Mar del Plata y Necochea: cara y ceca de la industria pesquera argentina tras la reestructuración capitalista (1970–2013)

Mar del Pla­ta and Necochea: head and tails of the Argen­tinean fish­ing indus­try after the cap­i­tal­ist restruc­tur­ing (1970–2013)

María Luciana Nogueira*

Recibido: 20 de abril de 2017
Acep­ta­do: 10 de junio de 2017

Resumen

Las ciu­dades-puer­to de Mar del Pla­ta y Necochea –ubi­cadas en el sur de la Provin­cia de Buenos Aires, Argenti­na- resul­taron ampli­a­mente recon­fig­u­radas a par­tir del impacto de la reestruc­turación cap­i­tal­ista ini­ci­a­da en la déca­da del ’70 y los cam­bios que provocó en la indus­tria pes­quera. La hege­monía del cap­i­tal financiero en la eta­pa impe­ri­al­ista implicó una cre­ciente monop­o­lización dada por una may­or con­cen­tración empre­sar­i­al, pro­ce­sos de relo­cal­ización y el con­comi­tante cierre de numerosos establec­imien­tos fab­riles de menor escala, lo cual se tradu­jo en la pér­di­da de miles de fuentes lab­o­rales en la rama. En el caso necochense, el resul­ta­do fue el pro­gre­si­vo des­man­te­lamien­to de la total­i­dad del enclave indus­tri­al. La pre­carización lab­o­ral que acom­pañó el desa­lo­jo obrero del sec­tor asum­ió la for­ma de coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas en el caso marplatense y de coop­er­a­ti­vas enmar­cadas en empre­sas recu­per­adas en Necochea. Durante estos pro­ce­sos, estos tra­ba­jadores pro­tag­oni­zaron diver­sos hechos de con­flic­tivi­dad social que han lle­ga­do a gra­dos de alta rad­i­cal­ización. Aquí pre­sentare­mos algunos de los ras­gos que car­ac­ter­i­zan la trayec­to­ria entre el ini­cio de la dec­li­nación de la indus­tria pes­quera has­ta el año 2013 en ambas local­iza­ciones por­tu­ar­ias, con datos prove­nientes del análi­sis de fuentes bib­li­ográ­fi­cas, doc­u­men­tos públi­cos y la memo­ria obr­era.

Pal­abras clave: indus­tria pes­quera bonaerense – reestruc­turación cap­i­tal­ista – capital/trabajo

Abstract

The port cities of Mar del Pla­ta and Necochea — locat­ed in the south of the Province of Buenos Aires, Argenti­na — were large­ly recon­fig­ured due to the impact of the cap­i­tal­ist restruc­tur­ing begin­ning in the 1970s and the changes it caused in the fish­ing indus­try. The hege­mo­ny of finan­cial cap­i­tal in the impe­ri­al­ist era implied a grow­ing monop­o­liza­tion owing to a greater con­cen­tra­tion of com­pa­nies, relo­ca­tion process­es and the con­comi­tant clo­sure of many small scale man­u­fac­tur­ing estab­lish­ments, which result­ed in the loss of thou­sands of job posi­tions in the branch. In the case of Necochea, the result was the pro­gres­sive dis­man­tling of the entire indus­tri­al enclave. The job inse­cu­ri­ty that accom­pa­nied the work­ers’ evic­tion took the form of fraud­u­lent coop­er­a­tives in the Mar del Pla­ta case and of coop­er­a­tives framed in com­pa­nies recov­ered in Necochea. Dur­ing these process­es, these work­ers car­ried out var­i­ous actions of social con­flic­tiv­i­ty that have reached high degrees of rad­i­cal­iza­tion, such as the social out­break and the occu­pa­tion of busi­ness own­er­ship by the work­ers. Here we present some of the traits that char­ac­ter­ize the tra­jec­to­ry between the begin­ning of the decline of the fish­ing indus­try until 2013 in both port loca­tions, with data from the analy­sis of bib­li­o­graph­i­cal sources, pub­lic doc­u­ments and work­ers’ mem­o­ry.

Key­words: Buenos Aires fish­ing indus­try — cap­i­tal­ist restruc­tur­ing — capital/labor

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1. Presentación del problema y las unidades de análisis

Este tra­ba­jo con­siste en un análi­sis en clave com­para­da sobre los efec­tos de la reestruc­turación cap­i­tal­ista en la indus­tria pes­quera de Mar del Pla­ta y Necochea-Que­quén, dos ciu­dades por­tu­ar­ias ubi­cadas en la cos­ta bonaerense. El mis­mo for­ma parte del recor­ri­do inves­tiga­ti­vo de mi proyec­to de Tesis doc­tor­al abo­ca­da al estu­dio de las estrate­gias lab­o­rales y las sub­je­tivi­dades inher­entes a los tra­ba­jadores de la indus­tria pes­quera de Mar del Pla­ta y Necochea-Que­quén (1997–2012). En esta opor­tu­nidad la pesquisa real­iza­da se remi­tió a gener­ar un cor­pus de conocimien­to acer­ca de las condi­ciones obje­ti­vas lig­adas a las trans­for­ma­ciones en la indus­tria pes­quera de dichas ciu­dades a par­tir de la déca­da del ’70, a fin de situ­ar y explic­i­tar los esce­nar­ios sobre los cuales se pro­du­jeron las respues­tas de resisten­cia obr­era. Asimis­mo, se pre­sen­ta a grandes ras­gos el mar­co de con­flic­tivi­dad lab­o­ral lig­a­da a la pre­carización medi­ante coop­er­a­ti­vas de tra­ba­jo en el sec­tor pes­quero.

Al respec­to, si bien con­ta­mos con estu­dios ded­i­ca­dos a la his­to­ria de la activi­dad pes­quera com­er­cial marí­ti­ma argenti­na [Mateo 2011; Madaria 2001], su sec­tor indus­tri­al [Nieto 2014], así como tam­bién inves­ti­ga­ciones referi­das a peri­odiza­ciones pun­tuales rel­a­ti­vas a la indus­tria pes­quera de Mar del Pla­ta [Allen 2010; Colom­bo 2014; Mateo y Yunke­vich 2010; Lanari 2010; Cutuli 2015], no hemos hal­la­do tra­ba­jos que con­juguen inter­preta­ciones sobre la temáti­ca en cuestión con el con­jun­to de elab­o­ra­ciones lle­vadas a cabo aquí. Por otra parte, en cuan­to a Necochea y Que­quén la escasez y dis­per­sión de abor­da­jes académi­cos es notable, has­ta el momen­to solo se han hal­la­do breves pub­li­ca­ciones académi­cas abo­cadas especí­fi­ca­mente al sec­tor pes­quero local, mien­tras que en con­tadas oca­siones el mis­mo es men­ciona­do colat­eral­mente en el mar­co de estu­dios lig­a­dos a la indus­tria o al sec­tor pes­quero nacional. Por ello fue nece­sario incor­po­rar otras fuentes de infor­ma­ción además de la recopi­lación estadís­ti­ca y bib­li­ográ­fi­ca real­iza­da, a través de la pren­sa grá­fi­ca y de sal­i­das direc­tas al cam­po en las que se efec­tu­aron entre­vis­tas a tra­ba­jadores de las dos empre­sas recu­per­adas.[1] Final­mente, nos pare­ció per­ti­nente una inter­pelación históri­ca de la indus­tria pes­quera toman­do en cuen­ta ambas local­i­dades por­tu­ar­ias porque las mis­mas artic­u­lan desen­laces com­ple­men­tar­ios y demues­tran guardar una influ­en­cia recíp­ro­ca vigente has­ta la actu­al­i­dad.

Anal­izan­do el vec­tor empre­sar­i­al, vemos que la cri­sis y recon­fig­u­ración de la activi­dad pes­quera com­er­cial marí­ti­ma argenti­na ini­ci­a­da en la déca­da del ’70 con­fluyó con la instau­ración neolib­er­al, provo­can­do una may­or con­cen­tración empre­sar­i­al y el con­comi­tante incre­men­to de la monop­o­lización en la rama. Esto desem­bocó en el for­t­alec­imien­to de los prin­ci­pales gru­pos económi­cos de la pesca a par­tir de la absor­ción de numerosos establec­imien­tos indus­tri­ales en la ciu­dad de Mar del Pla­ta, mien­tras que en Necochea des­en­ca­denó el pro­gre­si­vo des­guace del sec­tor. Obser­van­do el pro­ce­so del lado de los tra­ba­jadores, jun­to con la lla­ma­ti­va dis­min­u­ción de puestos de tra­ba­jo totales a par­tir de los ’70, resalta el afi­an­za­mien­to de deter­mi­nadas modal­i­dades de super­ex­plotación obr­era con políti­cas de flex­i­bi­lización lab­o­ral y dis­min­u­ción de la can­ti­dad de puestos de tra­ba­jo reg­istra­dos des­de la déca­da de los ‘90, generan­do un incre­men­to del número de obreros coop­er­a­tiviza­dos. En este pun­to, nue­va­mente las ciu­dades abor­dadas artic­u­lan las dos caras de la mon­e­da: coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas en el caso marplatense y coop­er­a­ti­vas enmar­cadas en empre­sas recu­per­adas en Necochea.

Los desar­rol­los pre­sen­ta­dos aquí toman como mar­co gen­er­al con­cep­ciones acer­ca de las con­se­cuen­cias de la reestruc­turación cap­i­tal­ista bajo el for­ma­to neolib­er­al ini­ci­a­da con la cri­sis de 1973, tan­to para Améri­ca Lati­na [Que­nan y Val­ut 2014] como especí­fi­ca­mente para Argenti­na [Fer­rer 2012]. Estas con­se­cuen­cias impli­caron el reforza­mien­to de la hege­monía cap­i­tal­ista e impactaron neg­a­ti­va­mente en la clase tra­ba­jado­ra a niv­el mundi­al. La der­ro­ta del movimien­to obrero en la déca­da del ‘70 posi­bil­itó el despliegue y la con­sol­i­dación de un nue­vo patrón de acu­mu­lación basa­do en la aper­tu­ra financiera, la fuga de cap­i­tales al exte­ri­or y el endeu­damien­to exter­no [Grig­era 2011] cuyo cor­re­la­to es la pre­carización de las condi­ciones de vida y del tra­ba­jo. Del lado del cap­i­tal, esta recon­fig­u­ración se car­ac­ter­i­za ‑a grandes ras­gos- por una may­or cen­tral­ización y con­cen­tración, la con­sol­i­dación de grandes gru­pos económi­cos y la pro­fun­dización del pro­ce­so de transna­cional­ización de la economía. En el polo lab­o­ral, algu­nas de las medi­das que el empre­sari­a­do adop­tó provo­caron desem­pleo estruc­tur­al, mar­gin­al­i­dad y exclusión, sube­m­pleo, empleo par­cial, tra­ba­jo “en negro”, tra­ba­jo en ramas ile­gales y otras for­mas de flex­i­bi­lización y ter­cer­ización, con la con­comi­tante retrac­ción del tra­ba­jo asalari­a­do. Esta recon­fig­u­ración del mer­ca­do de tra­ba­jo impactó deci­di­da­mente en las sub­je­tivi­dades obr­eras, como mues­tran los estu­dios gen­erales de Cas­tel [1998], Sil­ver [2003], Antunes [2007], Mil­lones Espinosa [2010] y Dejours [2013]. Al respec­to, desar­rol­los de Mon­ereo Perez [2000 2011] intro­ducen el con­struc­to teóri­co “dual­ización de la fuerza de tra­ba­jo” para con­cep­tu­alizar la división den­tro de la clase obr­era en dos grandes gru­pos: uno que posee tra­ba­jo asalari­a­do en relación de depen­den­cia regi­do bajo con­ve­nios colec­tivos de tra­ba­jo, y otro que real­iza activi­dades lab­o­rales no reg­istradas o infor­males que guardan un alto gra­do de inesta­bil­i­dad, con may­or gra­do de pre­carización en las condi­ciones de tra­ba­jo y con­trat­ación que el primer grupo. Estas trans­for­ma­ciones en el mer­ca­do lab­o­ral fueron abor­dadas por inves­ti­ga­ciones a niv­el nacional tales como las de De la Garza Tole­do y Nef­fa [2010], Lanari [2015], Espon­da y Basu­al­do [2014] y Dalle [2012], las cuales coin­ci­den en situ­ar al empleo no reg­istra­do como un límite estruc­tur­al del cap­i­tal­is­mo en la actu­al­i­dad.

En Argenti­na, a par­tir del año 2003 se ha pro­duci­do un aumen­to del tra­ba­jo asalari­a­do con un descen­so de la des­ocu­pación y el tra­ba­jo no reg­istra­do con respec­to a los años más álgi­dos de la cri­sis neolib­er­al. Sin embar­go, el empleo no reg­istra­do aún mantiene un alto por­centa­je con índices sim­i­lares a los de la déca­da del ’90, afectan­do a 1 de cada 3 tra­ba­jadores. Este tipo de tra­ba­jo impli­ca la fal­ta de un con­tra­to for­mal, lo que se tra­duce en inesta­bil­i­dad e incumplim­ien­to de dere­chos impli­ca­dos en la leg­is­lación lab­o­ral, inse­guri­dad en el empleo y su duración, fal­ta de garan­tías tales como aportes jubi­la­to­rios, cober­tu­ra de salud, seguro por enfer­medad o acci­dente de tra­ba­jo, ind­em­nización por despi­do, vaca­ciones y aguinal­do. Asimis­mo, los tra­ba­jadores no reg­istra­dos ganan entre 2 y 3 veces menos que los tra­ba­jadores reg­istra­dos, sus hog­a­res son casi 4 veces más pobres y real­izan jor­nadas más exten­sas con respec­to a sus pares asalari­a­dos bajo relación de depen­den­cia [Espon­da y Basu­al­do 2014]. A su vez esta difer­en­ciación o dual­ización de la fuerza de tra­ba­jo provo­ca una seg­mentación y frac­cionamien­to de la clase tra­ba­jado­ra, debil­i­tan­do la poten­cia y la orga­ni­zación den­tro de los lugares de tra­ba­jo, de la mis­ma rama y del sec­tor en gen­er­al.

Toman­do en cuen­ta estos desar­rol­los, la pre­carización lab­o­ral puede sin­te­ti­zarse como expre­sión de un fenó­meno estruc­tur­al rel­a­ti­vo a las trans­for­ma­ciones en el mun­do del tra­ba­jo en el mar­co de la reestruc­turación cap­i­tal­ista. Aquí abor­dare­mos dos de sus expre­siones den­tro de la indus­tria pes­quera bonaerense: la ter­cer­ización y la recu­peración de empre­sas.

La ter­cer­ización es una de las modal­i­dades de empleo no reg­istra­do, que asimis­mo puede asumir dis­tin­tas for­mas [Basu­al­do 2012]. En la indus­tria pes­quera de la ciu­dad de Mar del Pla­ta se obser­va la pre­dom­i­nan­cia del tipo de ter­cer­ización basa­do en la sub­con­trat­ación de una empre­sa prin­ci­pal a una segun­da empre­sa para que real­ice deter­mi­nadas activi­dades lab­o­rales. Por medio de este mecan­is­mo, los empre­sar­ios obtienen ben­efi­cios lucra­tivos a cos­ta de una super­ex­plotación obr­era, por la cual el tra­ba­jador apor­ta la fuerza de tra­ba­jo mien­tras que tan­to la mate­ria pri­ma como la pos­te­ri­or com­er­cial­ización del pro­duc­to están a car­go del propi­etario de la empre­sa.

Por otro lado, los pro­ce­sos de recu­peración de empre­sas por parte de los tra­ba­jadores no están ajenos a la real­i­dad de pre­carización, inesta­bil­i­dad y super­ex­plotación lab­o­ral que pade­cen los tra­ba­jadores coop­er­a­tiviza­dos. El bor­ramien­to de la división capital/trabajo al inte­ri­or de las unidades pro­duc­ti­vas no exime a estas empre­sas de la com­pet­i­tivi­dad en el cir­cuito de cir­cu­lación en el mer­ca­do, y para ello, la adop­ción de regímenes lab­o­rales pro­pios de la lóg­i­ca cap­i­tal­ista. Esto deri­va en prob­lemáti­cas de rentabil­i­dad, auto­ex­plotación y bajos ingre­sos ‑entre otras- tal como lo mues­tran estu­dios de Saave­dra [2005], Atzeni y Ghigliani [2007], Arias [2008] y Hopp [2012].

A con­tin­uación, pre­sen­ta­mos sin­téti­ca­mente gen­er­al­i­dades acer­ca del con­tex­to de trans­for­ma­ciones del sec­tor pes­quero a par­tir de la reestruc­turación cap­i­tal­ista ini­ci­a­da en los ’70, a fin de que con­tribuyan al entendimien­to y el análi­sis de lo acon­te­ci­do en las indus­trias pes­queras de Mar del Pla­ta y Necochea.

2. Industria pesquera argentina y reestructuración capitalista: crisis y reconfiguración

A par­tir de los años ‘70 podemos obser­var cam­bios pro­pios del sec­tor pes­quero que se con­ju­garon con la trans­for­ma­ción estruc­tur­al cap­i­tal­ista de tal modo que resul­taron ampli­a­mente ben­e­fi­ci­adas las empre­sas aso­ci­adas a cap­i­tales extran­jeros, tan­to de ori­gen nacional como inter­na­cional. Por un lado, el ago­tamien­to de los caladeros de las grandes poten­cias pes­queras las con­du­jo a pro­mover su reem­pla­zo en otras lat­i­tudes, como así tam­bién a ren­o­var tec­nológi­ca­mente su flota a fin de adap­tar­la a las nuevas condi­ciones extrac­ti­vas.

Esta situación desem­bocó en la extran­jer­ización de la flota argenti­na a través de políti­cas estatales que se pro­mul­gar­on a tal fin. En 1974, el entonces Min­istro de Economía José Ber Gel­bard fir­mó un acta de inten­ción que pro­movió acuer­dos pes­queros con la URSS, la cual fue rat­i­fi­ca­da en los años 1976 y 1977 cuan­do el gob­ier­no de fac­to autor­izó el ingre­so de más de 30 buques con­ge­ladores y/o fac­torías rusos y pola­cos con ban­dera Argenti­na [Colom­bo 2014]. Años después, en 1986 el pres­i­dente Raúl Alfon­sín fir­mó nuevos con­ve­nios de coop­eración pes­quera con la URSS y Bul­gar­ia, cono­ci­dos como “Acuer­dos Mar­co”. Asimis­mo, luego de la guer­ra de Malv­inas el gob­ier­no británi­co isleño comen­zó a otor­gar licen­cias a ter­ceros país­es para pescar en el Mar Argenti­no, restringien­do a su vez el ingre­so de bar­cos nacionales en la zona ady­a­cente a las islas.

Ini­ci­a­da la déca­da del ’90 nuevas políti­cas estatales pro­fun­dizaron esta ori­entación políti­co-económi­ca, entre ellas se desta­can por su inci­den­cia el decre­to de char­teo (alquil­er de per­misos de pesca a buques de ter­ceros país­es) y el Acuer­do sobre las rela­ciones en Mate­ria Pes­quera con la Comu­nidad Económi­ca Euro­pea, ambos aproba­dos en el año 1992.

La extran­jer­ización reper­cu­tió no sólo sobre la flota sino sobre las cor­po­ra­ciones empre­sar­i­ales indus­tri­ales, con­for­mán­dose como aso­cia­ciones de cap­i­tales nacionales y extran­jeros -Joints Ven­tures-. Estas empre­sas comen­zaron a expandir sus mer­ca­dos y su pro­duc­ción a expen­sas de la sub­sun­ción de pequeñas y medi­anas unidades pro­duc­ti­vas, incor­po­ran­do grandes embar­ca­ciones dis­pues­tas para el con­ge­la­do y proce­sa­do a bor­do abar­can­do la total­i­dad del pro­ce­so pro­duc­ti­vo, des­de la extrac­ción a la com­er­cial­ización. De esta for­ma operó en el sec­tor pes­quero la transna­cional­ización de los gru­pos económi­cos propi­etar­ios de las grandes empre­sas medi­ante la aso­ciación, fusión, acuer­dos o lazos financieros y/o tec­nológi­cos con cap­i­tales extran­jeros, inte­grán­dose al acel­er­a­do pro­ce­so de monop­o­lización, con­cen­tración y cre­ciente cen­tral­ización del cap­i­tal.

Para­le­la­mente, en los ’70 y los ’80 se pro­mo­cionó des­de el Esta­do argenti­no la activi­dad pes­quera en puer­tos patagóni­cos a través de reem­bol­sos a las exporta­ciones de empre­sas insta­l­adas al sur del para­le­lo 42º. Esta nue­va ori­entación políti­co-económi­ca entró en con­jun­ción con las trans­for­ma­ciones ante­ri­or­mente men­cionadas y su resul­tante fue el ini­cio de una nue­va eta­pa en la activi­dad pes­quera com­er­cial marí­ti­ma argenti­na. A par­tir de la déca­da del ‘90 se pro­fun­dizó la pér­di­da de pre­pon­der­an­cia de la flota fres­quera y del proce­sa­do en tier­ra con el incre­men­to de los buques con­ge­ladores y de fac­toría con proce­sa­do a bor­do, se masi­ficó la quiebra de numerosas empre­sas con el cor­re­la­to de una may­or con­cen­tración del cap­i­tal en las grandes fir­mas de la rama y se reforzó el incen­ti­vo estatal para los puer­tos patagóni­cos. Esto gen­eró una cen­tral­ización y división entre las local­iza­ciones por­tu­ar­ias Mar del Pla­ta y la Patag­o­nia, por la cual en la primera se local­izó pre­pon­der­an­te­mente la flota fres­quera y el proce­sa­do en tier­ra y en la segun­da la flota con­ge­lado­ra y de fac­toría con proce­sa­do a bor­do. Por su parte, las empre­sas integradas y los grandes gru­pos económi­cos pes­queros poseen una doble local­ización (marplatense y patagóni­ca).

En cuan­to al sec­tor indus­tri­al, en lugar de con­ce­bir sus trans­for­ma­ciones en este perío­do des­de el con­struc­to “desin­dus­tri­al­ización”, prefe­r­i­mos la expli­cación de Grig­era [2011] quien cor­rela­ciona dichas mod­i­fi­ca­ciones con el pro­ce­so mis­mo de reestruc­turación cap­i­tal­ista. Las car­ac­terís­ti­cas económi­cas ante­ri­or­mente men­cionadas con­sti­tuyen expre­siones del nue­vo patrón de acu­mu­lación, a las que se agre­gan la relo­cal­ización y des­guace de enclaves indus­tri­ales en deter­mi­nadas coor­de­nadas geográ­fi­cas [Grig­era 2011]. De aquí que el cor­re­la­to de la men­ciona­da división y con­cen­tración de la oper­a­to­ria por­tu­ar­ia fue el cierre de muchas empre­sas más pequeñas que lle­garon a provo­car el des­man­te­lamien­to de la activi­dad pes­quera en ciu­dades por­tu­ar­ias con menor gra­do de activi­dad, tales como Puer­to Quequén/Necochea, cuya flota vin­cu­la­da a la indus­tria local fue pre­pon­der­an­te­mente costera. La inci­den­cia de la flota costera en el sec­tor ya venía decre­cien­do a niv­el nacional des­de la déca­da del ’60, luego las nuevas políti­cas pes­queras imple­men­tadas en las décadas sub­sigu­ientes en con­jun­to con la ren­o­vación tec­nológ­i­ca acen­tu­aron la mer­ma en la can­ti­dad de este tipo de embar­ca­ciones y la necesi­dad de recon­ver­sión de las indus­trias aso­ci­adas a ellas. En el caso de Necochea, en lugar de recon­ver­sión se pro­du­jeron los cier­res de todas y cada una de las plan­tas proce­sado­ras de pesca­do, provo­can­do una cuasi-evap­o­ración de la rama a niv­el local, lle­van­do a los tra­ba­jadores des­pe­di­dos a la sub­sun­ción en la des­ocu­pación, a la relo­cal­ización o a la recon­ver­sión lab­o­ral en otra rama. Parte de los obreros de la pesca marplatense cor­rieron la mis­ma suerte, mien­tras que otros volvieron a ser con­trata­dos como socios de coop­er­a­ti­vas creadas de for­ma fraud­u­len­ta por el mis­mo empre­sari­a­do pes­quero que pre­vi­a­mente los había des­pe­di­do. En este pun­to la refor­ma en la ley de Quiebras de 1995 otorgó un mar­co legal que facil­itó a los empre­sar­ios la con­se­cu­ción de despi­dos masivos sin ind­em­niza­ciones, con el jus­ti­fica­ti­vo de una cri­sis o des­fi­nan­ciamien­to de la fir­ma en pro­ce­so de quiebra. La per­mi­sivi­dad en la uti­lización Ley de coop­er­a­ti­vas 20.337 como más­cara legal para encubrir man­io­bras fraud­u­len­tas es otra mues­tra del con­sen­timien­to del Esta­do ante diver­sos tipos de estafas lab­o­rales por parte de los empre­sar­ios.

Por otra parte, la reestruc­turación de la activi­dad pes­quera acen­tu­a­da en los ’90 des­en­ca­denó un esfuer­zo de pesca por arri­ba de la posi­bil­i­dad de ren­o­vación del caladero, provo­can­do la sobre­ex­plotación de la Mer­luza Hubb­si y la sobre­cap­i­tal­ización en el sec­tor. Esta situación cobró el carác­ter de una fuerte cri­sis que tuvo su pico en el año 1997; has­ta este año el vol­u­men de las cap­turas se man­tu­vo ascen­dente y se super­aron los nive­les históri­cos. Ante una even­tu­al extin­ción del caladero marplatense, el Esta­do nacional se vio impeli­do a pro­mover decre­tos de paros biológi­cos, vedas y división de cupos para res­guardar el recur­so. A par­tir del año 1997 y como con­se­cuen­cia tan­to de la fuerte cri­sis de escasez de pesca­do como de las políti­cas estatales, se acen­tuó la modal­i­dad de tra­ba­jo ter­cer­iza­do en el sec­tor indus­tri­al pes­quero, situación que habil­itó dis­tin­tos pro­ce­sos con­flic­tivos que dieron lugar a diver­sos for­matos de protes­ta obr­era marplatense con­tra la ter­cer­ización durante las últi­mas dos décadas. La con­for­ma­ción de coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas por parte del empre­sari­a­do pes­quero demues­tra cómo la apelación a una may­or explotación del tra­ba­jador no se uti­liza sola­mente como mecan­is­mo para com­pen­sar la pér­di­da de ingre­sos gen­er­a­dos por el com­er­cio inter­na­cional [Mari­ni 1973] sino tam­bién como com­pen­sación ante otros tipos de pér­di­das en la tasa de ganan­cia ‑por ejem­p­lo, ante el caso de cri­sis por escasez del recurso‑, o bien para incre­men­tar las ganan­cias netas.

En Necochea-Que­quén se pre­sen­tó otra respues­ta obr­era frente al con­tex­to de cri­sis y cierre de empre­sas pes­queras que comen­zó en la déca­da del ’70: un pequeño grupo emprendió la recu­peración de las empre­sas y pos­te­ri­or con­for­ma­ción de coop­er­a­ti­vas de tra­ba­jo. Los casos de “La Recu­per­a­da” y “Engrau­coop” tienen el par­tic­u­lar com­po­nente de ser las primeras empre­sas recu­per­adas del rubro pesca en Argenti­na. Apelando nue­va­mente al para­lelis­mo entre ambas local­iza­ciones por­tu­ar­ias, aquí se obser­va una nue­va estrate­gia empre­sar­i­al ante la caí­da de la tasa de ganan­cia: el cierre por quiebra, muchas veces fraud­u­len­ta, acar­re­an­do el despi­do masi­vo de los tra­ba­jadores de las fir­mas, quienes en la coyun­tu­ra actu­al gen­eral­mente no con­siguen cobrar las ind­em­niza­ciones cor­re­spon­di­entes.

Entre los años 1998–2012 se pre­sen­taron tres esce­nar­ios: una primera eta­pa (1998–2003) se car­ac­ter­izó por la lenti­tud del crec­imien­to tan­to mundi­al como lati­noamer­i­cano tras la olea­da de cri­sis financieras y la cri­sis propia del mod­e­lo neolib­er­al tal como esta­ba con­fig­u­ra­do en los ’90; luego entre 2003–2008 se pro­du­jo una expan­sión económi­ca acel­er­a­da tan­to del mun­do como de la may­oría de los país­es de la región basa­da fun­da­men­tal­mente en el rol de Chi­na como impor­ta­dor de pro­duc­tos bási­cos sin proce­sar o poco proce­sa­dos y expor­ta­dor de bienes man­u­fac­tura­dos, lo que con­fig­uró un con­tex­to inter­na­cional favor­able que implicó para Améri­ca Lati­na el acce­so a finan­ciamien­to exter­no y la mejo­ra de los tér­mi­nos de inter­cam­bio con la suba de los pre­cios de mate­rias pri­mas (com­modi­ties) extraí­das y expor­tadas des­de la región [Que­nan, y Velut 2014]. Final­mente, el perío­do entre 2008 y 2012 se car­ac­ter­izó por una nue­va cri­sis económi­ca mundi­al, que sin embar­go no afec­tó fuerte­mente al sec­tor pes­quero. En este sen­ti­do, para la indus­tria pes­quera el perío­do de la con­vert­ibil­i­dad estu­vo mar­ca­do por la fuerte depen­den­cia empre­sar­i­al de la pari­dad cam­biaria con el dólar, lo cual motivó en gran medi­da a la coop­er­a­tivización fraud­u­len­ta como modo de incre­men­tar la tasa de ganan­cia. Des­de el año 2002, la deval­u­ación implicó un incre­men­to en los rédi­tos empre­sar­i­ales en cuan­to a las exporta­ciones y una caí­da del salario real, lo cual tuvo como cor­re­la­to una con­flic­tivi­dad obr­era lig­a­da a la recom­posi­ción salar­i­al, aunque se man­tu­vieron los reclam­os lig­a­dos a la reg­is­tración lab­o­ral.

Vemos entonces que la recon­fig­u­ración de la economía mundi­al a par­tir de 2003 con su cor­re­la­to lati­noamer­i­cano y nacional y la tran­si­to­ria recu­peración del recur­so pes­quero con­ll­e­varon el incre­men­to de las ganan­cias de los grandes empre­sar­ios de la pesca local con el aumen­to del pre­cio inter­na­cional del pesca­do, el cual es con­sid­er­a­do como uno de los nuevos com­modi­ties cir­cu­lantes en el mer­ca­do mundi­al. A pesar de ello, en esta coyun­tu­ra los viejos prob­le­mas per­sis­ten observán­dose una con­tinuidad del rum­bo neolib­er­al en las car­ac­terís­ti­cas empre­sar­i­ales y lab­o­rales, en tér­mi­nos de aper­tu­ra económi­ca, aumen­to de la monop­o­lización y de pre­carización lab­o­ral, expre­sa­da tan­to en la flex­i­bi­lización del tra­ba­jo como en la per­sis­ten­cia del empleo no reg­istra­do en el sec­tor. En este sen­ti­do, y como ver­e­mos aquí, los momen­tos de recom­posi­ción económi­ca empre­sar­i­al no tuvieron como cor­re­la­to una mejo­ra en la cal­i­dad de vida obr­era, man­tenién­dose las for­mas de pre­carización lab­o­ral enraizadas en los ’90.

Veamos aho­ra con may­or detalle lo acon­te­ci­do en la indus­tria pes­quera de Mar del Pla­ta y Necochea en el perío­do 1970–2013.

3. Entre la condensación y la evaporación: las industrias pesqueras de Mar del Plata y Necochea

En este aparta­do analizare­mos datos prove­nientes de rel­e­vamien­tos real­iza­dos por el INIDEP (Insti­tu­to Nacional de Inves­ti­gación y Desar­rol­lo Pes­quero) referi­dos a la indus­tria pes­quera de la provin­cia de Buenos Aires, com­pren­di­en­do que un alto por­centa­je de la activi­dad provin­cial cor­re­sponde a la ciu­dad de Mar del Pla­ta: 85% en 1962, 75% en 1982 y 92% en 1996 [Nieto 2014]. De acuer­do a ello, lo que sucede en la local­i­dad marplatense es en gran medi­da expre­sión bonaerense; Necochea históri­ca­mente ha secun­da­do esta posi­ción pre­pon­der­ante rep­re­sen­tan­do alrede­dor del 10% de la activi­dad marplatense has­ta 1996, cuan­do rondó el 6%. Esto lo con­trasta­mos con datos prove­nientes de tra­ba­jos académi­cos de Bertolot­ti y col. [1987], Erratzi y col. [2000] –ambos pertenecientes al INIDEP- y tam­bién con estu­dios del Dr. Agustín Nieto [2014] basa­dos en datos de la Sec­re­taría de Agri­cul­tura, Ganadería y Pesca; y con datos obtenidos de la pren­sa grá­fi­cas y de la memo­ria obr­era.

Cabe aclarar que en el con­teo gen­er­al de las empre­sas excluimos del con­jun­to de establec­imien­tos los casos rel­e­va­dos bajo la denom­i­nación “Coop­er­a­ti­vas de trabajo/servicios”. Esta decisión fue con­cep­tu­al y metodológ­i­ca por var­ios motivos. En primer lugar porque –como defin­i­mos ante­ri­or­mente- estas coop­er­a­ti­vas pes­queras con­sti­tuyen seg­men­tos de unidades empre­sar­i­ales may­ores que las cre­an y uti­lizan su mano de obra para indus­tri­alizar mate­ria pri­ma apor­ta­da por las fir­mas con­tratantes, que luego com­er­cial­izan el pro­duc­to. En segun­do lugar, pre­suponemos que su inclusión oscure­cería el análi­sis de los resul­ta­dos aparentan­do una real­i­dad que no es tal, ya que de las 175 empre­sas rel­e­vadas por INIDEP en el año 1996, 70 son coop­er­a­ti­vas marplatens­es y por ello no con­for­man enti­dades autóno­mas sino fuerza de tra­ba­jo no reg­istra­da de otras empre­sas, actuan­do para nosotros como insta­la­ciones inclu­idas en ellas a pesar de situ­arse en otra local­ización geográ­fi­ca. Esto que­da con­stata­do en el mis­mo informe del INIDEP cuan­do se refiere al ámbito de com­er­cial­ización de las coop­er­a­ti­vas: “El 100% de estas empre­sas com­er­cial­izan en el mer­ca­do inter­no, esto se debe a la modal­i­dad de operación y de pro­ce­so de estas empre­sas, Las Coop­er­a­ti­vas de Tra­ba­jo venden sus ser­vi­cios de mano de obra a empre­sas del rubro Proce­sa­do, Filetea­do y Con­ge­la­do” [Bertolot­ti et al. 1997: 14]. Por ello prefe­r­i­mos tomar­las en cuen­ta en for­ma sep­a­ra­da de los val­ores referi­dos a la cuan­tifi­cación empre­sar­i­al y luego pon­er­las en relación con estos datos, a fin de cap­tar más clara­mente su rol en la indus­tria pes­quera bonaerense.

3.1. Cambios en la industria

En primer tér­mi­no, obser­va­mos en los reg­istros ofi­ciales una reduc­ción del número de establec­imien­tos indus­tri­ales que se encon­tra­ban efec­ti­va­mente operan­do en ambas coor­de­nadas por­tu­ar­ias bonaerens­es luego de la déca­da del ‘70. Las sigu­ientes tablas expo­nen, por un lado, datos sobre la can­ti­dad de establec­imien­tos indus­tri­ales pes­queros en Mar del Pla­ta y Necochea para los años 1982 y 1996 en for­ma desagre­ga­da por rubro prin­ci­pal y en cor­relación con el total provin­cial; por otra parte, la local­ización de las empre­sas de la indus­tria pes­quera bonaerense durante los mis­mos años:

Tabla 1. Empresas de la industria pesquera Necochense y Marplatense en actividad discriminadas por rubro en relación con el total provincial, años 1982 y 1996
Necochea Mar del Pla­ta Total Pcial.
    1982 1996 1982 1996 1982 1996
 

 

Rubro

Proce­sa­do y filetea­do 1 - 51 25 52 27
Proce­sa­do, filetea­do y con­ge­la­do 1 2 48 40 51 42
Sal­a­do 8 4 23 18 34 22
Con­ser­vas y semi­con­ser­vas - - 15 7 16 7
Hari­na 1 - 7 5 8 5
Seca­do - - 1 - 2 -
Con­ser­vación de con­ge­la­do - - 2 2 4 2
Aceite vita­míni­co - - 1 - 1 -
  Todos los rubros 11 6 148 97 168 105

Fuente: Elab­o­ra­do en base a datos de Bertolot­ti y col [1987] y Padrón del Cen­so Nacional Pes­quero año 1996, INIDEP.

Tabla 2. Cantidad de empresas de la industria pesquera en funcionamiento en la Provincia de Buenos Aires discriminada por localización portuaria, años 1982 y 1996
   

Can­ti­dad de establec­imien­tos

    Año 1982 Año 1996
Ciu­dad Mar del Pla­ta 148 97
Necochea 11 6
Bahía Blan­ca 4 2
Monte Her­moso 2 -
San Clemente del Tuyú 2 -
Claromecó 1 -
  Total 168 105

Fuente: Elab­o­ra­do en base a datos de Bertolot­ti y col [1987] y Padrón del Cen­so Nacional Pes­quero año 1996, INIDEP.

A través de los datos ver­tidos en estas tablas podemos comen­zar una primera car­ac­ter­i­zación de las trans­for­ma­ciones en la indus­tria pes­quera bonaerense en las últi­mas cua­tro décadas. De las 168 empre­sas en activi­dad en 1982, el 88% (148 establec­imien­tos) se encon­tra­ba local­iza­do en Mar del Pla­ta, luego el 6,5% (11 plan­tas proce­sado­ras) se ubi­ca­ba en Necochea. Las ciu­dades-puer­to abor­dadas reunían entre sí 159 establec­imien­tos activos mien­tras que las restantes plan­tas proce­sado­ras pes­queras operan­do en la provin­cia se situ­a­ban en Bahía Blan­ca (4), Monte Her­moso (2), San Clemente del Tuyú (2) y Claromecó (1) (Bertolot­ti y col, 1987). Para 1996 los establec­imien­tos indus­tri­ales en activi­dad en la provin­cia de Buenos Aires descien­den a 105, de los cuales 97 se encuen­tran en Mar del Pla­ta, 6 en Necochea y 2 en Bahía Blan­ca (estas últi­mas cor­re­spon­den al rubro de proce­sa­do y filetea­do). En dicho año la may­oría de las unidades pro­duc­ti­vas real­iz­a­ba tar­eas de proce­sa­do, filetea­do y con­ge­la­do (42) sumán­dose otras donde solo se proce­sa y filetea (27); luego en orden de impor­tan­cia numéri­ca siguen los establec­imien­tos de sal­a­do (22), de elab­o­ración de con­ser­vas y semi­con­ser­vas (7) y hari­na de pesca­do (5). Por últi­mo, en dos plan­tas proce­sado­ras se efec­tu­a­ba exclu­si­va­mente la con­ser­vación de con­ge­la­do.

Entonces, toman­do como ref­er­en­cia los cen­sos de los años 1982 y 1996, la reduc­ción fue de 51 establec­imien­tos en Mar del Pla­ta (34%) y 5 establec­imien­tos en Necochea (45%). En cuan­to a los rubros desplaza­dos obser­va­mos que el grue­so de la dis­min­u­ción se encuen­tra en los seg­men­tos de proce­sa­do y filetea­do y de con­ser­vas con­tem­p­lan­do más del 50% de los establec­imien­tos, segui­dos por los de proce­sa­do, filetea­do y con­ge­la­do, sal­a­do y hari­na, aunque en estos últi­mos tres rubros la mer­ma fue mucho menos sig­ni­fica­ti­va.

Aquí nos resul­ta rel­e­vante pon­er en con­sid­eración a las 70 “coop­er­a­ti­vas de ser­vi­cios” rel­e­vadas por el INIDEP en Mar del Pla­ta, ya que la total­i­dad de las mis­mas se desem­peñan jus­ta­mente en el rubro proce­sa­do y filetea­do. Vemos entonces cómo la con­cen­tración empre­sar­i­al operó pre­carizan­do la fuerza de tra­ba­jo a fin de reducir cos­tos y aumen­tar la tasa de ganan­cia a cos­ta de una may­or super­ex­plotación obr­era, obte­nien­do may­or plus­valía al decre­cer el cos­to del cap­i­tal vari­able, trans­for­man­do empleo asalari­a­do reg­istra­do en tra­ba­jo ter­cer­iza­do. Esto impli­ca para los tra­ba­jadores la pér­di­da de las garan­tías horaria y salar­i­al, y su con­tinuidad lab­o­ral depende por entero de la can­ti­dad de recur­so pes­quero disponible por el empre­sario. A su vez, la for­ma de ret­ribu­ción a las coop­er­a­ti­vas es el pago a desta­jo por unidad elab­o­ra­da, la cual es medi­da según el tipo de pro­duc­to pes­quero proce­sa­do (kilos en el caso del filet, fras­cos en el caso de las anchoas, por ejem­p­lo). De esta for­ma, los ingre­sos mon­e­tar­ios de los obreros depen­den por entero de la can­ti­dad de pro­duc­ción que alcan­cen proce­sar en los tiem­pos estable­ci­dos por la empre­sa con­tratante.

En el caso de Necochea, de acuer­do a la pren­sa grá­fi­ca y a la memo­ria obr­era, en el año 2012 cer­ró la últi­ma plan­ta proce­sado­ra de pesca­do que se encon­tra­ba fun­cio­nan­do acti­va­mente en la ciu­dad, últi­mo establec­imien­to de una seguidil­la de cier­res ini­ci­a­do en los ’80 de acuer­do a los reg­istros obtenidos has­ta el momen­to [Ecos diar­ios, edi­ciones cor­re­spon­di­entes a los días 6 de noviem­bre de 1980, 8 de mar­zo de 1981 y 2 de febrero de 2012].

Por otra parte, anal­izan­do el número total de establec­imien­tos del país, para el año 1996 el total nacional fue de 167 plan­tas proce­sado­ras de pesca­do ‑descon­tan­do, nue­va­mente, a las coop­er­a­ti­vas-. Los 62 establec­imien­tos que no se ubi­can en la región bonaerense lo hacen en la región patagóni­ca, la cual habría acre­cen­ta­do el número de establec­imien­tos en razón de casi un 200% si con­sid­er­amos a los 21 que se encon­tra­ban en activi­dad allí en 1982 [Bertolot­ti y col. 1987].

Gráfico 1. Cantidad de establecimientos de la industria pesquera en la provincia de Buenos Aires y en puertos patagónicos, años 1982 y 1996

Fuentes: Elab­o­ra­do en base a datos expuestos en Bertolot­ti y col [1987] e Inidep – Padrón del Cen­so Nacional Pes­quero 1996

Aho­ra bien, tenien­do en cuen­ta los 63 establec­imien­tos per­di­dos en la provin­cia de Buenos Aires y los 41 adquiri­dos en la Patag­o­nia en el perío­do 1982/1996, la dis­min­u­ción se reduce notable­mente. Vemos entonces cómo operó en la indus­tria pes­quera la reestruc­turación cap­i­tal­ista no solo por con­cen­tración sino tam­bién por relo­cal­ización [Grig­era 2011] a través del trasla­do de parte de este sec­tor económi­co des­de la provin­cia de Buenos Aires a la Patag­o­nia, movimien­to ini­ci­a­do en la últi­ma dic­tadu­ra cívi­co mil­i­tar y reforza­do durante las décadas sub­sigu­ientes.

3.2 Cambios en la fuerza de trabajo

Anal­ice­mos aho­ra la fuerza de tra­ba­jo ocu­pa­da en el sec­tor de acuer­do a la doc­u­mentación prece­dente. Descon­tan­do a los tra­ba­jadores inclu­i­dos en las coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas obser­va­mos que la fuerza de tra­ba­jo asalari­a­da y reg­istra­da en la indus­tria pes­quera para 1996 descendió en un 42% con respec­to a 1982. En la sigu­iente tabla se mues­tra la dis­min­u­ción en la can­ti­dad de puestos de tra­ba­jo en for­ma desagre­ga­da por rubro:

Tabla 3. Cantidad de trabajadores de la industria pesquera bonaerense desagregada por tipo de establecimiento industrial, años 1982 y 1996
  Número de tra­ba­jadores ocu­pa­dos
  Año 1982 Año 1996
Rubro prin­ci­pal Plan­tas de proce­sa­do, filetea­do y con­ge­la­do 4.875 2.951
Plan­tas de proce­sa­do y filetea­do 1.347 376
Plan­tas de elab­o­ración de con­ser­vas y semi­con­ser­vas 1.445 762
Saladeros* 613 707
Plan­tas de elab­o­ración de hari­na de pesca­do 128 106
Otros 4 -
Subto­tal 8.412 4.902
Coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas - 3.303
  Total tra­ba­jadores ocu­pa­dos 8.412 8.205

Fuente: Elab­o­ra­do en base a datos de Bertolot­ti y col. [1987] y Cen­so Nacional Pes­quero [1996].
* De acuer­do al padrón cen­sal y al tra­ba­jo con­sul­ta­do, del total de tra­ba­jadores ocu­pa­dos en saladeros solo una cifra cer­cana al 50 % se desem­peña como per­son­al estable, mien­tras el resto lo real­iza en for­ma tem­po­raria. En dicho padrón se encuen­tra desagre­ga­do el mis­mo dato para el resto de los establec­imien­tos indus­tri­ales, pero el por­centa­je de tra­ba­jadores tem­po­rar­ios es insignif­i­cante, cuan­do no inex­is­tente.

Obser­va­mos la pér­di­da de 2.895 puestos de tra­ba­jo den­tro de los rubros de proce­sa­do, filetea­do y con­ge­la­do, a los que agre­gan­do los 683 del sec­tor de con­ser­vas y semi­con­ser­vas, en su con­jun­to suman 3.578 puestos de tra­ba­jo per­di­dos entre los años 1982 y 1996. Aquí nue­va­mente intro­duci­mos la cat­e­goría de coop­er­a­ti­vas de tra­ba­jo para con­statar que el grue­so de las fuentes lab­o­rales per­di­das cor­re­sponde a la fuerza de tra­ba­jo asalari­a­do reg­istra­da, ya que en el año 1996 se desem­peña­ban 3.303 tra­ba­jadores en las coop­er­a­ti­vas –cuyo rubro prin­ci­pal es el de proce­sa­do y filetea­do-. Si se suman estos obreros coop­er­a­tiviza­dos al resto, en total se con­tabi­lizan 8.205 ocu­pa­dos en el sec­tor para el año 1996, 207 menos que en 1982, lo que rep­re­sen­ta una dis­min­u­ción del 2,5%. Toman­do este perío­do, entonces, la dis­min­u­ción de puestos de tra­ba­jo no es tan sig­ni­fica­ti­va en cuan­to a la can­ti­dad sino en relación con la cal­i­dad de los mis­mos, ya que al menos un 40% se encuen­tra cooperativizado/tercerizado y por lo tan­to pre­cariza­do. Toman­do otro pun­to de ref­er­en­cia, si con­sid­er­amos los tra­ba­jos de Mateo, Nieto y Colom­bo [2010] y Colom­bo [2014], en su apo­geo durante la déca­da del ‘70 la indus­tria pes­quera marplatense albergó más de 15.000 tra­ba­jadores, por lo que la reduc­ción oper­a­da entre esta déca­da y el año 1996 cor­re­sponde aprox­i­mada­mente a un 50% de los puestos de tra­ba­jo totales y un 67% si con­sid­er­amos al sec­tor asalari­a­do reg­istra­do. Actual­mente, de acuer­do a las últi­mas mediciones académi­cas, el número total de tra­ba­jadores de la indus­tria pes­quera ron­da los 7.000, ya sean asalari­a­dos reg­istra­dos o no reg­istra­dos [Mateo et al. 2010; Nieto, 2014].

En Necochea, de acuer­do a las memo­rias obr­era y sindi­cal hubo 3.000 puestos de tra­ba­jo en el ápice de la indus­tria pes­quera local. De aquí que, si tomamos como ref­er­en­cia el año 2012, se habrían per­di­do el 100% de los puestos de tra­ba­jo den­tro del grupo de los asalari­a­dos bajo relación de depen­den­cia, quedan­do sola­mente los aprox­i­mada­mente 30 empleos cor­re­spon­di­entes a las empre­sas recu­per­adas –en cooperativas‑, que rep­re­sen­tan el 1% del total máx­i­mo local reg­istra­do en la déca­da del ’70.

3.3 Cambios en el proceso de trabajo

En cuan­to a los cam­bios en el pro­ce­so de tra­ba­jo, del con­jun­to de tar­eas lab­o­rales que puede desem­peñar un obrero de la indus­tria pes­quera nos cen­traremos aquí en el puesto de filetero y dejare­mos de lado por el momen­to las trans­for­ma­ciones en las tar­eas y condi­ciones de tra­ba­jo propias de los puestos de peón y envasador/empaquetador, que en con­jun­to con el filetea­do con­for­man el grue­so de las fuentes lab­o­rales involu­cradas en una plan­ta de proce­samien­to pes­quero. Esta elec­ción se basa en la per­ti­nen­cia de dicho puesto de tra­ba­jo para expon­er con may­or clar­i­dad el modo en que la disponi­bil­i­dad del recur­so nat­ur­al y las for­mas que asume la relación capital/trabajo mod­i­f­i­can las condi­ciones lab­o­rales.

El tra­ba­jo del filetea­do es arte­sanal y se basa en apti­tudes para el uso téc­ni­co del cuchil­lo, has­ta el momen­to la mano humana es la que mejor puede realizar la tarea, no encon­tran­do aún efec­ti­vo reem­pla­zo de la maquinar­ia por la fina destreza requeri­da. Esta labor se encuen­tra reg­u­la­da por el Con­ve­nio 161/75 del año 1975, el cual incluye garan­tías salar­i­ales y horarias, con­trol de las bal­an­zas por parte del del­e­ga­do de plan­ta y un tamaño mín­i­mo de la mer­luza a proce­sar, entre otros pun­tos. Pero dicho con­ve­nio solo rige para los tra­ba­jadores en relación de depen­den­cia, el resto de obreros se encuen­tra o bien coop­er­a­tiviza­do –es decir, no goza de ningún tipo de con­ve­nio de con­tra­to lab­o­ral- o bien bajo el con­ve­nio Pyme, anexo del CCT 161, el cual con­tiene sus­tan­ciales difer­en­cias con el mis­mo.

En cuan­to a las trans­for­ma­ciones en el pro­ce­so de tra­ba­jo antes y después de la reestruc­turación cap­i­tal­ista, uno de los prin­ci­pales cam­bios se refiere a la desreg­u­lación de la jor­na­da lab­o­ral, hacien­do que la mis­ma se extien­da y se deter­mine diari­a­mente en base a la can­ti­dad de pesca­do disponible. Esta flex­i­bi­lización lab­o­ral se impu­so en los ’90 y una de sus difer­en­cias con antaño con­siste en el pago a desta­jo por las horas de tra­ba­jo exten­di­das, ya que las mis­mas no se con­sid­er­an “horas extras” sino parte de la jor­na­da lab­o­ral nor­mal. Por otra parte, actual­mente el obrero no goza del dere­cho de optar entre realizar o no dicha jor­na­da lab­o­ral exten­di­da, sino que for­ma parte de su con­tra­to en el caso de estar bajo el con­ve­nio Pyme o de su necesi­dad de cumpli­men­tar con los tiem­pos de la pro­duc­ción en caso de inte­grar una coop­er­a­ti­va.

Otro de los cam­bios sus­tan­ciales en el pro­ce­so de tra­ba­jo fue pro­duc­to de la dis­min­u­ción del tamaño gen­er­al del pesca­do a proce­sar, debido fun­da­men­tal­mente a la cri­sis del caladero por sobrepesca y la depredación del recur­so pes­quero. Con el cor­rer de los años, esto desem­bocó en que para alcan­zar el niv­el extrac­ti­vo deman­da­do por el empre­sari­a­do, los bar­cos debían cap­turar especímenes que no logra­ban lle­gar al gra­do de adul­tez que se cor­re­sponde con el tamaño mín­i­mo de pesca­do apto para proce­sar dis­puesto por el CCT 161. Esto se tra­duce en que los fileteros deben cor­tar pesca­dos más pequeños, debi­en­do entonces proce­sar más can­ti­dad de filetes –es decir, tra­ba­jar más- para ganar lo mis­mo que antaño, lo cual impli­ca una inten­si­fi­cación del tra­ba­jo de acuer­do a Cori­at [1982].

Al respec­to Darío, filetero necochense, describe los cam­bios en el pro­ce­so de tra­ba­jo que implicó la instau­ración del rég­i­men de tra­ba­jo de las coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas:

Lo que sí era una explotación total, ahora nos damos cuenta de lo que uno a veces hizo por la necesidad de trabajar, cobrar dos pesos por hora, no tener ninguna cobertura de nada… Te accidentabas y en ese momento tenías un seguro de diez pesos por día, entonces uno a veces venía roto a trabajar, estabas jodido o te golpeabas o algo y te convenía venir a trabajar igual porque haciendo más horas hacías más que diez pesos. En esa época trabajábamos todos los días desde las diez de la mañana hasta las diez, once de la noche, doce… Hemos estado hasta las dos de la madrugada trabajando. Y al otro día a las siete de vuelta. No había horas extras, no había aguinaldo, vacaciones, no había nada, no te daban ni siquiera la ropa de trabajo [Darío, 34 años, filetero, La Recuperada 2011].

Se obser­va cómo a través de los mecan­is­mos explic­i­ta­dos se gen­era una super­ex­plotación obr­era que para los tra­ba­jadores sig­nifi­ca tan­to una inten­si­fi­cación como una exten­sión de la jor­na­da de tra­ba­jo. Además, se suman otros ele­men­tos de pre­carización como la fal­ta de ropa de tra­ba­jo, de condi­ciones de higiene y seguri­dad, y en el caso de las coop­er­a­ti­vas fal­ta de cober­tu­ra de ries­gos lab­o­rales.

3.4 Proceso de concentración

Para visu­alizar la con­cen­tración empre­sar­i­al tomare­mos los datos del tra­ba­jo de Allen [2010] que exhiben para el año 1974 un total de 30 grandes empre­sas marplatens­es mien­tras que en el 2001 “seis grandes fir­mas con­cen­tra­ban el pro­ce­so local de cap­tura y com­er­cial­ización, sub­con­tratan­do la may­oría del pro­ce­so pro­duc­ti­vo a manos de coop­er­a­ti­vas de tra­ba­jo” [Allen 2010: 158]. Los resul­ta­dos de las inves­ti­ga­ciones de Mateo, Nieto y Colom­bo [2010] tam­bién refieren el incre­men­to en la monop­o­lización del sec­tor por parte de cua­tro grandes gru­pos económi­cos de la pesca, fir­mas que se pre­senta­ban como “integradas” en 1997 y que par­tic­i­paron pre­vi­a­mente en los acuer­dos de char­teo y con­for­ma­ción de sociedades mix­tas con cap­i­tales extran­jeros, fun­da­men­tal­mente de la CEE. Estos gru­pos económi­cos ‑cuyas fir­mas son Bar­i­lari, Soli­meno, Moscuz­za y Valas­tro S.A.- incre­men­taron su pro­duc­tivi­dad y extrac­ción de plus­valía recur­rien­do a la incor­po­ración de tec­nología, la mod­ern­ización de la flota y la diver­si­fi­cación ver­ti­cal y hor­i­zon­tal, imple­men­tan­do tam­bién la ter­cer­ización de fuerza de tra­ba­jo a través de coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas; poseen cap­i­tal tan­to en Mar del Pla­ta como en la Patag­o­nia y con­cen­tran 17 empre­sas, al menos 3.200 tra­ba­jadores y 44 buques [Mateo et al. 2010].

Si a estos datos incor­po­ramos el cierre del uni­ver­so total de empre­sas pes­queras necochens­es entre la déca­da del ‘70 y el año 2012, vemos entonces cómo la con­den­sación de la indus­tria pes­quera marplatense con la cor­rel­a­ti­va evap­o­ración en Necochea es parte de una reestruc­turación cap­i­tal­ista que ren­ovó tec­nología, pre­carizó la fuerza de tra­ba­jo y aumen­tó la pro­duc­tivi­dad y el extrac­tivis­mo. Estas dos últi­mas car­ac­terís­ti­cas las con­stata­mos obser­van­do la evolu­ción de las exporta­ciones de pro­duc­tos pes­queros y del vol­u­men de las cap­turas, infor­ma­ción que se vuel­ca a con­tin­uación:

 Tabla 4. Exportaciones argentinas de productos pesqueros, períodos 1978–1984, 1993–1997 y 2001–2012
AÑO Toneladas expor­tadas

Total exporta­ciones (en Miles de U$S)

Pre­cio por tonela­da (en Miles de U$s)
1978 216.075 159.075 0,73
1979 248.714 213.791 0,85
1980 161.338 142.966 0,88
1981 147.298 134.414 0,91
1982 232.035 184.896 0,79
1983 198.411 177.294 0,89
1984 124.763 149.108 1,19
 
1993 476.627 709.300 1,48
1994 536.216 727.000 1,35
1995 582.577 917.200 1,57
1996 671.672 1.010.900 1,50
1997 687.944 1.033.100 1,50
 
2001 453.515 895.111 1,97
2002 456.431 781.382 1,71
2003 487.183 886.211 1,81
2004 494.220 816.623 1,65
2005 495.580 810.565 1,63
2006 627.469 1.248.804 1,99
2007 540.367 1.104.018 2,04
2008 561.601 1.299.282 2,31
2009 484.816 1.118.742 2,30
2010 456.471 1.321.874 2,89
2011 471.169 1.490.053 3,16
2012 431.668 1.332.558 3,08

 

Gráfico 2: Exportaciones argentinas de productos pesqueros en toneladas y en miles de U$S, en relación al precio por tonelada exportada. Períodos 1978–1984, 1993–1997 y 2001–2012

Fuentes: Perío­do 1978- 1984, elab­o­ra­do en base a datos de Bertolot­ti, I. Pier­gen­tili, G. y Cabut, D. (1987); perío­do 1993–1997, elab­o­ra­do en base a datos del Min­is­te­rio de Agri­cul­tura, Ganadería y Pesca y el Indec; perío­do 2001–2012, elab­o­ra­do en base a datos del Min­is­te­rio de Agri­cul­tura, Ganadería y Pesca.

Este grá­fi­co mues­tra que, si bien con algunos altiba­jos pro­pios del fun­cionamien­to del mer­ca­do mundi­al, el pre­cio de la tonela­da de pesca­do expor­ta­do fue en aumen­to cre­ciente has­ta cuadrip­li­carse entre 1978 y 2012. Tam­bién se incre­men­taron las toneladas expor­tadas, pero aquí la cur­va guar­da una difer­en­cia impor­tante: en primer lugar, en los primeros años de la déca­da del 80’ no se pudo alcan­zar el vol­u­men expor­ta­do a finales de los ’70, pero en los ’90 estos val­ores se super­aron ampli­a­mente, lle­gan­do a rep­re­sen­tar en 1997 un aumen­to del 276% con respec­to a la cifra más alta ante­ri­or­mente alcan­za­da en 1979. En segun­do lugar, las toneladas tendieron a descen­der en los últi­mos años, solo alcan­zan­do las 600.000 toneladas obtenidas en los ’90 en el año 2006. Esto se cor­re­sponde con la sobrepesca y escasez del recur­so pequero, no obstante lo cual no han mer­ma­do las ganan­cias empre­sar­i­ales al subir el pre­cio de los pro­duc­tos pes­queros de exportación. Al respec­to, una pub­li­cación ofi­cial del Min­is­te­rio de Agri­cul­tura, Ganadería y Pes­quera – la Revista ali­men­tos Argenti­nos- señal­a­ba en un informe referi­do al com­er­cio pes­quero mundi­al que: “El val­or del com­er­cio mundi­al del pesca­do y pro­duc­tos pes­queros ascendió a 58.200 mil­lones de dólares en 2002, un 5% más que en 2000 y un 45% más que en 1992. El vol­u­men de estas exporta­ciones fue de 50 mil­lones de toneladas, lo que impli­ca un crec­imien­to del 40,7% des­de 1992, pero un ligero descen­so (1%) respec­to a 2000. Es intere­sante señalar que, tras dece­nios de gran crec­imien­to, el vol­u­men del pesca­do com­er­cial­iza­do se ha man­tenido rel­a­ti­va­mente estable en los últi­mos años”.[2] Estos datos per­miten inferir que la escasez del recur­so pes­quero es un prob­le­ma que se pre­sen­ta no solo a niv­el nacional, sino mundi­al, el cual has­ta el momen­to no ha afec­ta­do fuerte­mente la rentabil­i­dad de la indus­tria pes­quera.

Para finalizar el recor­ri­do prop­uesto, en el últi­mo aparta­do tratare­mos las respues­tas obr­eras ante las nuevas condi­ciones del cap­i­tal.

 4. Entre el fraude laboral y la autogestión: cooperativas pesqueras en Mar del Plata y Necochea

De acuer­do a Grig­era: “La expe­ri­en­cia social que tiene la clase obr­era de la reestruc­turación cap­i­tal­ista es el desem­pleo. La relo­cal­ización, con­cen­tración y des­guace de ramas se han vivi­do colec­ti­va­mente como des­ocu­pación” [2011: 98]. En el caso de la indus­tria pes­quera, tam­bién se ha vivi­do como pre­carización de las condi­ciones de tra­ba­jo bajo la for­ma de la coop­er­a­tivización, y pun­tual­mente para los tra­ba­jadores marplatens­es como una ter­cer­ización de la fuerza de tra­ba­jo impues­ta des­de la patronal. En el caso necochense, con­sid­er­amos que, en el con­tex­to de des­guace de la rama, tan­to la resisten­cia obr­era como la con­niven­cia estatal y fal­ta de per­juicio para la gran indus­tria han per­mi­ti­do el surgimien­to y la con­tinuidad ‑tem­po­raria- de coop­er­a­ti­vas enmar­cadas en pro­ce­sos de recu­peración dos empre­sas en situación de inmi­nente quiebra, aunque solo una de ellas se desen­vuelve actual­mente en el sec­tor indus­tri­al mien­tras que la restante lle­va a cabo la ven­ta direc­ta al públi­co de pesca­do fres­co com­pra­do y filetea­do por los pro­pios tra­ba­jadores.

En este aparta­do pre­sentare­mos una primera aprox­i­mación a estas real­i­dades obr­eras, las cuales com­parten el mar­co de la pre­carización lab­o­ral y ries­go con­stante de desem­pleo.

4.1 La recuperación de empresas pesqueras: la resistencia de los obreros necochenses a la desocupación

Comen­zan­do por el caso necochense, tan­to la ex Indus­tri­al Pes­quera como la ex Engraulis (fir­mas que desem­bo­caron en las ERT La Recu­per­a­da y Engrau­coop, respec­ti­va­mente), desar­rol­la­ban activi­dades de proce­sa­do y ven­ta en el mer­ca­do exter­no en Necochea des­de la déca­da del ’70. Mien­tras que la primera se ded­i­ca­ba a la pro­duc­ción fres­quera (lengua­do y raya en may­or medi­da) y sus propi­etar­ios eran argenti­nos, la segun­da real­iz­a­ba con­ser­vas de anchoas y sus cap­i­tales eran extran­jeros. Ambas fir­mas desar­rol­laron el proce­samien­to de pesca­do de for­ma inin­ter­rump­i­da has­ta su deten­imien­to de la pro­duc­ción y anun­cio de cierre por quiebra en el año 2011. En ese momen­to con­ta­ban con var­ios tra­ba­jadores de más de 20 años de antigüedad, muchos de los cuales habían tenido como úni­ca expe­ri­en­cia lab­o­ral el tra­ba­jo en dichas unidades pro­duc­ti­vas.

Indus­tri­al Pes­quera con­ta­ba con 27 tra­ba­jadores efec­tivos en el año 2011, mien­tras que en Engraulis se desem­peña­ban 60 obreros en for­ma per­ma­nente. El per­son­al tem­po­rario igual­a­ba al estable en los perío­dos en los que el vol­u­men de mate­ria pri­ma den­tro de la unidad pro­duc­ti­va aumenta­ba en ambas empre­sas. En indus­tri­al pes­quera pre­dom­ina­ban los tra­ba­jadores de género mas­culi­no, mien­tras que en Engrau­coop el 90% eran mujeres [Nogueira 2016].

Entre los años 2010 y 2012, ante el anun­cio de cierre por quiebra de estas fir­mas pes­queras los tra­ba­jadores emprendieron una serie de acciones ten­di­entes a preser­var su fuente lab­o­ral, que se tradu­jeron en diver­sos hechos de con­flic­tivi­dad social vin­cu­la­dos con la recu­peración de las empre­sas. La toma u ocu­pación de los establec­imien­tos fab­riles jun­to a man­i­festa­ciones en la vía públi­ca ‑tan­to en las inmedia­ciones de las unidades pro­duc­ti­vas como de agen­cias estatales impli­cadas en el con­flic­to- se destac­aron entre las acciones obr­eras más recur­rentes, a las que se agre­gan peñas, fes­ti­vales y reuniones tri­par­ti­tas con fun­cionar­ios estatales, rep­re­sen­tantes empre­sar­i­ales y sindi­cales. En su con­jun­to, ambos gru­pos obreros emprendieron 32 acciones de rebe­lión, con par­tic­i­pación de otros actores tales como el Sindi­ca­to de la Ali­mentación, una orga­ni­zación políti­ca del Frente Pop­u­lar Darío San­til­lán, docentes y estu­di­antes de la car­rera ter­cia­ria de tra­ba­jo social, otros tra­ba­jadores de la pesca, artis­tas y veci­nos. En un primer momen­to el obje­ti­vo fue la reac­ti­vación de las empre­sas para retomar las activi­dades lab­o­rales, pero luego de anun­cia­rse la quiebra de las fir­mas los tra­ba­jadores reori­en­taron su propósi­to hacia la auto­gestión obr­era como úni­ca sal­i­da para resi­s­tir tan­to el desa­lo­jo del sec­tor como para evi­tar perío­dos incier­tos de des­ocu­pación. En este sen­ti­do, estas luchas se enmar­caron en el carác­ter de tipo “defen­si­vo” de la recu­peración de empre­sas [Brunet y Pizzi 2011].

A pesar de los más de 200 casos de empre­sas recu­per­adas argenti­nas reg­istra­dos has­ta 2011, los tra­ba­jadores desconocían estas expe­ri­en­cias, las cuales les fueron difun­di­das en el mis­mo pro­ce­so de lucha por parte del Sindi­ca­to de la Ali­mentación y de una de las orga­ni­za­ciones involu­cradas. La Recu­per­a­da fue el primer caso de recu­peración de una empre­sa pes­quera, que actuó como prece­dente e impul­sor de Engrau­coop.

Luego de meses de lucha colec­ti­va ambos agru­pamien­tos obreros obtu­vieron el aval judi­cial y guber­na­men­tal para desem­peñarse como coop­er­a­ti­vas en sus lugares de tra­ba­jo, pero de for­ma tran­si­to­ria ‑has­ta tan­to se resuel­va la sub­as­ta del inmueble‑, por ello aún poseen un des­ti­no incier­to. Más allá de eso, en su cor­ta vida tan­to el des­man­te­lamien­to del sec­tor en Necochea como la lóg­i­ca de cir­cu­lación del sis­tema cap­i­tal­ista les han difi­cul­ta­do alcan­zar un fun­cionamien­to cotid­i­ano que supere las reduci­das remu­nera­ciones, la dis­con­tinuidad lab­o­ral y la incer­tidum­bre diaria, a pesar de los logros de la gestión obr­era en el ter­reno de la pro­duc­ción ‑repar­ti­ción igual­i­taria de los ingre­sos y las tar­eas, mecan­is­mos de democ­ra­cia direc­ta para la toma de deci­siones, apren­diza­je del fun­cionamien­to de la total­i­dad del pro­ce­so pro­duc­ti­vo, entre otras-. En este sen­ti­do, son per­ti­nentes los desar­rol­los de Ghigliani [2007], Her­nan­dez [2013] y Hopp, [2012] al señalar los límites y obstácu­los que el cap­i­tal­is­mo les impone a las empre­sas recu­per­adas luego de los primeros momen­tos de lucha, una vez super­a­do el obje­ti­vo inmedi­a­to de la con­tinuidad lab­o­ral de los obreros des­pe­di­dos tras el cierre empre­sar­i­al. Los casos necochens­es reafir­man la idea de que la incor­po­ración de la recu­peración de empre­sas den­tro de los reper­to­rios de la lucha obr­era actu­al sigue sien­do un camino ‑quizás el úni­co- para con­ser­var el puesto de tra­ba­jo pro­pio, y en gen­er­al la condi­ción de tra­ba­jador ocu­pa­do, en con­tex­tos de cri­sis empre­sar­i­al. Sin embar­go, la cotid­i­anei­dad de las empre­sas bajo gestión obr­era con­ll­e­va muchas difi­cul­tades y vuelve imprac­ti­ca­bles no solo deter­mi­na­dos ide­ales y expec­ta­ti­vas vin­cu­la­dos a su ori­gen, sino tam­bién la obten­ción de una mín­i­ma rentabil­i­dad que ase­gure a sus tra­ba­jadores un salario de sub­sis­ten­cia. A su vez, los rit­mos de cir­cu­lación en el mer­ca­do provo­can la emer­gen­cia de mecan­is­mos de auto­ex­plotación medi­ante la inten­si­fi­cación y la exten­sión de la jor­na­da lab­o­ral, como tam­bién la ven­ta de fuerza de tra­ba­jo de for­ma ter­cer­iza­da a otras empre­sas [Rebon 2004]. Por otra parte, al no exi­s­tir una figu­ra jurídi­ca propia para estos tra­ba­jadores [Hopp 2012], deben inscribirse como monotributis­tas y por ello sus pér­di­das en mate­ria de leg­is­lación lab­o­ral se igualan a las de los tra­ba­jadores coop­er­a­tiviza­dos marplatens­es: ellos mis­mos deben abonar sus propias car­gas sociales y no hay garan­tías estatales en cuan­to a la con­tinuidad en el tra­ba­jo.

De esta for­ma si bien los obreros con­tinúan val­o­ran­do la lucha y el sosten­imien­to del emprendimien­to auto­ges­ti­vo, tam­bién viv­en estas expe­ri­en­cias sig­na­dos por la incer­tidum­bre, los bajos ingre­sos y en gen­er­al un empe­o­ramien­to de las condi­ciones lab­o­rales con respec­to al con­tra­to en relación de depen­den­cia. Así lo rela­tan los tra­ba­jadores:

...y es muy poco lo que entra acá, cada compra es una cantidad de plata que a nosotros no nos queda un margen muy grande, nosotros del sueldo básico que tendría que ser estamos muy abajo y nos cuesta mucho seguir y te desgasta, ver que los compañeros se van yendo y no podés decirles nada viste por conseguir otra cosa. Y bueno, creo que hemos quedado yo y Darío, más los chicos, pero en realidad los antiguos que quedamos somos yo y él, que son los que más años nos deben [Mario, 58 años, filetero, La Recuperada 2013].
Este invierno fue durísimo, estar sin trabajar, sin ingresos, sin un montón de cuestiones, donde muchas veces te da ganas de decir y bueno, abandono todo y me voy, nos vamos, y bueno para eso siempre estamos los compañeros, nos ayudamos, nos damos fortaleza. Nosotros cada año que pasamos siempre tuvimos que inventar alguna cosa nueva para seguir subsistiendo… Nosotros siempre la vamos a mantener, vamos a seguir luchándola acá dentro, a medida que uno pueda también ir viviendo, porque hoy a uno económicamente no le sirve… Nosotros tenemos familia y necesitás, nosotros mientras podamos ir generando cosas para llevar un mango a la casa… O sea, vamos a seguir estando acá, y nosotros también pensamos con el tiempo ir generando otro tipo de cosa, no solamente filetear el pescado [Darío, 34 años, filetero, La Recuperada 2013].
Está bueno trabajar sin patrón, pero también tiene sus cosas, tiene sus pro y sus contra, es como todo, nada es tan fácil como parece, y menos nosotros que en la parte nuestra siempre nos están poniendo palos en la rueda y cuesta todos los días, es una lucha diaria y cuesta todos los días [Natalia, 38 años, filetera, La Recuperada 2013].
Nosotras venimos trabajando haciendo más horas y todo para poder compensar eso. El sueldo todavía no alcanza. Y por ahí algunas tenemos marido, somos la mayoría mujeres que tenemos alguien detrás. Pero hay otras personas que sí, que son por ahí tres o cuatro que sí son cabeza de familia, sostén del hogar, y a una que tiene marido se le complica, entonces te podés imaginar alguien que está solo [Verónica, 32 años, filetera, Engraucoop 2013].
Vos antes venías, trabajabas y sabías que cada quince días tenías un sueldo, venías, hacías tu trabajo y te ibas, cabeza fresca, y ahora no [Vanesa, 45 años, filetera, Engraucoop 2013].
Antes vos venías, hacías lo que tenías que hacer y listo, (…) ahora al estar todas en todos los lugares también vas aprendiendo más, la que era muy callada de repente ya se da cuenta y empieza a hablar, por ahí la que no tenías ni idea de los números ahora se da cuenta cómo son las cosas. (…) Yo me doy cuenta de un montón de cosas que antes no sabía de esta fábrica, los diferentes procesos, las diferentes formas de trabajar, la oficina, el control de calidad. (…) Y es una manera que nosotras estamos aprendiendo más, venimos y estamos más abiertas. Antes no sabías ni cómo entraba la pesca [Entrevista a Analía, 49 años, filetera, Engraucoop 2013].

Se obser­va que la resisten­cia obr­era a la des­ocu­pación deja como sal­do no solo la con­ser­vación del puesto de tra­ba­jo, sino una nue­va posi­ción sub­je­ti­va de los obreros como admin­istradores colec­tivos de su propia pro­duc­ción, con los apren­diza­jes y la ganan­cia per­son­al que ello impli­ca. En cuan­to al pro­ce­so de tra­ba­jo, si bien se hace ref­er­en­cia a las exten­u­antes jor­nadas en deter­mi­na­dos momen­tos cer­canos a fechas de entre­ga de pro­duc­tos, se obser­va un rela­jamien­to de la dis­ci­plina fab­ril tradi­cional. Esto se evi­den­cia no solo en la elim­i­nación de puestos geren­ciales, de vig­i­lan­cia e instru­men­tos de con­trol como las cámaras de seguri­dad, sino en la posi­bil­i­dad de imple­men­tar des­can­sos durante la jor­na­da lab­o­ral, escuchar músi­ca, tomar mate, en un cli­ma en el que abun­dan las char­las, los chistes y las risas. El buen humor con el que los tra­ba­jadores viven­cian las penurias de la auto­gestión se man­i­festó durante todas las entre­vis­tas, inclu­so en momen­tos del rela­to en los que se hacía ref­er­en­cia a los grandes prob­le­mas para tra­ba­jar y para sub­si­s­tir. Sin embar­go, las difi­cul­tades diarias vin­cu­ladas a la fal­ta de rentabil­i­dad y los bajos ingre­sos mon­e­tar­ios a pesar del esfuer­zo, ded­i­cación y los anh­e­los obreros de “sacar ade­lante” la empre­sa tam­bién for­man parte de estas expe­ri­en­cias en tér­mi­nos de frus­tración, desán­i­mo e incer­tidum­bre, en con­jun­to con las condi­ciones mate­ri­ales de vida pre­carias.

Final­mente, este grupo de aprox­i­mada­mente 30 obreros con­trasta con los cen­tenares de necochens­es cuya con­se­cuen­cia del des­man­te­lamien­to del sec­tor indus­tri­al pes­quero a niv­el local se tradu­jo en la des­ocu­pación, restringién­dose sus posi­bil­i­dades lab­o­rales a la rein­ser­ción en otras ramas económi­cas o a la relo­cal­ización en Mar del Pla­ta o la Patag­o­nia, a fin de con­tin­uar desem­peñán­dose como obreros de la pesca.

4.2 La resistencia obrera marplatense: la lucha continua por la registración laboral

De acuer­do a estu­dios al respec­to, los tra­ba­jadores coop­er­a­tiviza­dos marplatens­es mostraron ampli­a­mente su dis­con­formi­dad con la real­i­dad lab­o­ral del sec­tor a par­tir de los ’90, cuan­do los cier­res empre­sar­i­ales desem­bo­caron en la coop­er­a­tivización fraud­u­len­ta. Al igual que sus pares necochens­es realizaron ocu­pa­ciones de plan­tas pes­queras y tam­bién de la sede sindi­cal y agen­cias estatales.

La orga­ni­zación del grue­so de la fuerza de tra­ba­jo en coop­er­a­ti­vas se dio ini­cial­mente en un perío­do de 4 meses entre 1991 y 1992 [Allen 2010]. Diver­sos tes­ti­mo­nios obreros que inte­gran los tra­ba­jos de Lanari y Cutuli [2010] y Colom­bo [2014] rela­tan cómo el temor al desem­pleo, man­io­bras e inclu­so prome­sas empre­sar­i­ales ‑que versa­ban sobre el traspa­so de la propiedad de los bienes de cap­i­tal hacia los tra­ba­jadores de las coop­er­a­ti­vas- se con­ju­garon como condi­cio­nantes que dieron lugar al surgimien­to de las mis­mas. Inclu­so algunos tra­ba­jadores pre­firieron rec­haz­ar la ind­em­nización a fin de inte­grar una coop­er­a­ti­va, eligien­do la con­tinuidad medi­ante la pre­carización lab­o­ral por sobre el desa­lo­jo del sec­tor. Luego, la cri­sis de la mer­luza de 1997 prop­i­ció una nue­va pro­lif­eración de esta for­ma de ter­cer­ización, de la cual aún no ten­emos datos ofi­ciales com­ple­tos. Empero, uno de los tra­ba­jos con­sul­ta­dos exhibe las fir­mas san­cionadas en el año 2004 por el Min­is­te­rio de Tra­ba­jo, las cuales fueron mul­tadas por ejercer fraude lab­o­ral con­tra un total de 1.844 obreros [Mateo et al. 2010].

Los prin­ci­pales obje­tivos de las acciones obr­eras fueron cier­tas garan­tías salar­i­ales y el reg­istro bajo el con­ve­nio lab­o­ral de 1975. Una pecu­liari­dad de la con­flic­tivi­dad de este grupo de tra­ba­jadores fue la lucha con­tra la con­duc­ción gremi­al del SOIP ‑Sindi­ca­to Obrero de la Indus­tria del Pescado‑, en for­ma para­lela con la dis­pu­ta con­tra los empre­sar­ios y el Esta­do. Ya entra­da la déca­da del ’90, los obreros crit­i­ca­ban que la diri­gen­cia gremi­al solo realizara reclam­os de reg­is­tración lab­o­ral de los coop­er­a­tiviza­dos uti­lizan­do los canales for­males insti­tu­cionales, con resul­ta­dos infruc­tu­osos; y a su vez, que no ofreciera respal­do ni afil­iación gremi­al a estos tra­ba­jadores. Esta fuerte críti­ca prop­i­ció el surgimien­to de orga­ni­za­ciones de obreros pes­queros pertenecientes a coop­er­a­ti­vas fraud­u­len­tas, quienes además de realizar tomas, piquetes y man­i­festa­ciones se pro­pusieron dis­putar la con­duc­ción gremi­al, en una coali­ción con algunos tra­ba­jadores asalari­a­dos reg­istra­dos. Una de estas orga­ni­za­ciones fue la Unión Obr­era del Pesca­do, cuyos inte­grantes ganaron las elec­ciones gremi­ales del año 2002. A par­tir de ese año, la lucha por la reg­is­tración lab­o­ral comen­zó a expre­sarse en las calles marplatens­es no solo por parte de los tra­ba­jadores, sino tam­bién por parte del SOIP, y en oca­siones en for­ma unifi­ca­da con el reclamo de recom­posi­ción salar­i­al de los tra­ba­jadores en relación de depen­den­cia.

En tér­mi­nos de inten­si­dad y ampli­tud de los con­flic­tos, en los años 2000 y 2007 dos “estal­li­dos sociales” con­den­saron medi­ante ver­daderos motines la ira obr­era [Nieto 2008; Colom­bo 2007], aunque su mag­ni­tud no deter­minó resul­ta­dos pos­i­tivos ni mejo­ras sig­ni­fica­ti­vas en la condi­ción pre­cariza­da. El lla­ma­do “Con­ve­nio Pyme” obtenido como sal­do de la gran mov­i­lización del año 2007 posi­bil­itó la reg­is­tración lab­o­ral de obreros pre­vi­a­mente coop­er­a­tiviza­dos, pero a través de un nue­vo mar­co legal para las mis­mas condi­ciones de inesta­bil­i­dad, flex­i­bi­lización horaria e inten­si­fi­cación de la pro­duc­ción. Así lo expre­sa un tra­ba­jador marplatense: “El con­ve­nio Pyme no es acer­ta­do. La mis­ma gente que esta­ba tra­ba­jan­do en las seu­do­co­op­er­a­ti­vas, aho­ra lo hace bajo este acuer­do, y no hay difer­en­cia en la prác­ti­ca” [Entre­vista a Patri­cio, Indus­tri­al­Coop, en Zelaya 2013].

El año 2011 volvió a mostrar incan­des­cen­cia la lucha obr­era rel­a­ti­va a la indus­tria pes­quera, tan­to en pro­ce­sos enmar­ca­dos en la recom­posi­ción salar­i­al –con acciones tales como blo­queo de todos los acce­sos al puer­to de Mar del Pla­ta y huel­gas que lle­garon a las 72 hs. de duración- como en la repeti­da deman­da de reg­is­tración lab­o­ral. Sin embar­go, esta “dual­ización de las deman­das” ‑resul­tante de la dual­ización de la fuerza de tra­ba­jo- obtiene resul­ta­dos difer­en­ci­a­dos, lo que provo­ca que en deter­mi­na­do momen­to prosi­gan en dis­tin­tos car­riles de expre­sión con­flic­ti­va. Una vez obteni­da cier­ta recom­posi­ción salar­i­al luego de nego­cia­ciones y man­i­festa­ciones, los tra­ba­jadores en relación de depen­den­cia retoman las tar­eas lab­o­rales, mien­tras que la reg­is­tración lab­o­ral solo se ha obtenido de for­ma par­cial y frag­men­ta­da medi­ante con­ve­nios por empre­sa, como mues­tra lo suce­di­do en los con­flic­tos del año 2011 [Agen­cia Nova, edi­ción del día 15 de junio de 2011]. Por ello los tra­ba­jadores coop­er­a­tiviza­dos con­tinúan su lucha por vías alter­na­ti­vas a la huel­ga, tales como las tomas, los blo­queos, las man­i­festa­ciones en la vía públi­ca, los ataques a las plan­tas pes­queras y a los domi­cil­ios de los empre­sar­ios, entre otras.

La per­sis­ten­cia e inten­si­fi­cación de la protes­ta en deter­mi­na­dos perío­dos demues­tra que tan­to la coop­er­a­tivización fraud­u­len­ta en par­tic­u­lar como la pre­carización lab­o­ral en gen­er­al con­tinúan sien­do fuerte­mente resis­ti­das por los obreros marplatens­es de la indus­tria pes­quera. La dual­ización de la fuerza de tra­ba­jo en este sen­ti­do no solo expone el empe­o­ramien­to de las condi­ciones lab­o­rales y de con­trat­ación de un sec­tor de la clase obr­era, sino que tam­bién actúa como fun­da­men­to de la protes­ta de ese sec­tor pre­cariza­do, que lucha por las condi­ciones lab­o­rales enmar­cadas en los con­ve­nios colec­tivos de tra­ba­jo aún vigentes para otro sec­tor de obreros ‑los menos per­ju­di­ca­dos por el cap­i­tal-. Con­sid­er­amos que la recu­peración de la par­tic­i­pación gremi­al logra­da por los obreros coop­er­a­tiviza­dos es otro ele­men­to que incide en la man­ten­ción de la lucha de este grupo de tra­ba­jadores. Si bien toda lucha gremi­al por la actu­al­ización salar­i­al del sec­tor reg­istra­do impacta en las remu­nera­ciones de los coop­er­a­tiviza­dos y con­trata­dos, la inclusión del SOIP como parte acti­va en los con­flic­tos por reg­is­tración lab­o­ral per­mi­tió tam­bién la con­se­cu­ción de huel­gas por empre­sa con un respal­do insti­tu­cional-legal. A su vez, redu­jo la mar­gin­al­i­dad de este con­sid­er­able número de obreros, cuyos reclam­os has­ta 2002 debían per­manecer en el límite de los planes sociales y sub­sidios estatales.

No obstante, el carác­ter irres­o­lu­to de las prin­ci­pales luchas obr­eras con­tra el cap­i­tal provo­ca que estos esce­nar­ios no dejen de repe­tirse en la indus­tria pes­quera marplatense, rea­pare­cien­do suje­tos, orga­ni­za­ciones y for­mas de rebe­lión. Por ello la actu­al­ización salar­i­al y la reg­is­tración lab­o­ral con­tinúan sien­do los piv­otes que con­fig­u­ran la con­flic­tivi­dad obr­era de la indus­tria pes­quera marplatense, en un con­tex­to sig­na­do por la pre­carización y la inesta­bil­i­dad con un con­stante ries­go de des­ocu­pación.

Palabras finales

A lo largo de la exposi­ción hemos queri­do retratar, por lo menos en parte, la com­ple­ja real­i­dad del sec­tor indus­tri­al pes­quero de las ciu­dades Mar del Pla­ta y Necochea, y sus trans­for­ma­ciones a lo largo de las últi­mas cua­tro décadas.

Vimos que la expan­sión y las cri­sis de la pesca com­er­cial marí­ti­ma argenti­na des­de los ’70 has­ta la actu­al­i­dad se cor­rela­cio­nan con la necesi­dad de reestruc­turación cap­i­tal­ista y los avatares de las grandes poten­cias pes­queras. Asimis­mo, se encuen­tran lig­adas a pro­ce­sos más exten­sivos del mod­e­lo neolib­er­al: la con­cen­tración con una cre­ciente monop­o­lización del cap­i­tal, su transna­cional­ización y pro­ce­sos de relo­cal­ización. Los mis­mos impli­caron el des­man­te­lamien­to de pequeños enclaves indus­tri­ales, la sobre­ex­trac­ción del recur­so y la pre­carización de las condi­ciones de vida y del tra­ba­jo para los obreros de la rama, las cuales se expre­san en la coop­er­a­tivización de los tra­ba­jadores.

Necochea y Mar del Pla­ta expo­nen las car­ac­terís­ti­cas de la nue­va con­fig­u­ración económi­co-social y sus lin­eamien­tos políti­cos, las cuales a niv­el empre­sar­i­al impli­caron pro­ce­sos de desmantelamiento/evaporación y concentración/condensación, respec­ti­va­mente. En el polo lab­o­ral, a la reduc­ción de la fuerza de tra­ba­jo y desa­lo­jo del sec­tor se le agre­gan las nuevas condi­ciones de pre­carización a través de una coop­er­a­tivización fraud­u­len­ta en el caso marplatense y otra enmar­ca­da en pro­ce­sos de recu­peración en Necochea. Ambos tipos de coop­er­a­ti­vas for­man parte del pro­ce­so más gen­er­al de dual­ización de la fuerza de tra­ba­jo, por el cual se frag­men­ta a la clase obr­era en un sec­tor asalari­a­do reg­istra­do bajo con­ve­nios colec­tivos de tra­ba­jo y otro sec­tor sin reg­is­tración lab­o­ral que no goza de deter­mi­na­dos dere­chos lab­o­rales, ni de garan­tías horaria y salar­i­al, entre otras for­mas de pre­carización lab­o­ral.

En las primeras décadas del nue­vo mile­nio vemos que la vir­tu­al recu­peración del recur­so pes­quero jun­to con el alza de los pre­cios del pesca­do, el aumen­to de cap­turas y exporta­ciones en el con­tex­to de la deval­u­ación posi­bil­i­taron la recu­peración económi­ca empre­sar­i­al pero no mod­i­fi­caron las condi­ciones pre­carias del tra­ba­jo. Por ello, la clase tra­ba­jado­ra con­tinúa resistien­do a la explotación, opre­sión y desem­pleo com­bat­ien­do al cap­i­tal a través de la orga­ni­zación y la lucha.

Citas

* Becaria doc­tor­al CONICET (Con­se­jo Nacional de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas y Téc­ni­cas). MACNBR Museo Argenti­no de Cien­cias Nat­u­rales “Bernardi­no Riva­davia”. Sede Que­quén. Estación Hidro­bi­ológ­i­ca de Puer­to Que­quén. Correo elec­tróni­co: nogueiramluciana@gmail.com

[1] Las entre­vis­tas que aquí son uti­lizadas como fuente de infor­ma­ción se lle­varon a cago en for­ma gru­pal, estando pre­sentes ambos colec­tivos obreros necochens­es en sus respec­tivos lugares de tra­ba­jo. Una de ellas se real­izó en octubre de 2011 mien­tras que las restantes fueron efec­tu­adas en octubre de 2013.

[2] Extrac­to de la Revista ali­men­tos argenti­nos Nº29 www.alimentosargentinos.gob.ar/contenido/revista/html/29/29_30_pesca_exportacion_adj_graf.htm

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Cómo citar ¬

Luciana Nogueira, «Mar del Plata y Necochea: cara y ceca de la industria pesquera argentina tras la reestructuración capitalista (1970-2013)», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-12/articulos-nogueira/
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