Territorios y cuerpos en el norte de la Patagonia:
desafíos teóricos y metodológicos en tiempos de extractivismo

Terri­to­ries and bodies in the North of Pata­go­nia: metho­do­lo­gi­cal and theo­re­ti­cal cha­llen­ges in extrac­ti­vism times

Gra­cie­la Alon­so*
Veró­ni­ca Trpin**

Reci­bi­do: 27 de noviem­bre de 2017
Acep­ta­do: 17 de junio de 2018

Resumen

Nos intere­sa desa­rro­llar los deba­tes en torno a las impli­can­cias del avan­ce de las fron­te­ras del extrac­ti­vis­mo en el nor­te de la Pata­go­nia y los desa­fíos teó­ri­cos y meto­do­ló­gi­cos que con­lle­van para las inves­ti­ga­cio­nes que desa­rro­lla­mos. Como par­te de esos desa­fíos, sos­te­ne­mos la nece­si­dad de inte­grar ana­lí­ti­ca­men­te las dimen­sio­nes de los terri­to­rios y los cuer­pos, miran­do crí­ti­ca­men­te el mode­lo de desa­rro­llo hege­mó­ni­co que dispu­ta y ten­sio­na la cir­cu­la­ción de sabe­res y expe­rien­cias subal­te­ri­za­das. Con­si­de­ra­mos rele­van­te arti­cu­lar el tra­ba­jo des­de dife­ren­tes dis­ci­pli­nas socia­les y la no esci­sión de la inves­ti­ga­ción de las luchas y sabe­res que las comu­ni­da­des mapu­ce, orga­ni­za­cio­nes medioam­bien­ta­les y femi­nis­tas están des­ple­gan­do en los terri­to­rios. Como cien­tis­tas socia­les nos es impe­rio­so pro­fun­di­zar el estu­dio de las rela­cio­nes estruc­tu­ra­les de domi­na­ción y la cons­truc­ción de cate­go­rías socia­les que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de las trans­for­ma­cio­nes que tran­si­ta­mos. Pre­sen­ta­re­mos algu­nos deba­tes recu­pe­ra­dos en torno al avan­ce del frac­king en la pro­vin­cia del Neu­quén, en el área cono­ci­da como Vaca Muer­ta y la resis­ten­cia sos­te­ni­da por las muje­res mapu­ce a par­tir de la noción de cuer­po territorio.

Pala­bras cla­ve: extrac­ti­vis­mo – cuer­po – terri­to­rio – Patagonia

Abstract

We are inter­es­ted in deve­lo­ping the impli­ca­tions of the advan­ce of bor­ders of extrac­ti­vism in the north of Pata­go­nia and the metho­do­lo­gi­cal and theo­re­ti­cal cha­llen­ges that it entails for our research. Among our con­cerns, we sus­tain the need to analy­ti­cally inte­gra­te the dimen­sions of terri­to­ries and bodies, as well as to cri­ti­cally look at the dis­pu­ted deve­lop­ment models that ten­sion the cir­cu­la­tion of subal­te­ri­zed know­led­ge and expe­rien­ces. We con­si­der it rele­vant to arti­cu­la­te the work from dif­fe­rent social dis­ci­pli­nes and no clea­ve the inves­ti­ga­tion of the strug­gles and know­led­ge that Mapu­ce com­mu­ni­ties, envi­ron­men­tal orga­ni­za­tions and femi­nists are deplo­ying in the terri­to­ries. As social scien­tists, it is impe­ra­ti­ve for us to dee­pen the study of the struc­tu­ral rela­tions of domi­na­tion and the cons­truc­tion of social cate­go­ries that allow us to con­tri­bu­te to the unders­tan­ding of the trans­for­ma­tions that we transit. We will pre­sent some deba­tes about the pro­gress of frac­king in the pro­vin­ce of Neu­quén, in the area known as Vaca Muerta.

Key words: extrac­ti­vism — body — terri­tory — Patagonia

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Introducción

El pre­sen­te tra­ba­jo par­te de recu­pe­rar un con­jun­to de aná­li­sis rea­li­za­dos des­de unas jor­na­das de refle­xión, inves­ti­ga­ción y copro­duc­ción de sabe­res, cuyo eje giró en torno al tema de cuer­po y terri­to­rio en con­tex­tos neo­de­sa­rro­llis­tas.[1] Cen­tral­men­te se pro­ble­ma­ti­zó la expan­sión de la explo­ta­ción hidro­car­bu­rí­fe­ra bajo la moda­li­dad cono­ci­da como hidro­frac­tu­ra o frac­king y se expre­sa­ron algu­nos deba­tes en torno a sus efec­tos en el área de explo­ra­ción Vaca Muer­ta, en la pro­vin­cia de Neu­quén y las resis­ten­cias terri­to­ria­li­za­das pro­ta­go­ni­za­das por muje­res mapuce.

Este espa­cio de inter­cam­bio en el que con­flu­ye­ron sabe­res ges­ta­dos des­de la aca­de­mia y des­de las expe­rien­cias de las orga­ni­za­cio­nes socia­les, se pro­du­jo en un con­tex­to de fuer­tes dispu­tas polí­ti­cas, debi­do al avan­ce de las fron­te­ras del extrac­ti­vis­mo, y en el mar­co del for­ta­le­ci­mien­to de víncu­los esta­ble­ci­dos ‑des­de dife­ren­tes espa­cios y acti­vi­da­des- entre per­so­nas con inser­ción en la Uni­ver­si­dad Nacio­nal del Comahue y mili­tan­tes de orga­ni­za­cio­nes socia­les, espe­cial­men­te con inte­gran­tes de la Mul­ti­sec­to­rial con­tra la Hidro­frac­tu­ra de Neu­quén y muje­res de la Con­fe­de­ra­ción Mapu­ce de Neuquén.

La uni­ver­si­dad, y sus apa­ra­tos de pro­duc­ción aca­dé­mi­ca, no está aje­na a estas dispu­tas y en su inte­rior las posi­cio­nes se ten­sio­nan, des­de cam­pos de cono­ci­mien­tos dife­ren­tes (las cien­cias socia­les y las inge­nie­rías), y prin­ci­pal­men­te, con rela­ción a con­si­de­ra­cio­nes acer­ca del lla­ma­do “mode­lo de desa­rro­llo regional”.

El espa­cio de aná­li­sis y copro­duc­ción de sabe­res habi­li­ta­dos en las Jor­na­das, se pro­pu­so inter­pe­lar las con­cep­cio­nes hege­mó­ni­cas entorno a: ¿Quié­nes pue­den hablar sobre desa­rro­llo y extrac­ti­vis­mo? ¿Cuá­les son los sabe­res auto­ri­za­dos para rea­li­zar apor­tes? ¿Qué impli­ca un mejor desa­rro­llo terri­to­rial? ¿Qué lugar tie­nen los cuer­pos en estos debates?

Es impor­tan­te des­ta­car que quie­nes nos ubi­ca­mos en un lugar de inter­pe­la­ción a la hege­mo­nía cons­trui­da en torno a la explo­ta­ción hidro­car­bu­rí­fe­ra, y al extrac­ti­vis­mo en gene­ral, veni­mos des­de hace lar­go tiem­po tra­ba­jan­do con orga­ni­za­cio­nes socia­les y del pue­blo mapu­ce, pro­du­cien­do apren­di­za­jes mutuos en base a un diá­lo­go res­pe­tuo­so de expe­rien­cias y cosmovisiones.

Con el pro­pó­si­to de pro­fun­di­zar los deba­tes en torno al extrac­ti­vis­mo abor­da­dos en las jor­na­das seña­la­das, en una pri­mer par­te del tra­ba­jo ana­li­za­mos la poten­cia­li­dad de inte­grar ana­lí­ti­ca­men­te las dimen­sio­nes de los terri­to­rios y los cuer­pos, en las que se expre­sa la dispu­ta entre los mode­los de desa­rro­llo extrac­ti­vis­tas ‑impul­sa­dos por los esta­dos nacio­nal y pro­vin­cial e inver­sio­nes de capi­tal con­cen­tra­do- y nocio­nes de una rela­ción con el terri­to­rio y la natu­ra­le­za que invo­lu­cran sabe­res y expe­rien­cias subal­te­ri­za­das. En una segun­da par­te del tra­ba­jo, sos­te­ne­mos que las resis­ten­cias a los mode­los extrac­ti­vis­tas cobran visi­bi­li­dad, par­ti­cu­lar­men­te des­de accio­nes pro­ta­go­ni­za­das por las muje­res mapu­ce que habi­tan terri­to­rios en los que se explo­tan hidro­car­bu­ros. Las muje­res mapu­ce de la comu­ni­dad Cam­po Mari­pe[2] ponen en jue­go sus cuer­pos, sabe­res y emo­cio­nes, des­de accio­nes en las que cons­tru­yen y recons­tru­yen rela­cio­nes de des­co­lo­ni­za­ción hacia afue­ra y hacia aden­tro, dado que la rela­ción cuer­po terri­to­rio adquie­re una sig­ni­fi­ca­ción capaz de arti­cu­lar lo polí­ti­co y lo filo­só­fi­co ancestral.

Asi­mis­mo, este tra­ba­jo pro­fun­di­za una preo­cu­pa­ción por arti­cu­lar el tra­ba­jo des­de dife­ren­tes dis­ci­pli­nas socia­les y no escin­dir la inves­ti­ga­ción de las luchas y sabe­res que las comu­ni­da­des mapu­ce, orga­ni­za­cio­nes medioam­bien­ta­les y femi­nis­tas están des­ple­gan­do en los terri­to­rios. Como cien­tis­tas socia­les nos es impe­rio­so pro­fun­di­zar el estu­dio de las rela­cio­nes estruc­tu­ra­les de domi­na­ción y la cons­truc­ción de cate­go­rías socia­les que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de las trans­for­ma­cio­nes que transitamos.

Avance de las fronteras del extractivismo en el norte de la Patagonia 

Se carac­te­ri­za a la actual eta­pa del capi­ta­lis­mo como extrac­ti­vis­mo, eta­pa iden­ti­fi­ca­da como par­te de la diná­mi­ca neo­de­sa­rro­llis­ta pre­sen­te en los últi­mos 50 años en los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos. Dicho pro­ce­so se iden­ti­fi­ca por el ago­ta­mien­to de los recur­sos dis­po­ni­bles, por la tran­si­ción de la eta­pa key­ne­sia­na hacia el neo­li­be­ra­lis­mo y por la emer­gen­cia de luchas socia­les no sólo cen­tra­das en la lucha de cla­ses, sino por la emer­gen­cia de luchas anti­co­lo­nia­les, de muje­res y de pue­blos ori­gi­na­rios [Féliz 2017].

Lue­go de tres déca­das de neo­li­be­ra­lis­mo, que pue­de carac­te­ri­zar­se por una rees­truc­tu­ra­ción glo­bal del capi­ta­lis­mo y la con­for­ma­ción de un capi­ta­lis­mo trans­na­cio­na­li­za­do, [Mari­ni 2007 en Féliz y López 2012], se obser­va el éxi­to de este pro­ce­so, dado que logró recon­fi­gu­rar la inser­ción de los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos en los pro­ce­sos de acu­mu­la­ción de capi­tal y con ello limi­tar las ini­cia­ti­vas de desa­rro­llo capi­ta­lis­ta autó­no­mo ‑que había sido el impul­so en las déca­das desa­rro­llis­tas- [Svam­pa 2008 en López y Vér­tiz 2012]. Así pue­de afir­mar­se que esta­mos tran­si­tan­do su desem­bo­ca­du­ra, a tra­vés de lo que se nomi­na como “eta­pa post­neo­li­be­ral”. Dicho momen­to del capi­ta­lis­mo tie­ne sobre sí la pesa­da heren­cia neo­li­be­ral entre las que se des­ta­can: el carác­ter trans­na­cio­nal del pro­ce­so de acu­mu­la­ción y la depen­den­cia aso­cia­da a la pro­duc­ción de com­mo­di­ties para la expor­ta­ción [Svam­pa 2011; Féliz y López 2010 en López y Vér­tiz 2012]. Según López y Vér­tiz [2012], el ingre­so del capi­tal trans­na­cio­nal en las eco­no­mías de la región –y la con­so­li­da­ción del pro­ce­so de trans­na­cio­na­li­za­ción de empre­sas de ori­gen lati­no­ame­ri­cano–, y su rela­ción con la expor­ta­cio­nes de mate­rias pri­mas, ali­men­tos y mine­ra­les, pue­de ver­se como par­te de la estra­te­gia glo­bal de una varie­dad de gran­des empre­sas que visua­li­zan en los paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na la posi­bi­li­dad de ampliar sus már­ge­nes de ren­ta­bi­li­dad a tra­vés de la explo­ta­ción de las rique­zas natu­ra­les exis­ten­tes. Este pro­ce­so está mar­ca­do por dis­po­si­ti­vos y tec­no­lo­gías de “subor­di­na­ción de la natu­ra­le­za” [Macha­do Aráoz 2013a], con­flic­tos socio­am­bien­ta­les y cul­tu­ra­les, así como ten­sio­nes entre fenó­me­nos de glo­ba­li­za­ción y localización.

Como par­te de esta ten­den­cia de acu­mu­la­ción, la Argen­ti­na y la Nor­pa­ta­go­nia en par­ti­cu­lar, ha sido pro­mo­vi­da por sus gobier­nos pro­vin­cia­les como fuen­te de “recur­sos natu­ra­les” valo­ra­dos y la región vuel­ve a esce­na ante dispu­tas por el con­trol y explo­ta­ción de sus territorios.

En este tra­ba­jo reto­ma­mos el ante­ce­den­te de la acti­vi­dad hidro­car­bu­rí­fe­ra como par­te de la con­fi­gu­ra­ción socio­eco­nó­mi­ca de la región y de con­trol esta­tal y pri­va­do de la natu­ra­le­za. La explo­ta­ción de gas y petró­leo se ini­cia antes de la pro­vin­cia­li­za­ción de Río Negro y Neu­quén, pero cobra impul­so con el des­cu­bri­mien­to de impor­tan­tes yaci­mien­tos como los lla­ma­dos Pues­to Her­nán­dez y Loma La Lata, en los años 1967 y 1978 [Rif­fo 2016]. Par­ti­cu­lar­men­te en la pro­vin­cia de Neu­quén, la matriz eco­nó­mi­ca y pro­duc­ti­va se orien­tó defi­ni­ti­va­men­te hacia una moda­li­dad de cre­ci­mien­to basa­da en los bene­fi­cios deri­va­dos de la explo­ta­ción de recur­sos ener­gé­ti­cos (hidro­elec­tri­ci­dad, petró­leo y gas) [Fava­ro 2005] y las ganan­cias obte­ni­das por la per­cep­ción de rega­lías fue por enton­ces la base del poder eco­nó­mi­co de sus gobiernos.

La déca­da de los noven­ta, por su par­te, rom­pió con las reglas bási­cas que habían posi­bi­li­ta­do la repro­duc­ción exi­to­sa de esta estra­te­gia de desa­rro­llo. La nue­va legis­la­ción sobre el des­tino de los fon­dos fede­ra­les vol­vió ines­ta­bles los ingre­sos pro­vin­cia­les, a la vez que los vai­ve­nes en el pre­cio inter­na­cio­nal del petró­leo dis­mi­nu­ye­ron noto­ria­men­te los ingre­sos por rega­lías. Esta situa­ción crí­ti­ca se pro­fun­di­zó con la pri­va­ti­za­ción de las empre­sas públi­cas, cuan­do se tra­za­ron las direc­tri­ces de una nue­va matriz eco­nó­mi­ca. La des­re­gu­la­ción de la acti­vi­dad extrac­ti­va y el pri­vi­le­gio de la sali­da expor­ta­do­ra de los recur­sos mul­ti­pli­ca­ron la pro­duc­ción de petró­leo y gas, pero los bene­fi­cios de la acti­vi­dad no se vol­ca­ron en los terri­to­rios pro­vin­cia­les. La pri­va­ti­za­ción de la empre­sa hidro­car­bu­rí­fe­ra esta­tal argen­ti­na se reali­zó pri­me­ro, a tra­vés de la re-estruc­tu­ra­ción de YPF ‑entre 1989 y 1992- y con el decre­to Nº 2.778/90 deno­mi­na­do “Plan de Trans­for­ma­ción Glo­bal” y Ley de Fede­ra­li­za­ción de Hidro­car­bu­ros y Trans­for­ma­ción Empre­sa­ria y Pri­va­ti­za­ción del Capi­tal de YPF Socie­dad Anó­ni­ma Nº 24.145/92: “la pla­ni­fi­ca­ción esta­tal vigen­te des­de el des­cu­bri­mien­to de los hidro­car­bu­ros, a prin­ci­pios del siglo XX, fue trans­for­ma­da en la depre­da­ción neo­li­be­ral que sin explo­ra­ción ago­tó las reser­vas exis­ten­tes en una déca­da” [Giu­lia­ni 2013 en Rif­fo y Torres 2014: 3].

La situa­ción vol­vió a cam­biar en los pri­me­ros años del siglo actual. La rees­ta­ti­za­ción de YPF plan­teó una pro­fun­di­za­ción del mode­lo extrac­ti­vis­ta con un peso impor­tan­te de la admi­nis­tra­ción esta­tal y de las polí­ti­cas ener­gé­ti­cas dise­ña­das en ese sen­ti­do. La cuen­ca neu­qui­na se pro­mo­cio­nó des­de el 2013 con el des­cu­bri­mien­to de los reser­vo­rios no con­ven­cio­na­les de gas (sha­le gas) en Vaca Muer­ta[3]. Simul­tá­nea­men­te, otros sis­te­mas pro­duc­ti­vos his­tó­ri­ca­men­te domi­nan­tes, como la gana­de­ría exten­si­va y la fru­ti­cul­tu­ra en los valles irri­ga­dos, per­die­ron posi­cio­na­mien­to eco­nó­mi­co, aun cuan­do fue­ran social­men­te más sig­ni­fi­ca­ti­vos en tér­mi­nos territoriales.

Cabe des­ta­car que el pro­ce­so de extrac­ción de gas y petró­leo de mane­ra no con­ven­cio­nal en Neu­quén, está cen­tra­do en la loca­li­dad de Añe­lo (100 km de la ciu­dad capi­tal), en lo que se cono­ce como la zona geo­ló­gi­ca de Vaca Muer­ta. Se comen­zó a decir que esta zona era la “nue­va Dubái” y en el año 2013 fue decla­ra­da la capi­tal del Sha­le. En junio de ese año la pre­si­den­ta de la nación Cris­ti­na Fer­nán­dez, anun­ció “Vaca Viva, no le digo más Vaca Muer­ta”, en refe­ren­cia al mega yaci­mien­to de petró­leo y gas. Des­de enton­ces, diver­sos medios de comu­ni­ca­ción pro­mo­cio­na­ron el pro­yec­to de explo­ta­ción en el cre­ci­mien­to de la loca­li­dad de Añe­lo en rela­ción a las pro­yec­cio­nes de recu­pe­ra­ción de “la eco­no­mía pro­vin­cial, gene­ran­do impor­tan­tes derra­mes en el res­to de las acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas pre­sen­tes, incre­men­tar en can­ti­dad y cali­dad el empleo pro­vin­cial y tam­bién el nivel de recau­da­ción impo­si­ti­va de la pro­vin­cia” [Ins­ti­tu­to Argen­tino del Petró­leo y del Gas 2014: 6].

El pro­ce­so infla­cio­na­rio que se gene­ró en el terri­to­rio no ha teni­do pre­ce­den­tes, dada la espe­cu­la­ción inmo­bi­lia­ria y los altos suel­dos de los emplea­dos de las empre­sas petro­le­ras, que prác­ti­ca­men­te copa­ron la vida coti­dia­na de la loca­li­dad. Una nota del dia­rio La Nación del 23/11/2014 refle­ja las dis­pa­ri­da­des loca­les que gene­ró el lla­ma­do “boom petrolero”.

El pue­blo tie­ne muy pre­ca­rios ser­vi­cios. Has­ta antes del sur­gi­mien­to de Vaca Muer­ta, tenía 2700 habi­tan­tes y con poco nivel de cre­ci­mien­to. Des­de el sur­gi­mien­to de Vaca Muer­ta se cal­cu­la que la pobla­ción ascen­dió a 7500 habi­tan­tes y el muni­ci­pio que­dó inclui­do en un pro­gra­ma deno­mi­na­do Ciu­da­des Emer­gen­tes, un acuer­do supra­na­cio­nal con el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo (BID) don­de éste finan­cia pro­yec­tos des­ti­na­dos a ciu­da­des con “eco­no­mías de encla­ve”. Añe­lo es una ciu­dad cam­pa­men­to, en la que se ins­ta­ló un casino antes que un hos­pi­tal públi­co. Recien­te­men­te comen­zó su cons­truc­ción[4] a par­tir de la deman­da que ini­cia­ron veci­nas y veci­nos, expre­sa­da en una pue­bla­da y cor­tes de ruta.

En el tra­ba­jo en terreno obser­va­mos que el extrac­ti­vis­mo extien­de sus fron­te­ras hacia zonas de pro­duc­ción fru­tihor­tí­co­la y los efec­tos ambien­ta­les se expan­den en los barrios más cas­ti­ga­dos de la ciu­dad de Neu­quén. A menos de un kiló­me­tro de dis­tan­cia de áreas urba­nas peri­fé­ri­cas de la capi­tal pro­vin­cial se ins­ta­ló un basu­re­ro tóxi­co a cie­lo abier­to:[5]

Todo lo que es el cutting (los cortes), los lodos que vienen de perforación, que sacan de abajo de la tierra metales pesados, materiales muy difíciles de tratar, material radioactivo, todo eso está sobre el techo de los barrios más populares de Neuquén, porque la hidrofractura tiene que hacerse en escala masiva y saca mucho residuo.[6]

Este basu­re­ro ‑con­si­de­ra­do el más gran­de de la Pata­go­nia- por las accio­nes de pro­tes­ta de veci­nos y veci­nas, se está relo­ca­li­zan­do. Cabe seña­lar que estos son los esla­bo­nes de la cade­na de nego­cios que toman a car­go las bur­gue­sías regio­na­les, que a la vez son par­te de la cla­se polí­ti­ca pro­vin­cial y local. Uno de los veci­nos que for­ma par­te de una asam­blea local que se orga­ni­zó para que se cerra­ra este basu­re­ro tóxi­co expre­sa lo siguiente:

Una de las características que tiene la contaminación por hidrocarburos, y (la que producen) estas empresas, es que es acumulativa. Nosotros sentimos los síntomas, los impactos ambientales. La picazón en la nariz, en los ojos, en todo el cuerpo, la tos constante que empezaron a tener nuestros hijos. Vivimos en un lugar vulnerable, y de eso se vale la empresa para decirnos: “Ustedes se enferman por problemas respiratorios, porque no tienen gas, vivienda digna y todo los demás”. Es verdad, estamos vulnerados por el Estado, pero si le sumás la inhalación de contaminantes, lo ingieras en el agua, los alimentos, inhalando, la misma jueza dijo en el 2009 que no hay peor forma de contaminación que la inhalación. El cuerpo habla.[7]

En este con­tex­to es que el extrac­ti­vis­mo y sus efec­tos terri­to­ria­les y ambien­ta­les tie­nen como una de las aris­tas de dispu­ta, la inter­pe­la­ción al esta­do nacio­nal y pro­vin­cial. El tema de la expan­sión del frac­king pro­mo­cio­na­da por el esta­do, se abor­dó en las Jor­na­das a par­tir de la posi­ción de orga­ni­za­cio­nes socia­les vin­cu­la­das direc­ta­men­te con este deba­te, que a su vez con­for­man la Mul­ti­sec­to­rial con­tra la Hidro­frac­tu­ra de Neu­quén.[8]

Algu­nos de los deba­tes que cru­za­ron los plan­teos ante­rio­res fueron:

  • Neu­quén y el terri­to­rio de Vaca Muer­ta, son iden­ti­fi­ca­dos como las zonas más afec­ta­das por el frac­king lue­go de EEUU. Las resis­ten­cias de comu­ni­da­des mapu­ce ante esta expan­sión les impli­ca la impo­si­ción de nume­ro­sas cau­sas civi­les y pena­les. La dispu­ta por el uso del terri­to­rio se des­en­ca­de­na en la nor­pa­ta­go­nia por las acti­vi­da­des que rea­li­zan las empre­sas petro­le­ras, mine­ras, turís­ti­cas, inmo­bi­lia­rias, fores­ta­les. El Esta­do y el capi­tal se aúnan pro­mo­vien­do inse­gu­ri­dad jurí­di­ca para el pue­blo mapu­ce y segu­ri­dad jurí­di­ca para las empresas.
  • Como par­te de la uni­ver­si­dad, las inves­ti­ga­cio­nes debie­ran sos­te­ner, en for­ma urgen­te, argu­men­ta­cio­nes crí­ti­cas de las polí­ti­cas de los gobier­nos y de acom­pa­ña­mien­to a las luchas sociales.
  • La nece­si­dad de gene­rar espa­cios de cons­truc­ción de estra­te­gias peda­gó­gi­cas para socia­li­zar argu­men­ta­cio­nes con las comu­ni­da­des afec­ta­das que les per­mi­tan inter­pe­lar al Esta­do y a la vez, res­pon­der a sus inter­pe­la­cio­nes, así como evi­den­ciar y denun­ciar la expan­sión de las empre­sas “inver­so­ras” en la acti­vi­dad hidro­car­bu­rí­fe­ra a par­tir de acuer­dos con el Estado.
  • Poner en deba­te a cos­ta de qué sec­to­res se explo­tan los recur­sos natu­ra­les en la Pata­go­nia, lo cual impli­ca poner en cri­sis el mode­lo de acu­mu­la­ción que gene­ra la Argen­ti­na y con­si­de­rar que este deba­te es cen­tral para pen­sar las for­ma­cio­nes de gra­do y post­gra­do en la uni­ver­si­dad públi­ca con ancla­je territorial.

Por otra par­te, sos­te­ne­mos que el extrac­ti­vis­mo no es sólo un modo eco­nó­mi­co sino trans­ver­sal, estruc­tu­ral y estruc­tu­ran­te de las prác­ti­cas socia­les que, como sos­tie­ne Gros­fo­guel [2016] impreg­nan todas las dimen­sio­nes des­de las cua­les somos, esta­mos y sen­ti­mos en este mun­do. Es decir, como un mode­lo de explo­ta­ción que abar­ca la tota­li­dad de nues­tras acti­vi­da­des; des­de lo más con­cre­to a lo más abs­trac­to y que, en con­jun­ción con otras for­mas de opre­sión (patriar­ca­do, colo­nia­lis­mo y con­for­ma­ción del capi­tal) con­fi­gu­ra una mane­ra par­ti­cu­lar de rela­cio­nar­nos, mirar­nos, sen­tir­nos y pen­sar­nos den­tro de los círcu­los de inter­sub­je­ti­vi­dad en los cua­les cons­trui­mos nues­tras subjetividades.

En tan­to prác­ti­ca estruc­tu­ran­te, el extrac­ti­vis­mo y sus acti­vi­da­des aso­cia­das, des­plie­gan una for­ma par­ti­cu­lar de con­fi­gu­ra­ción de sub­je­ti­vi­da­des, es allí don­de enten­de­mos, que éstas prác­ti­cas de extrac­ción y vio­len­cia se encar­nan en los terri­to­rios y tam­bién en los cuer­pos [Gros­fo­guel 2016].

Desafíos para nuestras miradas acerca de la relación territorio cuerpo

Entre las preo­cu­pa­cio­nes dis­cu­ti­das en las jor­na­das y que se recu­pe­ran tam­bién del tra­ba­jo de cam­po rea­li­za­do en terri­to­rios indí­ge­nas afec­ta­dos por el frac­king, cir­cu­ló la nece­si­dad de inte­grar ana­lí­ti­ca­men­te las dimen­sio­nes de los terri­to­rios y los cuer­pos como par­te de los aná­li­sis aca­dé­mi­cos y en diá­lo­go con las orga­ni­za­cio­nes indí­ge­nas regionales.

Las muje­res mapu­ce en éste y en otros encuen­tros expre­sa­ron su posi­ción res­pec­to a cómo la con­so­li­da­ción del capi­ta­lis­mo y del sis­te­ma esta­tal sobre los terri­to­rios de los Pue­blos Ori­gi­na­rios, y en par­ti­cu­lar del Pue­blo Mapu­ce, se hizo sobre la base del geno­ci­dio y la vio­len­cia hacia sus sis­te­mas de vida,[9] lo que impli­có la rup­tu­ra de sus modos de rela­ción con el terri­to­rio, a tra­vés de la impo­si­ción de un sis­te­ma ajeno y des­truc­ti­vo de desa­rro­llo, situa­ción que con­ti­núa y se pro­fun­di­za en el momen­to actual. Para nues­tras inter­lo­cu­to­ras, con­ti­núa reac­tua­li­zán­do­se una agre­sión colo­nial que no ha concluido.

El avan­ce en las últi­mas déca­das de lo que Sega­to [2014] deno­mi­na el fren­te colo­nial, esta­tal, empre­sa­rial, mediá­ti­co y cris­tiano, con­di­cio­na pro­fun­da­men­te la vida de las muje­res, colo­ca a las pobla­cio­nes mapu­ce, en un esta­do de per­ma­nen­te ten­sión por la defen­sa de sus terri­to­rios, fun­da­men­tal­men­te por­que des­de esta cos­mo­vi­sión el espa­cio terri­to­rial es cons­ti­tu­ti­vo de iden­ti­dad. Cada ce (per­so­na) posee un ori­gen terri­to­rial y un ori­gen fami­liar que da cuen­ta de su per­te­nen­cia comu­ni­ta­ria, que tras­cien­de lo “san­guí­neo”, tra­du­cién­do­se en cono­ci­mien­tos que se reac­tua­li­zan en cada nue­vo ciclo, en bus­ca de esta­ble­cer una rela­ción armó­ni­ca con la natu­ra­le­za. Para ello, las comu­ni­da­des orga­ni­zan el espa­cio terri­to­rial de mane­ra que se res­guar­de el equi­li­brio de todas las fuer­zas (newen) que coha­bi­tan el Wall mapu (ambien­te), para que cada uno cum­pla con su rol y de esta mane­ra pre­ser­var el ixo­fil mogen, lo que se tra­du­ce como bio­di­ver­si­dad. La lucha por el dere­cho terri­to­rial es enten­di­da des­de una mira­da inte­gral, abar­can­do todas las dimen­sio­nes, inclu­si­ve miñ­ce mapu (el sub­sue­lo); es decir que tras­cien­de la idea de pro­pie­dad pri­va­da, pues el mapu­ce es par­te inte­gran­te de este espa­cio y no su dueño.

Esta con­cep­ción es inter­ve­ni­da por el esta­do, que inten­ta dar una solu­ción a las deman­das terri­to­ria­les ofre­cien­do un “títu­lo de pro­pie­dad” (en el mejor de los casos), redu­cien­do este dere­cho sólo a la entre­ga de lo super­fi­cial, reser­ván­do­se los dere­chos de explo­ta­ción de los espa­cios aéreos (wenu mapu) y del sub­sue­lo (miñ­ce mapu). Estas dife­ren­cias de con­cep­cio­nes e intere­ses, movi­li­zan a las comu­ni­da­des que se orga­ni­zan para denun­ciar[10] no sólo el pro­fun­do daño ambien­tal que se rea­li­za sobre los terri­to­rios, sino tam­bién aquel que se pro­du­ce al inte­rior de las vidas fami­lia­res. Dia­na Len­ton [2008] deno­mi­na a este pro­ce­so “daño cul­tu­ral”, enten­dién­do­lo como la impo­si­ción de modos de vida que rom­pen los lazos socia­les y comu­ni­ta­rios y ade­más resul­tan fun­cio­na­les a “una mayor depen­den­cia (…) y meno­res posi­bi­li­da­des de auto­no­mía (…) impli­ca siem­pre un aten­ta­do a la dig­ni­dad del gru­po”. Este daño se visi­bi­li­za tam­bién en los cuer­pos de las muje­res que son apro­pia­dos para el tra­ba­jo domés­ti­co o la pros­ti­tu­ción en zonas don­de se desa­rro­llan las acti­vi­da­des petroleras.

Así se rasga el tejido social comunitario, se instala el autodesprecio, el endo-racismo y el racismo intrapsíquico, pues el método es la profanación. El cuerpo de la mujer alegoriza el cuerpo social, y la dominación sobre el mismo simboliza el poder jurisdiccional sobre un territorio [Segato 2016a].

Es fre­cuen­te encon­trar en los rela­tos de las muje­res mapu­ce la rela­ción entre el daño a los terri­to­rios con el daño a sus cuer­pos. Esta cor­po­ri­za­ción del daño pue­de ser ana­li­za­da des­de los plan­teos de Lugo­nes [2008] como la exten­sión de una dico­to­mía fun­dan­te de la moder­ni­dad /colonialidad: la sepa­ra­ción entre lo humano y lo no humano [Lugo­nes 2008] sien­do los indí­ge­nas en gene­ral y las muje­res en par­ti­cu­lar, colo­ca­das en situa­ción de sos­pe­cha de ser ver­da­de­ra­men­te humanos/as. En Amé­ri­ca Lati­na el mode­lo extrac­ti­vis­ta pro­vo­ca una “actua­li­za­ción del hecho colo­nial”, que ope­ra pro­du­cien­do una abis­mal expro­pia­ción de la sen­si­bi­li­dad cor­po­ral, en las accio­nes de des­po­jo más radi­ca­les y viru­len­tas que coa­li­cio­nes trans­na­cio­na­les empu­jan de la mano de gobier­nos loca­les y nacio­na­les [Macha­do Aráoz 2014].

La inter­ven­ción que se está pro­du­cien­do sobre los terri­to­rios invo­lu­cra una afec­ta­ción sobre las fuen­tes de vida. Una de las pro­ble­má­ti­cas des­crip­tas por miem­bros de la comu­ni­dad refie­re a la fal­ta de agua. Mani­fies­tan que ésta ha sido uno de las prin­ci­pa­les cau­sas por las cua­les la comu­ni­dad no ha reto­ma­do coti­dia­na­men­te sus prác­ti­cas de agri­cul­tu­ra, y siem­bra de fru­ta­les. En el tiem­po que lle­va la explo­ta­ción del yaci­mien­to Vaca Muer­ta en la zona don­de desa­rro­lla sus acti­vi­da­des la comu­ni­dad Cam­po Mari­pe, ya se han regis­tra­do nume­ro­sos acci­den­tes (explo­sión de un pozo, derra­mes, entre otros) movi­mien­tos exce­si­vos de sue­los, con­ta­mi­na­ción de agua, mor­tan­dad de ani­ma­les por caí­da a pozos, por beber agua con­ta­mi­na­da o por pas­to­rear en zonas con gran movi­mien­to vehi­cu­lar [Villa­rreal y Meza 2015].

Cuer­po y terri­to­rio se anu­dan en los obs­tácu­los para pro­veer­se, entre otras cosas, de ali­men­tos sanos y para la reco­lec­ción del lawen fun­da­men­tal en la medi­ci­na pro­pia. La comi­da y la medi­ci­na sólo se pue­de tener en tan­to exis­tan terri­to­rios y esos estén sanos y sin contaminación.

Sos­tie­ne Pety Pici­ñan, Pijañ Kuse de la Con­fe­de­ra­ción mapuce:

Hoy tenemos la gran dificultad que en nuestros territorios donde existe la medicina, está en manos de los grandes poderosos: estancieros, terratenientes que se han quedado con las mejores tierras de nuestro pueblo. Entonces, estamos prohibidos de acceder a nuestra medicina. Para que el maci pase con todos sus elementos de curación tenemos que atravesar una frontera, la cual nos prohíbe andar libremente con todos nuestros elementos de curación [Piciñan 2017].

El extrac­ti­vis­mo es estruc­tu­ral­men­te patriar­cal y afec­ta la vida, la salud, las rela­cio­nes fami­lia­res y comu­ni­ta­rias que las muje­res entre­te­jen y sos­tie­nen coti­dia­na­men­te. Ante estas situa­cio­nes, en algu­nas comu­ni­da­des las muje­res mapu­ce pro­ta­go­ni­zan accio­nes y estra­te­gias de defen­sa y res­guar­do del ambien­te y del terri­to­rio, por eso son judi­cia­li­za­das y cri­mi­na­li­za­das, daña­das en la salud has­ta la muer­te misma.

Estas dolo­ro­sas reali­da­des han movi­li­za­do a las muje­res de las comu­ni­da­des,[11] ponién­do­se al fren­te de estas luchas, expo­nien­do el pro­pio cuer­po en espa­cios de resis­ten­cias. Macha­do Aráoz [2013b] sos­tie­ne que no hay con­flic­to por los terri­to­rios que no atra­vie­sen los cuer­pos, por ellos nos intere­sa arti­cu­lar dos pers­pec­ti­vas: la de cuer­po, pro­fu­sa­men­te tra­ba­ja­da por los femi­nis­mos y la de terri­to­rio que recu­pe­ra genea­lo­gías indí­ge­nas, en don­de no se escin­de lo cor­po­ral, espi­ri­tual y terri­to­rial. En el caso de las muje­res mapu­ce, sus accio­nes denun­cian tam­bién la con­ta­mi­na­ción atra­ve­san­do sus cuer­pos, enfer­mán­do­los, situa­ción que se res­ca­ta en el siguien­te testimonio:

...todas las lamgen de la comunidad Maripe y todos los lamgen varones también, están sufriendo en su cuerpo, en su propio cuerpo la contaminación. Todos tienen cáncer, y eso es algo de lo que no se habla cuando se habla de la invasión territorial y de la invasión de las petroleras a nuestros territorios.[12]

Las accio­nes de resis­ten­cias ten­sio­nan las dife­ren­cias entre lo que sig­ni­fi­ca para el esta­do el reco­no­ci­mien­to ‑sim­pli­fi­ca­do en el otor­ga­mien­to de la per­so­ne­ría jurí­di­ca o en polí­ti­cas compensatorias‑, con el posi­cio­na­mien­to de las comu­ni­da­des, que plan­tean el reco­no­ci­mien­to como redis­tri­bu­ción [Fra­ser 1997], no sólo del terri­to­rio y de los recur­sos, sino de la auto­no­mía como pue­blo. Tam­bién ten­sio­nan el lugar de las muje­res y la natu­ra­le­za en los dis­cur­sos del mode­lo de desa­rro­llo hegemónico.

Remi­tién­do­nos a una his­to­ria de lar­ga dura­ción, la apro­pia­ción terri­to­rio tie­rra es par­te de la “acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria” del capi­ta­lis­mo y el extrac­ti­vis­mo en cons­ti­tu­ti­vo de su con­fi­gu­ra­ción en Amé­ri­ca Lati­na. Como par­te de estos aná­li­sis nos intere­sa el apor­te de Sil­via Fede­ri­ci [2010] por­que per­mi­te ver cómo la lla­ma­da “tran­si­ción” del feu­da­lis­mo al capi­ta­lis­mo se con­cre­tó a tra­vés de pro­ce­sos don­de los sabe­res y cuer­pos por­ta­dos por muje­res popu­la­res e indí­ge­nas, nece­si­ta­ron ser des­trui­dos (per­se­cu­ción y ase­si­na­to de las lla­ma­das bru­jas en Euro­pa y la matan­za de los/las maci en Amé­ri­ca) para lle­var ade­lan­te la usur­pa­ción de los terri­to­rios. Es esa una matriz colo­nial patriar­cal que sigue ope­ran­do como sus­tra­to para el avan­ce de lo que Rita Sega­to [2014] lla­ma, como carac­te­rís­ti­ca actual del extrac­ti­vis­mo, como un fren­te empre­sa­rial, esta­tal, mediá­ti­co y religioso.

Des­de la pers­pec­ti­va de Fede­ri­ci [2010], los regí­me­nes de pro­pie­dad comu­nal han dota­do a las muje­res de már­ge­nes mayo­res de acción, por­que ante el esca­so o nulo reco­no­ci­mien­to de sus dere­chos sobre la tie­rra, lo común ha resul­ta­do fun­da­men­tal como espa­cio de pro­duc­ción y de socia­bi­li­dad. De ahí que lo común, his­tó­ri­ca­men­te, haya esta­do rela­cio­na­do con las eco­no­mías de cui­da­do o de sus­ten­to en las que el papel de la mujer ha sido cen­tral. Es enton­ces que, el cer­ce­na­mien­to de lo común, impli­ca nece­sa­ria­men­te el debi­li­ta­mien­to de lo feme­nino y su capa­ci­dad de pro­por­cio­nar apo­yo y sus­ten­to a las acti­vi­da­des comu­ni­ta­rias. En cier­to modo, los con­flic­tos socio-ambien­ta­les y la recrea­ción de una polí­ti­ca comu­ni­ta­ria anta­gó­ni­ca al capi­tal, van reve­lan­do la capa­ci­dad pro­duc­ti­va de las muje­res más allá de lo repro­duc­ti­vo, inclu­so con inter­ven­cio­nes iné­di­tas en espa­cios que tra­di­cio­nal­men­te habían sido domi­na­dos por los hom­bres [Fede­ri­ci 2010].

Esta­mos, como seña­la Macha­do Aráoz [2014], en terri­to­rios ultra mar­gi­na­les, ultra peri­fé­ri­cos, que hoy una vez más están sien­do explo­ra­dos, mapea­dos, catea­dos. Los cuer­pos y terri­to­rios están vivien­do “un nue­vo ciclo de reco­lo­ni­za­ción mun­dia­li­za­do que le ha decla­ra­do la gue­rra a la madre tie­rra, fuen­te nutri­cia de todas la espe­cies inclui­da la huma­na” [Macha­do Aráoz 2014], que para Sega­to [2016a] ope­ra con una moda­li­dad de “gue­rra difu­sa”, o lo que veni­mos deno­mi­nan­do ‑en el sen­ti­do de pro­ce­so his­tó­ri­co colo­nial al que refe­ri­mos antes- como geno­ci­dio difuso.

Rita Sega­to [2014], ana­li­za las sig­ni­fi­ca­cio­nes de lo cor­po­ral y la sexua­li­dad en dis­tin­tos encla­ves de desa­rro­llo y expli­ci­ta que en cada una de estas loca­li­za­cio­nes, las muje­res sufren for­mas par­ti­cu­la­res de agre­sión y des­po­se­sión; su sub­je­ti­vi­dad y su cor­po­ra­li­dad cam­bian de sig­ni­fi­ca­do y pasan a ser agre­di­das y apro­pia­das de for­ma nue­va. Las jerar­quías de géne­ro pro­pias de la vida en comu­ni­dad –que la auto­ra deno­mi­na como patriar­ca­do de bajo impac­to- se trans­for­man en el patriar­ca­do moderno, de alto impac­to y de muy amplia­da capa­ci­dad de daño. Este patriar­ca­do de alto impac­to se con­fi­gu­ra alre­de­dor de lo que la auto­ra deno­mi­na la mira­da por­no­grá­fi­ca. Esta noción mues­tra la con­ti­nui­dad en el uso de los terri­to­rios cuer­pos, por par­te de ese mun­do colo­nial empre­sa­rial ecle­siás­ti­co que se des­plie­ga hoy en la Pata­go­nia y en varios espa­cios de Argen­ti­na y de Latinoamérica.

Conclusiones

Como seña­la­mos al ini­cio del artícu­lo, las impron­tas teó­ri­co meto­do­ló­gi­cas que se van ponien­do en jue­go en la pro­duc­ción de cono­ci­mien­to, dadas las trans­for­ma­cio­nes terri­to­ria­les y los con­flic­tos sus­ci­ta­dos en el mar­co del extrac­ti­vis­mo en el nor­te de la Pata­go­nia, hacen nece­sa­rio un tra­ba­jo arti­cu­la­do des­de dife­ren­tes dis­ci­pli­nas socia­les y no escin­dir la inves­ti­ga­ción de las luchas y sabe­res que las comu­ni­da­des indí­ge­nas y las orga­ni­za­cio­nes están des­ple­gan­do a par­tir de la dispu­ta de bie­nes comu­nes como el agua y la tie­rra. Como cien­tis­tas socia­les que rea­li­za­mos inves­ti­ga­cio­nes y docen­cia con ancla­je terri­to­rial, nos es impe­rio­so pro­fun­di­zar el estu­dio de las rela­cio­nes estruc­tu­ra­les entre colo­nia­lis­mo, patriar­ca­do y capi­ta­lis­mo, sus espe­ci­fi­ci­da­des y en esto, la cons­truc­ción de cate­go­rías socia­les y ana­lí­ti­cas que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de la com­ple­ji­dad del tipo de tras­for­ma­cio­nes pro­fun­das que transitamos.

En este sen­ti­do, es impor­tan­te seguir amplian­do y com­ple­ji­zan­do la pro­pia defi­ni­ción de extrac­ti­vis­mo, tal como lo inten­ta Gros­fo­guel al pro­po­ner ana­li­zar los alcan­ces de lo que lla­ma «extrac­ti­vis­mo epis­té­mi­co» y «extrac­ti­vis­mo onto­ló­gi­co». Sos­tie­ne, reto­man­do a Lian­ne Beta­sa­mo­sa­ke Sim­pson, que las dis­tin­tas defi­ni­cio­nes de extrac­ti­vis­mo tie­nen en común

es una actitud de cosificación y destrucción producida en nuestra subjetividad y en las relaciones de poder por la civilización «capitalista/patriarcal occidentalocéntrica/cristianocéntrica moderna/ colonial» frente al mundo de la vida humana y no-humana. La cosificación es el proceso de transformar los conocimientos, las formas de existencia humana, las formas de vida no-humana y lo que existe en nuestro entorno ecológico en «objetos» por instrumentalizar, con el propósito de extraerlos y explotarlos para beneficio propio sin importar las consecuencias destructivas que dicha actividad pueda tener sobre otros seres humanos y no-humanos [Grosfoguel 2016: 126].

Ante estos desa­fíos, recu­pe­ra­mos refle­xio­nes antro­po­ló­gi­cas que renue­van dis­cu­sio­nes sobre las impli­can­cias polí­ti­cas de nues­tros estu­dios, y la nece­si­dad de cons­truir espa­cios de tra­ba­jo colec­ti­vos, que invo­lu­cren el refor­za­mien­to de la co-pro­duc­ción de sabe­res con y no sobre nuestros/as inter­lo­cu­to­res, en los tér­mi­nos plan­tea­dos por Miguel Bar­to­lo­mé. Este autor invi­ta a inau­gu­rar una nue­va rela­ción con quie­nes his­tó­ri­ca­men­te se cons­ti­tu­ye­ron para las inves­ti­ga­cio­nes socia­les en “nuestros/as infor­man­tes”, de modo de habi­li­tar un inter­cam­bio de conocimientos

y no de mercancías, una relación social igualitaria y no de extracción de información (…), un diálogo entre miembros de culturas diferentes, orientado hacia la configuración de una futura y deseable comunidad de argumentación intercultural [Bartolomé 2003: 210].

Inves­ti­gar en rela­ción a estos suje­tos colec­ti­vos ins­ta­la la nece­si­dad de repen­sar la rela­ción de la pro­duc­ción del cono­ci­mien­to con las rela­cio­nes de poder, y par­tir de la pre­mi­sa que las hue­llas de la subalteridad

son entonces un buen espacio para activar una diferente perspectiva de análisis que desplace al tradicional sujeto de enunciación y busque situarse en otro lugar, un lugar que permita una nueva agencia política –representacional y perfomativa- destinada a modificar los sentidos oficiales [Vich y Zavala 2004:108].

Como vie­ne sos­te­nien­do Macha­do Aráoz:

cuerpo y territorio son temas puestos en la agenda por sujetos históricamente expropiados de su condición de ser, son sujetos negados históricamente u originariamente como sujetos y sujetas. No es una invención de la academia. Por eso tenemos que ocuparnos cuál es nuestro lugar. Nosotros no estamos produciendo conocimientos de o sobre los cuerpos y territorios. Apenas estamos sistematizando conocimientos de la experiencia histórica y política de lucha de los sujetos que ya están en existencia hace ya a 500 años. Porque ellos y ellas son las principales víctimas de la agresión colonial. Una agresión colonial que tiene fecha de nacimiento, pero no de terminación. Es una agresión colonial que no ha concluido [Machado Aráoz 2017[13]].
 Citas

* Gra­cie­la Alon­so: Docen­te Inves­ti­ga­do­ra de CONI­CET-IPEHCS-UNCo (Ins­ti­tu­to Pata­gó­ni­co de Estu­dios en Huma­ni­da­des y Cien­cias Socia­les), docen­te de la FACE (Facul­tad Cien­cias de la Edu­ca­ción) de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal del Comahue.  gracielafem@gmail.com

** Veró­ni­ca Trpin: Inves­ti­ga­do­ra Adjun­ta de CONI­CET-IPEHCS-UNCo (Ins­ti­tu­to Pata­gó­ni­co de Estu­dios en Huma­ni­da­des y Cien­cias Socia­les), docen­te de la FADECS (Facul­tad de Dere­cho y Cien­cias Socia­les)  de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal del Comahue. vtrpin@hotmail.com

Las pala­bras en Mapu­zu­gun segui­rán el gra­fe­ma­rio Ragileo.

[1] Las I Jor­na­das de refle­xión, inves­ti­ga­ción y copro­duc­ción de sabe­res “Cuer­po y terri­to­rio en con­tex­tos neo­de­sa­rro­llis­tas. Deba­tes sobre colo­nia­li­dad, capi­ta­lis­mo y patriar­ca­do”, se rea­li­za­ron los días 16, 17 y 18 de Mar­zo de 2017 en la Uni­ver­si­dad Nacio­nal del Comahue. Las mis­mas fue­ron orga­ni­za­das por inte­gran­tes del Núcleo Socio-antro­po­ló­gi­co del IPEHCS, del Cen­tro de Inves­ti­ga­cio­nes Geo­grá­fi­cas del CIG/I­dIHCS-CONI­CET-UNLP, de la Carre­ra de Espe­cia­li­za­ción en Edu­ca­ción y Estu­dios Inter­cul­tu­ra­les, de Géne­ros y Sexua­li­da­des (FACE-UNCO), del Cen­tro de Edu­ca­ción Popu­lar e Inter­cul­tu­ral y del Gru­po de Tra­ba­jo — CLACSO “Cuer­pos, terri­to­rios y feminismos”.

[2] La Comu­ni­dad Mapu­ce Lof Cam­po Mari­pe se encuen­tra ubi­ca­da geo­grá­fi­ca­men­te en el Para­je Van­guar­dia, de la loca­li­dad de Añe­lo, en el Depar­ta­men­to del mis­mo nom­bre, pro­vin­cia de Neu­quén (Ruta Pro­vin­cial Nro 17 Km 14). Según lo infor­ma­do por la Comu­ni­dad, la mis­ma está con­for­ma­da por alre­de­dor de 144 per­so­nas, dis­tri­bui­das en 35 familias.

[3]Vaca Muer­ta es la prin­ci­pal for­ma­ción de sha­le oil y sha­le gas de Argen­ti­na y una de las más “atrac­ti­vas” del mun­do. Tie­ne una super­fi­cie de 30 mil km2, es decir 145 veces la Ciu­dad de Bue­nos Aires, o el 30% de la super­fi­cie total de Neu­quén”. http://www.opsur.org.ar/blog/2017/04/25/el-megaproyecto-vaca-muerta-una-propuesta-de-intervencion/.

[4] El hos­pi­tal fue pre­su­pues­ta­do tres veces, nun­ca fue eje­cu­ta­do en el pre­su­pues­to de la pro­vin­cia (Mar­tín Álva­rez inte­gran­te de OPSUR, entre­vis­ta rea­li­za­da el 17/03/2017).

[5] Basu­re­ro para el tra­ta­mien­to de resi­duos peli­gro­sos pro­ve­nien­tes del petró­leo, su fina­li­dad es efec­tuar la reme­dia­ción de esos resi­duos. Los pile­to­nes en don­de se arro­jan los dese­chos están a cie­lo abier­to pro­du­cien­do la con­ta­mi­na­ción del aire por la emi­sión de gases tóxi­cos. Esta eta­pa es la ante últi­ma en el pro­ce­so de extrac­ción no convencional.

[6] Mar­tín Álva­rez, inte­gran­te de OPSUR (Obser­va­to­rio Petro­le­ro Sur), entre­vis­ta rea­li­za­da el 17/03/2017.

[7] Car­los Fer­nan­dez, vecino del Barrio Cuen­ca 15 de Neu­quén, entre­vis­ta del 17/3/2017.

[8] La Mul­ti­sec­to­rial con­tra la Hidro­frac­tu­ra de Neu­quén se cons­ti­tu­yó en el año 2013 a par­tir de la arti­cu­la­ción de dife­ren­tes orga­ni­za­cio­nes socia­les para hacer fren­te al avan­ce de la indus­tria hidro­car­bu­rí­fe­ra en la pro­vin­cia. “La dispu­ta de sen­ti­do des­de este espa­cio de arti­cu­la­ción con­sis­te en luchar con­tra lo hege­mó­ni­co basa­do en el capi­ta­lis­mo, el desa­rro­llis­mo evo­lu­cio­nis­ta y el extrac­ti­vis­mo, que por déca­das ha indi­ca­do que es la úni­ca mane­ra de pro­gre­sar y mejo­rar la cali­dad de vida de la pobla­ción. De este modo, la Mul­ti­sec­to­rial ela­bo­ró una con­sig­na que encie­rra las dis­tin­tas aris­tas de la pro­ble­má­ti­ca con­tra la cual luchan: “No al saqueo, la muer­te y la con­ta­mi­na­ción”” [Rif­fo 2016: 12].

[9] En las últi­mas déca­das son amplios los apor­tes que pro­ble­ma­ti­zan la lla­ma­da “Con­quis­ta del desier­to” como un acto de des­truc­ción de lo que las éli­tes con­si­de­ra­ban pobla­cio­nes infe­rio­res, des­de la eje­cu­ción de una polí­ti­ca “geno­ci­da” de la lla­ma­da gene­ra­ción del ‘80 y de los gobier­nos “inme­dia­ta­men­te pos­te­rio­res con­tra los pue­blos ori­gi­na­rios del terri­to­rio que hoy ocu­pa el Esta­do argen­tino” [Len­ton 2010: 30].

[10] Cabe men­cio­nar que en agos­to de 2013, orga­ni­za­cio­nes indí­ge­nas, como par­te de la Mul­ti­sec­to­rial con­tra la hidro­frac­tu­ra, enca­be­za­ron una mul­ti­tu­di­na­ria movi­li­za­ción con­tra el lla­ma­do “Pac­to YPF-CHEVRON”. Los/as legisladores/as de la pro­vin­cia de Neu­quén con­vir­tie­ron en ley el acuer­do entre la pro­vin­cia e YPF, con el pro­pó­si­to de exten­der la con­ce­sión en el área Loma Cam­pa­na, de Vaca Muer­ta, don­de la com­pa­ñía pla­ne­ba ini­ciar la explo­ra­ción de hidro­car­bu­ros no con­ven­cio­na­les jun­to a la empre­sa esta­dou­ni­den­se CHEVRON. Mien­tras se desa­rro­lló la sesión las fuer­zas poli­cia­les repri­mie­ron por más de 10 horas a los y las manifestantes.

[11] Un pun­to cla­ve y de alta ten­sión lo cons­ti­tu­yó la toma de una torre de explo­ra­ción no con­ven­cio­nal por par­te de las her­ma­nas mayo­res de Cam­po Mari­pe el 11 y 12 de octu­bre de 2014.

[12] Pety Pici­ñan, entre­vis­ta rea­li­za­da el 23/10/2015.

[13] Expo­si­ción en las I Jor­na­das de refle­xión, inves­ti­ga­ción y copro­duc­ción de sabe­res “Cuer­po y terri­to­rio en con­tex­tos neo­de­sa­rro­llis­tas. Deba­tes sobre colo­nia­li­dad, capi­ta­lis­mo y patriar­ca­do”, Uni­ver­si­dad Nacio­nal del Comahue.

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Cómo citar ¬

Graciela Alonso y  Verónica Trpin, «Territorios y cuerpos en el norte de la Patagonia: desafíos teóricos y metodológicos en tiempos de extractivismo», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-13/dossier-alonso-trpin/
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