Nos hemos declarado en resistencia por el derecho a la vida”
Campesinxs de lo que hoy es Suape (Brasil) en re-existencias cotidianas, públicas y en alianzas

We have decla­red our­sel­ves in resis­tan­ce for the right to life” — Suape’s Pea­sants (Bra­sil) in every day forms of re-exis­ten­ces, public re-exis­ten­ces and allian­ces re-existences

Mer­ce­des Solá Pérez*

Reci­bi­do: 22 de noviem­bre de 2017
Acep­ta­do: 23 de mayo de 2018

Resumen

Fren­te a siglos de pre­ten­di­da homo­ge­nei­za­ción de los mun­dos exis­ten­tes en uno moderno/colonial capi­ta­lis­ta, dife­ren­tes comu­ni­da­des en movi­mien­to han re-exis­ti­do, han repro­du­ci­do sus vidas man­te­nién­do­las, creán­do­las y recreán­do­las día a día [Zibe­chi 2015]. En Amé­ri­ca Lati­na eso se iden­ti­fi­ca a par­tir de las re-exis­ten­cias y con­flic­tos entre la repro­duc­ción de la vida de las comu­ni­da­des rura­les que están sien­do des­po­ja­das de sus terri­to­rios y el reno­va­do ciclo de expro­pia­ción y mer­can­ti­li­za­ción de la natu­ra­le­za del mode­lo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta [Seoa­ne 2012]. Fren­te a este pano­ra­ma el tra­ba­jo pre­sen­ta las re-exis­ten­cias de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe (Bra­sil). Tam­bién iden­ti­fi­ca­mos – con base en Cece­ña [2012], Esco­bar [2014], Svam­pa [2012] y Zibe­chi [2015] – algu­nas carac­te­rís­ti­cas comu­nes de la lucha rural en Amé­ri­ca Lati­na. A par­tir de esto se veri­fi­ca que las luchas y las re-exis­ten­cias no son ais­la­das sino que, así como lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe, hay nume­ro­sas comu­ni­da­des en movi­mien­to con­for­man­do mun­dos exis­ten­tes y posi­bles [Esco­bar 2014].

Pala­bras cla­ve: re-exis­ten­cias socia­les – comu­ni­da­des rura­les – luchas comu­nes – Amé­ri­ca Latina

Abstract

Faced with cen­tu­ries of pre­ten­ded homo­ge­ni­za­tion of the exis­ting worlds in a modern/colonial capi­ta­list one, dif­fe­rent com­mu­ni­ties in move­ment have re-exis­ted, have repro­du­ced their lives main­tai­ning them, crea­ting them and recrea­ting them day-by-day [Zibe­chi ​​2015]. In Latin Ame­ri­ca, this is iden­ti­fied from the re-exis­ten­ces and con­flicts bet­ween the repro­duc­tion of the life of the rural com­mu­ni­ties that are being strip­ped off of their terri­to­ries and the rene­wed cycle of expro­pria­tion and com­mo­di­fi­ca­tion of the natu­re of the capi­ta­list pro­duc­tion model [Seoa­ne 2012] In this con­text, the work pre­sents the re-exis­ten­ces of the pea­sants of what is now Sua­pe (Bra­zil). We also iden­tify — based on Cece­ña [2012], Esco­bar [2014], Svam­pa [2012] and Zibe­chi [2015] — some com­mon cha­rac­te­ris­tics of the rural strug­gle in Latin Ame­ri­ca. From this, it is clear that the strug­gles and the re-exis­ten­ces are not iso­la­ted but just like the pea­sants of what today is Sua­pe, the­re are nume­rous com­mu­ni­ties in move­ment sha­ping exis­ting and pos­si­ble worlds [Esco­bar 2014].

Key words: social re-exis­ten­ces – rural com­mu­ni­ties – com­mon strug­gles – Latin America

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Las re-existencias y los conflictos entre la vida y el capital. A modo de introducción

Con­for­mar otras lógi­cas de pro­duc­ción, abrir el hori­zon­te de la valo­ra­ción de la vida, salien­do de la valo­ra­ción del capi­tal [Pra­da Alco­re­za 2012: 181].

Fren­te a siglos y siglos de pre­ten­di­da homo­ge­nei­za­ción de los mun­dos exis­ten­tes en uno moderno/colonial capi­ta­lis­ta, dife­ren­tes comu­ni­da­des en movi­mien­to han re-exis­ti­do, han repro­du­ci­do sus vidas man­te­nién­do­las, creán­do­las y recreán­do­las día a día [Esco­bar 2014, Zibe­chi 2015]. En Amé­ri­ca Lati­na eso se iden­ti­fi­ca a par­tir de las re-exis­ten­cias y con­flic­tos entre la repro­duc­ción de la vida de las comu­ni­da­des rura­les que están sien­do des­po­ja­das de sus terri­to­rios y el reno­va­do ciclo de expro­pia­ción y mer­can­ti­li­za­ción de la natu­ra­le­za del mode­lo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta [Seoa­ne 2012].

Estos pro­ce­sos de ava­sa­lla­mien­to de la vida para repro­duc­ción del capi­tal nos hacen sen­tir que es urgen­te aco­ger la pro­pues­ta post­de­sa­rro­llis­ta de “enfo­car­se en las adap­ta­cio­nes, sub­ver­sio­nes y resis­ten­cias que local­men­te la gen­te efec­túa en rela­ción con las inter­ven­cio­nes del desa­rro­llo; y, segun­do, des­ta­car las estra­te­gias alter­nas pro­du­ci­das por movi­mien­tos socia­les al encon­trar­se con pro­yec­tos de desa­rro­llo” [Esco­bar 2005:20].

En este sen­ti­do, pro­po­ne­mos pre­sen­tar las re-exis­ten­cias de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe (Bra­sil) ya ana­li­za­das en el mar­co de la tesis de doc­to­ra­do en Geo­gra­fía [2016]. E iden­ti­fi­ca­mos – con base en Cece­ña [2012], Esco­bar [2014], Svam­pa [2012] y Zibe­chi [2015] – algu­nas carac­te­rís­ti­cas comu­nes de la lucha rural en Amé­ri­ca Lati­na. A par­tir de estos veri­fi­ca­mos que las luchas y las re-exis­ten­cias no son ais­la­das sino que, así como lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe, hay nume­ro­sas comu­ni­da­des en movi­mien­to con­for­man­do mun­dos exis­ten­tes y posibles.

Re-existencias cotidianas, públicas y en alianzas de lxs campesinxs

Lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe ocu­pan tra­di­cio­nal­men­te 13.500 hec­tá­reas de tie­rras entre los muni­ci­pios de Cabo de San­to Agos­tinho e Ipo­ju­ca en la cos­ta sur del esta­do de Per­nam­bu­co, Bra­sil (FIGURA 1). Son cam­pe­sinxs que des­de fines de la déca­da de 1970 están sien­do expro­pia­dos y expro­pia­das de sus terri­to­rios – ante­rior­men­te de colo­nias de caña de azú­car — por la ins­ta­la­ción y amplia­ción de la empre­sa públi­ca de dere­cho pri­va­do Sua­pe — Com­ple­jo Indus­trial Por­tua­rio Gover­na­dor Eral­do Guei­ros (CIPS). Esta empre­sa apli­ca dife­ren­tes pro­ce­di­mien­tos para rea­li­zar las expro­pia­cio­nes des­de hace más de trein­ta años y, sin embar­go, muchas y muchos con­ti­núan vivien­do en esas tie­rras has­ta el pre­sen­te momen­to. Esto supo­ne, ade­más de la vio­len­cia per­pe­tua­da por par­te del Esta­do, la re-exis­ten­cia per­ma­nen­te de estas comu­ni­da­des. En 2012 se esti­ma­ban 25.000 per­so­nas en las anti­guas colo­nias. Des­de ese año has­ta el 2015, fue­ron expro­pia­das 19.000 per­so­nas debi­do a la ins­ta­la­ción de más de cien empre­sas, pero tam­bién para que el CIPS ten­ga su área de pre­ser­va­ción ambien­tal. Según la empre­sa un área de 59% de su terri­to­rio es de pre­ser­va­ción ambien­tal, auto­de­no­mi­nán­do­se así como sus­ten­ta­ble en detri­men­to de lxs cam­pe­sinxs que allí vivían.

Figura 1. Localización de las 27 comunidades (engenhos) de campesinxs de lo que hoy es Suape, Cabo de Santo Agostinho e Ipojuca, Pernambuco, Brasil

Fuen­te: Solá Pérez 2016; adap­ta­do de Con­sór­cio Pla­na­ve S.A. & Pro­je­tec 2010

La rea­li­za­ción de tra­ba­jos de cam­po – 7 – a los terri­to­rios de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe (Bra­sil), jun­to a la lec­tu­ra sobre resis­ten­cias coti­dia­nas y públi­cas de James Scott [2000], gene­ró la pro­pues­ta de las re-exis­ten­cias coti­dia­nas, públi­cas y en alian­zas. Las re-exis­ten­cias son las diver­sas for­mas de recrear la vida, de exis­tir y rein­ven­tar­se de las comunidades.

Las resis­ten­cias coti­dia­nas tie­nen rela­ción con los dis­cur­sos ocul­tos e impli­can luchas en el día a día de lxs subor­di­nadxs [Scott 2000]. En este caso son lxs cam­pe­sinxs que hacen/producen/son pro­ta­go­nis­tas de sus vidas día a día en rela­ción con sus terri­to­rios espe­cí­fi­cos. Este tipo de re-exis­ten­cias pue­de ser indi­vi­dual o colec­ti­vo, aun­que nues­tro foco será el colec­ti­vo. Scott [2000] lla­ma a dar una aten­ción espe­cial a las resis­ten­cias coti­dia­nas por­que por ser difu­sas y frag­men­ta­das sue­len pasar des­aper­ci­bi­das, pero en muchos casos son las que gene­ran cam­bios en el día a día de lxs campesinxs.

Las resis­ten­cias públi­cas son colec­ti­vas y orga­ni­za­das como las huel­gas, las mani­fes­ta­cio­nes, las ocu­pa­cio­nes [Scott 2000]. Estas han sido his­tó­ri­ca­men­te las más evi­den­tes por­que cau­san enfren­ta­mien­tos inme­dia­tos fren­te al con­flic­to que las provocó.

Las resis­ten­cias por alian­zas con­sis­ten en denun­cias, acti­vi­da­des de for­ma­ción y/o accio­nes de media­do­res exter­nos a las comu­ni­da­des, en estos casos, rura­les. Ins­ti­tu­cio­nes, orga­ni­za­cio­nes socia­les, Orga­ni­za­cio­nes No Guber­na­men­ta­les (ONGs), uni­ver­si­da­des que des­de la implan­ta­ción de polí­ti­cas neo­li­be­ra­les y la ausen­cia del Esta­do de sus fun­cio­nes socia­les vie­nen rea­li­zan­do par­cial­men­te esas fun­cio­nes. Como en todos los ámbi­tos, hay ONGs serias y com­pro­me­ti­das con las cues­tio­nes de lxs subor­di­nadxs y otras que uti­li­zan a las comu­ni­da­des para sus pro­pios fines no nece­sa­ria­men­te coin­ci­den­tes con los de las mis­mas. Inclu­si­ve, algu­nas han pro­mo­vi­do el camino del desa­rro­llo inten­si­fi­can­do la subor­di­na­ción, infe­rio­ri­za­ción, homo­ge­nei­za­ción y el des­po­jo. Por­to-Gonçal­ves [2004] hace crí­ti­cas con­tun­den­tes a las ONGs que, no sien­do Esta­do, actúan como si lo fue­ran y, gene­ral­men­te, usan finan­cia­mien­tos del Ban­co Mun­dial para maqui­llar con peque­ños pro­yec­tos el ava­sa­lla­mien­to del desa­rro­llo. Sin embar­go, en los casos en que se pri­vi­le­gian las comu­ni­da­des, estas ONGs, ins­ti­tu­cio­nes, alian­zas, uti­li­zan su posi­ción en la socie­dad para denun­ciar, dar visi­bi­li­dad y acom­pa­ñar las luchas.

Estas for­mas de resis­ten­cia no siem­pre supo­nen fina­les feli­ces, es decir cam­bios estruc­tu­ra­les. Pero sí pue­den sig­ni­fi­car cier­tas con­quis­tas como algu­nas con­ce­sio­nes de los due­ños de los medios de pro­duc­ción o de tie­rras, memo­ria de resis­ten­cia y acu­mu­lo de expe­rien­cias para orga­ni­za­cio­nes socia­les con luchas simi­la­res. Según Scott:

En verdad, aún las rebeliones que fracasaron pueden representar alguna ganancia: algunas pocas concesiones por parte del Estado o de los propietarios de tierras, una breve pausa en relación a nuevas y dolorosas relaciones de producción, y, por lo menos una memoria de resistencia y del coraje que puede servir para el futuro [2002: 11]

Un ejem­plo pue­de ser el movi­mien­to de las Ligas Cam­pe­si­nas en Bra­sil – de las se habla­rá bre­ve­men­te a con­ti­nua­ción – que tuvie­ron actua­ción en la déca­da de 1950, fue­ron masa­cra­das por los mili­ta­res en la dic­ta­du­ra mili­tar, pero has­ta hoy se pre­sen­ta como uno de los gran­des movi­mien­tos socia­les de Brasil.

Re-existencias de décadas de lxs campesinxs de lo que hoy es Suape

Pro­gre­so es poder aga­rrar unas fru­tas y lle­var­las a ven­der a una feria, es poder comer.[1]

Las dimen­sio­nes de las re-exis­ten­cias son diver­sas y se remi­ten a la pro­pia vida sea mate­rial o sim­bó­li­ca­men­te. Para Por­to-Gonçal­ves [2006] re-exis­tir es recons­truir per­ma­nen­te­men­te y resig­ni­fi­car la pro­pia exis­ten­cia social y cul­tu­ral­men­te, des­de los territorios.

Así para lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe re-exis­tir es que a pesar de las ame­na­zas físi­cas y psi­co­ló­gi­cas que ya duran 37 años ellxs con­ti­núan vivien­do en sus tie­rras. Eso, según rela­tos de tra­ba­jo de cam­po, aun sien­do abor­da­dos por un equi­po de espe­cia­lis­tas de las áreas huma­nas, como ser­vi­cio social o psi­co­lo­gía, envia­dos por el sec­tor de ges­tión de tie­rras y de pro­pie­dad y patri­mo­nio del CIPS dicién­do­les que es mejor que sal­gan de sus tie­rras por­que, en el caso de que­dar­se, corren ries­go de contaminación.

Re-exis­tir es per­ma­ne­cer en la tie­rra, a pesar de des­per­tar y al mirar por la ven­ta­na ver una máqui­na exca­va­do­ra colo­ca­da al lado de sus tie­rras y deci­dir hacer guar­dia para evi­tar que sea derri­ba­da la casa mien­tras la fami­lia no está. Re-exis­tir es afir­mar que las tie­rras cam­pe­si­nas son sus terri­to­rios. Es pre­sen­ciar tran­qui­la­men­te la lle­ga­da de hom­bres uni­for­ma­dos y arma­dos que hacen ron­das y toman fotos para con­fir­mar que lxs cam­pe­sinxs están dis­ci­pli­nadxs y no están cul­ti­van­do o mejo­ran­do sus casas. Es tam­bién saber que si “arran­can nues­tros cul­ti­vos, noso­tros plan­ta­mos atrás.[2] Tener una poli­cul­tu­ra es un acto de re-exis­ten­cia ante la his­tó­ri­ca mono­cul­tu­ra de caña de azú­car y ante la prohi­bi­ción de los hom­bres de segu­ri­dad pri­va­da del sec­tor de tie­rras y patri­mo­nio del CIPS. Re-exis­tir es plan­tar man­dio­ca, ñame, bata­ta, fri­jol, maíz, bana­na, man­go, coco, ana­ná, mara­cu­yá, mara­ñón, ace­ro­la, man­ga­ba, cajá, pitan­ga y man­te­ner las plan­tas fru­ta­les de la región como la macaí­ba, la acei­tu­na dul­ce, el araçá, el den­dê. Fru­tas estas que no son con­si­de­ra­das por los expro­pia­do­res como bie­nes que se deben pagar en los pro­ce­sos de indem­ni­za­ción. Una cam­pe­si­na comen­ta “por aquí es así, hay muchas fru­tas tan­to para comer como para dar”,[3] por eso con­si­de­ra que es un buen lugar para vivir.

Re-exis­tir es criar ani­ma­les como galli­nas, cabras, gana­do y si se está cer­ca de un rio es tam­bién pes­car maris­cos, can­gre­jos, ostras. Es tam­bién hacer y man­te­ner los pozos de abas­te­ci­mien­to de agua en sus tierras.

La prohi­bi­ción es de cons­truir, mejo­rar las casas, criar ani­ma­les o cul­ti­var “por­que será indem­ni­za­do y solo reci­bi­rá por aque­llo que pasó por el catas­tro”.[4] Por eso, en el cen­tro de la ciu­dad de Cabo de San­to Agos­tinho ya no se ven tan­tas fru­tas loca­les sien­do ven­di­das en las ferias. En el caso de cul­ti­var, sólo se pue­den aque­llos cul­ti­vos de ciclo cor­to. A pesar de las prohi­bi­cio­nes, del catas­tro y del avi­so de indem­ni­za­ción para la sali­da de las fami­lias, no hay nego­cia­ción, ni fecha y mucho menos la posi­bi­li­dad de mudar­se para otra tie­rra en con­di­cio­nes simi­la­res a las que viven. Quie­re decir que plan­tar, criar ani­ma­les y man­te­ner las casas es un acto de re-exis­ten­cia fren­te a la impo­si­ción de no hacer­lo, por­que así lxs cam­pe­sinxs siguen vivien­do mien­tras no suce­da el des­po­jo defi­ni­ti­vo. Lo es tan­to que cuan­do el CIPS derrum­ba las casas, tam­bién derrum­ba los árbo­les de fru­tas para que lxs cam­pe­sinxs no vuel­van a sus tierras.

Algunxs cam­pe­sinxs uti­li­zan un área de sus tie­rras para cul­ti­var caña de azú­car que les garan­ti­za el ingre­so eco­nó­mi­co para poder pagar sus cuen­tas. Esto no es la mono­cul­tu­ra del capi­tal a par­tir de la cual los sue­los se ago­tan y se pro­du­ce exclu­si­va­men­te para el mer­ca­do, sino la re-exis­ten­cia para la repro­duc­ción de la vida. Ven­der la caña de azú­car les per­mi­te tener pre­vi­sión de dine­ro en los meses de cose­cha y así poder con­ti­nuar vivien­do a su mane­ra en sus terri­to­rios por­que al mis­mo tiem­po cul­ti­van alimentos.

Re-exis­tir sig­ni­fi­ca ven­der la cose­cha de la épo­ca al bor­de de la carre­te­ra, con­se­guir tra­ba­jos aun­que sean tem­po­ra­les o acce­der a algún tipo de com­pen­sa­ción social – que no es más que el Esta­do devol­ver­le a la socie­dad un míni­mo de los impues­tos que ella mis­ma paga. Los tra­ba­jos “en la calle” — fue­ra de sus tie­rras – son gene­ral­men­te rela­cio­na­dos a la cons­truc­ción civil ya no tan­to como antes al cor­te de caña de azú­car en la épo­ca de la cose­cha que se hacía en seis meses. Hoy lxs cam­pe­sinxs con­vi­ven con la ciu­dad hin­cha­da, las indus­trias y la espe­cu­la­ción inmo­bi­lia­ria del turis­mo, pero con­ti­núan vivien­do en sus tierras.

La soli­da­ri­dad entre las fami­lias es fun­da­men­tal, espe­cial­men­te res­pec­to al cui­da­do de sus casas. Para que no sean derrum­ba­das por el CIPS hacen guar­dias per­ma­nen­tes cui­dan­do que no lle­guen la gen­te de segu­ri­dad o, aún en casos de derrum­be, son lxs vecinxs aquellxs que reci­ben a las fami­lias que que­da­ron sin casa ni tie­rra. Duran­te el tra­ba­jo de cam­po rea­li­za­do el 8 de agos­to de 2012 nos encon­tra­mos con algu­nos miem­bros de las seis fami­lias que habían vis­to sus casas sien­do derrum­ba­das y nos con­ta­ron que esta­ban vivien­do en la gale­ría del vecino en una cons­truc­ción impro­vi­sa­da. En la mis­ma dor­mían y guar­da­ban las pocas cosas que habían logra­do lle­var­se antes de que sus casas fue­ran derrum­ba­das. A pesar de la soli­da­ri­dad, algu­nas fami­lias des­con­fían de las otras por dos razo­nes: por­que algu­nas per­so­nas tra­ba­jan en el CIPS y por­que algu­nos líde­res de las aso­cia­cio­nes de mora­do­res han nego­cia­do indem­ni­za­cio­nes con­jun­tas, pero ellos en algu­nos casos reci­bie­ron dine­ro extra. Esa es una estra­te­gia de la empre­sa CIPS para des­agre­gar las comu­ni­da­des. Así como tam­bién suce­de con la nego­cia­ción indi­vi­dual fami­lia a fami­lia, gene­ran­do des­en­ten­di­dos entre estas y las comu­ni­da­des don­de viven. O sea, hay cier­tas des­con­fian­zas en dos casos: cuan­do la per­so­na tra­ba­ja en el CIPS por­que podría dar infor­ma­cio­nes pri­vi­le­gia­das a la admi­nis­tra­ción y, en algu­nos casos en que los líde­res por estar en esa posi­ción se apro­ve­chan para bene­fi­ciar­se indi­vi­dual­men­te en lugar de bene­fi­ciar a la colectividad.

Re-exis­tir es deman­dar aque­llo que lxs cam­pe­sinxs con­si­de­ran jus­to fren­te al ava­sa­lla­mien­to, a la vio­len­cia del des­po­jo del CIPS. Por­que, en pri­mer lugar, debe­ría haber una con­sul­ta pre­via y la garan­tía del dere­cho a per­ma­ne­cer en sus tie­rras. Res­pec­to a esto, una cam­pe­si­na comen­ta que “noso­tros no sali­mos de nues­tras casas a pedir indem­ni­za­cio­nes al CIPS. Ellos lle­ga­ron dicien­do que tenía­mos que salir por­que el (asti­lle­ro) Pro­mar esta­ba lle­gan­do y que se si no salía­mos íba­mos a tener que pre­sen­tar­nos a la jus­ti­cia (…) si fue­ra por noso­tros, con­ti­nua­ría­mos vivien­do allá”[5] en la Isla de Tatuoca.

Ade­más, el dine­ro de la indem­ni­za­ción no resuel­ve el con­flic­to gene­ra­do al cam­pe­si­na­do por ser expro­pia­do, por­que cam­bia todo su modo de vida, su socia­bi­li­dad, su rela­ción con ese terri­to­rio, etc. Uno de ellos de la colo­nia Mas­san­ga­na dice “lo que espe­rá­ba­mos de Sua­pe no era ape­nas una indem­ni­za­ción, sino la trans­fe­ren­cia de las fami­lias para otra área don­de pudié­ra­mos con­ti­nuar nues­tra acti­vi­dad como agri­cul­to­res. ¿Qué vamos a hacer en la ciu­dad sin tra­ba­jo?” (JC 2007). Un líder del Movi­mien­to de los Tra­ba­ja­do­res Rura­les Sin Tie­rra (MST) nos dice que lo jus­to es el inter­cam­bio de tie­rra por tie­rra, casa por casa y una indem­ni­za­ción por todas las plan­ta­cio­nes y los años que demo­ran las nue­vas plan­ta­cio­nes en dar fru­tos para el con­su­mo y la ven­ta. Ade­más las rela­cio­nes socia­les y los modos de vida son total­men­te afec­ta­dos en los casos de des­po­jo de tie­rras como este.

Y re-exis­tir tam­bién es enfren­tar­se direc­ta­men­te sea yen­do a la admi­nis­tra­ción del CIPS, blo­quean­do una carre­te­ra, reu­nién­do­se con otras aso­cia­cio­nes de mora­do­res o bus­can­do alian­zas con ins­ti­tu­cio­nes que abra­cen la lucha de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Suape.

Así, par­te de las re-exis­ten­cias públi­cas son jun­to a movi­mien­tos socia­les como lo que fue­ron las Ligas Cam­pe­si­nas de la déca­da de 1950, de la Fede­ra­ción de los Tra­ba­ja­do­res Agri­cul­to­res de Per­nam­bu­co (FETAPE) y del MST, movi­mien­tos en los cua­les han par­ti­ci­pa­do y par­ti­ci­pan muchas de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Suape.

Fue debi­do a la pre­sión social que ejer­ció las Ligas Cam­pe­si­nas que se creó la Coope­ra­ti­va Tiri­ri. A par­tir de la crea­ción de esta Coope­ra­ti­va el enton­ces Ins­ti­tu­to Bra­si­le­ño de Refor­ma Agra­ria (IBRA) otor­gó en torno de 3000 hec­tá­reas en lotes de 10 hec­tá­reas a lxs cam­pe­sinxs que crea­ron la Coope­ra­ti­va que per­te­ne­cían a cin­co colo­nias: Tiri­ri, Mas­san­ga­na, Jas­min, Algo­doais y Serra­ria. Estas tie­rras fue­ron ven­di­das ile­gal­men­te al CIPS en el año 1980 ya que son tie­rras de refor­ma agra­ria y, por lo tan­to, uni­ca­men­te uti­li­za­bles para esa fun­ción. A pesar de eso, en el año de 2009 el Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Colo­ni­za­ción y Refor­ma Agra­ria (INCRA) decla­ró no tener inte­rés en esas tie­rras, des­lin­dán­do­se de res­pon­sa­bi­li­dad fren­te al con­flic­to entre lxs cam­pe­sinxs y el CIPS. Lxs cam­pe­sinxs comen­tan que las Ligas Cam­pe­si­nas logra­ban reu­nir a lxs cam­pe­sinxs y luchar por sus derechos.

Y si la his­to­ria nos cuen­ta que las Ligas Cam­pe­si­nas fue­ron exter­mi­na­das, sus semi­llas con­ti­núan flo­re­cien­do en otros movi­mien­tos. La FETAPE – crea­da el 6 de junio de 1962 – cum­plía y cum­ple esa fun­ción de unir a lxs cam­pe­sinxs. Aun­que su énfa­sis es his­tó­ri­ca­men­te el res­pe­to a los dere­chos labo­ra­les, cuan­do el MST comen­zó a actuar en el esta­do de Per­nam­bu­co, la FETAPE deci­dió uti­li­zar la mis­ma estra­te­gia de ocu­par tie­rras para lxs cam­pe­sinxs y has­ta hoy muchos asen­ta­mien­tos rura­les ins­ti­tui­dos gra­cias a la lucha de esta fede­ra­ción. El fin de las Ligas Cam­pe­si­nas por la repre­sión mili­tar dio lugar al for­ta­le­ci­mien­to de los sin­di­ca­tos rura­les que sí eran per­mi­ti­dos por el régi­men mili­tar de enton­ces (1964–1985) [Rosa 2008]. Espe­cí­fi­ca­men­te para lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe actúa en la inter­me­dia­ción de las indem­ni­za­cio­nes y lucha para que estas ten­gan los valo­res esta­ble­ci­dos por la tabla de pre­cios orga­ni­za­da por la Fede­ra­ción. En algu­nos casos han con­tri­bui­do con­tan­do los árbo­les de las tie­rras, como fue en la colo­nia Mas­san­ga­na [Guar­da 2011].

Por su par­te, el MST hizo su pri­me­ra ocu­pa­ción en Per­nam­bu­co en las tie­rras de lo que hoy es Sua­pe en el Cabo de San­to Agos­tinho. Eran 400 fami­lias que en el día 25 de julio de 1989 ocu­pa­ron esas tie­rras por con­si­de­rar que el enton­ces gober­na­dor Miguel Arraes (1987–1990) apo­ya­ría al movi­mien­to, pero, al con­tra­rio, fue vio­len­ta­men­te repri­mi­do. Aún con la repre­sión, algu­nas fami­lias logra­ron con­ce­sión de tie­rras duran­te diez años y la mayo­ría fue trans­fe­ri­da para el inte­rior del esta­do de Per­nam­bu­co [Aquino et al. 2009]. Se esti­ma que las fami­lias que se que­da­ron en las tie­rras son las que orga­ni­za­ron la Hacien­da de los Tra­ba­ja­do­res que en el año de 2013 tuvie­ron que salir de estas y a cam­bio reci­bie­ron tie­rras con dere­cho de uso en el muni­ci­pio de Barrei­ros. Esta es la úni­ca situa­ción en la cual lxs cam­pe­sinxs reci­bie­ron tie­rra por tie­rra como par­te de las indem­ni­za­cio­nes. La pro­me­sa hecha por el CIPS es que al pasar cin­co años en esas tie­rras aquellxs cam­pe­sinxs que demues­tren tra­ba­jar la tie­rra ten­drán sus títu­los de pro­pie­dad en las cin­co hec­tá­reas lotea­das para cada una de las 85 fami­lias asen­ta­das [Lou­re­nço 2013]. En 2010 el MST reto­mó el apo­yo a lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe y vie­ne orga­ni­zan­do reunio­nes, blo­queos en la carre­te­ra (rea­li­za­da en 2012), ocu­pa­cio­nes en el INCRA y el pala­cio de gobierno (tam­bién en 2012) y reunio­nes con la admi­nis­tra­ción del CIPS con los obje­ti­vos de pro­te­ger los intere­ses de lxs cam­pe­sinxs y denun­ciar la vio­len­cia de la segu­ri­dad pri­va­da. En 2011 dos­cien­tos cam­pe­sinxs se pre­sen­ta­ron ante el direc­tor Perei­ra Lima de ges­tión de tie­rras y patri­mo­nio del CIPS para inten­tar esta­ble­cer un diá­lo­go colec­ti­vo sobre las indem­ni­za­cio­nes de lxs cam­pe­sinxs. Sin embar­go el acuer­do no fue res­pe­ta­do por el CIPS y, según rela­tos de lxs cam­pe­sinxs y orga­ni­za­cio­nes alia­das a ellxs, las “nego­cia­cio­nes” con­ti­núan sien­do indi­vi­dua­les, arbi­tra­rias y violentas.

Las re-exis­ten­cias por alian­zas ya se ini­cia­ron inclu­si­ve antes de la ins­ta­la­ción del CIPS en 1975, cuan­do un gru­po de inte­lec­tua­les fir­mó un mani­fies­to con­tra la cons­truc­ción del CIPS. Así tam­bién otros inte­lec­tua­les hicie­ron sus con­tri­bu­cio­nes a la cues­tión sobre la con­fia­bi­li­dad de los estu­dios, los aspec­tos nega­ti­vos y sobre­di­men­sio­na­mien­to del empren­di­mien­to y los cam­bios nega­ti­vos para las comu­ni­da­des que allí vivían y serían des­te­rri­to­ria­li­za­das [Grand­jean y Mar­tins 1983]. Las preo­cu­pa­cio­nes de los fir­man­tes del mani­fies­to eran de carác­ter social, eco­nó­mi­co y ambien­tal. Por un lado sos­te­nían que ade­más de que la pobla­ción no había sido con­sul­ta­da por su ins­ta­la­ción, si se hicie­ran pro­yec­tos meno­res ten­drían mejor acep­ta­ción social. Ade­más pro­po­nían que las indus­trias tuvie­ran que ver con los sec­to­res de tra­ba­jo ya exis­ten­tes mejo­ran­do así la eco­no­mía del esta­do, pero man­te­nien­do las carac­te­rís­ti­cas loca­les. Por otro lado, el hecho de ser peque­ños empren­di­mien­tos man­ten­dría la belle­za natu­ral y los sitios arqueo­ló­gi­cos [Forum Sua­pe 1975].

Ade­más, hay varias enti­da­des que denun­cian y apo­yan de dife­ren­tes mane­ras a lxs impac­tadxs por el CIPS. El Cen­tro de las Muje­res del Cabo (CMC) tra­ba­ja con cues­tio­nes rela­cio­na­das a dere­chos, espe­cial­men­te de las muje­res, y el aumen­to de la vio­len­cia en el muni­ci­pio de Cabo de San­to Agos­tinho pro­vo­ca­dos por la ins­ta­la­ción y amplia­ción del CIPS. La Fede­ra­ción de Orga­nis­mos para la Asis­ten­cia Social y Edu­ca­ti­va (FASE)[6] y la ONG Action Aid[7] tie­nen actua­ción direc­ta jun­to a las comu­ni­da­des a tra­vés de pro­yec­tos de for­ma­ción polí­ti­ca, ela­bo­ra­ción de docu­men­tos de denun­cia y pro­mo­ción de los dere­chos de lxs cam­pe­sinxs. Des­de 2012 estas enti­da­des, jun­to con otras como a Both Ends[8] y algu­nos inte­lec­tua­les, orga­ni­za­ron el Forum Sua­pe – Espa­cio socio ambien­tal.[9] En este se uni­fi­can las accio­nes en pro de lxs cam­pe­sinxs y en ese ámbi­to se ha logra­do la rea­li­za­ción de docu­men­ta­les[10] y audien­cias públi­cas de denun­cia de la vio­len­cia, las arbi­tra­rie­da­des y el des­po­jo que sufren lxs cam­pe­sinxs fru­to del desa­rro­llo del esta­do de Per­nam­bu­co por la ins­ta­la­ción y amplia­ción del CIPS. Un momen­to cru­cial para lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe fue la reu­nión que suce­dió en la Orga­ni­za­ción de los Abo­ga­dos de Bra­sil (OAB) en noviem­bre de 2014 cuan­do ellas y ellos se pre­sen­ta­ron para dar decla­ra­cio­nes sobre la vio­len­cia que vie­nen sufrien­do por el des­po­jo y la pre­sen­cia y actua­ción de hom­bres de segu­ri­dad pri­va­da. En esa y otras oca­sio­nes de audien­cias públi­cas con orga­nis­mos del esta­do de Per­nam­bu­co fue posi­ble hacer las denun­cias, la vio­len­cia dis­mi­nu­yó en rela­ción al tra­to de los hom­bres de la segu­ri­dad pri­va­da, pero el des­po­jo con­ti­nua, así como la vio­len­cia espe­cial­men­te simbólica.

Hay tam­bién pro­yec­tos de aca­dé­mi­cos de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Per­nam­bu­co y de la Fun­da­ción Joa­quim Nabu­co que vie­nen ana­li­zan­do y denun­cian­do los con­flic­tos entre lxs cam­pe­sinxs y el CIPS, los impac­tos en la vida y la fal­ta de dere­chos huma­nos, salud y jus­ti­cia social. Algu­nos ejem­plos son los pro­yec­tos de pro­fe­so­ras del Labo­ra­to­rio de Salud, Ambien­te y Tra­ba­jo de la Fun­da­ción Osval­do Cruz, de la pro­fe­so­ra del Pro­gra­ma de Desa­rro­llo y Medio Ambien­te y de la pro­fe­so­ra de Comu­ni­ca­ción titu­la­dos: “De lo Rural a lo Urbano: la con­ver­sión del uso de la tie­rra en la Zona da Mata Sur de Per­nam­bu­co” e “Índi­ce de desa­rro­llo de la ges­tión ambien­tal de las indus­trias de Sua­pe, Per­nam­bu­co, Bra­sil: una pro­pues­ta de indi­ca­dor de desem­pe­ño”, res­pec­ti­va­men­te. En estos casos no se tra­ta direc­ta­men­te con la pobla­ción afec­ta­da, pero se rea­li­za una denun­cia de aque­llo que es invi­si­bi­li­za­do res­pec­to al mega pro­yec­to del esta­do de Per­nam­bu­co. Y así como estas, otras ins­ti­tu­cio­nes se han ocu­pa­do de dar visi­bi­li­dad sea fren­te a la socie­dad o al Esta­do el lado (no tan) ocul­to del desa­rro­llo que gene­ra inhe­ren­te­men­te con­flic­tos socia­les y ambientales.

Otra ins­ti­tu­ción fun­da­men­tal es la Comi­sión Pas­to­ral de la Tie­rra (CPT) que ade­más de la actua­ción jun­to a lxs cam­pe­sinxs en sus ocu­pa­cio­nes de tie­rra, divul­ga des­de 1985 el Cua­derno de Con­flic­tos de Tie­rra en Bra­sil denun­cian­do la vio­len­cia en el cam­po bra­si­le­ño y tra­yen­do un balan­ce de las ocu­pa­cio­nes, asen­ta­mien­tos logra­dos a cada año de la publi­ca­ción. La CPT Nor­des­te 2 vie­ne acom­pa­ñan­do las nego­cia­cio­nes, mani­fes­ta­cio­nes y denun­cias de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe, a par­tir de la actua­ción local y de la inser­ción en el Forum Sua­pe – espa­cio socio ambiental.

Las for­mas de resis­ten­cias coti­dia­nas, públi­cas y por alian­zas de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe nos mues­tran la diver­si­dad de estra­te­gias uti­li­za­das para lograr repro­du­cir la vida a pesar del ava­sa­lla­mien­to del CIPS en sus territorios.

Luchas y re-existencias en común por el reconocimiento, el cuidado de la naturaleza y los territorios por la vida

Para sobre­vi­vir, los de aba­jo nece­si­tan estre­char lazos con otros como ellos, esta­ble­cer víncu­los fuer­tes que son los que expli­can las resis­ten­cias y las resi­lien­cias, mate­ria­les y sim­bó­li­cas. En este tra­yec­to sue­len crear diver­sas for­mas de comu­ni­dad, eji­dos o colo­nias, que en gene­ral están con­for­ma­dos por gru­pos de fami­lias con cier­ta esta­bi­li­dad y per­ma­nen­cia. Se deno­mi­nan, las lla­ma­mos, se reco­no­cen como “comu­ni­da­des”, en un sen­ti­do amplio. Todas repo­san en un espa­cio físi­co aco­ta­do, al que desig­na­mos como “terri­to­rio” [Zibe­chi 2015: 189].

En Bra­sil suce­die­ron algu­nas mani­fes­ta­cio­nes como la Mar­cha de las Mar­ga­ri­das, la mani­fes­ta­ción de los pue­blos indí­ge­nas en la Pla­za de los Tres Pode­res en Bra­sí­lia en 2014. Así tam­bién suce­die­ron en otros país como: la Mar­cha de los Pue­blos Ori­gi­na­rios en Argen­ti­na en el año 2010 por moti­vo del bicen­te­na­rio de la inde­pen­den­cia y por­que “que­re­mos demos­trar que no somos pasa­do, que exis­ti­mos y hemos resis­ti­do más de 500 años y segui­re­mos resis­tien­do por nues­tro dere­cho a ser”;[11]las mar­chas y deba­tes de lxs cam­pe­sinxs de Para­guay en 2015 por la refor­ma agra­ria y con­tra el mode­lo pri­ma­rio expor­ta­dor neo­co­lo­nial;[12] la Mar­cha Indí­ge­na, Cam­pe­si­na y Popu­lar en Gua­te­ma­la, rea­li­za­da en 2012, “por la defen­sa de la Madre Tie­rra, con­tra los des­pla­za­mien­tos y la cri­mi­na­li­za­ción y por el desa­rro­llo rural inte­gral”;[13]entre tan­tos otros. Todos estos even­tos no son ais­la­dos, sino que son luchas con­tra el sis­te­ma moderno/colonial capi­ta­lis­ta que se van deli­nean­do a par­tir de otras for­mas de ser/hacer no nece­sa­ria­men­te ali­nea­das con esa lógica.

Ade­más de la expe­rien­cia jun­to a lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe en Bra­sil obser­va­mos que las luchas y re-exis­ten­cias se extien­den por lo que hoy lla­ma­mos Amé­ri­ca Lati­na, espe­cial­men­te en el sen­ti­do del reco­no­ci­mien­to polí­ti­co de sus iden­ti­da­des y de sus dere­chos a los terri­to­rios para repro­du­cir sus vidas. En este sen­ti­do, pro­po­ne­mos iden­ti­fi­car algu­nos tra­zos comu­nes de esas re-exis­ten­cias, de los cua­les cita Zibe­chi en la refe­ren­cia del epí­gra­fe, con énfa­sis en los terri­to­rios de Abya Yala cons­ti­tui­dos por las diver­sas orga­ni­za­cio­nes del cam­po. Algu­nos auto­res y auto­ras como Cece­ña [2012], Esco­bar [2014], Svam­pa [2012] y Zibe­chi [2015] vie­nen refle­xio­nan­do sobre estos aspec­tos comu­nes e iden­ti­fi­can que la comu­ni­dad, el terri­to­rio y la natu­ra­le­za son pun­tos fun­da­men­ta­les de encuen­tro, lucha y re-exis­ten­cia entre las dife­ren­tes orga­ni­za­cio­nes socia­les. Pode­mos infe­rir que lo que se pre­sen­ta actual­men­te como esen­cial es la vida en sí, ya que es esta, en todas las esfe­ras, la que se colo­ca como cues­tión fren­te a la con­ti­nui­dad de la repro­duc­ción del capi­tal. Con esto pre­ten­de­mos no sola­men­te dar visi­bi­li­dad a las re-exis­ten­cias exis­ten­tes de los pue­blos rura­les de Abya Yala, sino mos­trar pro­pues­tas fren­te al pano­ra­ma que colo­ca­mos de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe en el sen­ti­do de mos­trar diver­sas estra­te­gias vivi­das a lo lar­go del con­ti­nen­te para re-exis­tir al capital.

Esco­bar [2014], en rela­ción a lxs indí­ge­nas, afro­des­cen­dien­tes y cam­pe­sinxs, pre­sen­ta dos pro­ce­sos en Amé­ri­ca Lati­na que están inter-rela­cio­na­dos: 1. el sur­gi­mien­to de las voces, cono­ci­mien­tos, prác­ti­cas y estra­te­gias polí­ti­cas de orga­ni­za­cio­nes y movi­mien­to socia­les de cor­te étni­co-terri­to­rial; 2. la pro­ble­ma­ti­za­ción de la vida rela­cio­na­da a las dis­cu­sio­nes sobre la cri­sis de la bio­di­ver­si­dad y la sos­ten­ta­bi­li­dad, pues “Hay un sen­ti­mien­to com­par­ti­do de que lo está en jue­go es la super­vi­ven­cia de la vida mis­ma en el pla­ne­ta” [Esco­bar 2014: 68]. En este sen­ti­do, el autor cuestiona:

¿cómo se explica la tenacidad con la que muchas poblaciones y organizaciones locales, no solo luchan por defender sus territorios; sino que lo hacen a nombre de otra concepción del desarrollo, una relación armónica con la naturaleza y una forma diferente de vida social? [Escobar 2014: 73].

Es exac­ta­men­te la dimen­sión de la vida que se colo­ca como hori­zon­te y, por eso, el reco­no­ci­mien­to iden­ti­ta­rio y la preo­cu­pa­ción con la natu­ra­le­za son fun­da­men­ta­les para las diver­sas orga­ni­za­cio­nes. Así, Sumak Qama­ña se colo­ca como pro­pues­ta de vida en “armo­nía y com­ple­men­ta­rie­dad inter­sub­je­ti­va” y “entra­ma­do com­ple­to de vidas” [Cece­ña 2012]. Emer­gió en la región andino-ama­zó­ni­ca como saber ances­tral y tam­bién como pro­pues­ta polí­ti­cas de la mayor par­te de las comu­ni­da­des de Abya Yala. Para los pue­blos del cam­po, la cues­tión de la vida se mate­ria­li­za en el acce­so, ocu­pa­ción y cons­truc­ción de sus terri­to­rios y es en ellos don­de se esta­ble­ce la rela­ción entre los seres huma­nos entre sí y con la naturaleza.

Svam­pa [2012] iden­ti­fi­ca como pun­tos en común de las luchas en Amé­ri­ca Lati­na la ambien­ta­li­za­ción de las luchas – tam­bién obser­va­da por Acsel­rad [2010] — y la emer­gen­cia de nue­vos movi­mien­tos socio­am­bien­ta­les rura­les y urba­nos de carác­ter poli­cla­sis­ta y carac­te­ri­za­dos por un for­ma­to de asam­bleas. Zibe­chi [2015] y Cece­ña [2012] jus­ta­men­te resal­tan la impor­tan­cia de la cues­tión de la comu­na­li­dad[14] y de la orga­ni­za­ción social en for­ma de asam­bleas como modos de prac­ti­car y vivir otras for­mas de rela­ción, diver­gen­tes de la lógi­ca jerár­qui­ca y machis­ta de la rela­ción moderna/colonial del capitalismo.

Zibe­chi [2015] con­si­de­ra que esta for­ma de orga­ni­za­ción impli­ca que “el poder no está sepa­ra­do de la socie­dad” [Zibe­chi 2015: 95] y todas las deci­sio­nes son toma­das de mane­ra colec­ti­va y con prin­ci­pios de hori­zon­ta­li­dad. Son for­mas de orga­ni­zar­se que van sien­do dise­mi­na­das en estos movi­mien­tos del campo.

Son formas de asociación y lucha que escapan al sentido estricto de una entidad sindical, incorporando factores étnicos, elementos de consciencia ecológica y criterios de género y de autodefinición colectiva, que concurren para relativizar las divisiones político-administrativas y la manera convencional de pautar y de encaminar las demandas a los poderes públicos [Almeida 2008: 25].

Esas for­mas tam­bién lla­man a la rei­vin­di­ca­ción de las comu­ni­da­des de su reco­no­ci­mien­to como suje­tos polí­ti­cos alia­do al reco­no­ci­mien­to colec­ti­vo por la pro­pia comu­ni­dad, inclu­si­ve, en muchos casos el reco­no­ci­mien­to de la natu­ra­le­za como suje­to polí­ti­co enten­dién­do­la como par­te fun­dan­te de la vida y no a par­tir de la noción de domi­na­ción que tam­bién se pro­mue­ve entre los mis­mos seres huma­nos en rela­ción a cla­ses, géne­ro, étni­co-racia­les, colo­nia­les, reli­gio­sa, inter­ge­ne­ra­cio­nal [Gros­fo­guel 2008].

La lucha polí­ti­ca por reco­no­ci­mien­to se rela­cio­na con los deba­tes sobre iden­ti­dad y dife­ren­cia en el ámbi­to de la jus­ti­cia, es decir, de lo que el Esta­do hace en torno a esas comu­ni­da­des que quie­ren ser reco­no­ci­das. Esta lucha — que tie­ne una dis­cu­sión de fon­do[15] — impli­ca en la nece­si­dad de los pue­blos rura­les de que el Esta­do los reco­noz­ca en sus espe­ci­fi­ci­da­des de mane­ra que pue­dan repro­du­cir sus vidas de acuer­do con sus pro­pios pará­me­tros, ten­gan dere­chos y sean respetados.

En la Cons­ti­tu­ción Fede­ral de Bra­sil de 1988 se dio reco­no­ci­mien­to a los pue­blos indí­ge­nas y qui­lom­bo­las (comu­ni­da­des negras) y en 2003, a par­tir de la rati­fi­ca­ción en el país de la Con­ven­ción 169 de la OIT, se ini­ció la Polí­ti­ca Nacio­nal de Desa­rro­llo Sos­te­ni­ble de los Pue­blos y Comu­ni­da­des Tra­di­cio­na­les, que reco­no­ce dere­chos de auto-reco­no­ci­mien­to y de terri­to­rios a comu­ni­da­des que mues­tren rela­cio­nes espe­cí­fi­cas de pro­duc­ción de la natu­ra­le­za y sus territorios.

La cues­tión del reco­no­ci­mien­to de los suje­tos polí­ti­cos y de sus comu­ni­da­des es simul­tá­nea a la lucha por terri­to­rios por­que es a tra­vés del acce­so y con­trol de los terri­to­rios que se hace posi­ble la repro­duc­ción de la vida a par­tir de lógi­cas espe­cí­fi­cas rela­ti­vas a las comu­ni­da­des rura­les su orga­ni­za­ción social, polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca y su rela­ción entre ellas y ellos y con la naturaleza.

Cruz sos­tie­ne que “en el caso de los movi­mien­to lati­no­ame­ri­ca­nos, espe­cial­men­te los movi­mien­tos socia­les del mun­do rural bus­can afir­mar sus dife­ren­cias por medio del dere­cho al terri­to­rio. Son luchas por dere­chos terri­to­ria­les en que el terri­to­rio fun­cio­na como una espe­cie de con­den­sa­dor de dere­chos” [Cruz 2013: 120]. En la mis­ma pers­pec­ti­va, Zibe­chi dice:

Hasta ahora, ¿qué observamos Poderes territoriales autónomos en resistencia, ligados a relaciones sociales no capitalistas, que resuelven la re-producción de la vida de las personas que viven en esos espacios. Esos poderes han sido creados, sistemáticamente, por los SIN, me refiero a los sectores sociales que han sido privados de sus derechos. Los que son diferentes porque viven y se relacionan de manera diferente (y porque a menudo el color de su piel y el sonido de su lengua son diferentes), están haciendo política de manera también distinta. O, al menos, lo intentan [Zibechi 2008: 175].

Resal­ta así, como emer­gen suje­tos colec­ti­vos que resis­ten de mane­ra autó­no­ma en sus terri­to­rios para pro­du­cir sus pro­pias vidas de mane­ra dife­ren­te a la capi­ta­lis­ta, o sea, moderna/colonial. Tam­bién resul­ta impor­tan­te des­ta­car que la auto­no­mía no es solo fru­to de un ser/hacer dife­ren­te, sino que mues­tra tam­bién la his­tó­ri­ca ausen­cia del Esta­do en estos espa­cios en el sen­ti­do de la fal­ta de ser­vi­cios socia­les como edu­ca­ción, salud y demás. Eso no quie­re decir que, para algu­nos pue­blos, no haya deman­das hacia el Esta­do, sino que ellos tie­ne que tener el dere­cho de acce­der si y como ellos con­si­de­ren per­ti­nen­te, eso es una for­ma de auto­no­mía. Espe­cial­men­te cuan­do un terri­to­rio pue­de ser per­di­do o si ni siquie­ra se tie­ne un terri­to­rio don­de repro­du­cir la vida. Zibe­chi ejem­pli­fi­ca la cues­tión de la auto­no­mía con los zapa­tis­tas que han recha­za­do sis­te­má­ti­ca­men­te las accio­nes del Esta­do en sus terri­to­rios y esa pue­de ser una de las posi­bi­li­da­des de ejer­cer la auto­no­mía. Pero no son todas las comu­ni­da­des que actúan de esa mane­ra. Algu­nas recla­man del Esta­do con­di­cio­nes que este debe pro­veer, aun­que sea a par­tir de lógi­cas otras y por ellas esco­gi­das y deci­di­das. En eso tam­bién resi­de la auto­no­mía, en poder deci­dir cuán­do y de qué mane­ra el Esta­do o cual­quier otro actor externo ten­drá inter­ven­ción en los terri­to­rios de las dife­ren­tes comunidades.

Como ya se vio, lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe tie­nen sus terri­to­rios de hecho cons­ti­tui­dos his­tó­ri­ca­men­te aun­que no ten­gan los títu­los de tie­rra. Tie­nen modos espe­cí­fi­cos de vivir esas tie­rras rela­cio­na­dos a los cul­ti­vos de ali­men­tos, a la cría de ani­ma­les de peque­ño por­te, a la pes­ca en las aguas – man­gles, rios, mar – y a una socia­bi­li­dad. Y sin con­si­de­rar eso, son expro­piadxs por el CIPS sin que se les garan­ti­ce la posi­bi­li­dad de ele­gir dón­de y cómo vivir. El CIPS cuya admi­nis­tra­ción es del esta­do nie­ga las for­mas de vida y los terri­to­rios de lxs cam­pe­sinxs sin pro­veer con­di­cio­nes simi­la­res en los nue­vos luga­res don­de son obli­gadxs a vivir.

Por eso vale la pena enfa­ti­zar que

...la lucha por derechos territoriales es, así, la plataforma primordial en las nuevas experiencias emancipadoras, porque es a partir del territorio que esos diferentes pueblos y comunidades buscan afirmar sus identidades, su autonomía, su modo de vida, su forma de producir, en definitiva, sus diferentes modos de existir [Cruz 2013: 137].

La lucha por la tie­rra y el terri­to­rio reúne enton­ces la lucha por modos de vida espe­cí­fi­cos y autó­no­mos. Has­ta aho­ra se vie­ne mos­tran­do que lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe tie­nen for­mas espe­cí­fi­cas de ser/hacer, es decir, vivir en rela­ción con sus terri­to­rios. Esos terri­to­rios y no otros. Eso sig­ni­fi­ca repro­du­cir la vida con la cer­ca­nía a los ríos, a la vege­ta­ción atlán­ti­ca e, inclu­si­ve con la caña de azú­car. Son terri­to­rios de vida en los cua­les es posi­ble plan­tar, pes­car, criar ani­ma­les; vivir, aun­que los con­flic­tos estén laten­tes y cer­ca­nos. No nece­sa­ria­men­te tie­nen una cos­mo­lo­gía dife­ren­te – como podría tra­tar­se en el caso de los pue­blos indí­ge­nas – pero sí tie­nen modos de vivir en tie­rras que al cons­truir su tra­di­cio­na­li­dad en ellas cons­ti­tu­yen sus terri­to­rios. Esto se iden­ti­fi­ca jun­to a lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe, pero tam­bién en dife­ren­tes comu­ni­da­des cam­pe­si­nas en Amé­ri­ca Lati­na que inte­gran las luchas territoriales.

Otra carac­te­rís­ti­ca común entre los movi­mien­tos socia­les de Amé­ri­ca Lati­na es el carác­ter mul­ti-esca­lar de las luchas que son cons­ti­tui­das en redes den­sas de orga­ni­za­cio­nes como es el caso de la Vía Cam­pe­si­na[16] o en foros como el Foro Social Mun­dial y la Cum­bre de los Pue­blos, valo­ran­do los sabe­res loca­les más allá de los dis­cur­sos domi­nan­tes. Fabri­ni tam­bién com­par­te esta visión con­si­de­ran­do que “no se for­ma ape­nas una red glo­bal de mer­ca­de­rías, sino tam­bién la for­ma­ción de una red de movi­mien­tos socia­les for­ta­le­ci­dos y de resis­ten­cia. Cada movi­mien­to sale de su acción de esca­la local se inte­gra a muchas otras for­ta­le­cien­do las luchas” [Fabri­ni 2007:16].

Eso sig­ni­fi­ca que, así como los con­flic­tos por el mode­lo pri­ma­rio expor­ta­dor neo­co­lo­nial[17] están dise­mi­na­dos por toda Amé­ri­ca Lati­na, en las últi­mas déca­das fue­ron crea­dos diver­sos movi­mien­tos de impac­ta­dos que re-exis­ten y se unen en dife­ren­tes esca­las Arti­cu­la­ción Inter­na­cio­nal de los Impac­ta­dos por la Vale, Movi­mien­to de los Impac­ta­dos por Repre­sas, Movi­mien­to Nacio­nal por la Sobe­ra­nía Popu­lar Fren­te a la Mine­ría, Arti­cu­la­ción Anti­nu­clear Bra­si­le­ña, Foro de los Impac­ta­dos por la indus­tria del Petró­leo y la Petro­quí­mi­ca en las cer­ca­nías de la Bahía de Gua­na­ba­ra.[18] Inclu­si­ve, estas redes que se tejen pue­den ser jus­ta­men­te las re-exis­ten­cias por alianzas.

Como fru­tos de estas redes arti­cu­la­das en el año de 2007 fue publi­ca­da la Decla­ra­ción de las Nacio­nes Uni­das sobre los dere­chos de los pue­blos indí­ge­nas y en el año de 2012 se ini­cia­ron diá­lo­gos a tra­vés de la Vía Cam­pe­si­na jun­to a la Orga­ni­za­ción de Nacio­nes Uni­das para la rea­li­za­ción de una decla­ra­ción inter­na­cio­nal de los dere­chos de los cam­pe­si­nos y cam­pe­si­nas y otros tra­ba­ja­do­res de las zonas rura­les que con­ten­ga dere­chos bási­cos con­tra la expro­pia­ción cam­pe­si­na, la mer­can­ti­li­za­ción de los ali­men­tos, las enfer­me­da­des gene­ra­das por el uso y con­su­mo de agro­tó­xi­cos, la espe­cu­la­ción, la migra­ción, entre otras cues­tio­nes (Vía Cam­pe­si­na 2015). Tam­bién en 2012 la Vía Cam­pe­si­na con­si­guió la publi­ca­ción de un docu­men­to sobre “Direc­tri­ces volun­ta­rias sobre la gober­nan­za res­pon­sa­ble de la tenen­cia de la tie­rra, la pes­ca y los bos­ques en el con­tex­to de la segu­ri­dad ali­men­ta­ria nacio­nal” por la FAO. A pesar de haber muchas crí­ti­cas sobre este docu­men­to, espe­cial­men­te en el sen­ti­do de ser de cuño volun­ta­rio y no vin­cu­lan­te para los Esta­dos, para los movi­mien­tos ha sido fun­da­men­tal la garan­tía de los dere­chos para la repro­duc­ción de sus vidas. Si esas decla­ra­cio­nes y direc­tri­ces fue­ran ins­ti­tui­das en los paí­ses, al menos en el ámbi­to de la jus­ti­cia y del Esta­do, lxs cam­pe­sinxs ten­drían regla­men­tos que les per­mi­ti­ría luchar por el reco­no­ci­mien­to de sus dere­chos socia­les, cul­tu­ra­les, polí­ti­cos y territoriales.

Yen­do más allá de la pers­pec­ti­va ins­ti­tu­cio­na­li­za­da, con­si­de­ra­mos que es nece­sa­ria la lucha autó­no­ma para ir más allá del sis­te­ma mun­do moderno/colonial capi­ta­lis­ta. Uti­li­zar al Esta­do para aten­der deman­das inme­dia­tas, pero luchan­do por la eman­ci­pa­ción del desa­rro­llo del capi­tal ava­sa­lla­dor, jerár­qui­co y mer­can­ti­lis­ta en el que se des­tru­ye la vida. El Esta­do tie­ne sus lími­tes por­que su pro­pia fun­ción es mediar la rela­ción capi­tal-tra­ba­jo. En este sen­ti­do, Luis Macas con­si­de­ra que “No es posi­ble la con­vi­ven­cia del Sumak Kaw­say y el sis­te­ma actual, no pue­de ser un sis­te­ma de este Esta­do, tene­mos que pen­sar fun­da­men­tal­men­te en un cam­bio de estruc­tu­ras de este Esta­do, uno nue­vo, pero hecho con nues­tras manos [Macas 2010:16 apud Zibe­chi 2015: 286]. Es nece­sa­rio rein­ven­tar las ins­ti­tu­cio­nes, des­truir unas, crear otras, otros mun­dos posi­bles que nie­guen la explo­ta­ción del ser humano por el ser humano y de la natu­ra­le­za, la pro­pie­dad pri­va­da y la mer­can­ti­li­za­ción de la vida.

Lo dicho has­ta aho­ra sobre lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe nos mues­tra que estos ele­men­tos a los cua­les se hicie­ron refe­ren­cia tra­tan sobre aspec­tos comu­nes de las luchas tie­nen total corres­pon­den­cia con la reali­dad per­ci­bi­da. Estxs cam­pe­sinxs bus­can unir­se en comu­ni­dad, ser reco­no­cidxs polí­ti­ca­men­te, tener auto­no­mía para poder crear, con­tro­lar y repro­du­cir sus vidas en sus terri­to­rios siguien­do sus pro­pios parámetros.

Valorando la vida y las re-existencias

Tras­la­dar el eje de la pro­duc­ción mate­rial al de cons­truc­ción de la vida [Cece­ña 2012: 319].

Por lo pre­sen­ta­do, enten­de­mos que lxs cam­pe­sinxs – y comu­ni­da­des rura­les en gene­ral — no sólo resis­ten, sino que re-exis­ten en el sen­ti­do de recrear su pro­pia exis­ten­cia per­ma­nen­te­men­te. Se van recons­tru­yen­do, re-sig­ni­fi­can­do su pro­pia exis­ten­cia social y cul­tu­ral­men­te en el terri­to­rio siguien­do sus pro­pios pará­me­tros, sus for­mas de vivir. Esto se da espe­cial­men­te fren­te a los con­flic­tos, pero tam­bién fren­te a la vida en sí mis­ma. Se plan­tean las re-exis­ten­cias como estra­te­gias de repro­du­cir la vida en el día a día.

A par­tir de los tra­ba­jos de cam­po y la revi­sión biblio­grá­fi­ca defi­ni­mos tres tipos de resis­ten­cias: coti­dia­nas, públi­cas y por alian­zas. Y a par­tir del aná­li­sis de estas iden­ti­fi­ca­mos que lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe actúan en diver­sos fren­tes con el obje­ti­vo de con­ti­nuar repro­du­cien­do sus vidas, inclu­si­ve en sus terri­to­rios. En algu­nos casos las pre­sio­nes son tan­tas así como los años de lucha que algu­nas y algu­nos pre­fie­ren reci­bir el dine­ro de las indem­ni­za­cio­nes y salir. Sin embar­go, si pudie­ran esco­ger, se quedarían.

Las re-exis­ten­cias son, prin­ci­pal­men­te por el dere­cho de con­ti­nuar en sus tie­rras, en el terri­to­rio don­de repro­du­cen sus vidas hace déca­das. Esto impli­ca­ría tam­bién en el reco­no­ci­mien­to de lxs cam­pe­sinxs como comu­ni­da­des que tie­nen sus pro­pios modos de vivir y, jus­ta­men­te eso es lo que se nie­ga cuan­do se ins­ta­lan polí­ti­cas públi­cas de desa­rro­llo en los terri­to­rios de las comu­ni­da­des rurales.

Ade­más de situar las re-exis­ten­cias a par­tir de lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe tam­bién cita­mos algu­nos tra­zos con­si­de­ra­dos comu­nes en las luchas rura­les de Amé­ri­ca Lati­na. Si por un lado, se estos tra­zos se ven – en mayor o menor gra­do – en el caso de estxs cam­pe­sinxs a lxs que nos refe­ri­mos, por otro lado, aque­llos que aún no se uti­li­zan podrían ser­vir como estra­te­gias de lucha.

Las luchas cita­das son en torno a la iden­ti­dad, al reco­no­ci­mien­to polí­ti­co, la lucha por el terri­to­rio, la ambien­ta­li­za­ción de las luchas, la vida en comu­ni­dad, el esta­ble­ci­mien­to de redes y alian­zas entre movi­mien­tos y orga­ni­za­cio­nes tenien­do como lucha fun­da­men­tal la vida.

Fue posi­ble iden­ti­fi­car en lxs cam­pe­sinxs de lo que hoy es Sua­pe algu­nas comu­ni­da­des que des­ta­can su anti­güe­dad en esos terri­to­rios, la pre­sen­cia de más de cua­tro gene­ra­cio­nes que gene­ra una iden­ti­dad espe­cí­fi­ca y, por eso, una lucha a par­tir de su iden­ti­dad. Tam­bién la soli­da­ri­dad que for­ma la comu­ni­dad y cier­tas alian­zas con orga­ni­za­cio­nes que con­tri­bu­yen en la denun­cia y lucha por sus dere­chos y por la vida en sus territorios.

Es la lucha por la vida por­que la lógi­ca hege­mó­ni­ca del desa­rro­llo del sis­te­ma mun­do moderno/colonial infe­rio­ri­za, estig­ma­ti­za y des­po­ja a las comu­ni­da­des rura­les. Por eso es la vida la que se colo­ca como hori­zon­te nece­sa­rio y pri­mor­dial fren­te a la explo­ta­ción de la natu­ra­le­za y del ser humano por el ser humano. Por eso lxs cam­pe­sinxs dicen “Nos hemos decla­ra­do en resis­ten­cia por el dere­cho a la vida y a la dig­ni­dad”[19]. En ese camino las comu­ni­da­des esti­pu­lan de mane­ra colec­ti­va otros pará­me­tros para repro­du­cir las vidas que son múl­ti­ples, diver­sos, dife­ren­tes y no por eso inferiores.

De esta mane­ra, las orga­ni­za­cio­nes socia­les cono­cen, apren­den, rein­ven­tan estra­te­gias unas con las otras. Abren cami­nos otros que no se colo­can solo como dis­cur­so sino como expe­rien­cias, mun­dos exis­ten­tes y posi­bles salien­do del lugar de la subor­di­na­ción y del des­po­jo, re-exis­tien­do por pri­vi­le­giar la vida.

Citas

* Inves­ti­ga­do­ra en el post­doc­to­ra­do del Pro­gra­ma de Pos­gra­do en Geo­gra­fía de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Ser­gi­pe (PPGEOUFS) y beca­da por la FAPESE (Fun­dação de Apoio à Pes­qui­sa e Exten­são de Ser­gi­pe). Inte­gran­te de los gru­pos de tra­ba­jo de CLACSO Estu­dios Crí­ti­cos del Desa­rro­llo Rural y Terri­to­ria­li­da­des en dispu­ta y r‑existencias y de los colec­ti­vos: ENCONTTRA, CEGeT, LEPEC y LABERUR. mercedessolap@gmail.com

[1] Cita de uno de los cam­pe­si­nos de lo que hoy es Sua­pe duran­te la entre­vis­ta como for­ma de negar el desa­rro­llo y el pro­gre­so pro­pa­gan­dea­do por el CIPS. Entre­vis­ta rea­li­za­da en la comu­ni­dad Tiri­ri, en noviem­bre de 2013.

[2] Entre­vis­ta rea­li­za­da en el Engenho Tiri­ri el 19 de agos­to de 2012.

[3] Entre­vis­ta rea­li­za­da en el Engenho Tiri­ri el 19 de agos­to de 2012.

[4] Entre­vis­ta rea­li­za­da en el Engenho Algo­doais el 26 de setem­bro de 2014.

[5] Esa era una de las pre­gun­tas cla­ves que guia­ban las entre­vis­tas en el tra­ba­jo de cam­po con la cla­se de Geo­gra­fía Agra­ria de las Zonas Tro­pi­ca­les rea­li­za­do entre los dias 2 y 6 de noviem­bre de 2013 en los engenhos Tiri­ri, Algo­doais y Boa Vis­ta.

[6] La FASE es una orga­ni­za­ción bra­si­le­ña que actúa des­de 1961 jun­to a gru­pos socia­les en el sen­ti­do de pro­mo­ver garan­tías de dere­chos, de demo­cra­cia y sos­te­ni­bi­li­dad a par­tir de los temas: dere­cho a la ciu­dad, jus­ti­cia ambien­tal, muje­res y sobe­ra­nía ali­men­ta­ría. Actual­men­te tie­ne sede y tra­ba­jos jun­to a comu­ni­da­des em Per­nam­bu­co, Pará, Mato Gros­so, Bahia, Espí­ri­to San­to y Rio de Janei­ro (fase.org.br).

[7] Action Aid está en Bra­sil des­de 1999, fun­da­da en 1972, es una orga­ni­za­ción de per­so­nas que bus­can pro­mo­ver los dere­chos huma­nos y ven­cer la pobre­za. Actúa jun­to a comu­ni­da­des en su capa­ci­ta­ción bus­can­do solu­cio­nes loca­les a los pro­ble­mas de pobre­za en die­ci­nue­ve paí­ses. (www.actionaid.org.br).

[8] La ONG Both Ends es de los Paí­ses Bajos y una de sus accio­nes es fis­ca­li­zar empre­sas de su país que actúan em outros, con­tro­lan­do que res­pe­ten los stan­da­res de res­pon­sa­bi­li­dad social, del tra­ba­jo, ambien­tal, etc. Deter­mi­na­dos por las leyes nacio­na­les y siguien­do los pro­to­co­los de Res­pon­sa­bi­li­dad Social Cor­po­ra­ti­va fir­ma­da por los paí­ses da la Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co (www.bothends.org).

[9] Más infor­ma­cio­nes, con­sul­tar: <forumsuape.ning.com>

[10] Tatuo­ca: uma ilha rou­ba­da (con­sul­tar: https://www.youtube.com/watch?v=nlKnu5VNPWU); Sua­pe: um caminho sinuo­so (con­sul­tar: https://www.youtube.com/watch?v=6PH7TesJfr4); y Sua­pe: des­en­vol­vi­men­to para quem (con­sul­tar: https://www.youtube.com/watch?v=xargRbGpSqI).

[11] Para cono­cer sobre la Mar­cha de los pue­blos ori­gi­na­rios en Argen­ti­na, con­sul­tar Leo­ne (2013) y enla­ces del sitio web del dia­rio Pági­na 12, dis­po­ni­ble en < http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20–145627-2010–05-13.html> y de las Madres de Pla­za de Mayo, dis­po­ni­ble en: < http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/935/132/ >.

[12] Sobre las mar­chas y deba­tes de los cam­pe­si­nos en Para­guay con­sul­tar la pági­na de la Fede­ra­ción Nacio­nal Cam­pe­si­na, dis­po­ni­ble en: < http://www.fnc.org.py/?p=2632 >.

[13] Sobre los acuer­dos con­se­gui­dos con­sul­tar, el sitio web del Comi­té de la Uni­dad Cam­pe­si­na, dis­po­ni­ble en: < http://www.cuc.org.gt/es/index.php?option=com_content&view=article&id=430:marcha-indigena-campesina-y-popular-logra-comprometer-al-gobierno-en-8-puntos-&catid=36:noticias&Itemid=57 >.

[14] La cues­tión de la comu­na­li­dad se pre­sen­ta como deman­da de los pue­blos andino-indí­ge­nas que se incor­po­ra al ámbi­to aca­dé­mi­co. En 2015, jus­ta­men­te iden­ti­fi­can­do esa ten­den­cia social, se reali­zó en Pue­bla, Méxi­co, el “I Con­gre­so Inter­na­cio­nal de Comu­na­li­dad. Luchas y estra­te­gias comu­ni­ta­rias: hori­zon­tes polí­ti­cos más allá del capi­tal” y en mar­zo de 2018 se rea­li­za­rá el segun­do. Para cono­cer sobre las temá­ti­cas tra­ba­ja­das en el con­gre­so, con­sul­tar: < http://www.congresocomunalidad2015.org/>. La comu­na­li­dad abre la dis­cu­sión sobre comu­na­li­dad en el sen­ti­do de colec­ti­vo de per­so­nas, pero tam­bién del uso común de la natu­ra­le­za, el com­par­tir todos los ámbi­tos de la vida en comu­ni­dad no sepa­ran­do la eco­no­mía de la polí­ti­ca, del tra­ba­jo, de la cul­tu­ra, etc. Para Cece­ña [2012: 321] “el con­cep­to de comu­ni­dad es muy amplio y com­ple­jo y con varios ele­men­tos de cohe­sión o iden­ti­dad: la his­to­ria com­par­ti­da, el idio­ma, los sen­ti­dos comu­nes, el tra­ba­jo colec­ti­vo y la com­ple­men­ta­rie­dad, geral­men­te orga­ni­za­da por par­tes como agua y fue­go, hom­bre y mujer, valle y mon­ta­ña, noche y día, luna y sol y muchos otros”.

[15] No podre­mos abor­dar de mane­ra pro­fun­da esta dis­cu­sión, pero suge­ri­mos la lec­tu­ra de Fra­ser y Hon­neth [2006] y tam­bién Cruz [2013].

[16] La Vía Cam­pe­si­na fue crea­da em 1993 y reune millo­nes de cam­pe­si­nos, pue­blos sin tie­rra, indí­ge­nas, migran­tes, peque­ños y media­nos pro­duc­to­res, tra­ba­ja­do­res agrí­co­las em torno a temas como el dere­cho al terri­to­rio, la defen­sa de la sobe­ra­nía ali­men­ta­ría y la glo­ba­li­za­ción de la esperanza.

[17] Exis­te una amplia dis­cu­sión sobre el con­cep­to a ser adop­ta­do para la repro­duc­ción del capi­tal en Abya Yala. Neo­ex­trac­ti­vis­mo, mode­lo extrac­ti­vo, extrac­ti­vis­mo neo­co­lo­nial, ofen­si­va extrac­ti­vis­ta, mode­lo agro­ex­por­ta­dor son alguns de los tér­mi­nos que se han uti­li­za­do. La opción de uti­li­zar el con­cep­to de mode­lo pri­ma­rio expor­ta­dor neo­co­lo­nial se deve a la com­pren­sión de que la estra­te­gia de repro­duc­ción del capi­tal es expro­piar la natu­ra­le­za y al ser humano (infe­rio­ri­za­do y subor­di­na­do) para gene­rar acu­mu­la­ción, mer­can­ti­li­za­ción y per­pe­tuan­do la colo­nia­li­dad del poder, del saber, del ser y de la natu­ra­le­za. Este se fun­da­men­te impli­ci­ta­men­te en la acu­mu­la­ción por des­po­jo de Har­vey y en la pers­pec­ti­va de la colonialidad/descolonialidad.

[18] Sobre el Movi­men­to dos Atin­gi­dos pela Vale con­sul­tar, http://atingidospelavale.wordpress.com/; el Movi­men­to Nacio­nal pela Sobe­ra­nia Popu­lar Fren­te a Mine­ração (MAM) no tie­ne sitio web, aun­que es posi­ble con­sul­tar en: < www.fase.org.br> e <www.ibase.br>; el Movi­men­to dos Atin­gi­dos por Barra­gens: <http://www.mabnacional.org.br/>; el Movi­men­to Anti­nu­clear Bra­si­lei­ro, con­sul­tar: < http://antinuclearbr.blogspot.com.br>; y el Fórum dos Atin­gi­dos pela indús­tria do petró­leo e petro­quí­mi­ca nas cer­ca­nias da Baia da Gua­na­ba­ra, con­sul­tar < http://fappbg.blogspot.com.br >.

[19] Entre­vis­ta rea­li­za­da en tra­ba­jo de cam­po en la Zona de Reser­va Cam­pe­si­na del Valle del Rio Cimi­ta­rra el 5 de sep­tiem­bre de 2015.

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Cómo citar ¬

Mercedes Solá Pérez, «“Nos hemos declarado en resistencia por el derecho a la vida”. Campesinxs de lo que hoy es Suape (Brasil) en re-existencias cotidianas, públicas y en alianzas», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-13/dossier-lopez-flores/
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