La playa, la calle y la asamblea:
espacios en la construcción del accionar sindical de los guardavidas de Pinamar

The beach, the street and the assembly: spaces in the construction of trade union’s action amongst lifeguards of Pinamar

Gabriela Llamosas*

Recibido: 05 de marzo de 2018
Aceptado: 22 de mayo de 2018

Resumen

En este artículo analizaré las relaciones al interior de la organización sindical de los guardavidas de Pinamar teniendo en cuenta las formas de representación que se establecen entre los trabajadores para llevar adelante estrategias y prácticas de acción colectiva. A partir de un conflicto que presencié durante la temporada de trabajo de los años 2015-2016 analizo la legitimidad en la delegación de la representación sindical entre los guardavidas. La mirada analítica que propongo tiene como uno de sus objetivos la elaboración de las perspectivas nativas, dando por supuesto que las mismas pueden dar cuenta de la complejidad y diversidad del mundo social al que corresponden. Para desarrollar mi argumento defino tres espacios en los cuales se produce la acción sindical para los guardavidas: la playa, la calle y la asamblea. Planteo que los tres espacios están entrelazados en la construcción de la representatividad de los dirigentes y de las relaciones entre dirigentes y compañeros.

Palabras clave: sindicalismo – trabajadores – etnografía

Abstract

In this article, I will analyze the relationships within the union organization of lifeguards in Pinamar, taking into account the forms of labor representation that are established among workers in order to carry on strategies and practices of collective action. Based on a conflict that I witnessed during the working season of 2015-2016, I analyze the legitimacy in the delegation of union representation among lifeguards. The analytical approach that I take on has the elaboration of native perspectives as one of its objectives. I assume that these can account for the complexity and diversity of the social world to which they correspond. To develop my argument, I define three spaces in which trade union action for lifeguards is produced: the beach, the street and the assembly. I propose that the three spaces are intertwined in the construction of leaders’ representativeness as well as in the relationships between leaders and comrades.

Keywords: trade unionism – workers – ethnography

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Introducción

La Asociación de Guardavidas de Pinamar (AGP) es una organización sindical de primer grado con personería gremial. Fue formada a principios de la década del ’90 por un grupo de trabajadores que se propusieron promover mejoras profesionales relacionadas con el entrenamiento, los elementos de trabajo y la indumentaria. Al momento de su creación como asociación civil sin fines de lucro, la representación gremial de los guardavidas en Pinamar la ostentaba el Sindicato Único de Guardavidas y Afines de la República Argentina (SUGARA). Luego de un debate interno acerca de si incorporarse al sindicato preexistente o no, los guardavidas reunidos en asamblea decidieron crear su propia entidad sindical en el año 2000. Desde entonces, sus dirigentes comenzaron a tramitar ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEES) primero la inscripción gremial –requisito indispensable para convertirse formalmente en un sindicato- para luego comenzar a demandar la personería gremial. Luego de un largo y sinuoso proceso, la AGP obtuvo personería gremial en el año 2011.

La organización interna de los sindicatos constituye un problema en el análisis del accionar sindical. Una serie de oposiciones conceptuales están incorporadas en nuestro sentido común así como en los debates académicos: burocracia-democracia, tradicional-combativo, dirigentes-bases, lucha-negociación, vertical-asambleario, entre otros. Estas series de oposiciones, cuando son asumidas como conceptualizaciones previas al análisis, se transforman en un condicionamiento. En efecto, asumir que cualquier realidad analizada nos deparará ubicar a los actores dentro de alguna de estas categorías es, a mi entender, una limitación en el análisis.

Analizar la organización interna de la AGP es fundamental para dar cuenta cómo se construyen los consensos acerca del ejercicio de la representación que asumen los dirigentes. Para realizar mi análisis tomaré como punto de partida un conflicto producido por despidos en el sector municipal. A partir del inicio del conflicto, desarrollaré las características más relevantes de las relaciones al interior de la organización sindical. Además, me remito a otras situaciones de negociaciones y conflictos que sucedían al tiempo que el conflicto por los despidos, dando cuenta también de la complejidad y multiplicidad de relaciones y negociaciones que los dirigentes de la AGP llevan adelante en forma simultánea. Las escenas que presento se desarrollan en tres espacios diferenciados y a la vez, superpuestos: la playa, la calle y la asamblea. La playa se erige como el espacio de trabajo en el cual los guardavidas comparten experiencias que durante este conflicto, a través de las resoluciones de la asamblea, decidieron expresar mayoritariamente en la calle. Aunque los espacios de negociaciones con funcionarios estatales se desarrollan simultáneamente, la expresión visible del conflicto se produce en la calle. Y como consecuencia de ello, algunas de las asambleas decisivas durante la producción del conflicto, también se desarrollan allí.

Resulta muy relevante aclarar que el conflicto por los despidos es una herramienta para analizar el problema que me propongo abordar en el presente artículo, que es precisamente, la construcción de la legitimidad de los dirigentes del sindicato a partir de las relaciones internas del mismo. Por esto mismo, no pretendo tener una muestra “representativa” de la conflictividad que se produjo durante aquella temporada en general, sino que a partir de una selección realizada en función de “muestras de oportunidad” [Honigmann 1982: 80 en Guber 2013: 122] lo que tuvo preponderancia fueron las situaciones de encuentro acontecidas durante las cuales fui definiendo lo significativo y lo relevante.[1] Los hechos que seleccioné para dar cuenta de este problema, son particularmente relevantes porque afectaron el desarrollo previsto del curso de una serie de negociaciones que son esperables, al menos para los dirigentes de la AGP en este contexto.

Este trabajo fue realizado apelando al método etnográfico. Entiendo a la etnografía en el doble sentido que plantea Sanjek [2002]: como producto escrito y como proceso de observación participante y trabajo de campo en la cual si bien el producto depende del proceso, la relación no es lineal porque es un proceso complejo en el cual el producto final no es una transcripción lineal del trabajo de campo sino que es un proceso moldeado e informado por la teoría. La mirada analítica que propongo tiene como uno de sus objetivos la elaboración de las perspectivas nativas, dando por supuesto que las mismas pueden dar cuenta de la complejidad y diversidad del mundo social al que corresponden. Balbi [2012] sostiene que la etnografía debe caracterizarse por una forma de integración dinámica de las ‘perspectivas nativas’ en la descripción y que ello opera como un motor de la investigación.[2] Es por esto que las perspectivas nativas son en este trabajo una construcción que me pertenece y con la cuales realizo tanto el análisis como la descripción. Este estudio se vale principalmente de situaciones etnográficas para problematizar y explicar las relaciones complejas que se establecen entre los trabajadores y los diferentes actores dentro de este campo de relaciones. Las situaciones son reproducidas en contexto y a partir de allí es que repongo las categorías nativas, en el uso: “el significado de un concepto hay que buscarlo en las formas en que se emplea “a lo vivo” y no en las definiciones formales que el informante puede dar como respuesta al investigador que la pregunta” [Pitt-Rivers 1973].

Con el objetivo de realizar comparaciones al interior del campo me propongo realizar comparaciones entre el pasado y el presente en el proceso de organización sindical de los guardavidas en función de mi propia experiencia de campo para, teniendo en cuenta la afirmación de Barth [2000], realizar comparaciones de este caso específico buscando la diversidad y la variación en su interior.[3] Me remito a un hecho sucedido a principios de la década del ’90: el despido de toda la planta de guardavidas municipales. Este hecho, que sucedió previo a la organización de los trabajadores, permite analizar en términos de proceso las experiencias compartidas por los trabajadores y las diferencias en los escenarios de negociación entre aquel momento y la actualidad.

Sindicalismo y trabajadores en la Argentina reciente

Durante la década del 2000 el movimiento sindical en su conjunto adquirió protagonismo en los debates académicos, militantes y políticos. Por un lado, por el retorno de las negociaciones colectivas, realizadas entre patronales y empresarios, organizadas por el Estado. Además, distintas experiencias del llamado “sindicalismo de base” adquirieron notoriedad en el crecimiento de los conflictos laborales en el lugar de trabajo. El nuevo escenario político-sindical abrió debates en la academia acerca de lo que se conoció como la “revitalización sindical”.[4] Esta caracterización permeó un amplio espectro de estudios sobre el sindicalismo que no siempre compartieron el sentido acerca de qué significaba esa “revitalización”.

Por un lado, algunos autores plantearon el surgimiento de un patrón de neocorporativismo segmentado [Etchemendy y Collier 2008] y el aumento de las negociaciones colectivas [Senén González, Trajtemberg y Medwid 2010] como los ejes centrales de este período. Tal como plantean Senén González y Del Bono [2013] la revitalización sindical es un concepto que surge en Europa y Estados Unidos para hacer referencia a las adaptaciones del sindicalismo frente a las políticas neoliberales, pero que tanto en Argentina como en Uruguay fue un término que se acuñó en un período posterior al neoliberalismo. A diferencia de las estrategias de adaptación, en nuestro país la revitalización sindical se caracterizó por la reafirmación de estructuras sindicales existentes [Santella 2013]. De hecho, uno de los indicadores que muchos analistas utilizaron para cuantificar este proceso, fue el aumento de las negociaciones colectivas y de niveles de afiliación a los sindicatos. Es decir, en la capacidad de un sector sindical que representa a los trabajadores asalariados formales enrolados institucionalmente mayoritariamente en la Confederación General del Trabajo (CGT). Esta perspectiva de carácter institucionalista soslaya la actividad gremial de los sectores de los trabajadores informales así como de aquellos que no poseen representación con personería gremial. Además, deja implícitamente de lado cómo se configuró la presencia de este sector durante la década del ‘90, pero también la de otros, por ejemplo el surgimiento de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) o del Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) en el seno de la CGT.

Por otro lado, Lenguita [2011] propuso que en el período de la “revitalización sindical” era necesario tener en cuenta las experiencias de colectivos laborales que pusieron en riesgo a las conducciones de los sindicatos. Marticorena y Vasallo [2016] formularon un planteo en la misma línea, postulando que la “revitalización sindical” no se caracterizó por la presencia de mayor cantidad de convenios colectivos y otros factores institucionales, sino por el aumento de las experiencias de base que cuestionaron a sus dirigencias. Este conjunto de estudios hizo énfasis en la “repolitización de las bases obreras” [Varela 2013; Atzeni y Ghigliani 2013; Cambiasso 2016; Marticorena y Vassallo 2016] durante el mencionado período. Estos debates también plantearon la discusión acerca de un tema central para el sindicalismo argentino que tiene que ver con el “modelo sindical”, caracterizado por Battistini [2010] como un modelo en crisis y por Ventrici [2011] como un modelo cuestionado severamente por una serie de fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En el marco del debate sobre “modelo sindical” se instaló también la problemática acerca de la libertad sindical a partir de la creación de nuevos sindicatos en ámbitos en los cuales ya existía representación gremial [Abal Medina, Arias, Crivelli y Diana Menéndez 2009; Ventrici 2009, 2011; Wyczykier y Barattin 2012; Llamosas 2015].

Entre los diversos estudios producidos desde las ciencias sociales sobre el surgimiento de expresiones del conflicto gremial gestadas desde ‘las bases’, en su mayoría se encuentra presente la referencia a las jornadas de diciembre de 2001.[5] Abal Medina y Diana Menéndez [2011] afirman que 2001 fue un punto de inflexión en torno de las luchas sociales y laborales, luego de las cuales se produjo una intensa politización de los trabajadores que gestaron resistencias en la cotidianeidad del trabajo y cuestionaron las estructuras sindicales tradicionales y burocráticas.[6] Varela [2016] afirma que las jornadas de 2001 dejaron una herencia para la nueva generación obrera en la que la politización de los trabajadores en los lugares de trabajo es crucial para entender el proceso de revitalización sindical.

Tomando como eje la pregunta acerca de la organización interna en tanto apertura para producir un análisis sobre las relaciones al interior de los sindicatos y la forma de tomar decisiones, Ventrici [2011] señala la importancia de concentrarse en los procesos políticos internos de los sindicatos, la trayectoria en su organización interna y la presencia en el lugar de trabajo. Propone no trazar una distinción esquemática entre la situación previa y posterior al 2001, pero sí resaltar las transformaciones estructurales del cambio de etapa en tanto las organizaciones sindicales se reposicionaron y ampliaron su margen de maniobra, afirmando que las luchas de los sectores populares durante la década del ’90 y principios del 2000 fueron un aporte fundamental del cual fueron tributarias las nuevas expresiones de lucha y organización surgidas posteriormente.

Recuperar el ciclo de luchas de 2001 y los procesos asamblearios que emergieron de allí significa recuperar tradiciones de organización popular que, sin lugar a dudas, dejaron sus huellas en la retórica de las luchas sociales, políticas y laborales de la siguiente década. La relación entre los procesos iniciados en 2001 y la politización de los trabajadores en los años subsiguientes permite recuperar las tradiciones que fueron tributarias de la “revitalización” del sindicalismo en la década siguiente. El proceso de organización de los guardavidas de Pinamar puede comprenderse en este sentido, ya que comenzó en la década del ’90 y se consolidó institucionalmente en el período de la “revitalización sindical”. Si bien el ciclo de conflictos de los últimos años se desarrolló en el contexto de una “repolitización de las bases obreras”, no podría explicarse sin tener en cuenta las experiencias que ellos mismos produjeron en los períodos anteriores. El análisis que propongo introduce la dimensión del contenido y su relación con la “forma” asamblearia. Es por ello que las esquematizaciones mencionadas arriba resultan insuficientes para explicar la compleja trama de relaciones que los trabajadores organizados enfrentan. Dentro de la AGP, bases y dirigencias no constituyen dos dominios con límites claros ni homogéneos en su interior. En este sentido, en la AGP se presenta una integración, no siempre armónica, de espacios que en otras experiencias se muestran como opuestos. Para realizar mi análisis tomaré como punto de partida un conflicto producido por despidos en el sector municipal. A partir del inicio del conflicto, desarrollaré las características más relevantes de las relaciones al interior de la organización sindical. Además, me remito a otras situaciones de negociaciones y conflictos que sucedían al tiempo que el conflicto por los despidos, dando cuenta también de la complejidad y multiplicidad de relaciones y negociaciones que los dirigentes de la AGP llevan adelante en forma simultánea.

La asamblea

Desde el comienzo de la temporada de trabajo del período estival 2015-2016, uno de los puntos centrales de las negociaciones entre dirigentes sindicales y representantes de las patronales era la disputa por el aumento salarial.

En el mes de enero de 2016 me sorprendí cuando llegué a una asamblea por el silencio en el que se encontraban todos escuchando a Fernando, principal dirigente de la AGP. Había más de cien guardavidas reunidos en un semicírculo rodeándolo a él y a la comisión directiva del sindicato, que se encontraba detrás.[7] Fernando, único orador de la asamblea, hablaba rápido y seguro, con un papel en la mano con el cual gesticulaba:

Les dijimos que su respuesta era un mamarracho jurídico, citando leyes que ya no están vigentes (…) esto amerita que tomemos una medida de fuerza ya, porque vulnera la estabilidad laboral. Estamos hablando de  un compañero al que lo acusan de quedarse dormido en el puesto de trabajo. En cualquier caso el trabajador debía tener derecho a un descargo y no lo tuvo. Las causales de la cesantía en la municipalidad son: muerte, jubilación, renuncia o justo despido. Y en este caso no se le dio la posibilidad de hacer un descargo y la notificación que le mandaron es un mamarracho, cita leyes que ya no están vigentes.[8]

Mientras Fernando hablaba enérgicamente sobre la necesidad de anunciar una medida de fuerza, pasó un helicóptero de la policía por arriba de la escuela que posicionó la luz sobre el patio en que estábamos reunidos. El ruido del helicóptero obligó a Fernando a hacer una pausa y luego continuó hablando

Creo que no deberíamos irnos sin tener una fecha para anunciar un paro. Primero pensamos así en la calentura que había que anunciarlo para mañana y sin más, no se habla más, porque esto es gravísimo. Pero ahora más tranquilos, pensamos que quizás sea mejor anunciarlo para el fin de semana para dar tiempo y para anunciar un paro que vamos a tratar de no hacer.[9]

Finalmente Fernando pidió votar a favor de la moción de anunciar un paro con suspensión total del servicio de guardavidas para ese mismo domingo. Siendo jueves, los guardavidas votaron realizar movilizaciones previas al paro, los días viernes y sábado al finalizar la jornada laboral. La asamblea votó por unanimidad la medida de fuerza y lentamente los guardavidas se fueron desconcentrando.

Cuando terminó la asamblea le pregunté a Juan Andrés, actual secretario general de la AGP, qué había pasado y me dijo que hacía algunos días, alguien había fotografiado a un compañero municipal en su lugar de trabajo, supuestamente durmiendo. Esa foto llegó a manos de funcionarios municipales y a los pocos días lo notificaron del cese de su relación laboral con el acta a la que Fernando hacía referencia en la asamblea. Más allá de si efectivamente el compañero se había quedado dormido en el puesto de trabajo, desde la conducción del sindicato plantearon la gravedad de la situación por el procedimiento para desvincular al trabajador: enviarle una cédula de notificación en la cual el jefe del operativo de seguridad en playas le informaba que prescindiría de sus servicios por tratarse de un contrato temporal y citando leyes derogadas en la provincia de Buenos Aires. Esto fue interpretado como una amenaza a la continuidad laboral de todos los guardavidas municipales, establecida en la ordenanza municipal N°3980 en la cual se garantiza la continuidad en las contrataciones año tras año y se establecen las causales de despido.

Antes

La primera vez que los guardavidas municipales se organizaron para realizar un reclamo colectivo demandando un aumento salarial, durante los primeros años de la década del ’90, la respuesta de la Municipalidad de Pinamar fue un despido masivo: todos los guardavidas municipales -unos veinte trabajadores- fueron despedidos. Muchas veces en las asambleas, Fernando apela a ese hecho para recordar que en aquellos tiempos “no había protección legal ni negociación colectiva”. El mítico despido de toda la planta de guardavidas municipales está presente en la retórica de los dirigentes y muchas veces lo recuerdan también para explicar por qué cuando comenzaron a reunirse para la organización de las competencias y luego cuando comenzaron a formular los primeros reclamos, lo hicieron de manera clandestina. La represión a ese primer intento de formalizar un reclamo con características colectivas es parte de la experiencia compartida de los guardavidas y su transmisión a los compañeros es algo que los dirigentes promueven porque “de eso aprendimos mucho”.

En este punto retomo la noción de experiencia que propone Thompson [1981] porque los trabajadores comparten intereses comunes que se articulan en oposición a los intereses de las patronales y la experiencia es una herramienta para analizar los procesos atravesados y compartidos por los trabajadores en la articulación de sus demandas colectivas.[10]

El despido de toda la planta de guardavidas municipales fue convertido en experiencia de los guardavidas en su conjunto, porque al transmitir aquello que pasó, y convertirlo en parte de los antecedentes de la formación de la AGP, fue construido como experiencia común, como instancia de aprendizaje para las luchas que prosiguieron a aquella. Esto es relevante en el análisis porque los sucesos, convertidos por los trabajadores en parte de su experiencia, son tributarios de los procesos organizativos que le siguieron o que continuaron. Con esto quiero decir que, habiendo despedido a todos los guardavidas, en lugar de que sus reclamos fueran eliminados, se convirtieron en una reivindicación que trascendió las fronteras de aquel reclamo para convertirse en experiencia.

La situación en la actualidad era distinta a aquella del despido masivo: frente al primer despido, los dirigentes del sindicato comenzaron a idear una estrategia de acción colectiva anclada en la figura del sindicato formalmente constituido y reconocido por el Estado.

La playa

Ese mismo viernes los guardavidas organizaban una manifestación en el centro de Pinamar en contra de lo que consideraban el despido arbitrario de uno de sus compañeros. El día amaneció lluvioso y decidí ir por la mañana al puesto de Lucas, miembro de la comisión directiva del sindicato, que tenía a su cargo terminar de redactar y difundir una gacetilla de prensa anunciando la medida de fuerza.

Me fue leyendo la gacetilla párrafo por párrafo para darle una ‘última leída’ antes de enviarla.

El próximo 24 de enero los guardavidas nucleados en la Asociación de Guardavidas de Pinamar convocan a un paro total de actividades con movilización por el incumplimiento de las leyes vigentes que regulan la actividad. Así mismo se suma a esta situación de gravedad, salarios adeudados, la negativa al inicio de paritarias por parte del municipio y el absurdo de una propuesta de los concesionarios de balnearios de un 5% en concepto de recomposición salarial. A lo preocupante del escenario planteado debemos repudiar además los  despidos arbitrarios de trabajadores.

La organización gremial  resolvió por unanimidad en la asamblea del día 20 de enero anunciar la medida de fuerza ante la gravedad de la situación habiendo pasado 17 días desde el compromiso asumido por el municipio ante Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires de subsanar los incumplimientos que ponen en riesgo la seguridad de toda la población y de cada trabajador guardavidas. No solo no se ha revertido la falta de apego al cumplimiento de normas sino que se ha agravado con la negativa del municipio a dar comienzo a la paritaria solicitada formalmente, sumándose despidos arbitrarios que anulan toda posibilidad de diálogo constructivo que supere las dificultades.

Por otro lado la cámara empresaria mantiene su actitud temeraria de no cumplir con los protocolos mínimos de seguridad exigidos por ley, habiendo sido constatado nuestro reclamo por las autoridades municipales y acreditado con instrumento público, aun así, persisten en su actitud de no acogerse a la ley.

Persiste el faltante de guardavidas y los puestos no cumplen con los elementos mínimos  e indispensables para seguridad de los bañistas y de los propios trabajadores.

Por último la asamblea repudia la negativa a la negociación paritaria en buena fe que sostienen los empresarios de Pinamar que luego de 7 audiencias para recomponer el salario de los guardavidas en un contexto de aumento de precios, la última oferta  haya sido del 5% negándose a concurrir a las audiencias ante el Ministerio de Trabajo.

Los guardavidas lamentamos vernos forzados, una vez más, a tomar esta medida de fuerza. Recomendamos no meterse al mar durante la huelga.[11]

– ¿Se entiende? –me preguntó.

– Si, se entiende, pero ¿qué tiene que pasar para que levanten el paro? porque acá ponen un montón de cosas, no solamente lo del despido- pregunté.

– Que digan que lo del despido fue un error. Nosotros también pedimos la clausura de los balnearios, pero esto es por el despido y al Ministerio se lo comunicamos así –me contestó Lucas, haciéndome referencia a que las gacetillas de prensa no tienen el mismo contenido que los intercambios epistolares institucionales entre ‘sindicato’ y ‘Ministerio de Trabajo’ en los cuales se detalla que el anuncio de la huelga es por los despidos.[12]

Esa misma noche los guardavidas organizaban una manifestación en el centro de Pinamar en contra de lo que consideraban el despido arbitrario de uno de sus compañeros. Unas horas antes de la manifestación, mientras caminaba por la playa para encontrarme con uno de los dirigentes de la AGP, escuché que me gritaban desde una casilla municipal:

– ¡¡Antropóloga!! –me di vuelta, pero no reconocí a quien me gritaba

– Vení… ¡¡vení que me echaron!! –me gritó uno de ellos

Me acerqué a la casilla y subí por la escalera. Saludé a los guardavidas aunque no los conocía.

– Mirá lo que me trajeron hoy –me dijo uno de ellos y me mostró una cédula de notificación de la Municipalidad de Pinamar.[13]

La cédula decía que a partir del 1 de febrero del año 2016, para lo cual faltaban menos de diez días, la municipalidad iba a prescindir de sus servicios, apelando a que era un agente de la “planta temporaria” citando la ley 11.757 -estatuto para el personal de las municipalidades provincia de Buenos Aires-. El contenido de la notificación era el mismo que tenía la que le había llegado hacía dos días al primer compañero despedido, motivo por el cual se había anunciado la movilización para esa misma tarde. Fernando había dicho en la asamblea que “citan leyes que no están vigentes” y se refería a la ley 11.757 que fue derogada y reemplazada por la ley 14.656 –régimen marco de empleo municipal- que establece que “Las relaciones de empleo público de los trabajadores de las Municipalidades de la Provincia de Buenos Aires se rigen por las Ordenanzas dictadas por sus Departamentos Deliberativos y los Convenios Colectivos de Trabajo”. Por esto mismo, en Pinamar el trabajo de los guardavidas municipales se rige por una ordenanza específica que regular la actividad. Más allá de los errores “legales” en la notificación que le dieron a ambos guardavidas despedidos, no se establecía ninguna causa para su desvinculación, sino simplemente que su trabajo era “temporario”.

La postura que habían adoptado los dirigentes hasta ese momento había sido la de no “dialogar” con el municipio acerca de ningún otro tema hasta que la situación de los despidos no estuviera aclarada y resuelta. Para demandar la resolución del conflicto por los despidos, la primera medida de acción colectiva estaba prevista para esa misma noche en las calles más transitadas de Pinamar.

La calle

La manifestación estaba convocada a las ocho de la noche en el centro de Pinamar y unos minutos antes, fueron llegando al lugar llevando sombrillas amarillas con la inscripción del sindicato, bombos y banderas. Mientras la convocatoria se organizaba, algunos repartían volantes a los vehículos que pasaban, mientras otros simplemente charlaban y se saludaban. Pocos minutos después de las ocho, la plazoleta estaba completamente ocupada por los guardavidas, la “banda” sonaba fuerte y la preponderancia del amarillo y rojo era casi absoluta en las vestimentas, sombrillas y banderas de los trabajadores. Mientras tanto, también comenzaban a circular autos y peatones por la zona, componiendo el paisaje típico del verano en las calles céntricas de Pinamar. Algunos miraban curiosos, otros tocaban bocina en señal de apoyo y a otros simplemente parecía pasarles desapercibida la manifestación. Fernando tomó un megáfono y se posicionó en el centro de la manifestación, lentamente se fue generando el silencio necesario para que comenzara su discurso.

¿A dónde están los guardavidas de Pinamar? ¿A dónde están los guardavidas a pesar del tiempo? ¡¡Están acá, compañeros!! Acá tengo una cédula de notificación, hay otras que son exactamente iguales porque ni siquiera se molestaron en cambiar el contenido, que le llegaron a tres compañeros en total. A pesar de que nosotros tuvimos toda la paciencia, habíamos actuado con mucha cordura, intentado colaborar con la gestión de los nuevos funcionarios, no poner trabas, no tener conflictividades, acompañar, pero en nuestro intento de acompañar, intentamos comprender ciertas situaciones pero…se llegó a un punto, no alcanzó que le llegara a un compañero el otro día la cédula de notificación, en el día de hoy le llegó a dos compañeros más, eso es vulnerar por completo las leyes vigentes, desconocer las normas que rigen la actividad y los derechos laborales de los guardavidas ¡¡y por eso hoy estamos todos acá manifestándonos por esto.[14]

Fernando, único orador de esa manifestación, siguió su discurso contando que esa misma mañana los dirigentes de la AGP habían asistido a una reunión paritaria convocada por el MTESS, para establecer el aumento salarial de los trabajadores del sector privado, a la cual el sector patronal no se presentó, si bien, aclaró, la convocatoria es obligatoria para ambas partes. Por ello, planteó Fernando, la AGP estaba “liberada” a tomar medidas de fuerza en relación a la paritaria del sector privado. Continuó:

A esto se suma que es un absurdo el aumento del 5% y además el municipio mandó estas notificaciones con las que incurrieron en el incumplimiento de las normativas vigentes. Esto es lo realmente importante por la estabilidad laboral, bueno compañeros, por todo esto, el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires nos dictó la conciliación obligatoria. Esta es otra de las cosas porque nosotros convocamos a un paro para el domingo y si bien estamos intentando no tener una escalada de conflictividad si la misma puede evitarse, lo que estamos planteando, es justamente que la patronal no se presentó, echaron a los compañeros y la municipalidad no está cumpliendo con hacer cumplir la ley haciendo las multas y las inspecciones que se están haciendo. No nos tenemos que quedar a la espera. El Ministerio de Trabajo dictó  la conciliación obligatoria y eso retrotrae todas las acciones al momento anterior a que se inicie el conflicto y por lo tanto, estos despidos quedan sin efecto porque se retrotrae todo y no puede afectarse a ningún trabajador desde la fecha en que comienza el conflicto. Si ellos pretenden encorsetarnos a nosotros, en nuestra capacidad de movilización, o la huelga, eso no va a ser así. Pero tenemos que ser rigurosos así como somos rigurosos en la lucha, en el momento que estamos trabajando no podemos jugar ni un segundo hacer mal el trabajo, ser más responsables que nunca a la hora de trabajar.[15]

En cada pausa que hacía Fernando, los guardavidas lo aplaudían enérgicamente. Luego de que comunicara el dictado de la conciliación obligatoria, propuso reunirse al día siguiente para realizar otra manifestación y una marcha que se congregaría con otra, cuya consigna era la liberación de Milagro Sala, planteando que ese reclamo debía efectuarse especialmente desde la AGP, ya que no podían aceptar que la solución de los conflictos sociales y políticos fuese encarcelar a los dirigentes.[16] Una vez finalizado el discurso, volvieron a sonar los bombos y la banda, y durante casi media hora más los guardavidas permanecieron realizando la manifestación. Entre algunos compañeros con los que me encontraba en ese momento, predominaba un clima de incertidumbre respecto de los despidos y la actitud de la Municipalidad al seguir despidiendo compañeros. Cerca de las diez de la noche, la manifestación comenzó a desconcentrarse lentamente hasta que la plazoleta quedó vacía nuevamente.

Al día siguiente, después de pasar una jornada laboral incierta para los mismos guardavidas, respecto del posible paro que se realizaría el domingo, fui nuevamente al centro de Pinamar, donde se realizaría la marcha. Cuando llegué, había varias personas que comenzaban a concentrarse en la rotonda de Bunge y Libertador. Agentes desviaban el tránsito, mientras se instalaban en la rotonda los bombos y la “banda”.

La manifestación era mucho más numerosa que la del día anterior. Los guardavidas que la encabezaban comenzaron a marchar por avenida Bunge y detrás de ellos se formó una columna que ocupaba casi una cuadra. Luego de marchar varias cuadras por Bunge, la columna que encabezaba la marcha giró por una calle angosta y entramos todos en una zona comercial, que a esa hora suele contar con muchos visitantes. Mezclados entre turistas ocasionales y lugareños, entre negocios de comida y de regalos, los guardavidas ocuparon casi todo el lugar, Fernando se posicionó en el centro de la manifestación, y parado en un banco, tomó nuevamente el megáfono.

Lo primero que queremos hacer es pedirles perdón a quienes pueden sentirse molestos por nuestra manifestación, pero principalmente queremos agradecer a las personas que apoyan tanto a las medidas que tomamos los guardavidas. Porque nosotros, los guardavidas, arriesgamos nuestras vidas para salvar la de otros. Y es por eso que tanta gente acompaña nuestro reclamo, porque la gente, los turistas, están pagando por un servicio que no les están prestando. En muchos balnearios se está pagando las carpas y sombrillas y no están los guardavidas reglamentarios. Para el día de mañana los guardavidas convocamos un paro por todos los incumplimientos.[17]

Luego del discurso de Fernando, la manifestación salió del paseo comercial y volvió hacia la avenida Bunge para retornar al lugar en el cual se había iniciado. Eran alrededor de las diez de la noche y la calle estaba repleta de gente que paseaba por la zona. Al finalizar la manifestación, los guardavidas se prepararon para realizar una asamblea en la calle. Fernando, rodeado de la comisión directiva del sindicato, dio inicio a la asamblea dando un discurso bastante largo, del cual reproduciré solamente algunos fragmentos.

Compañeros, lo primero que quiero decir es que el día de hoy tenemos que tomar una decisión muy difícil porque quizás parece que estamos retrocediendo, pero la realidad es que tenemos dictada una conciliación obligatoria (…) Nuestra mayor fuerza, la de la asamblea y la del movimiento, toda nuestra fuerza, todo lo que tenemos es a nosotros mismos, nos tenemos entre nosotros  y nuestra capacidad de movilización. Eso es lo que efectivamente tenemos. La situación ahora es que tenemos dictada la conciliación obligatoria y eso deja sin efecto a los despidos del día viernes, el lunes está prevista una reunión. Propongo posponer el paro, dejarlo en suspenso hasta el lunes y después del lunes si la municipalidad no da una respuesta, ahí sí, nosotros quedamos liberados a tomar cualquier medida.[18]

Entre los guardavidas que estaban a mí alrededor hubo un breve murmullo y algunos comentarios de disconformidad respecto de la propuesta de suspender el paro. Uno de ellos tomó la palabra:

En realidad a mí me parece que tenemos que tomar una medida urgente, si bien yo mismo dije en una asamblea que había que tenerle paciencia al nuevo gobierno, me parece que ya no se puede tener más paciencia porque echaron a dos compañeros…eso es intolerable. Esto ahora es como una dilación, el conflicto se está dilatando demasiado, estamos a fin de enero, la negociación no se puede seguir extendiendo, es una maniobra de la municipalidad inclusive esto de la conciliación obligatoria. ¡¡Hay compañeros despedidos!![19]

Muchos compañeros lo aplaudieron y otros se quedaron en silencio. Luego varios guardavidas pidieron la palabra para pedir que se votara realizar el paro porque la situación era “muy grave”. Entre otras intervenciones, uno dijo que no se podía tener más contemplaciones ni con la municipalidad, ni con los privados. La situación era algo tensa cuando pidió la palabra Gastón, uno de los dirigentes con más trayectoria del sindicato:

Compañeros, yo quiero traer a la memoria aquel acto de la bendición de las aguas, allá en 2011. Fue muy difícil tomar una decisión ese día porque había gente que quería romper el acto y hasta hubo quienes plantearon que era el “día D”, y que finalmente se tomó la decisión de ser más cautelosos y eso fue positivo. Este sindicato nunca se movió por bronca, nunca fuimos impulsivos, nunca nos movimos por bronca.[20]

Después de la intervención de Gastón, varios guardavidas se manifestaron enfáticamente a favor de suspender el paro y de “apoyar a nuestros dirigentes” en la estrategia planteada. Fernando pidió que se votara la moción de suspender el paro por veinticuatro horas para evaluar qué hacer. La votación fue dividida, pero ganó la moción de levantar el paro por amplia mayoría. Fernando propuso que la asamblea volviera a encontrarse el lunes a las ocho de la noche en la escuela y dio por concluida la asamblea, no sin que unos cuantos se quedaran a su alrededor cuestionado la estrategia que había propuesto, por un largo rato.

La asamblea y “lo asambleario”

Las escenas etnográficas que propuse describir permiten demostrar que la práctica de realizar asambleas está incorporada en la dinámica interna de la AGP como un espacio relevante en las discusiones sobre estrategias y toma de decisiones. Este espacio se complementa y entrelaza con la playa y la calle en el curso del accionar sindical. En el lugar de trabajo se vivencian las experiencias del trabajo y se producen las demandas, que luego se debaten, comparten y discuten en el espacio de la asamblea, para luego expresarse en la calle. El transcurrir de los guardavidas por estos tres espacios es continuo y la complementariedad de los tres es la amalgama de la representatividad que se construye de manera continua entre dirigentes y compañeros. Un análisis sobre la situación de asamblea nos permitirá dar cuenta de la complejidad que implica la práctica asamblearia continua, en tanto que práctica cotidiana que forma parte del accionar sindical. En este sentido, estamos en condiciones de afirmar que el lugar ocupado por los dirigentes también es producto de una experiencia particular de formación política en la lucha. Los conocimientos técnicos, específicos necesarios para desarrollarse como tal son también el producto de un aprendizaje.

Las múltiples negociaciones que mantiene la AGP en simultáneo con distintas agencias gubernamentales y con sectores patronales, son parte de la compleja trama de eventos que los dirigentes atraviesan y que, en ciertas ocasiones pueden ser abordadas como eventos convergentes y en otras, no. Podemos analizar la construcción de tres esferas de relaciones a partir del espacio de la asamblea. La primera, y fundamental, es la que incluye las relaciones entre los mismos guardavidas, principalmente entre dirigentes y compañeros. En las interacciones que se establecen entre los mismos trabajadores en las asambleas se evidencia que existe una experiencia de los trabajadores sindicalizados producto de un proceso específico de organización sindical, pero también que existe una experiencia de conducción de la organización, una experiencia de dirigente que es producto específico de la conducción del proceso de organización sindical y que requiere de saberes, prácticas, costumbres y relaciones específicas para desempeñar la tarea de dirigente. En efecto, la asamblea en tanto espacio de toma de decisiones colectivas y como órgano de deliberación de los trabajadores no desplaza el hecho de que las estrategias frente a las situaciones con las que deben lidiar los dirigentes sean propuestas y analizadas por quienes comparten esa experiencia de dirigente. Por esto mismo, en el marco del conflicto que estoy analizando en estas páginas, hubo una de las asambleas en la cual el único tema tratado fueron los despidos y en la cual los dirigentes plantearon que “hasta que esto no se solucione, no hay otra cosa”. Más adelante, frente a la situación de los despidos puesta en suspenso, en las asambleas comenzaron a tratar la cuestión de los despidos desde un lugar en el cual esto tenía relación con las problemáticas del sector privado porque la municipalidad, a la vez que patronal de los guardavidas municipales, es responsable de las concesiones de los balnearios a los privados y, por lo tanto, de controlar que se cumplan los requisitos legales para poder explotarlos, entre los cuales está la prestación del servicio de guardavidas. Estas decisiones, acerca de qué temas abordar como prioritarios y cuándo convergen ciertas demandas en el accionar y cuándo no, constituyen una de las tareas que los dirigentes realizan diariamente, seguida de aquella que implica la transmisión hacia los compañeros en las asambleas. La segunda esfera es la de los dirigentes sindicales con los representantes de las patronales y del Estado. Es importante realizar esta distinción porque, como dijo Fernando, “en los papeles donde corresponda, sí lo vamos a explicar”. Las estrategias y medidas de fuerza que toma el sindicato en algunos casos deben ser comunicadas a las autoridades. Aquí entra en juego lo que se puede y no se puede hacer, por ejemplo, durante una conciliación obligatoria. Porque, si bien el sindicato está impedido de tomar medidas de acción directa mientras dura la conciliación obligatoria, esto es válido solo para los motivos que involucren lo incluido en la conciliación. Esto quiere decir, técnicamente, que si la conciliación obligatoria fue dictada por el conflicto originado por los despidos en el sector público, no existe impedimento alguno para realizar medidas de acción directa en relación a un conflicto por la paritaria con el sector privado. Para dar cuenta de ello, la experiencia de dirigente es imprescindible porque no solo implica el conocimiento de los intersticios de la legislación y de las normas vigentes, sino también las relaciones establecidas con funcionarios, las acciones informales necesarias y la relación con los compañeros para generar los consensos necesarios para llevar adelante las medidas. La tercera esfera de relaciones es la de los guardavidas con los medios de comunicación y con “la gente” a la cual le comunican sus acciones. En esta esfera de relaciones es que los dirigentes plantean muchas veces una estrategia con un discurso acerca de cierto tipo de incumplimientos o faltas o el anuncio de medidas de fuerza que no tiene estricta relación con aquello que va “en los papeles”. Esto tiene que ver con lo explicado más arriba con la conciliación obligatoria y las medidas que sí pueden tomarse, pero fundamentalmente tiene que ver con el mensaje que los guardavidas desean transmitir acerca de su situación como trabajadores y de la situación del sector que representan. Uno de los elementos que los guardavidas destacaron en los medios de comunicación y en los panfletos y volantes repartidos en la playa durante su jornada laboral, fueron los incumplimientos de los balnearios en términos de falta de elementos de seguridad y de prestación del servicio de guardavidas o de la prestación incompleta del mismo. En este punto, se ponen en juego las características propias del trabajo de los guardavidas: el énfasis en los aspectos relativos a la seguridad de los bañistas y la prioridad dada a salvar vidas, constituyen la realidad básica del trabajo de los guardavidas y aquello a lo que siempre vuelven en sus argumentaciones respecto de las medidas de fuerza que toman. En relación con esto último, una de las preguntas a las que los dirigentes han tenido que responder muchísimas veces es acerca de la desprotección los días en que realizan huelgas. La respuesta siempre invierte el argumento implícito de la pregunta: que el día de la huelga, la playa es mucho más segura que cualquier otro día porque está anunciado que no hay servicio de guardavidas y, por lo tanto, la gente sabe que no debe ingresar al mar. En cambio, cualquier día en que la prestación del servicio es normal, faltan guardavidas en numerosos puestos de trabajo y en casi todos faltan los elementos necesarios de rescate y primeros auxilios.

Conclusiones

La delegación de la representación sindical es parte de un proceso continuo a través del cual los trabajadores delegaron su representación en los dirigentes. En este sentido, si bien una vez constituido un sindicato los beneficios relativos a la representación exclusiva no pueden revertirse fácilmente, esa delegación está permanentemente en disputa y se construye cotidianamente. Con esto me refiero a que los dirigentes de la organización y representantes de los guardavidas cotidianamente construyen su espacio en tanto representantes, a través de sus acciones.

La calle, en tanto espacio donde los guardavidas realizan movilizaciones, y los discursos que durante las mismas se realizan, es un espacio privilegiado para analizar la delegación de la representación y la construcción de la legitimidad de los dirigentes. Además, es el espacio en el cual la distancia social entre dirigentes y compañeros es mayor: el uso de la palabra y la definición de las estrategias, los conocimientos específicos acerca de los procedimientos en las negociaciones se ponen en juego en la construcción de la manifestación. Sin embargo, esta escena es precedida por el contexto cotidiano de trabajo, la playa, clave para definir la convocatoria a la manifestación. En este sentido, las manifestaciones en donde aparentemente se expresa la mayor distancia entre dirigentes y compañeros, deben ser comprendidas con el complemento de las relaciones cotidianas en las cuales la legitimidad se construye. La playa, locus de los conflictos laborales, es el espacio en el que se gestan las demandas laborales y en donde dirigentes y compañeros se encuentran sin las mediaciones específicas que implica la representación. La presencia de los dirigentes en la playa es un factor necesario en la construcción de la legitimidad y de la relación cuyas expresiones varían de acuerdo a los distintos contextos en las cuales se producen. En la playa, el espacio de trabajo llano y compartido por todos, es el lugar en donde la distancia social es menor. En la delegación de la representación, en las movilizaciones, asambleas, se da una distancia mayor cuando un dirigente habla en nombre de todos: ante funcionarios y empleadores así como durante un discurso ante los mismos guardavidas, porque habla en nombre de todos los guardavidas de Pinamar. En la relación que implica la delegación de la representación existe una constitución y necesidad mutua entre “grupo” y representante: la tarea del representante no tendría sentido si no existiera la capacidad de movilización. Y es por ello que esa relación se legitima en las instancias de participación en las cuales la distancia entre representante y representados es mayor. A la vez que se produce la mayor distancia, en términos de la delegación es en uno de los momentos en los cuales más claramente se expresa esa relación porque el representante se expresa en nombre de sus representados: en instancias de negociación y luego en actos públicos, es allí en donde se legitiman sus palabras.

Un aspecto relevante respecto de la construcción de la representación sindical tiene que ver, como mencionamos más arriba, con la experiencia compartida. Porque el proceso de organización sindical de los guardavidas se convirtió en experiencia compartida a lo largo de los años. Analizar los hechos que atravesaron los guardavidas en términos de proceso, me permitió dar cuenta del tiempo a través del cual se desarrollaron las diferentes estrategias de acción colectiva. Y a partir de allí establecer las diferencias entre la situación previa y posterior al proceso de organización sindical, desde el despido de la planta de guardavidas municipales a las múltiples negociaciones llevadas adelante por los dirigentes sindicales durante mi última temporada de trabajo de campo. Ahora bien, estas reflexiones nos llevan nuevamente a nuestro punto de partida: aquellas dicotomías incorporadas acerca de las formas en que se organizan los sindicatos. Dentro de la AGP, pudimos analizar cómo las especificaciones acerca del cómo negociar son un entramado complejo que incluye no solo al sector patronal sino también al Estado a través de distintas oficinas ministeriales y funcionarios. Sin embargo, y haciéndose “eco” de este problema relativo a la perpetuidad de los dirigentes, los guardavidas establecieron en el estatuto de la AGP que los cargos de conducción se eligen por dos años –y no por cuatro, tal como habilita la ley 23551- y que se permiten hasta dos elecciones consecutivas por cargo. Sin embargo, las funciones específicas que deben cumplir algunos de los dirigentes no tienen que ver con el cargo que ocupan dentro de la comisión directiva sino con sus saberes acumulados y con los espacios en los cuales son efectivamente reconocidos. La experiencia en las luchas, negociaciones y relaciones con funcionarios de distintos niveles, la socialización en los mecanismos institucionales y los conocimientos para organizar la protesta, forman parte de una experiencia de dirigentes que se entrelaza y, a la vez depende, de la experiencia del conjunto de los trabajadores.

Citas

* Licenciada y Magister en Antropología Social. Becaria Doctoral. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA (Universidad de Buenos Aires), Argentina. gabrielallamosas2@yahoo.com

[1] Tal como explica Guber, en una muestra probabilística, cada individuo debe tener las mismas posibilidades que los demás para integrarla, criterio que responde a los objetivos de generalización de las conclusiones elaboradas en base al material recogido. Por lo tanto, lo que sucede a los miembros de la muestra, se supone que algo semejante ocurre a la población general. Este criterio es denominado “representatividad” porque representa a una población mayor. “Pero resulta insuficiente emplear este tipo de muestras para comprender la dinámica social, modos organizativos, sentidos por los que se orientan los miembros, especialmente los inesperados o desconocidos por el investigador” [2013: 121].

[2] Acerca del uso de ‘perspectivas nativas’ en lugar de ‘perspectiva del actor’ ver Balbi, 2012.

[3] Acerca del método comparativo en antropología social, Barth propone realizar comparaciones tanto entre datos internos dentro de nuestro campo así como hacer comparaciones trans-culturales, entre distintas unidades de estudio. Barth se opone a establecer diferencias de método entre comparaciones realizadas entre objetos más distantes y otro para comparaciones hechas entre diferentes casos de voces de un grupo determinado (o sea, internos). Propone entonces que el método comparativo es eficaz al hacer uso de un campo de variación. Método que no asume una postura teórica en particular pero sí asume la perspectiva de los actores y de los parámetros que afectan su acción. Por eso propone realizar comparaciones del análisis de cada caso específico lo más activamente posible.

[4] Bajo el consenso, algunas veces implícito, de un diagnóstico acerca del debilitamiento y poca movilización del sindicalismo durante el período inmediatamente anterior. Murillo [2013] señala que durante el gobierno de Menem, algunos de los sindicatos más importantes se lanzaron a una estrategia de “supervivencia organizativa” basada en la defensa de sus privilegios organizacionales y en la creación de empresas sindicales surgidas de las reformas de mercado. “La respuesta sindical a las reformas de los años ‘90 fue aferrarse a la lógica corporativa y defender el monopolio de representación sindical así como las obras sociales sindicales, mientras intentaba aprovechar las oportunidades generadas por las reformas de mercado para generar financiamiento alternativo y, en algunos casos, mantener empleo” [Op. Cit.: 342].

[5] Jornadas en que desocupados y sectores medios se movilizaron reclamando la renuncia del presidente radical De La Rúa y cuya respuesta fue una violenta represión con epicentro en la Plaza de Mayo.

[6] También Barattin y Pascual [2011] analizan que el ciclo de luchas de 2001 se mantiene presente en las experiencias de “sindicalismo basista”, por ejemplo la organización de los trabajadores mensajeros y cadetes nucleados en el SiMeCa (Sindicato de Mensajeros y Cadetes).

[7] El universo de guardavidas de Pinamar ronda los 200 trabajadores entre empleados por la Municipalidad y por los balnearios.

[8] Trabajo de campo. Asamblea de guardavidas. Enero de 2016.

[9]Trabajo de campo. Asamblea de guardavidas. Enero de 2016.

[10] Thompson [1981] plantea que el “ser social” –locus de la conformación de las clases sociales- determina la “conciencia social”. No existe una diferencia de dominios entre el ser social, entendido como una materialidad, y una conciencia social, entendida en términos de una idealidad, sino más bien en términos de una continuidad en la cual el ser social no puede reproducirse sin un pensamiento. En este sentido es fundamental la experiencia porque ejerce presiones sobre la conciencia social y plantea nuevas cuestiones proporcionando gran parte del material de base para los ejercicios intelectuales más elaborados. En otras palabras, el ser social que propone Thompson, solo puede existir a partir de la mediación que produce la experiencia a través de las expresiones subjetivas. En esta conexión entre las condiciones subjetivas y las estructurales, la experiencia de clase es el resultado de un proceso histórico en el cual los trabajadores producen intereses comunes.

[11] Gacetilla de prensa de la AGP 22/01/2016.

[12] Trabajo de campo. Diálogo con Lucas. Enero de 2016.

[13] Trabajo de campo. Diálogo con trabajador despedido. Enero de 2016.

[14] Trabajo de campo. Movilización de guardavidas. Enero de 2016.

[15] Trabajo de campo. Movilización de guardavidas. Enero de 2016.

[16] Milagro Sala es dirigente de la organización barrial Tupac Amaru. El 16 de enero de 2016 fue encarcelada y a partir de esa fecha se realizaron numerosas movilizaciones reclamando su libertad por tratarse de una presa política.

[17] Trabajo de campo. Movilización de guardavidas. Enero de 2016.

[18] Trabajo de campo. Asamblea de guardavidas. Enero de 2016.

[19] Trabajo de campo. Asamblea de guardavidas. Enero de 2016.

[20] Ídem. La situación a la que refiere Gastón fue descripta y analizada en Llamosas 2017: 142-151. Los guardavidas se encontraban realizando una asamblea muy cerca del lugar en el cual se realizaría un importante acto que organiza la Municipalidad de Pinamar llamado “Bendición de las Aguas”. En aquel entonces, y también en una situación en la cual había habido despidos entre los guardavidas municipales, la asamblea de guardavidas se debatía entre interrumpir el acto y manifestar sus reclamos impidiendo su realización o manifestarse dentro del acto pero de manera silenciosa.

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Cómo citar ¬

Gabriela Llamosas, «La playa, la calle y la asamblea: espacios en la construcción del accionar sindical de los guardavidas de Pinamar», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-13/articulos-llamosas/
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