La playa, la calle y la asamblea:
espacios en la construcción del accionar sindical de los guardavidas de Pinamar

The beach, the street and the assem­bly: spaces in the con­struc­tion of trade union’s action amongst life­guards of Pina­mar

Gabriela Llam­osas*

Recibido: 05 de mar­zo de 2018
Acep­ta­do: 22 de mayo de 2018

Resumen

En este artícu­lo analizaré las rela­ciones al inte­ri­or de la orga­ni­zación sindi­cal de los guar­davi­das de Pina­mar tenien­do en cuen­ta las for­mas de rep­re­sentación que se estable­cen entre los tra­ba­jadores para lle­var ade­lante estrate­gias y prác­ti­cas de acción colec­ti­va. A par­tir de un con­flic­to que pres­en­cié durante la tem­po­ra­da de tra­ba­jo de los años 2015–2016 anal­i­zo la legit­im­i­dad en la del­e­gación de la rep­re­sentación sindi­cal entre los guar­davi­das. La mira­da analíti­ca que pro­pon­go tiene como uno de sus obje­tivos la elab­o­ración de las per­spec­ti­vas nati­vas, dan­do por supuesto que las mis­mas pueden dar cuen­ta de la com­ple­ji­dad y diver­si­dad del mun­do social al que cor­re­spon­den. Para desar­rol­lar mi argu­men­to defi­no tres espa­cios en los cuales se pro­duce la acción sindi­cal para los guar­davi­das: la playa, la calle y la asam­blea. Planteo que los tres espa­cios están entre­laza­dos en la con­struc­ción de la rep­re­sen­ta­tivi­dad de los diri­gentes y de las rela­ciones entre diri­gentes y com­pañeros.

Pal­abras clave: sindi­cal­is­mo – tra­ba­jadores — etno­grafía

Abstract

In this arti­cle, I will ana­lyze the rela­tion­ships with­in the union orga­ni­za­tion of life­guards in Pina­mar, tak­ing into account the forms of labor rep­re­sen­ta­tion that are estab­lished among work­ers in order to car­ry on strate­gies and prac­tices of col­lec­tive action. Based on a con­flict that I wit­nessed dur­ing the work­ing sea­son of 2015–2016, I ana­lyze the legit­i­ma­cy in the del­e­ga­tion of union rep­re­sen­ta­tion among life­guards. The ana­lyt­i­cal approach that I take on has the elab­o­ra­tion of native per­spec­tives as one of its objec­tives. I assume that these can account for the com­plex­i­ty and diver­si­ty of the social world to which they cor­re­spond. To devel­op my argu­ment, I define three spaces in which trade union action for life­guards is pro­duced: the beach, the street and the assem­bly. I pro­pose that the three spaces are inter­twined in the con­struc­tion of lead­ers’ rep­re­sen­ta­tive­ness as well as in the rela­tion­ships between lead­ers and com­rades.

Key­words: trade union­ism – work­ers — ethnog­ra­phy

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Introducción

La Aso­ciación de Guar­davi­das de Pina­mar (AGP) es una orga­ni­zación sindi­cal de primer gra­do con per­son­ería gremi­al. Fue for­ma­da a prin­ci­p­ios de la déca­da del ’90 por un grupo de tra­ba­jadores que se pro­pusieron pro­mover mejo­ras pro­fe­sion­ales rela­cionadas con el entre­namien­to, los ele­men­tos de tra­ba­jo y la indu­men­taria. Al momen­to de su creación como aso­ciación civ­il sin fines de lucro, la rep­re­sentación gremi­al de los guar­davi­das en Pina­mar la ostenta­ba el Sindi­ca­to Úni­co de Guar­davi­das y Afines de la Repúbli­ca Argenti­na (SUGARA). Luego de un debate inter­no acer­ca de si incor­po­rarse al sindi­ca­to pre­ex­is­tente o no, los guar­davi­das reunidos en asam­blea deci­dieron crear su propia enti­dad sindi­cal en el año 2000. Des­de entonces, sus diri­gentes comen­zaron a trami­tar ante el Min­is­te­rio de Tra­ba­jo, Empleo y Seguri­dad Social de la Nación (MTEES) primero la inscrip­ción gremi­al –req­ui­si­to indis­pens­able para con­ver­tirse for­mal­mente en un sindi­ca­to- para luego comen­zar a deman­dar la per­son­ería gremi­al. Luego de un largo y sin­u­oso pro­ce­so, la AGP obtu­vo per­son­ería gremi­al en el año 2011.

La orga­ni­zación inter­na de los sindi­catos con­sti­tuye un prob­le­ma en el análi­sis del accionar sindi­cal. Una serie de oposi­ciones con­cep­tuales están incor­po­radas en nue­stro sen­ti­do común así como en los debates académi­cos: buro­c­ra­cia-democ­ra­cia, tradi­cional-com­bat­i­vo, diri­gentes-bases, lucha-nego­ciación, ver­ti­cal-asam­bleario, entre otros. Estas series de oposi­ciones, cuan­do son asum­i­das como con­cep­tu­al­iza­ciones pre­vias al análi­sis, se trans­for­man en un condi­cionamien­to. En efec­to, asumir que cualquier real­i­dad anal­iza­da nos deparará ubicar a los actores den­tro de algu­na de estas cat­e­gorías es, a mi enten­der, una lim­itación en el análi­sis.

Analizar la orga­ni­zación inter­na de la AGP es fun­da­men­tal para dar cuen­ta cómo se con­struyen los con­sen­sos acer­ca del ejer­ci­cio de la rep­re­sentación que asumen los diri­gentes. Para realizar mi análi­sis tomaré como pun­to de par­ti­da un con­flic­to pro­duci­do por despi­dos en el sec­tor munic­i­pal. A par­tir del ini­cio del con­flic­to, desar­rol­laré las car­ac­terís­ti­cas más rel­e­vantes de las rela­ciones al inte­ri­or de la orga­ni­zación sindi­cal. Además, me remi­to a otras situa­ciones de nego­cia­ciones y con­flic­tos que sucedían al tiem­po que el con­flic­to por los despi­dos, dan­do cuen­ta tam­bién de la com­ple­ji­dad y mul­ti­pli­ci­dad de rela­ciones y nego­cia­ciones que los diri­gentes de la AGP lle­van ade­lante en for­ma simultánea. Las esce­nas que pre­sen­to se desar­rol­lan en tres espa­cios difer­en­ci­a­dos y a la vez, super­puestos: la playa, la calle y la asam­blea. La playa se erige como el espa­cio de tra­ba­jo en el cual los guar­davi­das com­parten expe­ri­en­cias que durante este con­flic­to, a través de las res­olu­ciones de la asam­blea, deci­dieron expre­sar may­ori­tari­a­mente en la calle. Aunque los espa­cios de nego­cia­ciones con fun­cionar­ios estatales se desar­rol­lan simultánea­mente, la expre­sión vis­i­ble del con­flic­to se pro­duce en la calle. Y como con­se­cuen­cia de ello, algu­nas de las asam­bleas deci­si­vas durante la pro­duc­ción del con­flic­to, tam­bién se desar­rol­lan allí.

Resul­ta muy rel­e­vante aclarar que el con­flic­to por los despi­dos es una her­ramien­ta para analizar el prob­le­ma que me pro­pon­go abor­dar en el pre­sente artícu­lo, que es pre­cisa­mente, la con­struc­ción de la legit­im­i­dad de los diri­gentes del sindi­ca­to a par­tir de las rela­ciones inter­nas del mis­mo. Por esto mis­mo, no pre­tendo ten­er una mues­tra “rep­re­sen­ta­ti­va” de la con­flic­tivi­dad que se pro­du­jo durante aque­l­la tem­po­ra­da en gen­er­al, sino que a par­tir de una selec­ción real­iza­da en fun­ción de “mues­tras de opor­tu­nidad” [Honig­mann 1982: 80 en Guber 2013: 122] lo que tuvo pre­pon­der­an­cia fueron las situa­ciones de encuen­tro acon­te­ci­das durante las cuales fui definien­do lo sig­ni­fica­ti­vo y lo rel­e­vante.[1] Los hechos que selec­cioné para dar cuen­ta de este prob­le­ma, son par­tic­u­lar­mente rel­e­vantes porque afec­taron el desar­rol­lo pre­vis­to del cur­so de una serie de nego­cia­ciones que son esper­a­bles, al menos para los diri­gentes de la AGP en este con­tex­to.

Este tra­ba­jo fue real­iza­do apelando al méto­do etno­grá­fi­co. Entien­do a la etno­grafía en el doble sen­ti­do que plantea San­jek [2002]: como pro­duc­to escrito y como pro­ce­so de obser­vación par­tic­i­pante y tra­ba­jo de cam­po en la cual si bien el pro­duc­to depende del pro­ce­so, la relación no es lin­eal porque es un pro­ce­so com­ple­jo en el cual el pro­duc­to final no es una tran­scrip­ción lin­eal del tra­ba­jo de cam­po sino que es un pro­ce­so mold­ea­do e infor­ma­do por la teoría. La mira­da analíti­ca que pro­pon­go tiene como uno de sus obje­tivos la elab­o­ración de las per­spec­ti­vas nati­vas, dan­do por supuesto que las mis­mas pueden dar cuen­ta de la com­ple­ji­dad y diver­si­dad del mun­do social al que cor­re­spon­den. Bal­bi [2012] sostiene que la etno­grafía debe car­ac­teri­zarse por una for­ma de inte­gración dinámi­ca de las ‘per­spec­ti­vas nati­vas’ en la descrip­ción y que ello opera como un motor de la inves­ti­gación.[2] Es por esto que las per­spec­ti­vas nati­vas son en este tra­ba­jo una con­struc­ción que me pertenece y con la cuales real­i­zo tan­to el análi­sis como la descrip­ción. Este estu­dio se vale prin­ci­pal­mente de situa­ciones etno­grá­fi­cas para prob­lema­ti­zar y explicar las rela­ciones com­ple­jas que se estable­cen entre los tra­ba­jadores y los difer­entes actores den­tro de este cam­po de rela­ciones. Las situa­ciones son repro­duci­das en con­tex­to y a par­tir de allí es que repon­go las cat­e­gorías nati­vas, en el uso: “el sig­nifi­ca­do de un con­cep­to hay que bus­car­lo en las for­mas en que se emplea “a lo vivo” y no en las defini­ciones for­males que el infor­mante puede dar como respues­ta al inves­ti­gador que la pre­gun­ta” [Pitt-Rivers 1973].

Con el obje­ti­vo de realizar com­para­ciones al inte­ri­or del cam­po me pro­pon­go realizar com­para­ciones entre el pasa­do y el pre­sente en el pro­ce­so de orga­ni­zación sindi­cal de los guar­davi­das en fun­ción de mi propia expe­ri­en­cia de cam­po para, tenien­do en cuen­ta la afir­ma­ción de Barth [2000], realizar com­para­ciones de este caso especí­fi­co bus­can­do la diver­si­dad y la variación en su inte­ri­or.[3] Me remi­to a un hecho suce­di­do a prin­ci­p­ios de la déca­da del ’90: el despi­do de toda la plan­ta de guar­davi­das munic­i­pales. Este hecho, que sucedió pre­vio a la orga­ni­zación de los tra­ba­jadores, per­mite analizar en tér­mi­nos de pro­ce­so las expe­ri­en­cias com­par­tidas por los tra­ba­jadores y las difer­en­cias en los esce­nar­ios de nego­ciación entre aquel momen­to y la actu­al­i­dad.

Sindicalismo y trabajadores en la Argentina reciente

Durante la déca­da del 2000 el movimien­to sindi­cal en su con­jun­to adquir­ió pro­tag­o­nis­mo en los debates académi­cos, mil­i­tantes y políti­cos. Por un lado, por el retorno de las nego­cia­ciones colec­ti­vas, real­izadas entre patronales y empre­sar­ios, orga­ni­zadas por el Esta­do. Además, dis­tin­tas expe­ri­en­cias del lla­ma­do “sindi­cal­is­mo de base” adquirieron noto­riedad en el crec­imien­to de los con­flic­tos lab­o­rales en el lugar de tra­ba­jo. El nue­vo esce­nario políti­co-sindi­cal abrió debates en la acad­e­mia acer­ca de lo que se cono­ció como la “revi­tal­ización sindi­cal”.[4] Esta car­ac­ter­i­zación per­meó un amplio espec­tro de estu­dios sobre el sindi­cal­is­mo que no siem­pre com­partieron el sen­ti­do acer­ca de qué sig­nifi­ca­ba esa “revi­tal­ización”.

Por un lado, algunos autores plantearon el surgimien­to de un patrón de neo­cor­po­ra­tivis­mo seg­men­ta­do [Etchemendy y Col­lier 2008] y el aumen­to de las nego­cia­ciones colec­ti­vas [Senén González, Tra­jtem­berg y Med­wid 2010] como los ejes cen­trales de este perío­do. Tal como plantean Senén González y Del Bono [2013] la revi­tal­ización sindi­cal es un con­cep­to que surge en Europa y Esta­dos Unidos para hac­er ref­er­en­cia a las adapta­ciones del sindi­cal­is­mo frente a las políti­cas neolib­erales, pero que tan­to en Argenti­na como en Uruguay fue un tér­mi­no que se acuñó en un perío­do pos­te­ri­or al neolib­er­al­is­mo. A difer­en­cia de las estrate­gias de adaptación, en nue­stro país la revi­tal­ización sindi­cal se car­ac­ter­izó por la reafir­ma­ción de estruc­turas sindi­cales exis­tentes [San­tel­la 2013]. De hecho, uno de los indi­cadores que muchos anal­is­tas uti­lizaron para cuan­tificar este pro­ce­so, fue el aumen­to de las nego­cia­ciones colec­ti­vas y de nive­les de afil­iación a los sindi­catos. Es decir, en la capaci­dad de un sec­tor sindi­cal que rep­re­sen­ta a los tra­ba­jadores asalari­a­dos for­males enro­la­dos insti­tu­cional­mente may­ori­tari­a­mente en la Con­fed­eración Gen­er­al del Tra­ba­jo (CGT). Esta per­spec­ti­va de carác­ter insti­tu­cional­ista soslaya la activi­dad gremi­al de los sec­tores de los tra­ba­jadores infor­males así como de aque­l­los que no poseen rep­re­sentación con per­son­ería gremi­al. Además, deja implíci­ta­mente de lado cómo se con­fig­uró la pres­en­cia de este sec­tor durante la déca­da del ‘90, pero tam­bién la de otros, por ejem­p­lo el surgimien­to de la Cen­tral de los Tra­ba­jadores Argenti­nos (CTA) o del Movimien­to de los Tra­ba­jadores Argenti­nos (MTA) en el seno de la CGT.

Por otro lado, Len­gui­ta [2011] pro­pu­so que en el perío­do de la “revi­tal­ización sindi­cal” era nece­sario ten­er en cuen­ta las expe­ri­en­cias de colec­tivos lab­o­rales que pusieron en ries­go a las con­duc­ciones de los sindi­catos. Mar­ti­core­na y Vasal­lo [2016] for­mu­la­ron un planteo en la mis­ma línea, pos­tu­lan­do que la “revi­tal­ización sindi­cal” no se car­ac­ter­izó por la pres­en­cia de may­or can­ti­dad de con­ve­nios colec­tivos y otros fac­tores insti­tu­cionales, sino por el aumen­to de las expe­ri­en­cias de base que cues­tionaron a sus diri­gen­cias. Este con­jun­to de estu­dios hizo énfa­sis en la “repoli­ti­zación de las bases obr­eras” [Varela 2013; Atzeni y Ghigliani 2013; Cam­bi­as­so 2016; Mar­ti­core­na y Vas­sal­lo 2016] durante el men­ciona­do perío­do. Estos debates tam­bién plantearon la dis­cusión acer­ca de un tema cen­tral para el sindi­cal­is­mo argenti­no que tiene que ver con el “mod­e­lo sindi­cal”, car­ac­ter­i­za­do por Bat­tis­ti­ni [2010] como un mod­e­lo en cri­sis y por Ven­tri­ci [2011] como un mod­e­lo cues­tion­a­do sev­era­mente por una serie de fal­los de la Corte Supre­ma de Jus­ti­cia de la Nación. En el mar­co del debate sobre “mod­e­lo sindi­cal” se instaló tam­bién la prob­lemáti­ca acer­ca de la lib­er­tad sindi­cal a par­tir de la creación de nuevos sindi­catos en ámbitos en los cuales ya existía rep­re­sentación gremi­al [Abal Med­i­na, Arias, Criv­el­li y Diana Menén­dez 2009; Ven­tri­ci 2009, 2011; Wyczyki­er y Barat­tin 2012; Llam­osas 2015].

Entre los diver­sos estu­dios pro­duci­dos des­de las cien­cias sociales sobre el surgimien­to de expre­siones del con­flic­to gremi­al ges­tadas des­de ‘las bases’, en su may­oría se encuen­tra pre­sente la ref­er­en­cia a las jor­nadas de diciem­bre de 2001.[5] Abal Med­i­na y Diana Menén­dez [2011] afir­man que 2001 fue un pun­to de inflex­ión en torno de las luchas sociales y lab­o­rales, luego de las cuales se pro­du­jo una inten­sa poli­ti­zación de los tra­ba­jadores que ges­taron resisten­cias en la cotid­i­anei­dad del tra­ba­jo y cues­tionaron las estruc­turas sindi­cales tradi­cionales y buro­cráti­cas.[6] Varela [2016] afir­ma que las jor­nadas de 2001 dejaron una heren­cia para la nue­va gen­eración obr­era en la que la poli­ti­zación de los tra­ba­jadores en los lugares de tra­ba­jo es cru­cial para enten­der el pro­ce­so de revi­tal­ización sindi­cal.

Toman­do como eje la pre­gun­ta acer­ca de la orga­ni­zación inter­na en tan­to aper­tu­ra para pro­ducir un análi­sis sobre las rela­ciones al inte­ri­or de los sindi­catos y la for­ma de tomar deci­siones, Ven­tri­ci [2011] señala la impor­tan­cia de con­cen­trarse en los pro­ce­sos políti­cos inter­nos de los sindi­catos, la trayec­to­ria en su orga­ni­zación inter­na y la pres­en­cia en el lugar de tra­ba­jo. Pro­pone no trazar una dis­tin­ción esquemáti­ca entre la situación pre­via y pos­te­ri­or al 2001, pero sí resaltar las trans­for­ma­ciones estruc­turales del cam­bio de eta­pa en tan­to las orga­ni­za­ciones sindi­cales se reposi­cionaron y ampli­aron su mar­gen de man­io­bra, afir­man­do que las luchas de los sec­tores pop­u­lares durante la déca­da del ’90 y prin­ci­p­ios del 2000 fueron un aporte fun­da­men­tal del cual fueron trib­u­tarias las nuevas expre­siones de lucha y orga­ni­zación surgi­das pos­te­ri­or­mente.

Recu­per­ar el ciclo de luchas de 2001 y los pro­ce­sos asam­blear­ios que emergieron de allí sig­nifi­ca recu­per­ar tradi­ciones de orga­ni­zación pop­u­lar que, sin lugar a dudas, dejaron sus huel­las en la retóri­ca de las luchas sociales, políti­cas y lab­o­rales de la sigu­iente déca­da. La relación entre los pro­ce­sos ini­ci­a­dos en 2001 y la poli­ti­zación de los tra­ba­jadores en los años sub­sigu­ientes per­mite recu­per­ar las tradi­ciones que fueron trib­u­tarias de la “revi­tal­ización” del sindi­cal­is­mo en la déca­da sigu­iente. El pro­ce­so de orga­ni­zación de los guar­davi­das de Pina­mar puede com­pren­der­se en este sen­ti­do, ya que comen­zó en la déca­da del ’90 y se con­solidó insti­tu­cional­mente en el perío­do de la “revi­tal­ización sindi­cal”. Si bien el ciclo de con­flic­tos de los últi­mos años se desar­rol­ló en el con­tex­to de una “repoli­ti­zación de las bases obr­eras”, no podría expli­carse sin ten­er en cuen­ta las expe­ri­en­cias que ellos mis­mos pro­du­jeron en los perío­dos ante­ri­ores. El análi­sis que pro­pon­go intro­duce la dimen­sión del con­tenido y su relación con la “for­ma” asam­blearia. Es por ello que las esquema­ti­za­ciones men­cionadas arri­ba resul­tan insu­fi­cientes para explicar la com­ple­ja tra­ma de rela­ciones que los tra­ba­jadores orga­ni­za­dos enfrentan. Den­tro de la AGP, bases y diri­gen­cias no con­sti­tuyen dos domin­ios con límites claros ni homogé­neos en su inte­ri­or. En este sen­ti­do, en la AGP se pre­sen­ta una inte­gración, no siem­pre armóni­ca, de espa­cios que en otras expe­ri­en­cias se mues­tran como opuestos. Para realizar mi análi­sis tomaré como pun­to de par­ti­da un con­flic­to pro­duci­do por despi­dos en el sec­tor munic­i­pal. A par­tir del ini­cio del con­flic­to, desar­rol­laré las car­ac­terís­ti­cas más rel­e­vantes de las rela­ciones al inte­ri­or de la orga­ni­zación sindi­cal. Además, me remi­to a otras situa­ciones de nego­cia­ciones y con­flic­tos que sucedían al tiem­po que el con­flic­to por los despi­dos, dan­do cuen­ta tam­bién de la com­ple­ji­dad y mul­ti­pli­ci­dad de rela­ciones y nego­cia­ciones que los diri­gentes de la AGP lle­van ade­lante en for­ma simultánea.

La asamblea

Des­de el comien­zo de la tem­po­ra­da de tra­ba­jo del perío­do esti­val 2015–2016, uno de los pun­tos cen­trales de las nego­cia­ciones entre diri­gentes sindi­cales y rep­re­sen­tantes de las patronales era la dis­pu­ta por el aumen­to salar­i­al.

En el mes de enero de 2016 me sor­prendí cuan­do llegué a una asam­blea por el silen­cio en el que se encon­tra­ban todos escuchan­do a Fer­nan­do, prin­ci­pal diri­gente de la AGP. Había más de cien guar­davi­das reunidos en un semi­cír­cu­lo rodeán­do­lo a él y a la comisión direc­ti­va del sindi­ca­to, que se encon­tra­ba detrás.[7] Fer­nan­do, úni­co orador de la asam­blea, habla­ba rápi­do y seguro, con un papel en la mano con el cual ges­tic­u­la­ba:

Les dijimos que su respuesta era un mamarracho jurídico, citando leyes que ya no están vigentes (…) esto amerita que tomemos una medida de fuerza ya, porque vulnera la estabilidad laboral. Estamos hablando de  un compañero al que lo acusan de quedarse dormido en el puesto de trabajo. En cualquier caso el trabajador debía tener derecho a un descargo y no lo tuvo. Las causales de la cesantía en la municipalidad son: muerte, jubilación, renuncia o justo despido. Y en este caso no se le dio la posibilidad de hacer un descargo y la notificación que le mandaron es un mamarracho, cita leyes que ya no están vigentes.[8]

Mien­tras Fer­nan­do habla­ba enér­gi­ca­mente sobre la necesi­dad de anun­ciar una medi­da de fuerza, pasó un helicóptero de la policía por arri­ba de la escuela que posi­cionó la luz sobre el patio en que estábamos reunidos. El rui­do del helicóptero obligó a Fer­nan­do a hac­er una pausa y luego con­tin­uó hablan­do

Creo que no deberíamos irnos sin tener una fecha para anunciar un paro. Primero pensamos así en la calentura que había que anunciarlo para mañana y sin más, no se habla más, porque esto es gravísimo. Pero ahora más tranquilos, pensamos que quizás sea mejor anunciarlo para el fin de semana para dar tiempo y para anunciar un paro que vamos a tratar de no hacer.[9]

Final­mente Fer­nan­do pidió votar a favor de la moción de anun­ciar un paro con sus­pen­sión total del ser­vi­cio de guar­davi­das para ese mis­mo domin­go. Sien­do jueves, los guar­davi­das votaron realizar mov­i­liza­ciones pre­vias al paro, los días viernes y sába­do al finalizar la jor­na­da lab­o­ral. La asam­blea votó por una­n­im­i­dad la medi­da de fuerza y lenta­mente los guar­davi­das se fueron descon­cen­tran­do.

Cuan­do ter­minó la asam­blea le pre­gun­té a Juan Andrés, actu­al sec­re­tario gen­er­al de la AGP, qué había pasa­do y me dijo que hacía algunos días, alguien había fotografi­a­do a un com­pañero munic­i­pal en su lugar de tra­ba­jo, supues­ta­mente dur­mien­do. Esa foto llegó a manos de fun­cionar­ios munic­i­pales y a los pocos días lo noti­fi­caron del cese de su relación lab­o­ral con el acta a la que Fer­nan­do hacía ref­er­en­cia en la asam­blea. Más allá de si efec­ti­va­mente el com­pañero se había queda­do dormi­do en el puesto de tra­ba­jo, des­de la con­duc­ción del sindi­ca­to plantearon la gravedad de la situación por el pro­ced­imien­to para desvin­cu­lar al tra­ba­jador: enviar­le una cédu­la de noti­fi­cación en la cual el jefe del oper­a­ti­vo de seguri­dad en playas le informa­ba que pre­scindiría de sus ser­vi­cios por tratarse de un con­tra­to tem­po­ral y citan­do leyes dero­gadas en la provin­cia de Buenos Aires. Esto fue inter­pre­ta­do como una ame­naza a la con­tinuidad lab­o­ral de todos los guar­davi­das munic­i­pales, estable­ci­da en la orde­nan­za munic­i­pal N°3980 en la cual se garan­ti­za la con­tinuidad en las con­trat­a­ciones año tras año y se estable­cen las causales de despi­do.

Antes

La primera vez que los guar­davi­das munic­i­pales se orga­ni­zaron para realizar un reclamo colec­ti­vo deman­dan­do un aumen­to salar­i­al, durante los primeros años de la déca­da del ’90, la respues­ta de la Munic­i­pal­i­dad de Pina­mar fue un despi­do masi­vo: todos los guar­davi­das munic­i­pales ‑unos veinte tra­ba­jadores- fueron des­pe­di­dos. Muchas veces en las asam­bleas, Fer­nan­do apela a ese hecho para recor­dar que en aque­l­los tiem­pos “no había pro­tec­ción legal ni nego­ciación colec­ti­va”. El míti­co despi­do de toda la plan­ta de guar­davi­das munic­i­pales está pre­sente en la retóri­ca de los diri­gentes y muchas veces lo recuer­dan tam­bién para explicar por qué cuan­do comen­zaron a reunirse para la orga­ni­zación de las com­pe­ten­cias y luego cuan­do comen­zaron a for­mu­lar los primeros reclam­os, lo hicieron de man­era clan­des­ti­na. La repre­sión a ese primer inten­to de for­malizar un reclamo con car­ac­terís­ti­cas colec­ti­vas es parte de la expe­ri­en­cia com­par­ti­da de los guar­davi­das y su trans­misión a los com­pañeros es algo que los diri­gentes pro­mueven porque “de eso aprendi­mos mucho”.

En este pun­to reto­mo la noción de expe­ri­en­cia que pro­pone Thomp­son [1981] porque los tra­ba­jadores com­parten intere­ses comunes que se artic­u­lan en oposi­ción a los intere­ses de las patronales y la expe­ri­en­cia es una her­ramien­ta para analizar los pro­ce­sos atrav­es­a­dos y com­par­tidos por los tra­ba­jadores en la artic­u­lación de sus deman­das colec­ti­vas.[10]

El despi­do de toda la plan­ta de guar­davi­das munic­i­pales fue con­ver­tido en expe­ri­en­cia de los guar­davi­das en su con­jun­to, porque al trans­mi­tir aque­l­lo que pasó, y con­ver­tir­lo en parte de los antecedentes de la for­ma­ción de la AGP, fue con­stru­i­do como expe­ri­en­cia común, como instan­cia de apren­diza­je para las luchas que prosigu­ieron a aque­l­la. Esto es rel­e­vante en el análi­sis porque los suce­sos, con­ver­tidos por los tra­ba­jadores en parte de su expe­ri­en­cia, son trib­u­tar­ios de los pro­ce­sos orga­ni­za­tivos que le sigu­ieron o que con­tin­uaron. Con esto quiero decir que, habi­en­do des­pe­di­do a todos los guar­davi­das, en lugar de que sus reclam­os fuer­an elim­i­na­dos, se con­virtieron en una reivin­di­cación que trascendió las fron­teras de aquel reclamo para con­ver­tirse en expe­ri­en­cia.

La situación en la actu­al­i­dad era dis­tin­ta a aque­l­la del despi­do masi­vo: frente al primer despi­do, los diri­gentes del sindi­ca­to comen­zaron a idear una estrate­gia de acción colec­ti­va ancla­da en la figu­ra del sindi­ca­to for­mal­mente con­sti­tu­i­do y recono­ci­do por el Esta­do.

La playa

Ese mis­mo viernes los guar­davi­das orga­ni­z­a­ban una man­i­festación en el cen­tro de Pina­mar en con­tra de lo que con­sid­er­a­ban el despi­do arbi­trario de uno de sus com­pañeros. El día amaneció llu­vioso y decidí ir por la mañana al puesto de Lucas, miem­bro de la comisión direc­ti­va del sindi­ca­to, que tenía a su car­go ter­mi­nar de redac­tar y difundir una gacetil­la de pren­sa anun­cian­do la medi­da de fuerza.

Me fue leyen­do la gacetil­la pár­rafo por pár­rafo para dar­le una ‘últi­ma leí­da’ antes de enviar­la.

El próximo 24 de enero los guardavidas nucleados en la Asociación de Guardavidas de Pinamar convocan a un paro total de actividades con movilización por el incumplimiento de las leyes vigentes que regulan la actividad. Así mismo se suma a esta situación de gravedad, salarios adeudados, la negativa al inicio de paritarias por parte del municipio y el absurdo de una propuesta de los concesionarios de balnearios de un 5% en concepto de recomposición salarial. A lo preocupante del escenario planteado debemos repudiar además los  despidos arbitrarios de trabajadores.

La organización gremial  resolvió por unanimidad en la asamblea del día 20 de enero anunciar la medida de fuerza ante la gravedad de la situación habiendo pasado 17 días desde el compromiso asumido por el municipio ante Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires de subsanar los incumplimientos que ponen en riesgo la seguridad de toda la población y de cada trabajador guardavidas. No solo no se ha revertido la falta de apego al cumplimiento de normas sino que se ha agravado con la negativa del municipio a dar comienzo a la paritaria solicitada formalmente, sumándose despidos arbitrarios que anulan toda posibilidad de diálogo constructivo que supere las dificultades.

Por otro lado la cámara empresaria mantiene su actitud temeraria de no cumplir con los protocolos mínimos de seguridad exigidos por ley, habiendo sido constatado nuestro reclamo por las autoridades municipales y acreditado con instrumento público, aun así, persisten en su actitud de no acogerse a la ley.

Persiste el faltante de guardavidas y los puestos no cumplen con los elementos mínimos  e indispensables para seguridad de los bañistas y de los propios trabajadores.

Por último la asamblea repudia la negativa a la negociación paritaria en buena fe que sostienen los empresarios de Pinamar que luego de 7 audiencias para recomponer el salario de los guardavidas en un contexto de aumento de precios, la última oferta  haya sido del 5% negándose a concurrir a las audiencias ante el Ministerio de Trabajo.

Los guardavidas lamentamos vernos forzados, una vez más, a tomar esta medida de fuerza. Recomendamos no meterse al mar durante la huelga.[11]

- ¿Se entiende? –me pre­gun­tó.

- Si, se entiende, pero ¿qué tiene que pasar para que lev­an­ten el paro? porque acá ponen un mon­tón de cosas, no sola­mente lo del despi­do- pre­gun­té.

- Que digan que lo del despi­do fue un error. Nosotros tam­bién ped­i­mos la clausura de los bal­n­ear­ios, pero esto es por el despi­do y al Min­is­te­rio se lo comu­ni­camos así –me con­testó Lucas, hacién­dome ref­er­en­cia a que las gacetil­las de pren­sa no tienen el mis­mo con­tenido que los inter­cam­bios epis­to­lares insti­tu­cionales entre ‘sindi­ca­to’ y ‘Min­is­te­rio de Tra­ba­jo’ en los cuales se detal­la que el anun­cio de la huel­ga es por los despi­dos.[12]

Esa mis­ma noche los guar­davi­das orga­ni­z­a­ban una man­i­festación en el cen­tro de Pina­mar en con­tra de lo que con­sid­er­a­ban el despi­do arbi­trario de uno de sus com­pañeros. Unas horas antes de la man­i­festación, mien­tras cam­ina­ba por la playa para encon­trarme con uno de los diri­gentes de la AGP, escuché que me gri­ta­ban des­de una casil­la munic­i­pal:

- ¡¡Antropólo­ga!! –me di vuelta, pero no reconocí a quien me gri­ta­ba

- Vení… ¡¡vení que me echaron!! –me gritó uno de ellos

Me acerqué a la casil­la y subí por la escalera. Saludé a los guar­davi­das aunque no los conocía.

- Mirá lo que me tra­jeron hoy –me dijo uno de ellos y me mostró una cédu­la de noti­fi­cación de la Munic­i­pal­i­dad de Pina­mar.[13]

La cédu­la decía que a par­tir del 1 de febrero del año 2016, para lo cual falta­ban menos de diez días, la munic­i­pal­i­dad iba a pre­scindir de sus ser­vi­cios, apelando a que era un agente de la “plan­ta tem­po­raria” citan­do la ley 11.757 ‑estatu­to para el per­son­al de las munic­i­pal­i­dades provin­cia de Buenos Aires-. El con­tenido de la noti­fi­cación era el mis­mo que tenía la que le había lle­ga­do hacía dos días al primer com­pañero des­pe­di­do, moti­vo por el cual se había anun­ci­a­do la mov­i­lización para esa mis­ma tarde. Fer­nan­do había dicho en la asam­blea que “citan leyes que no están vigentes” y se refer­ía a la ley 11.757 que fue dero­ga­da y reem­plaza­da por la ley 14.656 –rég­i­men mar­co de empleo munic­i­pal- que establece que “Las rela­ciones de empleo públi­co de los tra­ba­jadores de las Munic­i­pal­i­dades de la Provin­cia de Buenos Aires se rigen por las Orde­nan­zas dic­tadas por sus Depar­ta­men­tos Delib­er­a­tivos y los Con­ve­nios Colec­tivos de Tra­ba­jo”. Por esto mis­mo, en Pina­mar el tra­ba­jo de los guar­davi­das munic­i­pales se rige por una orde­nan­za especí­fi­ca que reg­u­lar la activi­dad. Más allá de los errores “legales” en la noti­fi­cación que le dieron a ambos guar­davi­das des­pe­di­dos, no se establecía ningu­na causa para su desvin­cu­lación, sino sim­ple­mente que su tra­ba­jo era “tem­po­rario”.

La pos­tu­ra que habían adop­ta­do los diri­gentes has­ta ese momen­to había sido la de no “dialog­ar” con el munici­pio acer­ca de ningún otro tema has­ta que la situación de los despi­dos no estu­viera aclara­da y resuelta. Para deman­dar la res­olu­ción del con­flic­to por los despi­dos, la primera medi­da de acción colec­ti­va esta­ba pre­vista para esa mis­ma noche en las calles más tran­si­tadas de Pina­mar.

La calle

La man­i­festación esta­ba con­vo­ca­da a las ocho de la noche en el cen­tro de Pina­mar y unos min­u­tos antes, fueron lle­gan­do al lugar lle­van­do som­bril­las amar­il­las con la inscrip­ción del sindi­ca­to, bom­bos y ban­deras. Mien­tras la con­vo­ca­to­ria se orga­ni­z­a­ba, algunos repartían volantes a los vehícu­los que pasa­ban, mien­tras otros sim­ple­mente char­la­ban y se salud­a­ban. Pocos min­u­tos después de las ocho, la pla­zo­le­ta esta­ba com­ple­ta­mente ocu­pa­da por los guar­davi­das, la “ban­da” son­a­ba fuerte y la pre­pon­der­an­cia del amar­il­lo y rojo era casi abso­lu­ta en las ves­ti­men­tas, som­bril­las y ban­deras de los tra­ba­jadores. Mien­tras tan­to, tam­bién comen­z­a­ban a cir­cu­lar autos y peatones por la zona, com­ponien­do el paisaje típi­co del ver­a­no en las calles cén­tri­c­as de Pina­mar. Algunos mira­ban curiosos, otros toca­ban boci­na en señal de apoyo y a otros sim­ple­mente parecía pasar­les desapercibi­da la man­i­festación. Fer­nan­do tomó un megá­fono y se posi­cionó en el cen­tro de la man­i­festación, lenta­mente se fue generan­do el silen­cio nece­sario para que comen­zara su dis­cur­so.

¿A dónde están los guardavidas de Pinamar? ¿A dónde están los guardavidas a pesar del tiempo? ¡¡Están acá, compañeros!! Acá tengo una cédula de notificación, hay otras que son exactamente iguales porque ni siquiera se molestaron en cambiar el contenido, que le llegaron a tres compañeros en total. A pesar de que nosotros tuvimos toda la paciencia, habíamos actuado con mucha cordura, intentado colaborar con la gestión de los nuevos funcionarios, no poner trabas, no tener conflictividades, acompañar, pero en nuestro intento de acompañar, intentamos comprender ciertas situaciones pero…se llegó a un punto, no alcanzó que le llegara a un compañero el otro día la cédula de notificación, en el día de hoy le llegó a dos compañeros más, eso es vulnerar por completo las leyes vigentes, desconocer las normas que rigen la actividad y los derechos laborales de los guardavidas ¡¡y por eso hoy estamos todos acá manifestándonos por esto.[14]

Fer­nan­do, úni­co orador de esa man­i­festación, sigu­ió su dis­cur­so con­tan­do que esa mis­ma mañana los diri­gentes de la AGP habían asis­ti­do a una reunión par­i­taria con­vo­ca­da por el MTESS, para estable­cer el aumen­to salar­i­al de los tra­ba­jadores del sec­tor pri­va­do, a la cual el sec­tor patronal no se pre­sen­tó, si bien, aclaró, la con­vo­ca­to­ria es oblig­a­to­ria para ambas partes. Por ello, planteó Fer­nan­do, la AGP esta­ba “lib­er­a­da” a tomar medi­das de fuerza en relación a la par­i­taria del sec­tor pri­va­do. Con­tin­uó:

A esto se suma que es un absurdo el aumento del 5% y además el municipio mandó estas notificaciones con las que incurrieron en el incumplimiento de las normativas vigentes. Esto es lo realmente importante por la estabilidad laboral, bueno compañeros, por todo esto, el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires nos dictó la conciliación obligatoria. Esta es otra de las cosas porque nosotros convocamos a un paro para el domingo y si bien estamos intentando no tener una escalada de conflictividad si la misma puede evitarse, lo que estamos planteando, es justamente que la patronal no se presentó, echaron a los compañeros y la municipalidad no está cumpliendo con hacer cumplir la ley haciendo las multas y las inspecciones que se están haciendo. No nos tenemos que quedar a la espera. El Ministerio de Trabajo dictó  la conciliación obligatoria y eso retrotrae todas las acciones al momento anterior a que se inicie el conflicto y por lo tanto, estos despidos quedan sin efecto porque se retrotrae todo y no puede afectarse a ningún trabajador desde la fecha en que comienza el conflicto. Si ellos pretenden encorsetarnos a nosotros, en nuestra capacidad de movilización, o la huelga, eso no va a ser así. Pero tenemos que ser rigurosos así como somos rigurosos en la lucha, en el momento que estamos trabajando no podemos jugar ni un segundo hacer mal el trabajo, ser más responsables que nunca a la hora de trabajar.[15]

En cada pausa que hacía Fer­nan­do, los guar­davi­das lo aplaudían enér­gi­ca­mente. Luego de que comu­nicara el dic­ta­do de la con­cil­iación oblig­a­to­ria, pro­pu­so reunirse al día sigu­iente para realizar otra man­i­festación y una mar­cha que se con­gre­garía con otra, cuya consigna era la lib­eración de Mila­gro Sala, plante­an­do que ese reclamo debía efec­tu­arse espe­cial­mente des­de la AGP, ya que no podían acep­tar que la solu­ción de los con­flic­tos sociales y políti­cos fuese encar­ce­lar a los diri­gentes.[16] Una vez final­iza­do el dis­cur­so, volvieron a sonar los bom­bos y la ban­da, y durante casi media hora más los guar­davi­das per­manecieron real­izan­do la man­i­festación. Entre algunos com­pañeros con los que me encon­tra­ba en ese momen­to, pre­dom­ina­ba un cli­ma de incer­tidum­bre respec­to de los despi­dos y la acti­tud de la Munic­i­pal­i­dad al seguir des­pi­di­en­do com­pañeros. Cer­ca de las diez de la noche, la man­i­festación comen­zó a descon­cen­trarse lenta­mente has­ta que la pla­zo­le­ta quedó vacía nue­va­mente.

Al día sigu­iente, después de pasar una jor­na­da lab­o­ral incier­ta para los mis­mos guar­davi­das, respec­to del posi­ble paro que se realizaría el domin­go, fui nue­va­mente al cen­tro de Pina­mar, donde se realizaría la mar­cha. Cuan­do llegué, había varias per­sonas que comen­z­a­ban a con­cen­trarse en la roton­da de Bunge y Lib­er­ta­dor. Agentes desvi­a­ban el trán­si­to, mien­tras se insta­l­a­ban en la roton­da los bom­bos y la “ban­da”.

La man­i­festación era mucho más numerosa que la del día ante­ri­or. Los guar­davi­das que la encabez­a­ban comen­zaron a mar­char por aveni­da Bunge y detrás de ellos se for­mó una colum­na que ocu­pa­ba casi una cuadra. Luego de mar­char varias cuadras por Bunge, la colum­na que encabez­a­ba la mar­cha giró por una calle angos­ta y entramos todos en una zona com­er­cial, que a esa hora suele con­tar con muchos vis­i­tantes. Mez­cla­dos entre tur­is­tas oca­sion­ales y lugareños, entre nego­cios de comi­da y de rega­los, los guar­davi­das ocu­paron casi todo el lugar, Fer­nan­do se posi­cionó en el cen­tro de la man­i­festación, y para­do en un ban­co, tomó nue­va­mente el megá­fono.

Lo primero que queremos hacer es pedirles perdón a quienes pueden sentirse molestos por nuestra manifestación, pero principalmente queremos agradecer a las personas que apoyan tanto a las medidas que tomamos los guardavidas. Porque nosotros, los guardavidas, arriesgamos nuestras vidas para salvar la de otros. Y es por eso que tanta gente acompaña nuestro reclamo, porque la gente, los turistas, están pagando por un servicio que no les están prestando. En muchos balnearios se está pagando las carpas y sombrillas y no están los guardavidas reglamentarios. Para el día de mañana los guardavidas convocamos un paro por todos los incumplimientos.[17]

Luego del dis­cur­so de Fer­nan­do, la man­i­festación sal­ió del paseo com­er­cial y volvió hacia la aveni­da Bunge para retornar al lugar en el cual se había ini­ci­a­do. Eran alrede­dor de las diez de la noche y la calle esta­ba reple­ta de gente que pasea­ba por la zona. Al finalizar la man­i­festación, los guar­davi­das se prepararon para realizar una asam­blea en la calle. Fer­nan­do, rodea­do de la comisión direc­ti­va del sindi­ca­to, dio ini­cio a la asam­blea dan­do un dis­cur­so bas­tante largo, del cual repro­duciré sola­mente algunos frag­men­tos.

Compañeros, lo primero que quiero decir es que el día de hoy tenemos que tomar una decisión muy difícil porque quizás parece que estamos retrocediendo, pero la realidad es que tenemos dictada una conciliación obligatoria (…) Nuestra mayor fuerza, la de la asamblea y la del movimiento, toda nuestra fuerza, todo lo que tenemos es a nosotros mismos, nos tenemos entre nosotros  y nuestra capacidad de movilización. Eso es lo que efectivamente tenemos. La situación ahora es que tenemos dictada la conciliación obligatoria y eso deja sin efecto a los despidos del día viernes, el lunes está prevista una reunión. Propongo posponer el paro, dejarlo en suspenso hasta el lunes y después del lunes si la municipalidad no da una respuesta, ahí sí, nosotros quedamos liberados a tomar cualquier medida.[18]

Entre los guar­davi­das que esta­ban a mí alrede­dor hubo un breve mur­mul­lo y algunos comen­tar­ios de dis­con­formi­dad respec­to de la prop­ues­ta de sus­pender el paro. Uno de ellos tomó la pal­abra:

En realidad a mí me parece que tenemos que tomar una medida urgente, si bien yo mismo dije en una asamblea que había que tenerle paciencia al nuevo gobierno, me parece que ya no se puede tener más paciencia porque echaron a dos compañeros…eso es intolerable. Esto ahora es como una dilación, el conflicto se está dilatando demasiado, estamos a fin de enero, la negociación no se puede seguir extendiendo, es una maniobra de la municipalidad inclusive esto de la conciliación obligatoria. ¡¡Hay compañeros despedidos!![19]

Muchos com­pañeros lo aplaudieron y otros se quedaron en silen­cio. Luego var­ios guar­davi­das pidieron la pal­abra para pedir que se votara realizar el paro porque la situación era “muy grave”. Entre otras inter­ven­ciones, uno dijo que no se podía ten­er más con­tem­pla­ciones ni con la munic­i­pal­i­dad, ni con los pri­va­dos. La situación era algo ten­sa cuan­do pidió la pal­abra Gastón, uno de los diri­gentes con más trayec­to­ria del sindi­ca­to:

Compañeros, yo quiero traer a la memoria aquel acto de la bendición de las aguas, allá en 2011. Fue muy difícil tomar una decisión ese día porque había gente que quería romper el acto y hasta hubo quienes plantearon que era el “día D”, y que finalmente se tomó la decisión de ser más cautelosos y eso fue positivo. Este sindicato nunca se movió por bronca, nunca fuimos impulsivos, nunca nos movimos por bronca.[20]

Después de la inter­ven­ción de Gastón, var­ios guar­davi­das se man­i­fes­taron enfáti­ca­mente a favor de sus­pender el paro y de “apo­yar a nue­stros diri­gentes” en la estrate­gia plantea­da. Fer­nan­do pidió que se votara la moción de sus­pender el paro por vein­tic­u­a­tro horas para eval­u­ar qué hac­er. La votación fue divi­di­da, pero ganó la moción de lev­an­tar el paro por amplia may­oría. Fer­nan­do pro­pu­so que la asam­blea volviera a encon­trarse el lunes a las ocho de la noche en la escuela y dio por con­clu­i­da la asam­blea, no sin que unos cuan­tos se quedaran a su alrede­dor cues­tion­a­do la estrate­gia que había prop­uesto, por un largo rato.

La asamblea y “lo asambleario”

Las esce­nas etno­grá­fi­cas que pro­puse describir per­miten demostrar que la prác­ti­ca de realizar asam­bleas está incor­po­ra­da en la dinámi­ca inter­na de la AGP como un espa­cio rel­e­vante en las dis­cu­siones sobre estrate­gias y toma de deci­siones. Este espa­cio se com­ple­men­ta y entre­laza con la playa y la calle en el cur­so del accionar sindi­cal. En el lugar de tra­ba­jo se viven­cian las expe­ri­en­cias del tra­ba­jo y se pro­ducen las deman­das, que luego se debat­en, com­parten y dis­cuten en el espa­cio de la asam­blea, para luego expre­sarse en la calle. El tran­scur­rir de los guar­davi­das por estos tres espa­cios es con­tin­uo y la com­ple­men­tariedad de los tres es la amal­ga­ma de la rep­re­sen­ta­tivi­dad que se con­struye de man­era con­tin­ua entre diri­gentes y com­pañeros. Un análi­sis sobre la situación de asam­blea nos per­mi­tirá dar cuen­ta de la com­ple­ji­dad que impli­ca la prác­ti­ca asam­blearia con­tin­ua, en tan­to que prác­ti­ca cotid­i­ana que for­ma parte del accionar sindi­cal. En este sen­ti­do, esta­mos en condi­ciones de afir­mar que el lugar ocu­pa­do por los diri­gentes tam­bién es pro­duc­to de una expe­ri­en­cia par­tic­u­lar de for­ma­ción políti­ca en la lucha. Los conocimien­tos téc­ni­cos, especí­fi­cos nece­sar­ios para desar­rol­larse como tal son tam­bién el pro­duc­to de un apren­diza­je.

Las múlti­ples nego­cia­ciones que mantiene la AGP en simultá­neo con dis­tin­tas agen­cias guber­na­men­tales y con sec­tores patronales, son parte de la com­ple­ja tra­ma de even­tos que los diri­gentes atraviesan y que, en cier­tas oca­siones pueden ser abor­dadas como even­tos con­ver­gentes y en otras, no. Podemos analizar la con­struc­ción de tres esferas de rela­ciones a par­tir del espa­cio de la asam­blea. La primera, y fun­da­men­tal, es la que incluye las rela­ciones entre los mis­mos guar­davi­das, prin­ci­pal­mente entre diri­gentes y com­pañeros. En las inter­ac­ciones que se estable­cen entre los mis­mos tra­ba­jadores en las asam­bleas se evi­den­cia que existe una expe­ri­en­cia de los tra­ba­jadores sindi­cal­iza­dos pro­duc­to de un pro­ce­so especí­fi­co de orga­ni­zación sindi­cal, pero tam­bién que existe una expe­ri­en­cia de con­duc­ción de la orga­ni­zación, una expe­ri­en­cia de diri­gente que es pro­duc­to especí­fi­co de la con­duc­ción del pro­ce­so de orga­ni­zación sindi­cal y que requiere de saberes, prác­ti­cas, cos­tum­bres y rela­ciones especí­fi­cas para desem­peñar la tarea de diri­gente. En efec­to, la asam­blea en tan­to espa­cio de toma de deci­siones colec­ti­vas y como órgano de delib­eración de los tra­ba­jadores no desplaza el hecho de que las estrate­gias frente a las situa­ciones con las que deben lidiar los diri­gentes sean prop­ues­tas y anal­izadas por quienes com­parten esa expe­ri­en­cia de diri­gente. Por esto mis­mo, en el mar­co del con­flic­to que estoy anal­izan­do en estas pági­nas, hubo una de las asam­bleas en la cual el úni­co tema trata­do fueron los despi­dos y en la cual los diri­gentes plantearon que “has­ta que esto no se solu­cione, no hay otra cosa”. Más ade­lante, frente a la situación de los despi­dos pues­ta en sus­pen­so, en las asam­bleas comen­zaron a tratar la cuestión de los despi­dos des­de un lugar en el cual esto tenía relación con las prob­lemáti­cas del sec­tor pri­va­do porque la munic­i­pal­i­dad, a la vez que patronal de los guar­davi­das munic­i­pales, es respon­s­able de las con­ce­siones de los bal­n­ear­ios a los pri­va­dos y, por lo tan­to, de con­tro­lar que se cum­plan los req­ui­si­tos legales para poder explotar­los, entre los cuales está la prestación del ser­vi­cio de guar­davi­das. Estas deci­siones, acer­ca de qué temas abor­dar como pri­or­i­tar­ios y cuán­do con­ver­gen cier­tas deman­das en el accionar y cuán­do no, con­sti­tuyen una de las tar­eas que los diri­gentes real­izan diari­a­mente, segui­da de aque­l­la que impli­ca la trans­misión hacia los com­pañeros en las asam­bleas. La segun­da esfera es la de los diri­gentes sindi­cales con los rep­re­sen­tantes de las patronales y del Esta­do. Es impor­tante realizar esta dis­tin­ción porque, como dijo Fer­nan­do, “en los pape­les donde cor­re­spon­da, sí lo vamos a explicar”. Las estrate­gias y medi­das de fuerza que toma el sindi­ca­to en algunos casos deben ser comu­ni­cadas a las autori­dades. Aquí entra en juego lo que se puede y no se puede hac­er, por ejem­p­lo, durante una con­cil­iación oblig­a­to­ria. Porque, si bien el sindi­ca­to está impe­di­do de tomar medi­das de acción direc­ta mien­tras dura la con­cil­iación oblig­a­to­ria, esto es váli­do solo para los motivos que involu­cren lo inclu­i­do en la con­cil­iación. Esto quiere decir, téc­ni­ca­mente, que si la con­cil­iación oblig­a­to­ria fue dic­ta­da por el con­flic­to orig­i­na­do por los despi­dos en el sec­tor públi­co, no existe imped­i­men­to alguno para realizar medi­das de acción direc­ta en relación a un con­flic­to por la par­i­taria con el sec­tor pri­va­do. Para dar cuen­ta de ello, la expe­ri­en­cia de diri­gente es impre­scindible porque no solo impli­ca el conocimien­to de los inter­sti­cios de la leg­is­lación y de las nor­mas vigentes, sino tam­bién las rela­ciones estable­ci­das con fun­cionar­ios, las acciones infor­males nece­sarias y la relación con los com­pañeros para gener­ar los con­sen­sos nece­sar­ios para lle­var ade­lante las medi­das. La ter­cera esfera de rela­ciones es la de los guar­davi­das con los medios de comu­ni­cación y con “la gente” a la cual le comu­ni­can sus acciones. En esta esfera de rela­ciones es que los diri­gentes plantean muchas veces una estrate­gia con un dis­cur­so acer­ca de cier­to tipo de incumplim­ien­tos o fal­tas o el anun­cio de medi­das de fuerza que no tiene estric­ta relación con aque­l­lo que va “en los pape­les”. Esto tiene que ver con lo expli­ca­do más arri­ba con la con­cil­iación oblig­a­to­ria y las medi­das que sí pueden tomarse, pero fun­da­men­tal­mente tiene que ver con el men­saje que los guar­davi­das desean trans­mi­tir acer­ca de su situación como tra­ba­jadores y de la situación del sec­tor que rep­re­sen­tan. Uno de los ele­men­tos que los guar­davi­das destac­aron en los medios de comu­ni­cación y en los pan­fle­tos y volantes repar­tidos en la playa durante su jor­na­da lab­o­ral, fueron los incumplim­ien­tos de los bal­n­ear­ios en tér­mi­nos de fal­ta de ele­men­tos de seguri­dad y de prestación del ser­vi­cio de guar­davi­das o de la prestación incom­ple­ta del mis­mo. En este pun­to, se ponen en juego las car­ac­terís­ti­cas propias del tra­ba­jo de los guar­davi­das: el énfa­sis en los aspec­tos rel­a­tivos a la seguri­dad de los bañis­tas y la pri­or­i­dad dada a sal­var vidas, con­sti­tuyen la real­i­dad bási­ca del tra­ba­jo de los guar­davi­das y aque­l­lo a lo que siem­pre vuel­ven en sus argu­menta­ciones respec­to de las medi­das de fuerza que toman. En relación con esto últi­mo, una de las pre­gun­tas a las que los diri­gentes han tenido que respon­der muchísi­mas veces es acer­ca de la despro­tec­ción los días en que real­izan huel­gas. La respues­ta siem­pre invierte el argu­men­to implíc­i­to de la pre­gun­ta: que el día de la huel­ga, la playa es mucho más segu­ra que cualquier otro día porque está anun­ci­a­do que no hay ser­vi­cio de guar­davi­das y, por lo tan­to, la gente sabe que no debe ingre­sar al mar. En cam­bio, cualquier día en que la prestación del ser­vi­cio es nor­mal, fal­tan guar­davi­das en numerosos puestos de tra­ba­jo y en casi todos fal­tan los ele­men­tos nece­sar­ios de rescate y primeros aux­il­ios.

Conclusiones

La del­e­gación de la rep­re­sentación sindi­cal es parte de un pro­ce­so con­tin­uo a través del cual los tra­ba­jadores del­e­garon su rep­re­sentación en los diri­gentes. En este sen­ti­do, si bien una vez con­sti­tu­i­do un sindi­ca­to los ben­efi­cios rel­a­tivos a la rep­re­sentación exclu­si­va no pueden rever­tirse fácil­mente, esa del­e­gación está per­ma­nen­te­mente en dis­pu­ta y se con­struye cotid­i­ana­mente. Con esto me refiero a que los diri­gentes de la orga­ni­zación y rep­re­sen­tantes de los guar­davi­das cotid­i­ana­mente con­struyen su espa­cio en tan­to rep­re­sen­tantes, a través de sus acciones.

La calle, en tan­to espa­cio donde los guar­davi­das real­izan mov­i­liza­ciones, y los dis­cur­sos que durante las mis­mas se real­izan, es un espa­cio priv­i­le­gia­do para analizar la del­e­gación de la rep­re­sentación y la con­struc­ción de la legit­im­i­dad de los diri­gentes. Además, es el espa­cio en el cual la dis­tan­cia social entre diri­gentes y com­pañeros es may­or: el uso de la pal­abra y la defini­ción de las estrate­gias, los conocimien­tos especí­fi­cos acer­ca de los pro­ced­imien­tos en las nego­cia­ciones se ponen en juego en la con­struc­ción de la man­i­festación. Sin embar­go, esta esce­na es pre­ce­di­da por el con­tex­to cotid­i­ano de tra­ba­jo, la playa, clave para definir la con­vo­ca­to­ria a la man­i­festación. En este sen­ti­do, las man­i­festa­ciones en donde aparente­mente se expre­sa la may­or dis­tan­cia entre diri­gentes y com­pañeros, deben ser com­pren­di­das con el com­ple­men­to de las rela­ciones cotid­i­anas en las cuales la legit­im­i­dad se con­struye. La playa, locus de los con­flic­tos lab­o­rales, es el espa­cio en el que se ges­tan las deman­das lab­o­rales y en donde diri­gentes y com­pañeros se encuen­tran sin las media­ciones especí­fi­cas que impli­ca la rep­re­sentación. La pres­en­cia de los diri­gentes en la playa es un fac­tor nece­sario en la con­struc­ción de la legit­im­i­dad y de la relación cuyas expre­siones varían de acuer­do a los dis­tin­tos con­tex­tos en las cuales se pro­ducen. En la playa, el espa­cio de tra­ba­jo llano y com­par­tido por todos, es el lugar en donde la dis­tan­cia social es menor. En la del­e­gación de la rep­re­sentación, en las mov­i­liza­ciones, asam­bleas, se da una dis­tan­cia may­or cuan­do un diri­gente habla en nom­bre de todos: ante fun­cionar­ios y empleadores así como durante un dis­cur­so ante los mis­mos guar­davi­das, porque habla en nom­bre de todos los guar­davi­das de Pina­mar. En la relación que impli­ca la del­e­gación de la rep­re­sentación existe una con­sti­tu­ción y necesi­dad mutua entre “grupo” y rep­re­sen­tante: la tarea del rep­re­sen­tante no ten­dría sen­ti­do si no existiera la capaci­dad de mov­i­lización. Y es por ello que esa relación se legit­i­ma en las instan­cias de par­tic­i­pación en las cuales la dis­tan­cia entre rep­re­sen­tante y rep­re­sen­ta­dos es may­or. A la vez que se pro­duce la may­or dis­tan­cia, en tér­mi­nos de la del­e­gación es en uno de los momen­tos en los cuales más clara­mente se expre­sa esa relación porque el rep­re­sen­tante se expre­sa en nom­bre de sus rep­re­sen­ta­dos: en instan­cias de nego­ciación y luego en actos públi­cos, es allí en donde se legit­i­man sus pal­abras.

Un aspec­to rel­e­vante respec­to de la con­struc­ción de la rep­re­sentación sindi­cal tiene que ver, como men­cionamos más arri­ba, con la expe­ri­en­cia com­par­ti­da. Porque el pro­ce­so de orga­ni­zación sindi­cal de los guar­davi­das se con­vir­tió en expe­ri­en­cia com­par­ti­da a lo largo de los años. Analizar los hechos que atrav­es­aron los guar­davi­das en tér­mi­nos de pro­ce­so, me per­mi­tió dar cuen­ta del tiem­po a través del cual se desar­rol­laron las difer­entes estrate­gias de acción colec­ti­va. Y a par­tir de allí estable­cer las difer­en­cias entre la situación pre­via y pos­te­ri­or al pro­ce­so de orga­ni­zación sindi­cal, des­de el despi­do de la plan­ta de guar­davi­das munic­i­pales a las múlti­ples nego­cia­ciones lle­vadas ade­lante por los diri­gentes sindi­cales durante mi últi­ma tem­po­ra­da de tra­ba­jo de cam­po. Aho­ra bien, estas reflex­iones nos lle­van nue­va­mente a nue­stro pun­to de par­ti­da: aque­l­las dico­tomías incor­po­radas acer­ca de las for­mas en que se orga­ni­zan los sindi­catos. Den­tro de la AGP, pudi­mos analizar cómo las especi­fi­ca­ciones acer­ca del cómo nego­ciar son un entra­ma­do com­ple­jo que incluye no solo al sec­tor patronal sino tam­bién al Esta­do a través de dis­tin­tas ofic­i­nas min­is­te­ri­ales y fun­cionar­ios. Sin embar­go, y hacién­dose “eco” de este prob­le­ma rel­a­ti­vo a la per­pe­tu­idad de los diri­gentes, los guar­davi­das establecieron en el estatu­to de la AGP que los car­gos de con­duc­ción se eli­gen por dos años –y no por cua­tro, tal como habili­ta la ley 23551- y que se per­miten has­ta dos elec­ciones con­sec­u­ti­vas por car­go. Sin embar­go, las fun­ciones especí­fi­cas que deben cumplir algunos de los diri­gentes no tienen que ver con el car­go que ocu­pan den­tro de la comisión direc­ti­va sino con sus saberes acu­mu­la­dos y con los espa­cios en los cuales son efec­ti­va­mente recono­ci­dos. La expe­ri­en­cia en las luchas, nego­cia­ciones y rela­ciones con fun­cionar­ios de dis­tin­tos nive­les, la social­ización en los mecan­is­mos insti­tu­cionales y los conocimien­tos para orga­ni­zar la protes­ta, for­man parte de una expe­ri­en­cia de diri­gentes que se entre­laza y, a la vez depende, de la expe­ri­en­cia del con­jun­to de los tra­ba­jadores.

Citas

* Licen­ci­a­da y Mag­is­ter en Antropología Social. Becaria Doc­tor­al. Insti­tu­to de Cien­cias Antropológ­i­cas, Fac­ul­tad de Filosofía y Letras, UBA (Uni­ver­si­dad de Buenos Aires), Argenti­na. gabrielallamosas2@yahoo.com

[1] Tal como expli­ca Guber, en una mues­tra prob­a­bilís­ti­ca, cada indi­vid­uo debe ten­er las mis­mas posi­bil­i­dades que los demás para inte­grar­la, cri­te­rio que responde a los obje­tivos de gen­er­al­ización de las con­clu­siones elab­o­radas en base al mate­r­i­al recogi­do. Por lo tan­to, lo que sucede a los miem­bros de la mues­tra, se supone que algo seme­jante ocurre a la población gen­er­al. Este cri­te­rio es denom­i­na­do “rep­re­sen­ta­tivi­dad” porque rep­re­sen­ta a una población may­or. “Pero resul­ta insu­fi­ciente emplear este tipo de mues­tras para com­pren­der la dinámi­ca social, mod­os orga­ni­za­tivos, sen­ti­dos por los que se ori­en­tan los miem­bros, espe­cial­mente los ines­per­a­dos o descono­ci­dos por el inves­ti­gador” [2013: 121].

[2] Acer­ca del uso de ‘per­spec­ti­vas nati­vas’ en lugar de ‘per­spec­ti­va del actor’ ver Bal­bi, 2012.

[3] Acer­ca del méto­do com­par­a­ti­vo en antropología social, Barth pro­pone realizar com­para­ciones tan­to entre datos inter­nos den­tro de nue­stro cam­po así como hac­er com­para­ciones trans-cul­tur­ales, entre dis­tin­tas unidades de estu­dio. Barth se opone a estable­cer difer­en­cias de méto­do entre com­para­ciones real­izadas entre obje­tos más dis­tantes y otro para com­para­ciones hechas entre difer­entes casos de voces de un grupo deter­mi­na­do (o sea, inter­nos). Pro­pone entonces que el méto­do com­par­a­ti­vo es efi­caz al hac­er uso de un cam­po de variación. Méto­do que no asume una pos­tu­ra teóri­ca en par­tic­u­lar pero sí asume la per­spec­ti­va de los actores y de los parámet­ros que afectan su acción. Por eso pro­pone realizar com­para­ciones del análi­sis de cada caso especí­fi­co lo más acti­va­mente posi­ble.

[4] Bajo el con­sen­so, algu­nas veces implíc­i­to, de un diag­nós­ti­co acer­ca del debili­ta­mien­to y poca mov­i­lización del sindi­cal­is­mo durante el perío­do inmedi­ata­mente ante­ri­or. Muril­lo [2013] señala que durante el gob­ier­no de Men­em, algunos de los sindi­catos más impor­tantes se lan­zaron a una estrate­gia de “super­viven­cia orga­ni­za­ti­va” basa­da en la defen­sa de sus priv­i­le­gios orga­ni­za­cionales y en la creación de empre­sas sindi­cales surgi­das de las refor­mas de mer­ca­do. “La respues­ta sindi­cal a las refor­mas de los años ‘90 fue afer­rarse a la lóg­i­ca cor­po­ra­ti­va y defend­er el monop­o­lio de rep­re­sentación sindi­cal así como las obras sociales sindi­cales, mien­tras intenta­ba aprovechar las opor­tu­nidades gen­er­adas por las refor­mas de mer­ca­do para gener­ar finan­ciamien­to alter­na­ti­vo y, en algunos casos, man­ten­er empleo” [Op. Cit.: 342].

[5] Jor­nadas en que des­ocu­pa­dos y sec­tores medios se mov­i­lizaron recla­man­do la renun­cia del pres­i­dente rad­i­cal De La Rúa y cuya respues­ta fue una vio­len­ta repre­sión con epi­cen­tro en la Plaza de Mayo.

[6] Tam­bién Barat­tin y Pas­cual [2011] anal­izan que el ciclo de luchas de 2001 se mantiene pre­sente en las expe­ri­en­cias de “sindi­cal­is­mo basista”, por ejem­p­lo la orga­ni­zación de los tra­ba­jadores men­sajeros y cadetes nucle­a­d­os en el SiMe­Ca (Sindi­ca­to de Men­sajeros y Cadetes).

[7] El uni­ver­so de guar­davi­das de Pina­mar ron­da los 200 tra­ba­jadores entre emplea­d­os por la Munic­i­pal­i­dad y por los bal­n­ear­ios.

[8] Tra­ba­jo de cam­po. Asam­blea de guar­davi­das. Enero de 2016.

[9]Tra­ba­jo de cam­po. Asam­blea de guar­davi­das. Enero de 2016.

[10] Thomp­son [1981] plantea que el “ser social” –locus de la con­for­ma­ción de las clases sociales- deter­mi­na la “con­cien­cia social”. No existe una difer­en­cia de domin­ios entre el ser social, enten­di­do como una mate­ri­al­i­dad, y una con­cien­cia social, enten­di­da en tér­mi­nos de una ide­al­i­dad, sino más bien en tér­mi­nos de una con­tinuidad en la cual el ser social no puede repro­ducirse sin un pen­samien­to. En este sen­ti­do es fun­da­men­tal la expe­ri­en­cia porque ejerce pre­siones sobre la con­cien­cia social y plantea nuevas cues­tiones pro­por­cio­nan­do gran parte del mate­r­i­al de base para los ejer­ci­cios int­elec­tuales más elab­o­ra­dos. En otras pal­abras, el ser social que pro­pone Thomp­son, solo puede exi­s­tir a par­tir de la mediación que pro­duce la expe­ri­en­cia a través de las expre­siones sub­je­ti­vas. En esta conex­ión entre las condi­ciones sub­je­ti­vas y las estruc­turales, la expe­ri­en­cia de clase es el resul­ta­do de un pro­ce­so históri­co en el cual los tra­ba­jadores pro­ducen intere­ses comunes.

[11] Gacetil­la de pren­sa de la AGP 22/01/2016.

[12] Tra­ba­jo de cam­po. Diál­o­go con Lucas. Enero de 2016.

[13] Tra­ba­jo de cam­po. Diál­o­go con tra­ba­jador des­pe­di­do. Enero de 2016.

[14] Tra­ba­jo de cam­po. Mov­i­lización de guar­davi­das. Enero de 2016.

[15] Tra­ba­jo de cam­po. Mov­i­lización de guar­davi­das. Enero de 2016.

[16] Mila­gro Sala es diri­gente de la orga­ni­zación bar­ri­al Tupac Amaru. El 16 de enero de 2016 fue encar­ce­la­da y a par­tir de esa fecha se realizaron numerosas mov­i­liza­ciones recla­man­do su lib­er­tad por tratarse de una pre­sa políti­ca.

[17] Tra­ba­jo de cam­po. Mov­i­lización de guar­davi­das. Enero de 2016.

[18] Tra­ba­jo de cam­po. Asam­blea de guar­davi­das. Enero de 2016.

[19] Tra­ba­jo de cam­po. Asam­blea de guar­davi­das. Enero de 2016.

[20] Ídem. La situación a la que refiere Gastón fue descrip­ta y anal­iza­da en Llam­osas 2017: 142–151. Los guar­davi­das se encon­tra­ban real­izan­do una asam­blea muy cer­ca del lugar en el cual se realizaría un impor­tante acto que orga­ni­za la Munic­i­pal­i­dad de Pina­mar lla­ma­do “Ben­di­ción de las Aguas”. En aquel entonces, y tam­bién en una situación en la cual había habido despi­dos entre los guar­davi­das munic­i­pales, la asam­blea de guar­davi­das se debatía entre inter­rum­pir el acto y man­i­fes­tar sus reclam­os impi­di­en­do su real­ización o man­i­fes­tarse den­tro del acto pero de man­era silen­ciosa.

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Cómo citar ¬

Gabriela Llamosas, «La playa, la calle y la asamblea: espacios en la construcción del accionar sindical de los guardavidas de Pinamar», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-13/articulos-llamosas/
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