien­za en los años 80 con la descen­tral­ización políti­co-admin­is­tra­ti­va del Esta­do y la cre­ciente injeren­cia de organ­is­mos multi­na­cionales de finan­ciación de carác­ter pri­va­do. Frente a la descen­tral­ización del Esta­do y la fal­ta de fon­dos públi­cos, los gob­ier­nos locales se alían con los organ­is­mos multi­na­cionales de finan­ciamien­to para lograr inser­tarse en el mer­ca­do glob­al. Así es como la plan­i­fi­cación urbana comien­za a tomar un tinte empre­sar­i­al y se gen­era un nue­vo dis­cur­so sobre “cómo hac­er la ciu­dad”. Este dis­cur­so se ve impreg­na­do de tér­mi­nos como ‘flex­i­bil­i­dad’, ‘com­pet­i­tivi­dad’, ‘revi­tal­ización’, ‘sosteni­bil­i­dad’, etc., que poco tienen en cuen­ta las necesi­dades ciu­dadanas y tien­den hacia la homo­geneización de las ciu­dades [González y Villav­i­cen­cio 2010]. Una de las máx­i­mas expre­siones de este pro­ce­so es la creación e imple­mentación de los Planes Estratégi­cos. En este con­tex­to, la plan­i­fi­cación urbana tradi­cional sufre una cri­sis ante los cues­tion­amien­tos de la economía que dis­cute su efi­ca­cia y per­ti­nen­cia, en tan­to la con­sid­era como demasi­a­do lenta respec­to de la veloci­dad del movimien­to de los flu­jos económi­co-financieros [Fer­nán­dez 2001]. En este aspec­to, la plan­i­fi­cación estratég­i­ca, enten­di­da como parte de un pro­ce­so de descen­tral­ización estatal, sirve para brindar autonomía a los munici­p­ios y posi­cionar­los en un mun­do com­pet­i­ti­vo y glob­al­iza­do.

Esta visión mer­can­tilista de la ciu­dad y la imple­mentación de instru­men­tos como la plan­i­fi­cación estratég­i­ca aten­tan direc­ta­mente con­tra el ‘dere­cho a la ciu­dad’, que supone el dere­cho de los habi­tantes urbanos a con­stru­ir, decidir y crear la ciu­dad [Lefeb­vre 1967]. Este con­cep­to surge orig­i­nal­mente hacia fines de la déca­da de 1960 de la mano de Lefeb­vre, como “una alter­na­ti­va a la ena­je­nación y a la despoli­ti­zación que el urban­is­mo mod­er­no, pro­movi­do en gen­er­al por los Esta­dos mod­er­nos, había pro­duci­do en la sociedad” [Molano 2015: 4]. Si bien, con el cor­rer de los años, han sido nece­sarias diver­sas relec­turas en fun­ción de los difer­entes pro­ce­sos atrav­es­a­dos, par­tic­u­lar­mente la cre­ciente glob­al­ización y la sub­or­di­nación del Esta­do al cap­i­tal, este con­cep­to sigue vigente, con­sideran­do que la reestruc­turación urbana impul­sa­da por el cap­i­tal financiero y el mod­e­lo neolib­er­al restrin­gen el acce­so ciu­dadano a las deci­siones sobre la ciu­dad. La mer­can­tilización pone en fun­cionamien­to mecan­is­mos de seg­re­gación espa­cial que gen­er­an “el empo­brec­imien­to de la expe­ri­en­cia urbana y la restric­ción de la par­tic­i­pación y la democ­ra­cia urbana, que difi­cul­tan el acce­so a la ciu­dad a la may­oría de sus habi­tantes” [Molano 2015: 4]. La par­tic­i­pación acti­va de la ciu­dadanía en la pro­duc­ción de la ciu­dad supone, para autores clási­cos como Har­vey y Lefeb­vre, una for­ma de resisten­cia a las apropia­ciones cap­i­tal­is­tas del espa­cio, es decir, un modo de recu­per­ar la ciu­dad como un bien común, cen­tra­do en su val­or de uso y no de cam­bio. A su vez, el desplaza­mien­to del Esta­do en la plan­i­fi­cación urbana supone una ten­sión con la sus­tentabil­i­dad políti­ca que, como se ha men­ciona­do, requiere la com­ple­men­tariedad entre los mecan­is­mos de mer­ca­do y la reg­u­lación públi­ca, ya que:

El Estado sigue ofreciendo una contribución al desarrollo capitalista que es única, necesaria e indispensable. Única porque trasciende la lógica del mercado mediante la salvaguardia de valores y prácticas de justicia social y equidad, e incorpora los llamados derechos difusos de la ciudadanía; necesaria porque la propia lógica de la acumulación capitalista requiere de la oferta de “bienes comunes” que no pueden ser producidos por actores competitivos en el mercado; e indispensable porque se dirige a las generaciones futuras y trata de aspectos y procesos caracterizados sea por ser no-sustituibles, sea por la imposibilidad de su incorporación crematística al mercado [Guimarães 2003: 28].
Planificación Estratégica en Mar del Plata

Estos pro­ce­sos descritos pueden verse refle­ja­dos o plas­ma­dos en la plan­i­fi­cación estratég­i­ca de Mar del Pla­ta. En el año 2001, frente a la pro­fun­da cri­sis socio-económi­ca e insti­tu­cional que atrav­es­a­ba la ciu­dad, un grupo de insti­tu­ciones y per­sonas se auto­con­vo­caron con el fin de desar­rol­lar un plan estratégi­co, con­for­mán­dose así la Jun­ta Pro­mo­to­ra del Plan Estratégi­co. En el año 2002, el accionar de la Jun­ta se insti­tu­cional­izó con la san­ción de la orde­nan­za 14.957, con­for­mán­dose así la Comisión Mix­ta Plan Estratégi­co Mar del Pla­ta (PEM). Como estable­cen González y Villav­i­cen­cio [2010] en su detal­la­do análi­sis del PEM, el 80 % de las insti­tu­ciones que for­maron parte de la Jun­ta Pro­mo­to­ra son de carác­ter pri­va­do y solo el 20 % de carác­ter públi­co. A su vez, al des­glosar la com­posi­ción insti­tu­cional de la Comisión Mix­ta, se obser­va que el 60% de esas insti­tu­ciones (Cole­gio de Mar­tilleros, Cole­gio de Arqui­tec­tos, Cole­gio de Inge­nieros, Cámara de Con­struc­ción, cámaras empre­sar­i­ales, etc.) están fuerte­mente vin­cu­ladas al rubro de la con­struc­ción.

¿Cuáles son los prin­ci­pales ejes en torno a lo urbano de este primer Plan Estratégi­co? De acuer­do a la infor­ma­ción con­sul­ta­da, se pueden dividir en cua­tro grandes cat­e­gorías: Orde­namien­to Ter­ri­to­r­i­al, Desar­rol­lo Urbano, Inte­gración y Cual­i­fi­cación Urbana, y Mejo­ramien­to y Pro­tec­ción del Litoral Marí­ti­mo. Estos cua­tro ejes sobre los que se pro­pone tra­ba­jar el munici­pio se despren­den de una pre­ocu­pación por la ausen­cia de lin­eamien­tos estruc­turales y de pro­ce­sos de plan­i­fi­cación, que se man­i­fi­es­tan en una fal­ta de políti­cas integradas que con­tribuyan a proyec­tar la ciu­dad a largo pla­zo. Con respec­to a la dual­i­dad plantea­da pre­vi­a­mente de “ciu­dad esti­val vs. ciu­dad per­ma­nente”, este PEM reconoce la exis­ten­cia de asen­tamien­tos en el peri­ur­bano que care­cen de ser­vi­cios san­i­tar­ios y de equipamien­to urbano. Al mis­mo tiem­po, se men­ciona la pres­en­cia de zonas urbanas subu­ti­lizadas que dispo­nen de infraestruc­tura y equipamien­to y tienen escasa den­si­dad pobla­cional. Frente a las difi­cul­tades téc­ni­cas y económi­cas que impli­caría exten­der los ser­vi­cios urbanos hacia el peri­ur­bano, la prop­ues­ta aquí expues­ta con­siste en pro­mo­cionar un crec­imien­to “inter­no” medi­ante políti­cas de incre­men­to de den­si­dad pobla­cional. En este tipo de opera­ciones es que podemos iden­ti­ficar clara­mente la par­tic­i­pación de entes pri­va­dos que, medi­ante la pro­mo­ción de políti­cas de den­si­fi­cación pobla­cional, espec­u­lan con el val­or del sue­lo den­tro del eji­do urbano.

Con­tin­uan­do con esta línea, y en fun­ción de algu­nas dimen­siones en torno a lo urbano que fueron abor­dadas en el PEM 2004, el Munici­pio de Gen­er­al Pueyrredón (MGP) crea el Plan de Gestión Ter­ri­to­r­i­al en el año 2006, que, en el eje urbano ambi­en­tal se pro­pone:

Definir e implementar un modelo de organización territorial equilibrado que contemple la protección de las particularidades ambientales del partido, una eficiente articulación entre sus núcleos poblados y el incremento progresivo de la calidad de vida urbana a través de la adopción de instrumentos de ordenamiento y la gestión de proyectos claves.

Este Plan opera con dos instru­men­tos esen­ciales como son el Códi­go de Orde­namien­to ter­ri­to­r­i­al (COT) mod­i­fi­ca­do por últi­ma vez en el año 2000 y aún vigente, y el Códi­go de Preser­vación Pat­ri­mo­ni­al (CPP). Una de las temáti­cas tratadas en este Plan refiere jus­ta­mente al reconocimien­to de la exis­ten­cia de dos ciu­dades: de un lado, la ciu­dad turís­ti­ca, equipa­da, equi­li­bra­da, con acce­so a todos los ser­vi­cios y, del otro lado, la ciu­dad que cre­ció y se extendió sin el cor­re­spon­di­ente acom­pañamien­to de las infraestruc­turas y equipamien­tos que le garan­ti­cen con­tar con las condi­ciones bási­cas de hab­it­abil­i­dad. En este plano, se for­mu­la una serie de prop­ues­tas con la inten­ción de pro­mover el desar­rol­lo de proyec­tos urbanos que artic­ulen e inte­gren los bar­rios entre sí y estos con el cen­tro de la ciu­dad. Entre estos proyec­tos se encuen­tran algunos referi­dos al trans­porte públi­co, a los ser­vi­cios, a la vivien­da y tam­bién al espa­cio públi­co.

Sin embar­go, este Plan de Gestión Ter­ri­to­r­i­al tam­bién opera con dos premisas bási­cas. A saber: 1. Con­tener el crec­imien­to físi­co de la ciu­dad, prop­i­cian­do el crec­imien­to inte­ri­or por sobre la expan­sión. 2. Recu­per­ar los lugares vacantes e incor­po­rar­los en for­ma estratég­i­ca como lugares de opor­tu­nidad para el desar­rol­lo y/o con­trol del crec­imien­to urbano. Para imple­men­tar estas premisas el COT establece que: “La Munic­i­pal­i­dad no dará cur­so a prop­ues­tas de creación de áreas urbanas en tan­to áreas urbanas exis­tentes cubran las necesi­dades”. Este es el modo que encuen­tra el munici­pio para reforzar las políti­cas de den­si­fi­cación pobla­cional que enun­cia en el PEM 2004. Sin embar­go, pareciera que en ningún momen­to recono­cen la exis­ten­cia de un mer­ca­do inmo­bil­iario espec­u­la­ti­vo que afec­ta direc­ta­mente los mod­os en los que la población puede hac­er uso del sue­lo.

En el año 2013, con la for­mu­lación de un nue­vo PEM, se obser­va que esta ten­den­cia a la pres­en­cia de actores pri­va­dos en la plan­i­fi­cación de la ciu­dad con­tinúa y se acre­cien­ta. Nue­va­mente, la may­or parte de la Comisión Mix­ta es de carác­ter pri­va­do. A su vez, resul­ta de espe­cial impor­tan­cia la cre­ciente injeren­cia del Ban­co Inter­amer­i­cano de Desar­rol­lo (BID), que se pre­sen­ta como un actor prin­ci­pal a la hora de elab­o­rar este nue­vo Plan Estratégi­co.[1] Este nue­vo Plan Estratégi­co surge del diag­nós­ti­co resul­tante de la primera eta­pa de la ICES, que se basa en un análi­sis detal­la­do a par­tir de la uti­lización de indi­cadores estandariza­dos en torno a la sosteni­bil­i­dad ambi­en­tal, el desar­rol­lo urbano, y la sosteni­bil­i­dad guber­na­men­tal.

La uti­lización de indi­cadores estandariza­dos merece un aparta­do pro­pio donde se con­sid­eren las defi­cien­cias que pueden pre­sen­tar. En prin­ci­pio la apli­cación de estos indi­cadores pareciera ser ben­efi­ciosa, ya que le brin­da infor­ma­ción al munici­pio que pre­vi­a­mente no tenía. Los “diag­nós­ti­cos” real­iza­dos sobre el crec­imien­to de la ciu­dad pro­cedían de estu­dios gen­er­a­dos por empre­sas pri­vadas y por los provee­dores de ser­vi­cios urbanos, y por lo tan­to eran par­ciales, ori­en­ta­dos a una temáti­ca en par­tic­u­lar, o no eran con­fi­ables. La ICES le brin­da al MGP infor­ma­ción priv­i­le­gia­da sobre la ciu­dad, obteni­da en teoría de man­era efi­ciente, trans­par­ente y metódi­ca. Sin embar­go, debe­mos pre­gun­tarnos qué tan con­fi­able o per­ti­nente es la infor­ma­ción deriva­da de la apli­cación de estos indi­cadores si ten­emos en cuen­ta su con­struc­ción metodológ­i­ca [Zulaica y Tomadoni 2015]. Estos indi­cadores han sido con­stru­i­dos para poder medir la evolu­ción de una ciu­dad a lo largo del tiem­po, y para com­parar entre ciu­dades involu­cradas en la ICES. Es en esta com­pa­ra­bil­i­dad entre ciu­dades donde yace su may­or debil­i­dad: no es lo mis­mo medir indi­cadores referi­dos, por ejem­p­lo, al agua, en una ciu­dad como Mar del Pla­ta, que en una ciu­dad como La Paz. Com­par­a­ti­va­mente la ciu­dad de Mar del Pla­ta siem­pre estará en mejores condi­ciones rel­a­ti­vas que otras ciu­dades con respec­to a cier­tos indi­cadores, y vicev­er­sa. Por estar pen­sa­dos en tér­mi­nos gen­erales para todas las ciu­dades, no se tienen en cuen­ta las especi­fi­ci­dades de cada obje­to de estu­dio, dejan­do de lado dimen­siones impor­tantes. En el caso de nues­tra ciu­dad, por ejem­p­lo, la ICES no tuvo en cuen­ta que el tur­is­mo es una de las prin­ci­pales activi­dades económi­cas, y que el flu­jo pobla­cional esti­val mod­i­fi­caría rad­i­cal­mente los resul­ta­dos depen­di­en­do de la estación. Los indi­cadores no medirían lo mis­mo en invier­no que en ver­a­no respec­to del agua, los resid­u­os, el trans­porte, la den­si­dad pobla­cional, entre otros y, a su vez, sería nece­sario plan­i­ficar un accionar para ambas mediciones. El MGP gen­eró un con­jun­to de indi­cadores referi­dos al tur­is­mo, pero uti­lizan­do una metodología difer­ente a la prop­ues­ta por la ICES. Esto mis­mo ocur­rió en ciu­dades como Cuen­ca o Cus­co, suman­do a la vari­abil­i­dad en la cal­i­dad y en los resul­ta­dos de los indi­cadores [BID 2016]. Real­izadas las salvedades per­ti­nentes sobre el uso de indi­cadores estandariza­dos, se puede con­tin­uar con el análi­sis prop­uesto del PEM.

Obser­va­mos la influ­en­cia de los organ­is­mos pri­va­dos y de este tipo de plan­i­fi­cación urbana en las inter­ven­ciones urbanas recientes en Mar del Pla­ta. Estas grandes inter­ven­ciones pueden agru­parse en cua­tro cat­e­gorías:

  1. Equipamien­tos de jer­ar­quía: Estación Fer­roau­to­mo­to­ra, Paseo Aldrey, Museo MAR.
  2. Recual­i­fi­cación de cen­tros com­er­ciales: “Calles para la gente” en el cen­tro com­er­cial Güemes, Alem.
  3. Pues­ta en val­or del frente marí­ti­mo: insta­lación de esta­ciones salud­ables, remod­elación de zona bal­n­earia de La Per­la, pues­ta en val­or del Tor­reón del Mon­je, ter­mi­nal de cruceros.
  4. Con­struc­ción de bar­rios pri­va­dos y emprendimien­tos de cat­e­goría en zonas cen­trales: Rumencó, Tor­res de Pel­li, Roy­al Res­i­dences, Malecón Hué, etc.

Como se puede obser­var, estas inter­ven­ciones se cen­tran en el eji­do urbano y apun­tan, en su gran may­oría, a un embel­lec­imien­to de los sec­tores lig­a­dos al com­er­cio y al tur­is­mo. En la sigu­iente ima­gen “Mapa Sín­te­sis mod­e­lo de ciu­dad” (Figu­ra 1), se obser­va que se han plan­i­fi­ca­do inter­ven­ciones de dis­tin­ta mag­ni­tud y rel­e­van­cia en diver­sos sec­tores de la ciu­dad. Sin embar­go, el denom­i­na­do “Eje cos­tero” es el que se ha pri­or­iza­do en la prác­ti­ca y en el que se han plan­i­fi­ca­do la may­or can­ti­dad de “nuevos cen­tros cívi­cos”.

Figura 1. Mapa síntesis modelo de ciudad

Fuente: Plan Estratégi­co Mar del Pla­ta 2013–2030

Esto per­mite pen­sar que el munici­pio no actúa como garante de los dere­chos ciu­dadanos, sino como garante de los intere­ses pri­va­dos, como aus­pi­ciante de las ini­cia­ti­vas inmo­bil­iarias de carác­ter espec­u­la­ti­vo. Esto puede expli­carse por los orí­genes y tradi­ción turís­ti­ca de la ciu­dad, que sufre de una dual­i­dad que puede ser pre­sen­ta­da como “la ciu­dad esti­val vs la ciu­dad per­ma­nente”. En apari­en­cia, ambas ciu­dades se retroal­i­men­tan y ben­e­fi­cian mutu­a­mente, ya que la “ciu­dad esti­val” provee opor­tu­nidades lab­o­rales, cul­tur­ales y económi­cas a la “ciu­dad per­ma­nente”, mien­tras que esta últi­ma ofrece par­tic­i­pación acti­va y fuerza de tra­ba­jo a la primera. Sin embar­go, esta dinámi­ca que en teoría resul­ta armo­niosa, en la prác­ti­ca se ve afec­ta­da por las lóg­i­cas espec­u­la­ti­vas del cap­i­tal, y la ausen­cia de reg­u­lación estatal. Por ser la activi­dad turís­ti­ca la prin­ci­pal fuente de ingre­sos y de tra­ba­jo de la ciu­dad, tan­to las ini­cia­ti­vas pri­vadas como las políti­cas públi­cas urbanas de gran escala apun­tan, en tér­mi­nos gen­erales, a explotar y embel­le­cer aque­l­los sec­tores rela­ciona­dos con el tur­is­mo, es decir, los sec­tores cos­teros y algunos sec­tores com­er­ciales. Esta incli­nación a invis­i­bi­lizar aque­l­los sec­tores que no estén ínti­ma­mente rela­ciona­dos con la prin­ci­pal activi­dad económi­ca de la ciu­dad, se pone de man­i­fiesto en la plan­i­fi­cación de la ciu­dad y en las inter­ven­ciones urbanas recientes de gran escala.

Podría argu­men­tarse, sin embar­go, que esta lóg­i­ca de plan­i­fi­cación no es nece­sari­a­mente per­ju­di­cial para los ciu­dadanos, en tan­to poten­cia la posi­bil­i­dad de extraer plus­valía urbana y realizar una redis­tribu­ción equi­tati­va de lo recau­da­do. De hecho, esta opción es recomen­da­da por el BID:

Lo que en últimas se busca es que el beneficio generado por las inversiones municipales proporcione retroalimentación positiva en forma de recursos adicionales para nuevas inversiones, de tal manera que estos recursos puedan ayudar a reducir los rezagos en la provisión de servicios e infraestructura a nivel local [Blanco et al. 2016: 11].

Sin embar­go, esta oper­a­to­ria resul­ta com­ple­ja de estu­di­ar en el caso de Mar del Pla­ta por dos motivos: en primer lugar, porque no se encuen­tran disponibles de man­era públi­ca y acce­si­ble par­tidas pre­supues­tarias que expon­gan los mon­tos asig­na­dos a las inter­ven­ciones urbanas de gran escala, o al mejo­ramien­to de bar­rios per­iféri­cos, y por lo tan­to, tam­poco se puede juz­gar si estas inter­ven­ciones tienen finan­ciamien­to pri­va­do, públi­co, mix­to, etc. En segun­do lugar, y tal vez más impor­tante, no se encuen­tra en los doc­u­men­tos públi­cos disponibles una clara indi­cación de que esta es la direc­ción de la plan­i­fi­cación. En otras pal­abras, no se encuen­tra explic­i­ta­do por parte del munici­pio la inten­ción de cap­turar plus­valía urbana y redis­tribuir la recau­dación.

Este breve análi­sis de la plan­i­fi­cación estratég­i­ca en la ciu­dad de Mar del Pla­ta per­mite obser­var cómo se artic­u­lan las nuevas lóg­i­cas de pro­duc­ción de la ciu­dad, en tan­to una lóg­i­ca mer­can­til tri­un­fa por sobre la lóg­i­ca de los dere­chos ciu­dadanos. En este sen­ti­do, el eje políti­co de la sus­tentabil­i­dad se encuen­tra en un com­ple­to dese­qui­lib­rio en la plan­i­fi­cación urbana de Mar del Pla­ta, otorgán­dole total pri­macía al mer­ca­do por sobre el Esta­do en la toma de deci­siones y en la pro­duc­ción de hábi­tat y ciu­dad.

Reflexiones finales

La mer­can­tilización de la ciu­dad es un pro­ce­so que ha impacta­do fuerte­mente en los mod­os en los que la pen­samos, la plan­i­fi­camos, con­stru­imos y vivi­mos. Nues­tra expe­ri­en­cia de ciu­dad se ve atrav­es­a­da por una lóg­i­ca mer­can­til que ha definido en gran medi­da cómo y por quiénes deben ser pro­duci­dos y usa­dos los espa­cios. Este gran pro­ce­so trae con­si­go otros más pequeños y medi­anos que en con­jun­to trans­for­man el modo en que se con­struye la ciu­dad, y con­se­cuente­mente los mod­os en los que la pen­samos tam­bién. Así es que el mer­ca­do comien­za a per­me­ar nue­stros imag­i­nar­ios urbanos y nues­tras rep­re­senta­ciones sim­bóli­cas sobre la expe­ri­en­cia urbana. Estos nuevos mod­os de pro­ducir ciu­dad aten­tan con­tra los dere­chos y necesi­dades de la población que la habi­ta. Las ori­enta­ciones de la lóg­i­ca mer­can­til poco tienen que ver con pen­sar una ciu­dad equi­tati­va y acce­si­ble. Uno de los mod­os en los que este gran pro­ce­so se instru­men­ta, es medi­ante la imple­mentación de la plan­i­fi­cación estratég­i­ca, que se pre­sen­ta como un accionar con­jun­to entre Esta­do y mer­ca­do para pro­ducir ciu­dad. Esta her­ramien­ta, del modo en que fue imple­men­ta­da en Lati­noaméri­ca, per­mite pen­sar una ciu­dad por y para el mer­ca­do, como un pro­duc­to de mar­ket­ing, y como mon­e­da de cam­bio de grandes empre­sar­ios. A la hora de pen­sar y con­stru­ir ciu­dad, de realizar grandes inver­siones en inter­ven­ciones urbanas, ten­drán pri­or­i­dad los intere­ses de estos actores lig­a­dos a la lóg­i­ca mer­can­til, por sobre aque­l­los que oper­an con una lóg­i­ca de dere­cho ciu­dadano. Es así que se priv­i­le­gia­rán inter­ven­ciones que prop­icien la espec­u­lación inmo­bil­iaria, la homo­geneización, la finan­cia­rización, en fin, la mer­can­tilización de la ciu­dad.

Pen­sar la plan­i­fi­cación urbana de la ciu­dad a través del pris­ma de la sus­tentabil­i­dad políti­ca supone un desafío para todos los actores involu­cra­dos. Las actuales dinámi­cas de pro­duc­ción de ciu­dad debier­an mod­i­fi­carse para poder ser encauzadas en nuevas líneas de acción que con­tribuyan al equi­lib­rio entre Esta­do y mer­ca­do que supone la sus­tentabil­i­dad políti­ca. Lograr una plan­i­fi­cación urbana con estas car­ac­terís­ti­cas impli­ca una nue­va dis­tribu­ción del poder entre los agentes con capaci­dad de decisión, como así tam­bién la apari­ción de nuevos actores has­ta aho­ra rel­e­ga­dos, como las sociedades de fomen­to, insti­tu­ciones bar­ri­ales, ONG, entre otros. A su vez, sería nece­saria la reac­ti­vación de los canales de par­tic­i­pación ciu­dadana ya exis­tentes, pero poco difun­di­dos y uti­liza­dos, como lo son el pre­supuesto par­tic­i­pa­ti­vo o la ban­ca 25[2]. Esto con­tribuiría a un desar­rol­lo de las estruc­turas democráti­cas en las comu­nidades, la redis­tribu­ción del poder económi­co y políti­co, y la descen­tral­ización de la toma de deci­siones.

 Citas

* Lic. en Soci­ología en la UNMdP (Uni­ver­si­dad Nacional de Mar del Pla­ta). Inte­grante del Grupo de Estu­dios Sociour­banos, Fac­ul­tad de Humanidades, UNMdP. Actual­mente cur­san­do la Maestría en Políti­cas Sociales en la UNMdP. melinajaku@hotmail.com

[1] Uno de los organ­is­mos multi­na­cionales que comien­za a ten­er pres­en­cia en Améri­ca Lati­na a par­tir de la déca­da de 1960 es el Ban­co Inter­amer­i­cano de Desar­rol­lo (BID). Este organ­is­mo, con 48 país­es miem­bro, surge con la mis­ión insti­tu­cional de mejo­rar la cal­i­dad de vida en Améri­ca Lati­na, medi­ante la ayu­da financiera y téc­ni­ca a los país­es que bus­can reducir la desigual­dad y la pobreza. Las pri­or­i­dades de este organ­is­mo son: reducir la pobreza y la desigual­dad social; abor­dar las necesi­dades de los país­es pequeños y vul­ner­a­bles; pro­mover el desar­rol­lo a través del sec­tor pri­va­do; abor­dar el cam­bio climáti­co, energía ren­ov­able y sosteni­bil­i­dad ambi­en­tal; y fomen­tar la coop­eración e inte­gración region­al. Hacia la déca­da de 1990 comien­za a ten­er may­or injeren­cia en las agen­das de los gob­ier­nos locales, a través de la imple­mentación de inter­ven­ciones ori­en­tadas a reducir la pobreza. En el año 2012, la ciu­dad de Mar del Pla­ta es elegi­da por el BID para for­mar parte de la ICES.

[2] La “Ban­ca 25” es un mecan­is­mo de par­tic­i­pación ciu­dadana que según la Munic­i­pal­i­dad de Gen­er­al Pueyrre­don: “fac­ul­ta a los ciu­dadanos y Orga­ni­za­ciones No Guber­na­men­tales a uti­lizar este canal insti­tu­cional para su expre­sión, acer­cán­do­lo a la decisión en el sis­tema políti­co y de gestión. El pro­ce­so de par­tic­i­pación exige de una ciu­dadanía opor­tu­na­mente infor­ma­da y moti­va­da para inter­venir.”

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  Cómo citar ¬

Melina Jakubowicz, «Aportes conceptuales y metodológicos para la definición y análisis del periurbano de la Ciudad de Puebla, México», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-14/dossier-jakubowicz/
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