Territorios y cuerpos en el norte de la Patagonia:
desafíos teóricos y metodológicos en tiempos de extractivismo

Ter­ri­to­ries and bod­ies in the North of Patag­o­nia: method­olog­i­cal and the­o­ret­i­cal chal­lenges in extrac­tivism times

Gra­ciela Alon­so*
Veróni­ca Trpin**

Recibido: 27 de noviem­bre de 2017
Acep­ta­do: 17 de junio de 2018

Resumen

Nos intere­sa desar­rol­lar los debates en torno a las impli­can­cias del avance de las fron­teras del extrac­tivis­mo en el norte de la Patag­o­nia y los desafíos teóri­cos y metodológi­cos que con­ll­e­van para las inves­ti­ga­ciones que desar­rol­lam­os. Como parte de esos desafíos, sosten­emos la necesi­dad de inte­grar analíti­ca­mente las dimen­siones de los ter­ri­to­rios y los cuer­pos, miran­do críti­ca­mente el mod­e­lo de desar­rol­lo hegemóni­co que dis­pu­ta y ten­siona la cir­cu­lación de saberes y expe­ri­en­cias sub­al­ter­i­zadas. Con­sid­er­amos rel­e­vante artic­u­lar el tra­ba­jo des­de difer­entes dis­ci­plinas sociales y la no escisión de la inves­ti­gación de las luchas y saberes que las comu­nidades mapuce, orga­ni­za­ciones medioam­bi­en­tales y fem­i­nistas están desple­gan­do en los ter­ri­to­rios. Como cien­tis­tas sociales nos es impe­rioso pro­fun­dizar el estu­dio de las rela­ciones estruc­turales de dom­i­nación y la con­struc­ción de cat­e­gorías sociales que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de las trans­for­ma­ciones que tran­si­ta­mos. Pre­sentare­mos algunos debates recu­per­a­dos en torno al avance del frack­ing en la provin­cia del Neuquén, en el área cono­ci­da como Vaca Muer­ta y la resisten­cia sosteni­da por las mujeres mapuce a par­tir de la noción de cuer­po ter­ri­to­rio.

Pal­abras clave: extrac­tivis­mo – cuer­po – ter­ri­to­rio – Patag­o­nia

Abstract

We are inter­est­ed in devel­op­ing the impli­ca­tions of the advance of bor­ders of extrac­tivism in the north of Patag­o­nia and the method­olog­i­cal and the­o­ret­i­cal chal­lenges that it entails for our research. Among our con­cerns, we sus­tain the need to ana­lyt­i­cal­ly inte­grate the dimen­sions of ter­ri­to­ries and bod­ies, as well as to crit­i­cal­ly look at the dis­put­ed devel­op­ment mod­els that ten­sion the cir­cu­la­tion of sub­al­ter­ized knowl­edge and expe­ri­ences. We con­sid­er it rel­e­vant to artic­u­late the work from dif­fer­ent social dis­ci­plines and no cleave the inves­ti­ga­tion of the strug­gles and knowl­edge that Mapuce com­mu­ni­ties, envi­ron­men­tal orga­ni­za­tions and fem­i­nists are deploy­ing in the ter­ri­to­ries. As social sci­en­tists, it is imper­a­tive for us to deep­en the study of the struc­tur­al rela­tions of dom­i­na­tion and the con­struc­tion of social cat­e­gories that allow us to con­tribute to the under­stand­ing of the trans­for­ma­tions that we tran­sit. We will present some debates about the progress of frack­ing in the province of Neuquén, in the area known as Vaca Muer­ta.

Key words: extrac­tivism — body — ter­ri­to­ry — Patag­o­nia

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Introducción

El pre­sente tra­ba­jo parte de recu­per­ar un con­jun­to de análi­sis real­iza­dos des­de unas jor­nadas de reflex­ión, inves­ti­gación y copro­duc­ción de saberes, cuyo eje giró en torno al tema de cuer­po y ter­ri­to­rio en con­tex­tos neode­sar­rol­lis­tas.[1] Cen­tral­mente se prob­lema­tizó la expan­sión de la explotación hidro­car­burífera bajo la modal­i­dad cono­ci­da como hidrofrac­tura o frack­ing y se expre­saron algunos debates en torno a sus efec­tos en el área de explo­ración Vaca Muer­ta, en la provin­cia de Neuquén y las resisten­cias ter­ri­to­ri­al­izadas pro­tag­on­i­zadas por mujeres mapuce.

Este espa­cio de inter­cam­bio en el que con­fluyeron saberes ges­ta­dos des­de la acad­e­mia y des­de las expe­ri­en­cias de las orga­ni­za­ciones sociales, se pro­du­jo en un con­tex­to de fuertes dis­putas políti­cas, debido al avance de las fron­teras del extrac­tivis­mo, y en el mar­co del for­t­alec­imien­to de vín­cu­los estable­ci­dos ‑des­de difer­entes espa­cios y activi­dades- entre per­sonas con inser­ción en la Uni­ver­si­dad Nacional del Com­ahue y mil­i­tantes de orga­ni­za­ciones sociales, espe­cial­mente con inte­grantes de la Mul­ti­sec­to­r­i­al con­tra la Hidrofrac­tura de Neuquén y mujeres de la Con­fed­eración Mapuce de Neuquén.

La uni­ver­si­dad, y sus aparatos de pro­duc­ción académi­ca, no está aje­na a estas dis­putas y en su inte­ri­or las posi­ciones se ten­sio­n­an, des­de cam­pos de conocimien­tos difer­entes (las cien­cias sociales y las inge­nierías), y prin­ci­pal­mente, con relación a con­sid­era­ciones acer­ca del lla­ma­do “mod­e­lo de desar­rol­lo region­al”.

El espa­cio de análi­sis y copro­duc­ción de saberes habil­i­ta­dos en las Jor­nadas, se pro­pu­so inter­pelar las con­cep­ciones hegemóni­cas entorno a: ¿Quiénes pueden hablar sobre desar­rol­lo y extrac­tivis­mo? ¿Cuáles son los saberes autor­iza­dos para realizar aportes? ¿Qué impli­ca un mejor desar­rol­lo ter­ri­to­r­i­al? ¿Qué lugar tienen los cuer­pos en estos debates?

Es impor­tante destacar que quienes nos ubi­camos en un lugar de inter­pelación a la hege­monía con­stru­i­da en torno a la explotación hidro­car­burífera, y al extrac­tivis­mo en gen­er­al, ven­i­mos des­de hace largo tiem­po tra­ba­jan­do con orga­ni­za­ciones sociales y del pueblo mapuce, pro­ducien­do apren­diza­jes mutu­os en base a un diál­o­go respetu­oso de expe­ri­en­cias y cos­mo­vi­siones.

Con el propósi­to de pro­fun­dizar los debates en torno al extrac­tivis­mo abor­da­dos en las jor­nadas señal­adas, en una primer parte del tra­ba­jo anal­izamos la poten­cial­i­dad de inte­grar analíti­ca­mente las dimen­siones de los ter­ri­to­rios y los cuer­pos, en las que se expre­sa la dis­pu­ta entre los mod­e­los de desar­rol­lo extrac­tivis­tas ‑impul­sa­dos por los esta­dos nacional y provin­cial e inver­siones de cap­i­tal con­cen­tra­do- y nociones de una relación con el ter­ri­to­rio y la nat­u­raleza que involu­cran saberes y expe­ri­en­cias sub­al­ter­i­zadas. En una segun­da parte del tra­ba­jo, sosten­emos que las resisten­cias a los mod­e­los extrac­tivis­tas cobran vis­i­bil­i­dad, par­tic­u­lar­mente des­de acciones pro­tag­on­i­zadas por las mujeres mapuce que habi­tan ter­ri­to­rios en los que se explotan hidro­car­buros. Las mujeres mapuce de la comu­nidad Cam­po Maripe[2] ponen en juego sus cuer­pos, saberes y emo­ciones, des­de acciones en las que con­struyen y recon­struyen rela­ciones de des­col­o­nización hacia afuera y hacia aden­tro, dado que la relación cuer­po ter­ri­to­rio adquiere una sig­nifi­cación capaz de artic­u­lar lo políti­co y lo filosó­fi­co ances­tral.

Asimis­mo, este tra­ba­jo pro­fun­diza una pre­ocu­pación por artic­u­lar el tra­ba­jo des­de difer­entes dis­ci­plinas sociales y no escindir la inves­ti­gación de las luchas y saberes que las comu­nidades mapuce, orga­ni­za­ciones medioam­bi­en­tales y fem­i­nistas están desple­gan­do en los ter­ri­to­rios. Como cien­tis­tas sociales nos es impe­rioso pro­fun­dizar el estu­dio de las rela­ciones estruc­turales de dom­i­nación y la con­struc­ción de cat­e­gorías sociales que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de las trans­for­ma­ciones que tran­si­ta­mos.

Avance de las fronteras del extractivismo en el norte de la Patagonia

Se car­ac­ter­i­za a la actu­al eta­pa del cap­i­tal­is­mo como extrac­tivis­mo, eta­pa iden­ti­fi­ca­da como parte de la dinámi­ca neode­sar­rol­lista pre­sente en los últi­mos 50 años en los país­es lati­noamer­i­canos. Dicho pro­ce­so se iden­ti­fi­ca por el ago­tamien­to de los recur­sos disponibles, por la tran­si­ción de la eta­pa key­ne­siana hacia el neolib­er­al­is­mo y por la emer­gen­cia de luchas sociales no sólo cen­tradas en la lucha de clases, sino por la emer­gen­cia de luchas anti­colo­niales, de mujeres y de pueb­los orig­i­nar­ios [Fél­iz 2017].

Luego de tres décadas de neolib­er­al­is­mo, que puede car­ac­teri­zarse por una reestruc­turación glob­al del cap­i­tal­is­mo y la con­for­ma­ción de un cap­i­tal­is­mo transna­cional­iza­do, [Mari­ni 2007 en Fél­iz y López 2012], se obser­va el éxi­to de este pro­ce­so, dado que logró recon­fig­u­rar la inser­ción de los país­es lati­noamer­i­canos en los pro­ce­sos de acu­mu­lación de cap­i­tal y con ello lim­i­tar las ini­cia­ti­vas de desar­rol­lo cap­i­tal­ista autónomo ‑que había sido el impul­so en las décadas desar­rol­lis­tas- [Svam­pa 2008 en López y Vér­tiz 2012]. Así puede afir­marse que esta­mos tran­si­tan­do su desem­bo­cadu­ra, a través de lo que se nom­i­na como “eta­pa post­ne­olib­er­al”. Dicho momen­to del cap­i­tal­is­mo tiene sobre sí la pesa­da heren­cia neolib­er­al entre las que se desta­can: el carác­ter transna­cional del pro­ce­so de acu­mu­lación y la depen­den­cia aso­ci­a­da a la pro­duc­ción de com­modi­ties para la exportación [Svam­pa 2011; Fél­iz y López 2010 en López y Vér­tiz 2012]. Según López y Vér­tiz [2012], el ingre­so del cap­i­tal transna­cional en las economías de la región –y la con­sol­i­dación del pro­ce­so de transna­cional­ización de empre­sas de ori­gen lati­noamer­i­cano–, y su relación con la exporta­ciones de mate­rias pri­mas, ali­men­tos y min­erales, puede verse como parte de la estrate­gia glob­al de una var­iedad de grandes empre­sas que visu­al­izan en los país­es de Améri­ca Lati­na la posi­bil­i­dad de ampli­ar sus már­genes de rentabil­i­dad a través de la explotación de las riquezas nat­u­rales exis­tentes. Este pro­ce­so está mar­ca­do por dis­pos­i­tivos y tec­nologías de “sub­or­di­nación de la nat­u­raleza” [Macha­do Aráoz 2013a], con­flic­tos socioam­bi­en­tales y cul­tur­ales, así como ten­siones entre fenó­menos de glob­al­ización y local­ización.

Como parte de esta ten­den­cia de acu­mu­lación, la Argenti­na y la Nor­patag­o­nia en par­tic­u­lar, ha sido pro­movi­da por sus gob­ier­nos provin­ciales como fuente de “recur­sos nat­u­rales” val­o­rados y la región vuelve a esce­na ante dis­putas por el con­trol y explotación de sus ter­ri­to­rios.

En este tra­ba­jo retomamos el antecedente de la activi­dad hidro­car­burífera como parte de la con­fig­u­ración socioe­conómi­ca de la región y de con­trol estatal y pri­va­do de la nat­u­raleza. La explotación de gas y petróleo se ini­cia antes de la provin­cial­ización de Río Negro y Neuquén, pero cobra impul­so con el des­cubrim­ien­to de impor­tantes yacimien­tos como los lla­ma­dos Puesto Hernán­dez y Loma La Lata, en los años 1967 y 1978 [Rif­fo 2016]. Par­tic­u­lar­mente en la provin­cia de Neuquén, la matriz económi­ca y pro­duc­ti­va se ori­en­tó defin­i­ti­va­mente hacia una modal­i­dad de crec­imien­to basa­da en los ben­efi­cios deriva­dos de la explotación de recur­sos energéti­cos (hidro­elec­t­ri­ci­dad, petróleo y gas) [Favaro 2005] y las ganan­cias obtenidas por la per­cep­ción de regalías fue por entonces la base del poder económi­co de sus gob­ier­nos.

La déca­da de los noven­ta, por su parte, rompió con las reglas bási­cas que habían posi­bil­i­ta­do la repro­duc­ción exi­tosa de esta estrate­gia de desar­rol­lo. La nue­va leg­is­lación sobre el des­ti­no de los fon­dos fed­erales volvió inesta­bles los ingre­sos provin­ciales, a la vez que los vaivenes en el pre­cio inter­na­cional del petróleo dis­min­uyeron noto­ri­a­mente los ingre­sos por regalías. Esta situación críti­ca se pro­fun­dizó con la pri­va­ti­zación de las empre­sas públi­cas, cuan­do se trazaron las direc­tri­ces de una nue­va matriz económi­ca. La desreg­u­lación de la activi­dad extrac­ti­va y el priv­i­le­gio de la sal­i­da expor­ta­do­ra de los recur­sos mul­ti­pli­caron la pro­duc­ción de petróleo y gas, pero los ben­efi­cios de la activi­dad no se vol­caron en los ter­ri­to­rios provin­ciales. La pri­va­ti­zación de la empre­sa hidro­car­burífera estatal argenti­na se real­izó primero, a través de la re-estruc­turación de YPF ‑entre 1989 y 1992- y con el decre­to Nº 2.778/90 denom­i­na­do “Plan de Trans­for­ma­ción Glob­al” y Ley de Fed­er­al­ización de Hidro­car­buros y Trans­for­ma­ción Empre­saria y Pri­va­ti­zación del Cap­i­tal de YPF Sociedad Anón­i­ma Nº 24.145/92: “la plan­i­fi­cación estatal vigente des­de el des­cubrim­ien­to de los hidro­car­buros, a prin­ci­p­ios del siglo XX, fue trans­for­ma­da en la depredación neolib­er­al que sin explo­ración agotó las reser­vas exis­tentes en una déca­da” [Giu­liani 2013 en Rif­fo y Tor­res 2014: 3].

La situación volvió a cam­biar en los primeros años del siglo actu­al. La reesta­ti­zación de YPF planteó una pro­fun­dización del mod­e­lo extrac­tivista con un peso impor­tante de la admin­is­tración estatal y de las políti­cas energéti­cas dis­eñadas en ese sen­ti­do. La cuen­ca neuquina se pro­mo­cionó des­de el 2013 con el des­cubrim­ien­to de los reser­vo­rios no con­ven­cionales de gas (shale gas) en Vaca Muer­ta[3]. Simultánea­mente, otros sis­temas pro­duc­tivos históri­ca­mente dom­i­nantes, como la ganadería exten­si­va y la fru­ti­cul­tura en los valles irri­ga­dos, perdieron posi­cionamien­to económi­co, aun cuan­do fuer­an social­mente más sig­ni­fica­tivos en tér­mi­nos ter­ri­to­ri­ales.

Cabe destacar que el pro­ce­so de extrac­ción de gas y petróleo de man­era no con­ven­cional en Neuquén, está cen­tra­do en la local­i­dad de Añe­lo (100 km de la ciu­dad cap­i­tal), en lo que se conoce como la zona geológ­i­ca de Vaca Muer­ta. Se comen­zó a decir que esta zona era la “nue­va Dubái” y en el año 2013 fue declar­a­da la cap­i­tal del Shale. En junio de ese año la pres­i­den­ta de la nación Cristi­na Fer­nán­dez, anun­ció “Vaca Viva, no le digo más Vaca Muer­ta”, en ref­er­en­cia al mega yacimien­to de petróleo y gas. Des­de entonces, diver­sos medios de comu­ni­cación pro­mo­cionaron el proyec­to de explotación en el crec­imien­to de la local­i­dad de Añe­lo en relación a las proyec­ciones de recu­peración de “la economía provin­cial, generan­do impor­tantes der­rames en el resto de las activi­dades económi­cas pre­sentes, incre­men­tar en can­ti­dad y cal­i­dad el empleo provin­cial y tam­bién el niv­el de recau­dación impos­i­ti­va de la provin­cia” [Insti­tu­to Argenti­no del Petróleo y del Gas 2014: 6].

El pro­ce­so infla­cionario que se gen­eró en el ter­ri­to­rio no ha tenido prece­dentes, dada la espec­u­lación inmo­bil­iaria y los altos suel­dos de los emplea­d­os de las empre­sas petrol­eras, que prác­ti­ca­mente coparon la vida cotid­i­ana de la local­i­dad. Una nota del diario La Nación del 23/11/2014 refle­ja las dis­pari­dades locales que gen­eró el lla­ma­do “boom petrolero”.

El pueblo tiene muy pre­car­ios ser­vi­cios. Has­ta antes del surgimien­to de Vaca Muer­ta, tenía 2700 habi­tantes y con poco niv­el de crec­imien­to. Des­de el surgimien­to de Vaca Muer­ta se cal­cu­la que la población ascendió a 7500 habi­tantes y el munici­pio quedó inclu­i­do en un pro­gra­ma denom­i­na­do Ciu­dades Emer­gentes, un acuer­do suprana­cional con el Ban­co Inter­amer­i­cano de Desar­rol­lo (BID) donde éste finan­cia proyec­tos des­ti­na­dos a ciu­dades con “economías de enclave”. Añe­lo es una ciu­dad cam­pa­men­to, en la que se instaló un casi­no antes que un hos­pi­tal públi­co. Recien­te­mente comen­zó su con­struc­ción[4] a par­tir de la deman­da que ini­cia­ron veci­nas y veci­nos, expre­sa­da en una puebla­da y cortes de ruta.

En el tra­ba­jo en ter­reno obser­va­mos que el extrac­tivis­mo extiende sus fron­teras hacia zonas de pro­duc­ción fru­ti­hortí­co­la y los efec­tos ambi­en­tales se expanden en los bar­rios más cas­ti­ga­dos de la ciu­dad de Neuquén. A menos de un kilómetro de dis­tan­cia de áreas urbanas per­iféri­c­as de la cap­i­tal provin­cial se instaló un basurero tóx­i­co a cielo abier­to:[5]

Todo lo que es el cutting (los cortes), los lodos que vienen de perforación, que sacan de abajo de la tierra metales pesados, materiales muy difíciles de tratar, material radioactivo, todo eso está sobre el techo de los barrios más populares de Neuquén, porque la hidrofractura tiene que hacerse en escala masiva y saca mucho residuo.[6]

Este basurero ‑con­sid­er­a­do el más grande de la Patag­o­nia- por las acciones de protes­ta de veci­nos y veci­nas, se está relo­cal­izan­do. Cabe señalar que estos son los eslabones de la cade­na de nego­cios que toman a car­go las bur­guesías regionales, que a la vez son parte de la clase políti­ca provin­cial y local. Uno de los veci­nos que for­ma parte de una asam­blea local que se orga­nizó para que se cer­rara este basurero tóx­i­co expre­sa lo sigu­iente:

Una de las características que tiene la contaminación por hidrocarburos, y (la que producen) estas empresas, es que es acumulativa. Nosotros sentimos los síntomas, los impactos ambientales. La picazón en la nariz, en los ojos, en todo el cuerpo, la tos constante que empezaron a tener nuestros hijos. Vivimos en un lugar vulnerable, y de eso se vale la empresa para decirnos: “Ustedes se enferman por problemas respiratorios, porque no tienen gas, vivienda digna y todo los demás”. Es verdad, estamos vulnerados por el Estado, pero si le sumás la inhalación de contaminantes, lo ingieras en el agua, los alimentos, inhalando, la misma jueza dijo en el 2009 que no hay peor forma de contaminación que la inhalación. El cuerpo habla.[7]

En este con­tex­to es que el extrac­tivis­mo y sus efec­tos ter­ri­to­ri­ales y ambi­en­tales tienen como una de las aris­tas de dis­pu­ta, la inter­pelación al esta­do nacional y provin­cial. El tema de la expan­sión del frack­ing pro­mo­ciona­da por el esta­do, se abor­dó en las Jor­nadas a par­tir de la posi­ción de orga­ni­za­ciones sociales vin­cu­ladas direc­ta­mente con este debate, que a su vez con­for­man la Mul­ti­sec­to­r­i­al con­tra la Hidrofrac­tura de Neuquén.[8]

Algunos de los debates que cruzaron los planteos ante­ri­ores fueron:

  • Neuquén y el ter­ri­to­rio de Vaca Muer­ta, son iden­ti­fi­ca­dos como las zonas más afec­tadas por el frack­ing luego de EEUU. Las resisten­cias de comu­nidades mapuce ante esta expan­sión les impli­ca la imposi­ción de numerosas causas civiles y penales. La dis­pu­ta por el uso del ter­ri­to­rio se des­en­ca­de­na en la nor­patag­o­nia por las activi­dades que real­izan las empre­sas petrol­eras, min­eras, turís­ti­cas, inmo­bil­iarias, fore­stales. El Esta­do y el cap­i­tal se aúnan pro­movien­do inse­guri­dad jurídi­ca para el pueblo mapuce y seguri­dad jurídi­ca para las empre­sas.
  • Como parte de la uni­ver­si­dad, las inves­ti­ga­ciones debier­an sosten­er, en for­ma urgente, argu­menta­ciones críti­cas de las políti­cas de los gob­ier­nos y de acom­pañamien­to a las luchas sociales.
  • La necesi­dad de gener­ar espa­cios de con­struc­ción de estrate­gias pedagóg­i­cas para socializar argu­menta­ciones con las comu­nidades afec­tadas que les per­mi­tan inter­pelar al Esta­do y a la vez, respon­der a sus inter­pela­ciones, así como evi­den­ciar y denun­ciar la expan­sión de las empre­sas “inver­so­ras” en la activi­dad hidro­car­burífera a par­tir de acuer­dos con el Esta­do.
  • Pon­er en debate a cos­ta de qué sec­tores se explotan los recur­sos nat­u­rales en la Patag­o­nia, lo cual impli­ca pon­er en cri­sis el mod­e­lo de acu­mu­lación que gen­era la Argenti­na y con­sid­er­ar que este debate es cen­tral para pen­sar las for­ma­ciones de gra­do y post­gra­do en la uni­ver­si­dad públi­ca con ancla­je ter­ri­to­r­i­al.

Por otra parte, sosten­emos que el extrac­tivis­mo no es sólo un modo económi­co sino trans­ver­sal, estruc­tur­al y estruc­turante de las prác­ti­cas sociales que, como sostiene Gros­foguel [2016] impreg­nan todas las dimen­siones des­de las cuales somos, esta­mos y sen­ti­mos en este mun­do. Es decir, como un mod­e­lo de explotación que abar­ca la total­i­dad de nues­tras activi­dades; des­de lo más con­cre­to a lo más abstrac­to y que, en con­jun­ción con otras for­mas de opre­sión (patri­ar­ca­do, colo­nial­is­mo y con­for­ma­ción del cap­i­tal) con­figu­ra una man­era par­tic­u­lar de rela­cionarnos, mirarnos, sen­tirnos y pen­sarnos den­tro de los cír­cu­los de inter­sub­je­tivi­dad en los cuales con­stru­imos nues­tras sub­je­tivi­dades.

En tan­to prác­ti­ca estruc­turante, el extrac­tivis­mo y sus activi­dades aso­ci­adas, despl­ie­gan una for­ma par­tic­u­lar de con­fig­u­ración de sub­je­tivi­dades, es allí donde enten­demos, que éstas prác­ti­cas de extrac­ción y vio­len­cia se encar­nan en los ter­ri­to­rios y tam­bién en los cuer­pos [Gros­foguel 2016].

Desafíos para nuestras miradas acerca de la relación territorio cuerpo

Entre las pre­ocu­pa­ciones dis­cu­ti­das en las jor­nadas y que se recu­per­an tam­bién del tra­ba­jo de cam­po real­iza­do en ter­ri­to­rios indí­ge­nas afec­ta­dos por el frack­ing, cir­culó la necesi­dad de inte­grar analíti­ca­mente las dimen­siones de los ter­ri­to­rios y los cuer­pos como parte de los análi­sis académi­cos y en diál­o­go con las orga­ni­za­ciones indí­ge­nas regionales.

Las mujeres mapuce en éste y en otros encuen­tros expre­saron su posi­ción respec­to a cómo la con­sol­i­dación del cap­i­tal­is­mo y del sis­tema estatal sobre los ter­ri­to­rios de los Pueb­los Orig­i­nar­ios, y en par­tic­u­lar del Pueblo Mapuce, se hizo sobre la base del geno­cidio y la vio­len­cia hacia sus sis­temas de vida,[9] lo que implicó la rup­tura de sus mod­os de relación con el ter­ri­to­rio, a través de la imposi­ción de un sis­tema ajeno y destruc­ti­vo de desar­rol­lo, situación que con­tinúa y se pro­fun­diza en el momen­to actu­al. Para nues­tras inter­locu­toras, con­tinúa reac­tu­al­izán­dose una agre­sión colo­nial que no ha con­clu­i­do.

El avance en las últi­mas décadas de lo que Sega­to [2014] denom­i­na el frente colo­nial, estatal, empre­sar­i­al, mediáti­co y cris­tiano, condi­ciona pro­fun­da­mente la vida de las mujeres, colo­ca a las pobla­ciones mapuce, en un esta­do de per­ma­nente ten­sión por la defen­sa de sus ter­ri­to­rios, fun­da­men­tal­mente porque des­de esta cos­mo­visión el espa­cio ter­ri­to­r­i­al es con­sti­tu­ti­vo de iden­ti­dad. Cada ce (per­sona) posee un ori­gen ter­ri­to­r­i­al y un ori­gen famil­iar que da cuen­ta de su perte­nen­cia comu­ni­taria, que tra­sciende lo “san­guí­neo”, tra­ducién­dose en conocimien­tos que se reac­tu­al­izan en cada nue­vo ciclo, en bus­ca de estable­cer una relación armóni­ca con la nat­u­raleza. Para ello, las comu­nidades orga­ni­zan el espa­cio ter­ri­to­r­i­al de man­era que se res­guarde el equi­lib­rio de todas las fuerzas (newen) que cohab­i­tan el Wall mapu (ambi­ente), para que cada uno cumpla con su rol y de esta man­era preser­var el ixofil mogen, lo que se tra­duce como bio­di­ver­si­dad. La lucha por el dere­cho ter­ri­to­r­i­al es enten­di­da des­de una mira­da inte­gral, abar­can­do todas las dimen­siones, inclu­sive miñce mapu (el sub­sue­lo); es decir que tra­sciende la idea de propiedad pri­va­da, pues el mapuce es parte inte­grante de este espa­cio y no su dueño.

Esta con­cep­ción es inter­veni­da por el esta­do, que inten­ta dar una solu­ción a las deman­das ter­ri­to­ri­ales ofre­cien­do un “títu­lo de propiedad” (en el mejor de los casos), reducien­do este dere­cho sólo a la entre­ga de lo super­fi­cial, reserván­dose los dere­chos de explotación de los espa­cios aére­os (wenu mapu) y del sub­sue­lo (miñce mapu). Estas difer­en­cias de con­cep­ciones e intere­ses, mov­i­lizan a las comu­nidades que se orga­ni­zan para denun­ciar[10] no sólo el pro­fun­do daño ambi­en­tal que se real­iza sobre los ter­ri­to­rios, sino tam­bién aquel que se pro­duce al inte­ri­or de las vidas famil­iares. Diana Lenton [2008] denom­i­na a este pro­ce­so “daño cul­tur­al”, entendién­do­lo como la imposi­ción de mod­os de vida que rompen los lazos sociales y comu­ni­tar­ios y además resul­tan fun­cionales a “una may­or depen­den­cia (…) y menores posi­bil­i­dades de autonomía (…) impli­ca siem­pre un aten­ta­do a la dig­nidad del grupo”. Este daño se vis­i­bi­liza tam­bién en los cuer­pos de las mujeres que son apropi­a­dos para el tra­ba­jo domés­ti­co o la pros­ti­tu­ción en zonas donde se desar­rol­lan las activi­dades petrol­eras.

Así se rasga el tejido social comunitario, se instala el autodesprecio, el endo-racismo y el racismo intrapsíquico, pues el método es la profanación. El cuerpo de la mujer alegoriza el cuerpo social, y la dominación sobre el mismo simboliza el poder jurisdiccional sobre un territorio [Segato 2016a].

Es fre­cuente encon­trar en los relatos de las mujeres mapuce la relación entre el daño a los ter­ri­to­rios con el daño a sus cuer­pos. Esta cor­porización del daño puede ser anal­iza­da des­de los planteos de Lugones [2008] como la exten­sión de una dico­tomía fun­dante de la mod­ernidad /colonialidad: la sep­a­ración entre lo humano y lo no humano [Lugones 2008] sien­do los indí­ge­nas en gen­er­al y las mujeres en par­tic­u­lar, colo­cadas en situación de sospecha de ser ver­dadera­mente humanos/as. En Améri­ca Lati­na el mod­e­lo extrac­tivista provo­ca una “actu­al­ización del hecho colo­nial”, que opera pro­ducien­do una abis­mal expropiación de la sen­si­bil­i­dad cor­po­ral, en las acciones de despo­jo más rad­i­cales y vir­u­len­tas que coa­li­ciones transna­cionales empu­jan de la mano de gob­ier­nos locales y nacionales [Macha­do Aráoz 2014].

La inter­ven­ción que se está pro­ducien­do sobre los ter­ri­to­rios involu­cra una afectación sobre las fuentes de vida. Una de las prob­lemáti­cas descrip­tas por miem­bros de la comu­nidad refiere a la fal­ta de agua. Man­i­fi­es­tan que ésta ha sido uno de las prin­ci­pales causas por las cuales la comu­nidad no ha retoma­do cotid­i­ana­mente sus prác­ti­cas de agri­cul­tura, y siem­bra de fru­tales. En el tiem­po que lle­va la explotación del yacimien­to Vaca Muer­ta en la zona donde desar­rol­la sus activi­dades la comu­nidad Cam­po Maripe, ya se han reg­istra­do numerosos acci­dentes (explosión de un pozo, der­rames, entre otros) movimien­tos exce­sivos de sue­los, con­t­a­m­i­nación de agua, mor­tan­dad de ani­males por caí­da a pozos, por beber agua con­t­a­m­i­na­da o por pas­tore­ar en zonas con gran movimien­to vehic­u­lar [Vil­lar­real y Meza 2015].

Cuer­po y ter­ri­to­rio se anudan en los obstácu­los para proveerse, entre otras cosas, de ali­men­tos sanos y para la recolec­ción del lawen fun­da­men­tal en la med­i­c­i­na propia. La comi­da y la med­i­c­i­na sólo se puede ten­er en tan­to exis­tan ter­ri­to­rios y esos estén sanos y sin con­t­a­m­i­nación.

Sostiene Pety Piciñan, Pijañ Kuse de la Con­fed­eración mapuce:

Hoy tenemos la gran dificultad que en nuestros territorios donde existe la medicina, está en manos de los grandes poderosos: estancieros, terratenientes que se han quedado con las mejores tierras de nuestro pueblo. Entonces, estamos prohibidos de acceder a nuestra medicina. Para que el maci pase con todos sus elementos de curación tenemos que atravesar una frontera, la cual nos prohíbe andar libremente con todos nuestros elementos de curación [Piciñan 2017].

El extrac­tivis­mo es estruc­tural­mente patri­ar­cal y afec­ta la vida, la salud, las rela­ciones famil­iares y comu­ni­tarias que las mujeres entrete­jen y sostienen cotid­i­ana­mente. Ante estas situa­ciones, en algu­nas comu­nidades las mujeres mapuce pro­tag­on­i­zan acciones y estrate­gias de defen­sa y res­guar­do del ambi­ente y del ter­ri­to­rio, por eso son judi­cial­izadas y crim­i­nal­izadas, dañadas en la salud has­ta la muerte mis­ma.

Estas dolorosas real­i­dades han mov­i­liza­do a las mujeres de las comu­nidades,[11] ponién­dose al frente de estas luchas, exponien­do el pro­pio cuer­po en espa­cios de resisten­cias. Macha­do Aráoz [2013b] sostiene que no hay con­flic­to por los ter­ri­to­rios que no atraviesen los cuer­pos, por ellos nos intere­sa artic­u­lar dos per­spec­ti­vas: la de cuer­po, pro­fusa­mente tra­ba­ja­da por los fem­i­nis­mos y la de ter­ri­to­rio que recu­pera genealogías indí­ge­nas, en donde no se escinde lo cor­po­ral, espir­i­tu­al y ter­ri­to­r­i­al. En el caso de las mujeres mapuce, sus acciones denun­cian tam­bién la con­t­a­m­i­nación atrav­es­an­do sus cuer­pos, enfer­mán­do­los, situación que se resca­ta en el sigu­iente tes­ti­mo­nio:

...todas las lamgen de la comunidad Maripe y todos los lamgen varones también, están sufriendo en su cuerpo, en su propio cuerpo la contaminación. Todos tienen cáncer, y eso es algo de lo que no se habla cuando se habla de la invasión territorial y de la invasión de las petroleras a nuestros territorios.[12]

Las acciones de resisten­cias ten­sio­n­an las difer­en­cias entre lo que sig­nifi­ca para el esta­do el reconocimien­to ‑sim­pli­fi­ca­do en el otorgamien­to de la per­son­ería jurídi­ca o en políti­cas compensatorias‑, con el posi­cionamien­to de las comu­nidades, que plantean el reconocimien­to como redis­tribu­ción [Fras­er 1997], no sólo del ter­ri­to­rio y de los recur­sos, sino de la autonomía como pueblo. Tam­bién ten­sio­n­an el lugar de las mujeres y la nat­u­raleza en los dis­cur­sos del mod­e­lo de desar­rol­lo hegemóni­co.

Remi­tién­donos a una his­to­ria de larga duración, la apropiación ter­ri­to­rio tier­ra es parte de la “acu­mu­lación orig­i­nar­ia” del cap­i­tal­is­mo y el extrac­tivis­mo en con­sti­tu­ti­vo de su con­fig­u­ración en Améri­ca Lati­na. Como parte de estos análi­sis nos intere­sa el aporte de Sil­via Fed­eri­ci [2010] porque per­mite ver cómo la lla­ma­da “tran­si­ción” del feu­dal­is­mo al cap­i­tal­is­mo se con­cretó a través de pro­ce­sos donde los saberes y cuer­pos por­ta­dos por mujeres pop­u­lares e indí­ge­nas, nece­si­taron ser destru­i­dos (per­se­cu­ción y asesina­to de las lla­madas bru­jas en Europa y la matan­za de los/las maci en Améri­ca) para lle­var ade­lante la usurpación de los ter­ri­to­rios. Es esa una matriz colo­nial patri­ar­cal que sigue operan­do como sus­tra­to para el avance de lo que Rita Sega­to [2014] lla­ma, como car­ac­terís­ti­ca actu­al del extrac­tivis­mo, como un frente empre­sar­i­al, estatal, mediáti­co y reli­gioso.

Des­de la per­spec­ti­va de Fed­eri­ci [2010], los regímenes de propiedad comu­nal han dota­do a las mujeres de már­genes may­ores de acción, porque ante el esca­so o nulo reconocimien­to de sus dere­chos sobre la tier­ra, lo común ha resul­ta­do fun­da­men­tal como espa­cio de pro­duc­ción y de socia­bil­i­dad. De ahí que lo común, históri­ca­mente, haya esta­do rela­ciona­do con las economías de cuida­do o de sus­ten­to en las que el papel de la mujer ha sido cen­tral. Es entonces que, el cerce­namien­to de lo común, impli­ca nece­sari­a­mente el debili­ta­mien­to de lo femeni­no y su capaci­dad de pro­por­cionar apoyo y sus­ten­to a las activi­dades comu­ni­tarias. En cier­to modo, los con­flic­tos socio-ambi­en­tales y la recreación de una políti­ca comu­ni­taria antagóni­ca al cap­i­tal, van rev­e­lando la capaci­dad pro­duc­ti­va de las mujeres más allá de lo repro­duc­ti­vo, inclu­so con inter­ven­ciones inédi­tas en espa­cios que tradi­cional­mente habían sido dom­i­na­dos por los hom­bres [Fed­eri­ci 2010].

Esta­mos, como señala Macha­do Aráoz [2014], en ter­ri­to­rios ultra mar­ginales, ultra per­iféri­cos, que hoy una vez más están sien­do explo­rados, mapea­d­os, catea­d­os. Los cuer­pos y ter­ri­to­rios están vivien­do “un nue­vo ciclo de recol­o­nización mundi­al­iza­do que le ha declar­a­do la guer­ra a la madre tier­ra, fuente nutri­cia de todas la especies inclu­i­da la humana” [Macha­do Aráoz 2014], que para Sega­to [2016a] opera con una modal­i­dad de “guer­ra difusa”, o lo que ven­i­mos denom­i­nan­do ‑en el sen­ti­do de pro­ce­so históri­co colo­nial al que refe­r­i­mos antes- como geno­cidio difu­so.

Rita Sega­to [2014], anal­iza las sig­nifi­ca­ciones de lo cor­po­ral y la sex­u­al­i­dad en dis­tin­tos enclaves de desar­rol­lo y explici­ta que en cada una de estas local­iza­ciones, las mujeres sufren for­mas par­tic­u­lares de agre­sión y despos­esión; su sub­je­tivi­dad y su cor­po­ral­i­dad cam­bian de sig­nifi­ca­do y pasan a ser agre­di­das y apropi­adas de for­ma nue­va. Las jer­ar­quías de género propias de la vida en comu­nidad –que la auto­ra denom­i­na como patri­ar­ca­do de bajo impacto- se trans­for­man en el patri­ar­ca­do mod­er­no, de alto impacto y de muy ampli­a­da capaci­dad de daño. Este patri­ar­ca­do de alto impacto se con­figu­ra alrede­dor de lo que la auto­ra denom­i­na la mira­da pornográ­fi­ca. Esta noción mues­tra la con­tinuidad en el uso de los ter­ri­to­rios cuer­pos, por parte de ese mun­do colo­nial empre­sar­i­al ecle­siás­ti­co que se despl­ie­ga hoy en la Patag­o­nia y en var­ios espa­cios de Argenti­na y de Lati­noaméri­ca.

Conclusiones

Como señalam­os al ini­cio del artícu­lo, las improntas teóri­co metodológ­i­cas que se van ponien­do en juego en la pro­duc­ción de conocimien­to, dadas las trans­for­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales y los con­flic­tos sus­ci­ta­dos en el mar­co del extrac­tivis­mo en el norte de la Patag­o­nia, hacen nece­sario un tra­ba­jo artic­u­la­do des­de difer­entes dis­ci­plinas sociales y no escindir la inves­ti­gación de las luchas y saberes que las comu­nidades indí­ge­nas y las orga­ni­za­ciones están desple­gan­do a par­tir de la dis­pu­ta de bienes comunes como el agua y la tier­ra. Como cien­tis­tas sociales que real­izamos inves­ti­ga­ciones y docen­cia con ancla­je ter­ri­to­r­i­al, nos es impe­rioso pro­fun­dizar el estu­dio de las rela­ciones estruc­turales entre colo­nial­is­mo, patri­ar­ca­do y cap­i­tal­is­mo, sus especi­fi­ci­dades y en esto, la con­struc­ción de cat­e­gorías sociales y analíti­cas que per­mi­tan apor­tar a la com­pren­sión de la com­ple­ji­dad del tipo de trasfor­ma­ciones pro­fun­das que tran­si­ta­mos.

En este sen­ti­do, es impor­tante seguir amplian­do y com­ple­jizan­do la propia defini­ción de extrac­tivis­mo, tal como lo inten­ta Gros­foguel al pro­pon­er analizar los alcances de lo que lla­ma «extrac­tivis­mo epistémi­co» y «extrac­tivis­mo ontológi­co». Sostiene, retoman­do a Lianne Betasamosake Simp­son, que las dis­tin­tas defini­ciones de extrac­tivis­mo tienen en común

es una actitud de cosificación y destrucción producida en nuestra subjetividad y en las relaciones de poder por la civilización «capitalista/patriarcal occidentalocéntrica/cristianocéntrica moderna/ colonial» frente al mundo de la vida humana y no-humana. La cosificación es el proceso de transformar los conocimientos, las formas de existencia humana, las formas de vida no-humana y lo que existe en nuestro entorno ecológico en «objetos» por instrumentalizar, con el propósito de extraerlos y explotarlos para beneficio propio sin importar las consecuencias destructivas que dicha actividad pueda tener sobre otros seres humanos y no-humanos [Grosfoguel 2016: 126].

Ante estos desafíos, recu­per­amos reflex­iones antropológ­i­cas que renue­van dis­cu­siones sobre las impli­can­cias políti­cas de nue­stros estu­dios, y la necesi­dad de con­stru­ir espa­cios de tra­ba­jo colec­tivos, que involu­cren el reforza­mien­to de la co-pro­duc­ción de saberes con y no sobre nuestros/as inter­locu­tores, en los tér­mi­nos plantea­d­os por Miguel Bar­tolomé. Este autor invi­ta a inau­gu­rar una nue­va relación con quienes históri­ca­mente se con­sti­tuyeron para las inves­ti­ga­ciones sociales en “nuestros/as infor­mantes”, de modo de habil­i­tar un inter­cam­bio de conocimien­tos

y no de mercancías, una relación social igualitaria y no de extracción de información (…), un diálogo entre miembros de culturas diferentes, orientado hacia la configuración de una futura y deseable comunidad de argumentación intercultural [Bartolomé 2003: 210].

Inves­ti­gar en relación a estos suje­tos colec­tivos insta­la la necesi­dad de repen­sar la relación de la pro­duc­ción del conocimien­to con las rela­ciones de poder, y par­tir de la premisa que las huel­las de la sub­al­teri­dad

son entonces un buen espacio para activar una diferente perspectiva de análisis que desplace al tradicional sujeto de enunciación y busque situarse en otro lugar, un lugar que permita una nueva agencia política –representacional y perfomativa- destinada a modificar los sentidos oficiales [Vich y Zavala 2004:108].

Como viene soste­nien­do Macha­do Aráoz:

cuerpo y territorio son temas puestos en la agenda por sujetos históricamente expropiados de su condición de ser, son sujetos negados históricamente u originariamente como sujetos y sujetas. No es una invención de la academia. Por eso tenemos que ocuparnos cuál es nuestro lugar. Nosotros no estamos produciendo conocimientos de o sobre los cuerpos y territorios. Apenas estamos sistematizando conocimientos de la experiencia histórica y política de lucha de los sujetos que ya están en existencia hace ya a 500 años. Porque ellos y ellas son las principales víctimas de la agresión colonial. Una agresión colonial que tiene fecha de nacimiento, pero no de terminación. Es una agresión colonial que no ha concluido [Machado Aráoz 2017[13]].
 Citas

* Gra­ciela Alon­so: Docente Inves­ti­gado­ra de CON­ICET-IPEHCS-UNCo (Insti­tu­to Patagóni­co de Estu­dios en Humanidades y Cien­cias Sociales), docente de la FACE (Fac­ul­tad Cien­cias de la Edu­cación) de la Uni­ver­si­dad Nacional del Com­ahue.  gracielafem@gmail.com

** Veróni­ca Trpin: Inves­ti­gado­ra Adjun­ta de CON­ICET-IPEHCS-UNCo (Insti­tu­to Patagóni­co de Estu­dios en Humanidades y Cien­cias Sociales), docente de la FADECS (Fac­ul­tad de Dere­cho y Cien­cias Sociales)  de la Uni­ver­si­dad Nacional del Com­ahue. vtrpin@hotmail.com

Las pal­abras en Mapuzu­gun seguirán el grafe­mario Rag­ileo.

[1] Las I Jor­nadas de reflex­ión, inves­ti­gación y copro­duc­ción de saberes “Cuer­po y ter­ri­to­rio en con­tex­tos neode­sar­rol­lis­tas. Debates sobre colo­nial­i­dad, cap­i­tal­is­mo y patri­ar­ca­do”, se realizaron los días 16, 17 y 18 de Mar­zo de 2017 en la Uni­ver­si­dad Nacional del Com­ahue. Las mis­mas fueron orga­ni­zadas por inte­grantes del Núcleo Socio-antropológi­co del IPEHCS, del Cen­tro de Inves­ti­ga­ciones Geográ­fi­cas del CIG/IdI­HCS-CON­ICET-UNLP, de la Car­rera de Espe­cial­ización en Edu­cación y Estu­dios Inter­cul­tur­ales, de Géneros y Sex­u­al­i­dades (FACE-UNCO), del Cen­tro de Edu­cación Pop­u­lar e Inter­cul­tur­al y del Grupo de Tra­ba­jo — CLACSO “Cuer­pos, ter­ri­to­rios y fem­i­nis­mos”.

[2] La Comu­nidad Mapuce Lof Cam­po Maripe se encuen­tra ubi­ca­da geográ­fi­ca­mente en el Para­je Van­guardia, de la local­i­dad de Añe­lo, en el Depar­ta­men­to del mis­mo nom­bre, provin­cia de Neuquén (Ruta Provin­cial Nro 17 Km 14). Según lo infor­ma­do por la Comu­nidad, la mis­ma está con­for­ma­da por alrede­dor de 144 per­sonas, dis­tribuidas en 35 famil­ias.

[3]Vaca Muer­ta es la prin­ci­pal for­ma­ción de shale oil y shale gas de Argenti­na y una de las más “atrac­ti­vas” del mun­do. Tiene una super­fi­cie de 30 mil km2, es decir 145 veces la Ciu­dad de Buenos Aires, o el 30% de la super­fi­cie total de Neuquén”. http://www.opsur.org.ar/blog/2017/04/25/el-megaproyecto-vaca-muerta-una-propuesta-de-intervencion/.

[4] El hos­pi­tal fue pre­supues­ta­do tres veces, nun­ca fue eje­cu­ta­do en el pre­supuesto de la provin­cia (Martín Álvarez inte­grante de OPSUR, entre­vista real­iza­da el 17/03/2017).

[5] Basurero para el tratamien­to de resid­u­os peli­grosos prove­nientes del petróleo, su final­i­dad es efec­tu­ar la reme­diación de esos resid­u­os. Los pile­tones en donde se arro­jan los dese­chos están a cielo abier­to pro­ducien­do la con­t­a­m­i­nación del aire por la emisión de gas­es tóx­i­cos. Esta eta­pa es la ante últi­ma en el pro­ce­so de extrac­ción no con­ven­cional.

[6] Martín Álvarez, inte­grante de OPSUR (Obser­va­to­rio Petrolero Sur), entre­vista real­iza­da el 17/03/2017.

[7] Car­los Fer­nan­dez, veci­no del Bar­rio Cuen­ca 15 de Neuquén, entre­vista del 17/3/2017.

[8] La Mul­ti­sec­to­r­i­al con­tra la Hidrofrac­tura de Neuquén se con­sti­tuyó en el año 2013 a par­tir de la artic­u­lación de difer­entes orga­ni­za­ciones sociales para hac­er frente al avance de la indus­tria hidro­car­burífera en la provin­cia. “La dis­pu­ta de sen­ti­do des­de este espa­cio de artic­u­lación con­siste en luchar con­tra lo hegemóni­co basa­do en el cap­i­tal­is­mo, el desar­rol­lis­mo evolu­cionista y el extrac­tivis­mo, que por décadas ha indi­ca­do que es la úni­ca man­era de pro­gre­sar y mejo­rar la cal­i­dad de vida de la población. De este modo, la Mul­ti­sec­to­r­i­al elaboró una consigna que encier­ra las dis­tin­tas aris­tas de la prob­lemáti­ca con­tra la cual luchan: “No al saqueo, la muerte y la con­t­a­m­i­nación”” [Rif­fo 2016: 12].

[9] En las últi­mas décadas son amplios los aportes que prob­lema­ti­zan la lla­ma­da “Con­quista del desier­to” como un acto de destruc­ción de lo que las élites con­sid­er­a­ban pobla­ciones infe­ri­ores, des­de la eje­cu­ción de una políti­ca “geno­ci­da” de la lla­ma­da gen­eración del ‘80 y de los gob­ier­nos “inmedi­ata­mente pos­te­ri­ores con­tra los pueb­los orig­i­nar­ios del ter­ri­to­rio que hoy ocu­pa el Esta­do argenti­no” [Lenton 2010: 30].

[10] Cabe men­cionar que en agos­to de 2013, orga­ni­za­ciones indí­ge­nas, como parte de la Mul­ti­sec­to­r­i­al con­tra la hidrofrac­tura, encabezaron una mul­ti­tu­di­nar­ia mov­i­lización con­tra el lla­ma­do “Pacto YPF-CHEVRON”. Los/as legisladores/as de la provin­cia de Neuquén con­virtieron en ley el acuer­do entre la provin­cia e YPF, con el propósi­to de exten­der la con­ce­sión en el área Loma Cam­pana, de Vaca Muer­ta, donde la com­pañía plane­ba ini­ciar la explo­ración de hidro­car­buros no con­ven­cionales jun­to a la empre­sa esta­dounidense CHEVRON. Mien­tras se desar­rol­ló la sesión las fuerzas poli­ciales reprim­ieron por más de 10 horas a los y las man­i­fes­tantes.

[11] Un pun­to clave y de alta ten­sión lo con­sti­tuyó la toma de una torre de explo­ración no con­ven­cional por parte de las her­manas may­ores de Cam­po Maripe el 11 y 12 de octubre de 2014.

[12] Pety Piciñan, entre­vista real­iza­da el 23/10/2015.

[13] Exposi­ción en las I Jor­nadas de reflex­ión, inves­ti­gación y copro­duc­ción de saberes “Cuer­po y ter­ri­to­rio en con­tex­tos neode­sar­rol­lis­tas. Debates sobre colo­nial­i­dad, cap­i­tal­is­mo y patri­ar­ca­do”, Uni­ver­si­dad Nacional del Com­ahue.

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Cómo citar ¬

Graciela Alonso y  Verónica Trpin, «Territorios y cuerpos en el norte de la Patagonia: desafíos teóricos y metodológicos en tiempos de extractivismo», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-13/dossier-alonso-trpin/
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