La conflictividad de las organizaciones de desocupadxs durante
el período 1995–2003 en Bahía Blanca: un análisis cuantitativo

Con­flict events in orga­ni­za­tions of the unem­ployed between 1995–2003 in Bahía Blan­ca: A quan­ti­ta­tive analy­sis

Pablo Ariel Bech­er*

Recibido: 29 de mar­zo de 2017
Acep­ta­do: 15 de junio de 2017

Resumen

En el pre­sente artícu­lo se describen y anal­izan los hechos de con­flic­tivi­dad rela­ciona­dos con las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs en la ciu­dad de Bahía Blan­ca en el perío­do 1995- 2003, en el mar­co de la acu­mu­lación cap­i­tal­ista neolib­er­al en Argenti­na. A par­tir del reg­istro de noti­cias sobre con­flic­tos, extraí­das de un per­iódi­co local ‑La Nue­va Provincia‑, se con­struyó una base de datos uti­lizan­do dimen­siones cuan­ti­ta­ti­vas y pon­der­a­ti­vas con la final­i­dad de describir las car­ac­terís­ti­cas prin­ci­pales de las modal­i­dades de acción colec­ti­va y com­para­r­las con el con­flic­to obrero gen­er­al.

Pal­abras claves: Acción colec­ti­va – Con­flic­tivi­dad de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs – Cuer­pos obreros – Fuerzas sociales

Abstract

This arti­cle presents a descrip­tion and analy­sis of the con­flict of orga­nized unem­ploy­ment in the city of Bahía Blan­ca dur­ing the neolib­er­al cap­i­tal­ist accu­mu­la­tion peri­od between 1995 and 2003. For this pur­pose, a data­base will be con­struct­ed from the record of news about con­flicts extract­ed from a local news­pa­per -La Nue­va Provin­cia- that will be clas­si­fied using quan­ti­ta­tive and pon­der­ing dimen­sions. The ulti­mate goal is to describe the main char­ac­ter­is­tics of the dif­fer­ent col­lec­tive action meth­ods and com­pare them to those of the more gen­er­al labor con­flict.

Key words: Col­lec­tive action – Con­flict events in social forces orga­ni­za­tions – Work­ing bod­ies – Social forces

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Introducción

El pre­sente artícu­lo describe y anal­iza los hechos de con­flic­tivi­dad real­iza­dos por un sec­tor del con­jun­to obrero, especí­fi­ca­mente las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs, en la ciu­dad de Bahía Blan­ca en el perío­do 1995- 2003. Se bus­ca com­pren­der las causas; obser­var sus alin­eamien­tos reales en torno a las clases sociales que enfrentan; y ver­i­ficar las acciones colec­ti­vas con­sti­tuyentes que emer­gen de los mis­mos hechos. La descrip­ción de este tipo de acciones con­flic­ti­vas se real­izó a través de una base de datos sobre la obser­vación del per­iódi­co local La Nue­va Provin­cia[1].

En relación a este tipo de pro­ced­imien­tos, los tra­ba­jos que uti­lizan bases de datos de con­flic­tos lab­o­rales, recor­ren un perío­do breve en la his­to­ria reciente y un espa­cio aco­ta­do, gen­eral­mente cir­cun­scrip­to a Cap­i­tal Fed­er­al. A medi­a­dos de la déca­da de 1980, se mul­ti­pli­caron las inves­ti­ga­ciones de carác­ter cuan­ti­ta­ti­vo adquirien­do may­or vis­i­bil­i­dad tan­to a niv­el lati­noamer­i­cano como nacional [Sor­ribas 2010]. Si bien estos estu­dios perseguían dis­tin­tos obje­tivos, la necesi­dad común de rel­e­var acciones de con­flic­to implicó la com­pi­lación y difusión de series estadís­ti­cas y, con­se­cuente­mente, la dis­cusión sobre sus lim­ita­ciones y prob­le­mas metodológi­cos [Iñi­go Car­rera 2006; Ghigliani 2009].

Entre los con­cep­tos teóri­cos fun­da­men­tales se iden­ti­fi­ca la noción de lucha de clases como un instru­men­to dialéc­ti­co para obser­var, analizar la sociedad y com­pren­der su movimien­to [Viguera, 2009].  Las clases sociales no se con­ciben como enti­dades obje­ti­vas deter­mi­nadas con exis­ten­cia pre­via a las rela­ciones sociales, sino como partes con­sti­tuyentes de un entre­laza­mien­to o con­frontación entre sí [Iza­guirre y Aris­ti­z­a­bal 2002].

Las clases no luchan indi­vid­ual­mente, sino que se expre­san en la con­for­ma­ción de fuerzas en movimien­to, impul­sadas por las ten­siones políti­cas: se opo­nen de esta for­ma a una situación o a otra fuerza, con­sti­tuyén­dose como fuerzas sociales políti­cas [Ben­said 2013]. En este pro­ce­so de enfrentamien­tos entre clases sociales, se gen­er­an un con­jun­to de alian­zas en pugna, cada una de las cuales expre­san, en deter­mi­na­dos momen­tos históri­cos, como artic­u­la­ciones de oposi­ción, antag­o­nis­mo y dom­i­nación, dan­do lugar a fuerzas sociales [Gram­sci 1997]. En esta dinámi­ca históri­ca, la lucha de clases puede acel­er­arse (en sen­ti­do ascen­dente) o ralen­ti­zarse (descen­dente) generan­do una com­posi­ción o descom­posi­ción de las propias fuerzas [Klachko 2008].

A par­tir de la inda­gación de los prin­ci­pales hechos de con­flic­tivi­dad del movimien­to de tra­ba­jadores des­ocu­pa­dos resul­ta posi­ble ver­i­ficar su inci­den­cia en el con­jun­to obrero y en la total­i­dad de la con­flic­tivi­dad social, expre­san­do las rela­ciones entre dis­tin­tas frac­ciones y capas den­tro del denom­i­na­do “cam­po del pueblo” [Marín 1984]. El perío­do selec­ciona­do se cor­re­sponde con un afi­an­za­mien­to del mod­e­lo neolib­er­al en la Argenti­na y una pro­fun­da ofen­si­va del cap­i­tal, con con­se­cuen­cias sociales y económi­cas funes­tas para las clases pop­u­lares y obr­eras, como pro­duc­to de refor­mas estruc­turales, desreg­u­lación y aper­tu­ra de mer­ca­do, pri­va­ti­zación de empre­sas públi­cas y ajuste fis­cal,

Metodología de trabajo sobre la conflictividad

Los hechos de con­flic­tivi­dad obr­era y de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs fueron sis­tem­ati­za­dos a par­tir de la elab­o­ración de una base de datos, uti­lizan­do las cat­e­gorías de análi­sis del “Man­u­al de Car­ga de Datos sobre Con­flic­tivi­dad Social”, elab­o­ra­do por inte­grantes del Sem­i­nario de Inves­ti­gación Sobre el Movimien­to de la Sociedad (SISMOS) de la Uni­ver­si­dad Nacional de Mar del Pla­ta[2].

En primer lugar, se anal­iza la unidad de reg­istro, es decir, se refiere a cada noti­cia impre­sa y se selec­ciona la o las acción/es conflictiva/s para el rel­e­vamien­to. Estas acciones pasan a denom­i­narse “hechos de con­flic­tivi­dad”[3] y con­for­man la “unidad de análi­sis” prin­ci­pal.

Cada unidad de análi­sis se abor­da a par­tir de diver­sas “dimen­siones” (por ejem­p­lo, la dimen­sión iden­ti­fi­cación de la acción, la dimen­sión suje­to, la dimen­sión espa­cial, etc.). A su vez, las dimen­siones cuen­tan con vari­ables analíti­cas, bina­rias o descrip­ti­vas, donde cada una de ellas puede o no con­tener atrib­u­tos y sub-atrib­u­tos[4].

Los hechos pueden dividirse en dos: si la acción con­flic­ti­va se encuen­tra indi­vid­u­al­iza­da, sin relación con otras acciones, se lo denom­i­na Hecho Sim­ple (HS). Aque­l­los even­tos con­flic­tivos que están rela­ciona­dos entre sí (espa­cio- tiem­po) por los actores que los impul­san y los obje­tivos que se pro­po­nen lograr, así como por las reac­ciones que gen­er­an en otros suje­tos y los obje­tivos que se puedan desple­gar con relación al obje­ti­vo ini­cial, son agre­ga­dos como Hechos Com­puestos (HC).

Los hechos con­flic­tivos nor­mal­iza­dos son aque­l­los que cor­re­spon­den a una tipología especí­fi­ca, es decir, hechos con car­ac­terís­ti­cas sim­i­lares, cuyo tratamien­to por sep­a­ra­do se juz­ga como rel­e­vante en el mar­co de este estu­dio. Entre ellos rel­e­vantes para nue­stro estu­dio podemos describir: Acciones judi­ciales; Acciones insti­tu­cionales; Asam­bleas; Apropiación vio­len­ta de mer­cadería; Cel­e­bra­ciones y hom­e­na­jes; Cortes; Elec­ciones; Escraches; Huel­gas; Man­i­festa­ciones (acciones con­tenciosas en la vía públi­ca); Man­i­festa­ciones carce­lar­ias; Man­i­festa­ciones de baja inten­si­dad (con­flic­tos que no se dan en la vía públi­ca); Ocu­pa­ciones; Piquetes; Reuniones entre parte lit­i­gantes (funcionario/as políti­cos o empresario/as que se reú­nen con los cuer­pos obreros).

En cuan­to al suje­to de análi­sis, esta dimen­sión tiene como obje­ti­vo reg­is­trar quiénes lle­varon ade­lante la acción con­flic­ti­va, definidos según el ámbito de rela­ciones sociales des­de el que mov­i­lizan (en tan­to tra­ba­jadorxs, estu­di­antes, vecino/as, usuario/as, ambi­en­tal­is­tas, famil­iares, etc.). En cada acción reg­istra­da, el suje­to que la emprende lo hace en tan­to per­son­ifi­cación de deter­mi­nadas rela­ciones sociales.

Para un análi­sis más pro­fun­do de la con­flic­tivi­dad se tienen en cuen­ta dis­tin­tas dimen­siones: a) la ubi­cación económi­ca del suje­to (tipo de relación salar­i­al- ámbito de la relación salar­i­al y rama de activi­dad); b) la dimen­sión orga­ni­za­cional (donde intere­sa aquí analizar las orga­ni­za­ciones que con­vo­caron y las que par­tic­i­paron o adhirieron al con­flic­to); c) la situación con­tex­tu­al (situación que lle­va ade­lante el con­flic­to, la meta y el des­ti­natario); d) la dimen­sión bajas (bajas sociales, detenidxs, heridxs o muertxs); y e) la dimen­sión local­ización de la acción

Si bien estas dimen­siones per­miten iden­ti­ficar los ras­gos obje­tivos estruc­turales de las acciones y cuan­tificar algu­nas de sus car­ac­terís­ti­cas, el análi­sis uni­lat­er­al de vari­ables puede tra­ducirse en una visión que cuan­tifi­ca los hechos recon­stru­i­dos de una for­ma par­cial y mera­mente descrip­ti­va [Lai­tano, Rabi­no y Nieto 2015]. Por ello, resul­ta nece­sario analizar otros fac­tores como la dimen­sión pon­der­a­ti­va de las propias vari­ables, donde se rela­cio­nan las dimen­siones ante­ri­ores y se gen­era un análi­sis cual­i­ta­ti­vo pro­duc­to de la con­ver­gen­cia y las inter­rela­ciones entre dis­tin­tos cam­pos (tem­po­ral, orga­ni­za­cional, suje­to, etc.) [Maañon y Nievas 2003].

Algu­nas de las dimen­siones a la hora de pon­der­ar las vari­ables podemos indi­car­las breve­mente:

1) La ter­ri­to­ri­al­i­dad de la acción: que refiere al “ter­ri­to­rio o ámbito donde se pro­duce la con­frontación, que refiere al carác­ter social de ese espa­cio” [Iza­guirre y Aris­taz­a­bal 2002]. El ter­ri­to­rio es un espa­cio dinámi­co com­puesto por vari­ables com­ple­jas entre ellas la tem­po­ral­i­dad y la acu­mu­lación de expe­ri­en­cias colec­ti­vas;

2) El niv­el de impli­can­cia cor­po­ral de la acción: esta vari­able analíti­ca bus­ca estable­cer gra­dos de impli­can­cia cor­po­ral de los suje­tos (indi­vid­uales o colec­tivos) en los pro­ce­sos de lucha, estable­cien­do val­ores ordi­nales en escalas de baja, media y alta inten­si­dad según el hecho nor­mal­iza­do;

3) Niv­el de orga­ni­zación: se refiere a un con­jun­to de vari­ables que nos per­mite medir los gra­dos de cen­tral­ización de la lucha y la unidad alcan­za­dos por las orga­ni­za­ciones rep­re­sen­ta­ti­vas de los suje­tos anal­iza­dos. Pueden ver­i­fi­carse las alian­zas que se estable­cen entre frac­ciones y clases sociales cuan­do se enfrentan y como se orga­ni­zan com­binán­dose o no;

4) La energía de los cuer­pos en lucha: los cuer­pos deben pen­sarse como per­son­ifi­ca­ciones de suje­tos sociales car­ga­dos de rela­ciones sociales, económi­cas, cul­tur­ales y políti­cas que pueden man­i­fes­tar diver­sos tipos de sin­er­gia cuan­do se enfrentan entre sí. Para inter­pre­tar esa energía se real­iza una pon­deración que refiere a la inten­si­dad de los hechos [Mil­lán 2007]. La pon­deración que se gen­era en fun­ción de la energía que impli­ca cada hecho se establece a par­tir de mul­ti­pli­ca­ciones en fun­ción de las vari­ables “niv­el de impli­can­cia cor­po­ral en la acción”. Cada hecho rep­re­sen­ta una poten­cia mul­ti­pli­cado­ra difer­ente, a saber: hecho dis­cur­si­vo: poten­cia mul­ti­pli­cado­ra por 2; hecho insti­tu­cional: poten­cia mul­ti­pli­cado­ra por 4; hecho direc­to legal: poten­cia mul­ti­pli­cado­ra por 8; hecho direc­to ile­gal: poten­cia mul­ti­pli­cado­ra por 16 (los números si bien son arbi­trar­ios nos per­miten cuan­tificar el niv­el de energía y com­para­r­lo con la inten­si­dad de la acción).

La uti­lización de fuentes peri­odís­ti­cas, en este sen­ti­do, puede gener­ar prob­le­mas y lim­ita­ciones. Una de ellas tiene que ver con la imposi­bil­i­dad de reg­is­trar la total­i­dad de las acciones con­flic­ti­vas. A su vez, los cri­te­rios peri­odís­ti­cos y edi­to­ri­ales respon­den en múlti­ples casos a pau­tas com­er­ciales, dis­eños insti­tu­cionales o influ­en­cias políti­cas. El tratamien­to de los per­iódi­cos tiene algu­nas ven­ta­jas como la estandarización y la infor­ma­ción cotid­i­ana de los hechos. En gen­er­al pre­sen­tan las noti­cias con algún tipo de veraci­dad y per­miten la con­ser­vación y obser­vación tem­po­ral de los hechos debido a su peri­odización en el tiem­po, ya que reca­ban y sin­te­ti­zan gran can­ti­dad de noti­cias que pueden ser leí­das en reser­vo­rios o archivos insti­tu­cionales. Es posi­ble con­sid­er­ar que la pren­sa escri­ta se ha con­ver­tido en un medio estandariza­do de una gran masa de infor­ma­ción de todo tipo, lo que la trans­for­ma en una fuente de saberes indis­pens­ables para el estu­dio de lo social [Izguirre y Aris­ti­z­a­bal 2002]. Aten­di­en­do a la prob­lemáti­ca mediáti­ca del uso del dis­cur­so, se debe lle­var a cabo una con­stante “vig­i­lan­cia epis­te­mológ­i­ca y metodológ­i­ca” de las fuentes de pren­sa con­sul­tadas para evi­tar el ses­go en los datos [Benente 2011].

Breve descripción de la conflictividad obrera en Bahia Blanca (1995- 2003)

Bahía Blan­ca puede ser car­ac­ter­i­za­da prin­ci­pal­mente como una ciu­dad de ser­vi­cios y activi­dades com­er­ciales, con una gran indus­tria rela­ciona­da con la petro­quími­ca y un peso impor­tante en la exportación de pro­duc­tos agropecuar­ios. En la déca­da de 1990 su niv­el de des­ocu­pación y pre­carización lab­o­ral super­a­ba ampli­a­mente diver­sas ciu­dades del país [Bech­er 2017].

En los nueve años anal­iza­dos en el diario La Nue­va Provin­cia (1995–2003), se iden­ti­fi­caron 1.774 hechos de con­flic­tivi­dad: 233 hechos sim­ples y 304 hechos com­puestos (que con­tienen 1541 acciones). De este primer recorte, 1.362 se dieron en el plano local bahiense, 199 fueron de alcance provin­cial (provin­cia de Buenos Aires), 193 de carác­ter nacional y 20 sub-provin­ciales.

Si dividi­mos los con­flic­tos por año es posi­ble ver­i­ficar la con­for­ma­ción de una ten­den­cia gen­er­al de la con­flic­tivi­dad obr­era, que mues­tra oscila­ciones mar­cadas, con decrec­imien­tos sig­ni­fica­tivos des­de 1995 has­ta 1999 (año de menor con­flic­tivi­dad social en gen­er­al) y crec­imien­tos y picos impor­tantes de con­flic­tivi­dad, prin­ci­pal­mente a par­tir de 2000–2001 y 2002, para luego dec­li­nar en el 2003 a los nive­les del año 1995. En el año 2001, el niv­el de con­flic­tivi­dad es tan alto que sobrepasa en un 300% a 1999 (con 405 con­flic­tos, más de uno por día en prome­dio).

Entre los tipos de hechos con­flic­tivos nor­mal­iza­dos, se desta­ca las “Man­i­festa­ciones de baja inten­si­dad” (34%) (615 hechos en total); le siguen las “Man­i­festa­ciones” (17%) (306 hechos en total) y las “Huel­gas (tan­to gen­erales como par­tic­u­lares)” (14%) (257 hechos en total). En una cuar­ta posi­ción, siguen los hechos agru­pa­dos bajo la modal­i­dad “Asam­blea” (11%) (198 hechos en total). Las reuniones entre partes y con fun­cionar­ios suman un 10% de las acciones totales (178 hechos), mien­tras que las ocu­pa­ciones (46), piquetes (18), cortes (25), ataques (11) y escraches (7) y la apropiación ile­gal de mer­cadería (1) lle­gan en con­jun­to a un 6%. Las restantes acciones de con­flic­to, de carác­ter insti­tu­cional y judi­cial, alcan­zan a un 5% del total.

Entre los tipos de hechos com­puestos (recordemos que sum­a­ban 1541 acciones) fig­u­ran las man­i­festa­ciones de baja inten­si­dad (498), segui­do de las man­i­festa­ciones (279), las huel­gas (230), asam­bleas (179), reunión entre partes y con fun­cionar­ios (169), las acciones insti­tu­cionales (26), las acciones judi­ciales (49), las ocu­pa­ciones (44), cortes (23), piquetes (18), ataques (12), elec­ciones (7), escraches (7) y una apropiación vio­len­ta de la mer­cadería.

Lxs suje­tos asalari­adxs que apare­cen en los hechos de con­flic­tivi­dad fueron divi­di­dos de acuer­do

a los sec­tores lab­o­rales que per­son­if­i­can. De esta for­ma, se div­i­den en sub-cat­e­gorías de par­tic­i­pación inte­gra­dos por: lxs tra­ba­jadorxs de la cul­tura y artis­tas; lxs emplead­xs de com­er­cio; lxs emplead­xs de ser­vi­cios; lxs “tra­ba­jadorxs infor­males urbanos”; lxs tra­ba­jadorxs de la admin­is­tración estatal (que tra­ba­jan especí­fi­ca­mente en relación de depen­den­cia con algún niv­el estatal), lxs tra­ba­jadorxs de la carne y los obreros de la con­struc­ción (que los sep­a­ramos por su impor­tan­cia especí­fi­ca), lxs obr­erxs indus­tri­ales, lxs docentes, lxs tra­ba­jadorxs del trans­porte; pro­fe­sion­ales, des­ocu­padxs, tra­ba­jadorxs de la salud, pescadores, tra­ba­jadores rurales y presxs en su condi­ción de tra­ba­jadorxs.

En este mar­co, y con­tabi­lizan­do la par­tic­i­pación de estas per­son­ifi­ca­ciones obr­eras en la con­flic­tivi­dad obr­era gen­er­al, encon­tramos a cier­tos sec­tores obreros que fueron dinámi­cos en la creación, par­tic­i­pación  y desar­rol­lo de los hechos de con­flic­tivi­dad: lxs docentes (25%), lxs tra­ba­jadores estatales (16%), obreros de la con­struc­ción (12%), los tra­ba­jadores del trans­porte (10%), lxs des­ocu­pa­dos (10%) y los sigue con menos can­ti­dad lxs obr­erxs indus­tri­ales (8%), tra­ba­jadorxs de la salud (7%) y emplead­xs de ser­vi­cios (fuerte­mente rep­re­sen­ta­do por lxs ban­car­ixs) (5%).[5]

El hecho de que lxs obr­erxs indus­tri­ales jun­to con lxs tra­ba­jadorxs de la carne y de la con­struc­ción sumen en con­jun­to un 23% del total de la con­flic­tivi­dad obr­era, demues­tra sig­ni­fica­ti­va­mente la per­ma­nente rel­e­van­cia de la clase obr­era indus­tri­al, frente al crec­imien­to de las deman­das de otros suje­tos obreros como lxs estatales y emplead­xs de ser­vi­cios.

La conflictividad de las organizaciones de desocupadxs en Bahía Blanca

Las orga­ni­za­ciones de tra­ba­jadorxs des­ocu­padxs tuvieron una actuación impor­tante den­tro de la con­flic­tivi­dad obr­era en Bahía Blan­ca durante los años 1995- 2003. Su vin­cu­lación con el movimien­to obrero ocu­pa­do fue per­ma­nente a pun­to tal de que sus expre­siones de lucha siem­pre estu­vieron acom­pañadas por otros sec­tores sociales, como la pequeña bur­guesía, lxs estu­di­antes, jubi­ladxs y pen­sion­adxs, bur­guesía agraria, pequeños y medi­anos indus­tri­ales, sec­tores de tra­ba­jadorxs, así como tam­bién por diver­sas expre­siones sindi­cales.

En este aparta­do se describen especí­fi­ca­mente los hechos de con­flic­tivi­dad de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs orga­ni­za­dos durante el perío­do 1995- 2003[6]. Se soslayan en el análi­sis la expre­siones indi­vid­uales de des­ocu­padxs, los pro­ce­sos de con­flic­tivi­dad desar­rol­la­dos por numerosos sec­tores obreros sindi­cal­iza­dos expul­sa­dos de sus empleos, suje­tos que accio­nan des­de sus sindi­catos o por fuera de él (acciones especí­fi­cas de des­ocu­padxs estatales, de la rama comercial/servicios o de la indus­tria, ex tra­ba­jadores de frig­orí­fi­cos, ex tra­ba­jadores molineros o de empre­sas fideeras), los lla­ma­dos tra­ba­jadores infor­males urbanos no orga­ni­za­dos (como es el caso de lxs car­ton­erxs y ciru­jas) y los con­flic­tos den­tro de la cár­cel en relación al empleo de los pre­sidiar­ios[7].

Entre las agru­pa­ciones anal­izadas se encuen­tran la Unión de Tra­ba­jadores Des­ocu­pa­dos (UTD), la Aso­ciación Des­ocu­pa­dos del Sur (ADS), el Movimien­to Ter­ri­to­r­i­al de Lib­eración (MTL), la Cor­ri­ente Cla­sista Com­bat­i­va (CCC), el Polo Obrero (PO),  la Aso­ciación de des­ocu­pa­dos de la indus­tria de la con­struc­ción Bahia Blan­ca (ADICBBA), la lucha de des­ocu­padxs con el apoyo de la Cen­tral de Tra­ba­jadores Argenti­no (CTA) y del Movimien­to de Tra­ba­jadores Argenti­nos (MTA)[8] y las hechos de con­flic­tivi­dad de lxs tra­ba­jadorxs nucle­a­d­os den­tro de los planes de tra­ba­jo, que en algunos casos si bien no estu­vieron aso­ci­a­dos a algún MTD, su con­flic­tivi­dad fue sig­ni­fica­ti­va. 

Tipos de hechos de conflictividad normalizados

En total se con­tabi­lizan 194 hechos de con­flic­tivi­dad en todo el peri­o­do de análi­sis, sien­do 45 los hechos com­puestos (véase grá­fi­co I). La par­tic­i­pación en esos hechos com­puestos por parte de los desocupados/as se dio en 184 acciones, mien­tras que solo diez acciones se dieron como hechos sim­ples.

Gráfico 1. Conflictividad de las organizaciones de desocupados/as en el tiempo (1995- 2003)

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Si real­izamos una con­tabil­i­dad año por año de los con­flic­tos de des­ocu­padxs com­parán­do­lo con el reg­istro de la con­flic­tivi­dad obr­era total podemos dis­tin­guir una ten­den­cia entre ambas con­flic­tivi­dades que mantiene una equiv­a­len­cia. En este sen­ti­do, obser­va­mos algunos ras­gos comunes: una ten­den­cia gen­er­al descen­di­ente des­de 1995 has­ta 1999 y el pico máx­i­mo en 2001. El año 1998 mues­tran una casi nula expre­sión de man­i­festa­ciones de orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs. La difer­en­cia entre estas dos eta­pas bien mar­cadas, puede expli­carse por la pues­ta en mar­cha por parte del Esta­do hacia 1996- 1999 de una batería de palia­tivos que per­mi­tieron deten­er la con­flic­tivi­dad entre lxs des­ocu­padxs, espe­cial­mente a par­tir dar impul­so a planes con con­traprestación, capac­ita­ciones, micro-emprendimien­tos y coop­er­a­ti­vas que ten­drían muy cor­ta duración, con un  mer­ca­do inestable y prob­le­mas financieros.

Tabla I. Frecuencia absoluta de conflictos obreros y de organizaciones de desocupadxs
Año Con­flic­tos obreros Con­flic­tos de des­ocu­padxs
1995 183 28
1996 159 20
1997 119 8
1998 136 0
1999 108 1
2000 242 26
2001 405 72
2002 230 31
2003 192 8
Total gral. 1774 194

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos de des­ocu­pa­dos en SISMOS (1995- 2003)- Ba. Bca.

Gráfico II. Comparación entre el total de la conflictividad obrera y la de desocupados/as

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Entre los hechos nor­mal­iza­dos (véase grá­fi­co III) podemos obser­var que las “man­i­festa­ciones” (42%) fueron la expre­sión may­or que tuvieron las orga­ni­za­ciones de des­ocu­pa­dos para vis­i­bi­lizar sus deman­das. En segun­do lugar, lo ocu­pa las “man­i­festa­ciones de baja inten­si­dad” (22%) más de tipo dis­cur­si­vo y en ter­cer lugar el “acom­pañamien­to a las huel­gas gen­erales o par­tic­u­lares” de lxs tra­ba­jadorxs ocu­padxs (7%).

Los “cortes” (4%) y “piquetes” (3%) señalan una for­ma de lucha propia de la época donde se gen­er­al­izó la obstruc­ción de la pro­duc­ción y del trán­si­to como medios para obten­er reconocimien­to insti­tu­cional.

Las “ocu­pa­ciones” (4%), “acciones judi­ciales” (1%), las “acciones insti­tu­cionales y elec­ciones” (1%) cor­re­spon­den más bien a las for­mas de lucha que tuvieron los des­ocu­pa­dos de la con­struc­ción que además recur­rieron al piquete como for­mas de acción colec­ti­va. Los hechos de con­flic­tivi­dad de inten­si­dad media cor­re­spon­den a momen­tos de “nego­ciación con los fun­cionar­ios” (5%) o “empre­sar­ios” (7%) con el fin de obten­er ben­efi­cios o palia­tivos en sus condi­ciones económi­cas.

Grafico III. Hechos de conflictividad normalizados de las organizaciones de desocupadxs

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Los “escraches” se dieron en muy pocas opor­tu­nidades unidas a otros sec­tores sociales con­tra fun­cionar­ios públi­cos (1%) refle­jan­do el malestar de la época con­tra los políti­cos en gen­er­al.

Con respec­to a las “asam­bleas” (1,5%) y su bajo por­centa­je podemos inferir que más bien resul­ta un dato que los per­iódi­cos no reg­is­tran o no con­tabi­lizan en sus obser­va­ciones. Este dato es el úni­co que con­trasta con la real­i­dad con­ta­da por los pro­pios pro­tag­o­nistas, que per­iódica­mente real­iz­a­ban asam­bleas para decidir las acciones colec­ti­vas.

Dimensión sujeto

Si bien en todos los hechos aparece el/la des­ocu­padx como actor cen­tral, es posi­ble difer­en­ciar en el desar­rol­lo de la con­flic­tivi­dad, un con­jun­to de tipos de acciones donde par­tic­i­paron diri­gentes sindi­cales o de orga­ni­za­ciones políti­cas (95 hechos), fun­cionar­ios políti­cos y/o empre­sar­i­ales (18) y per­son­ifi­ca­ciones de des­ocu­pa­dos y/o tra­ba­jadores de base (109). Las acciones donde los des­ocu­pa­dos acom­pañan a otros suje­tos fueron 70, mien­tras que las acciones propias con obje­tivos especí­fi­cos fueron 124.

Dimensión organizacional

Las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs rev­e­lan una enorme can­ti­dad de hechos acom­pañan­do al movimien­to de obr­erxs ocu­padxs o en pos de deman­das gen­erales (126 acciones). Su par­tic­i­pación jun­to a orga­ni­za­ciones y con­fed­era­ciones sindi­cales fue per­ma­nente, espe­cial­mente con la CTA y el MTA, en los primeros años pos­te­ri­ores a 1995- 1999 (70 acciones aprox­i­mada­mente). La orga­ni­zación local Unión de Tra­ba­jadores Des­ocu­pa­dos fue la orga­ni­zación que más inter­vi­no en difer­entes con­flic­tos segui­do por la Cor­ri­ente Cla­sista Com­bat­i­va (CCC) y el Movimien­to Ter­ri­to­r­i­al de Lib­eración (MTL) que además man­tu­vo en sus filas una gran can­ti­dad de par­tic­i­pantes. Lxs ben­e­fi­cia­r­ixs de planes sociales se orga­ni­zaron en algu­nas opor­tu­nidades para exi­gir mejo­ras en sus condi­ciones de tra­ba­jo, pagos y con­tinuidad de los sub­sidios[9] (tabla II).

Tabla II. Organizaciones de desocupados/as que accionan en la conflictividad (1995- 2003)
Orga­ni­za­ciones de des­ocu­pa­dos que apare­cen en el con­flic­to F. abso­lu­ta F. rel­a­ti­va
Unión de Tra­ba­jadores Des­ocu­pa­dos (UTD) 45 23%
Cor­ri­ente Cla­sista Com­bat­i­va (CCC) 35 18%
Movimien­to Ter­ri­to­r­i­al de Lib­eración (MTL) 29 15%
Tra­ba­jadores de Planes 14 7,2%
Aso­ciación de Des­ocu­pa­dos del Sur 12 6,1%
Aso­ciación de des­ocu­pa­dos de la indus­tria de la Con­struc­ción Bahía Blan­ca (ADICBBA) 7 4%
Bahía Blan­ca en Lucha 7 4%
Polo Obrero 3 1,5%
Agru­pación Maes­tras Desem­pleadas 3 1,5%
Des­ocu­pa­dos en Acción 1 0,5%

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Entre los “tipos de orga­ni­zación” que par­tic­i­pan pre­dom­i­na la vari­able desocupados/as (89 acciones- 46%) como orga­ni­zación inde­pen­di­ente políti­ca, segui­do por la com­bi­nación entre diver­sas orga­ni­za­ciones (ya sean cor­po­ra­ti­vas, sindi­cales, veci­nales, de des­ocu­padxs) (56- 29%) y por últi­mo la orga­ni­zación sindi­cal rela­ciona­da con algún MTD (49 acciones- 25%).

Situación contextual: motivaciones y demandas en los hechos de conflictividad

Las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs tuvieron una diver­si­fi­cación de situa­ciones y obje­tivos que en muchos casos no se con­tra­pusieron con el sec­tor ocu­pa­do sino que lo acom­pañaron y expandieron en sus deman­das. En este sen­ti­do, hubo un con­jun­to de reclam­os rela­ciona­dos con el ajuste, recorte pre­supues­tario, con­tra el mod­e­lo económi­co y en torno al logro de un plan de lucha que fig­u­raron entre las causas más impor­tantes que per­mi­tieron la con­flu­en­cia de las orga­ni­za­ciones de desocupados/as con el movimien­to obrero gen­er­al (80 hechos). Estas moti­va­ciones for­maron parte de un con­jun­to de reivin­di­ca­ciones que super­aron lo mera­mente económi­co para plantearse en tér­mi­nos de lucha políti­ca en el enfrentamien­to entre clases sociales.

El despi­do, desem­pleo, la des­ocu­pación, el cese de la activi­dad o el atra­so salar­i­al con 60 hechos especí­fi­cos, las condi­ciones de tra­ba­jo y los prob­le­mas de infraestruc­tura con 9 acciones y el adeu­da mien­to, la fal­ta de pago y el atra­so salar­i­al con 25 suce­sos, for­man parte de las luchas económi­cas especí­fi­cas que nos per­miten obser­var como el eje estruc­turante en torno al tra­ba­jo y salario se man­tu­vieron como expre­siones impor­tantes entre las causas que llev­a­ban  a lxs  orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs a man­i­fes­tarse públi­ca­mente.

La con­flic­tivi­dad inter­na gremi­al tam­bién incluyó al movimien­to de des­ocu­pa­dos. Esto se expresó con inten­si­dad prin­ci­pal­mente en el gremio de la con­struc­ción, donde las frac­ciones inter­nas pro­tag­oni­zaron una lucha encar­niza­da por ocu­par un lugar en la direc­ción de la UOCRA, y que los llevó a una per­ma­nente dis­pu­ta expre­sa­da en ocu­pa­ciones, tomas, elec­ciones fraud­u­len­tas, man­i­festa­ciones y enfrentamien­tos calle­jeros.

En el mis­mo sen­ti­do, las expre­siones de lucha docente en el inte­ri­or del sindi­ca­to de SUTEBA, hege­mo­niza­do entre 1989- 2003 por la auto­de­nom­i­na­da Lista Celeste, man­tu­vieron una lucha políti­ca de var­ios años, ante la clau­di­cación del pro­pio sindi­ca­to en momen­tos de auge en la con­flic­tivi­dad. La con­for­ma­ción de orga­ni­za­ciones docentes opos­i­toras y líneas inter­nas no ofi­cial­is­tas (Docentes indig­na­dos, Lista Mar­rón, Lista Azul- vio­le­ta, Agru­pación Bahía Blan­ca en Lucha) se car­ac­teri­zaron por acom­pañar las deman­das del movimien­to obrero en su con­jun­to y prin­ci­pal­mente a las orga­ni­za­ciones de tra­ba­jadorxs des­ocu­padxs. En el año 2001, lxs docentes bahiens­es realizaron una serie de man­i­festa­ciones calle­jeras impor­tantes con la par­tic­i­pación de un número impor­tante de veci­nos, padres, madres, estu­di­antes y tra­ba­jadores estatales que tuvo su pun­to cul­mine con el acom­pañamien­to al Argenti­na­zo en Bahía Blan­ca en diciem­bre de 2001. Frente a esta situación los vaivenes y desin­teligen­cias de la con­duc­ción del sindi­ca­to hicieron que la lista opos­i­to­ra (Lista Granate) gane las elec­ciones locales en el 2003.

Tabla III. Dimensión contextual: situaciones/contexto
Dimen­sión Con­tex­tu­al — Situa­ciones que moti­van la acción F. abso­lu­tas y rel­a­ti­vas Tipo
Con­flic­to con el Esta­do, Ajuste estatal, Recorte pre­supues­tario, con­tra el mod­e­lo económi­co y sus medi­das, con­tra el sis­tema, Orga­ni­zación de un plan de lucha y escraches a políticos/empresas, Pri­va­ti­zación 84 (43,2%) Políti­ca
Atra­so salar­i­al, fal­ta de pagos, prob­le­mas de pago 25 (12,8%) Económi­ca
Despi­do, Desem­pleo, Des­ocu­pación, cese de activi­dad, clausura, cesan­tías especí­fi­cas, cier­res, Cese de planes, prob­le­mas con los planes sociales 60 (30,9%) Económi­ca
Con­flic­to gremi­al, Con­flic­to inter­no sindi­cal, Inter­ven­ción de un gremio, Denun­cias inter­nas por irreg­u­lar­i­dades 18 (9,2%) Políti­ca gremi­al
Acci­dente lab­o­ral, causa de heri­dos, muertes, repre­sión, proce­samien­tos, asesinatos 13 (6,6%) Legal­ista
Por la fir­ma de acuer­dos o la apli­cación de leyes, la res­olu­ción de anteproyec­tos, proyec­tos y leyes 11 (5,6%) Legal­ista
Condi­ciones de tra­ba­jo, fal­las téc­ni­cas de la empre­sa, prob­le­mas de infraestruc­tura, ter­cer­ización 9 (4,6%) Económi­ca
Hom­e­na­je, con­mem­o­ración, fes­te­jo, recorda­to­rio 3 (1,6%) Políti­ca

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Tabla IV. Dimensión contextual: Metas/Motivos
Dimen­sión Con­tex­tu­al — Metas inmedi­atas de la acción F. abso­lu­tas y rel­a­ti­vas Tipo
Tra­ba­jo, empleo o sub­sidios (pedi­dos, aumen­to, búsque­da de mejo­ras), con­tra los despi­dos 55 (27,7%) Económi­ca
Políti­ca (con­tra el Esta­do o la Empre­sa en su sen­ti­do más amplio, con­tra el ajuste, mod­e­lo, pro­gra­ma) 52 (26,2%) Políti­ca
Salar­i­ales (Pedi­do de aumen­to, recom­posi­ción, con­tra el recorte salar­i­al, pago de los adeu­da­do, cobro) 24 (12,1%) Económi­ca
Con­flic­to inter­no, ame­drentar a otra lista, atacar al otro con el obje­ti­vo de gener­ar miedo o repu­dio 18 (9%) Políti­ca
Encuen­tro o reuniones entre partes, dial­o­go o solu­ciones, búsque­da de debate, con­sen­sos, acuer­dos 13 (6,5%) Políti­ca
Real­ización de un plan de lucha, Asam­bleas para definir mar­cos de acción, pasos a seguir, ple­nar­ios, Actos elec­torales 11 (5,5%) Orga­ni­za­cional
Sol­i­dari­dad por dis­tin­tos hechos, pedi­dos de jus­ti­cia, rein­cor­po­ración de obreros, expul­sa­dos 7 (3,5%) Política/ Económi­ca

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Si bien puede obser­varse un pre­do­minio de motivos de tipo económi­co en la con­flic­tivi­dad de des­ocu­padxs, se expre­sa con fuerza un con­tenido políti­co que sub­y­ace a las inten­ciones que impul­san a la acción colec­ti­va, y que se rev­ela cuan­do se iden­ti­fi­ca al cau­sante del der­rumbe económi­co y social en el con­jun­to de fuerzas sociales que con­for­man al rég­i­men, incluyen­do al Esta­do.

Entre los des­ti­natar­ios prin­ci­pales en los hechos de con­flic­tivi­dad de los des­ocu­pa­dos podemos obser­var la sigu­iente tabla, donde se expre­sa que el prin­ci­pal organ­is­mo recep­tor de deman­das fue el Esta­do (prin­ci­pal­mente el local, aunque no coin­ci­diera en tér­mi­nos políti­cos con el gob­ier­no provin­cial o nacional en deter­mi­na­dos momen­tos) y los pro­pios tra­ba­jadores (en tér­mi­nos de acciones que llam­a­ban a par­tic­i­par, colab­o­rar, accionar u orga­ni­zar). Las empre­sas en cam­bio no fueron des­ti­natarias prin­ci­pales de las acciones, aunque cuan­do lo fueron se dieron en acciones direc­tas de alta inten­si­dad (piquete, man­i­festación, apropiación vio­len­ta de la mer­cadería).

Tabla V. Destinatarios principales de las acciones de desocupados/as
Des­ti­natario F. abso­lu­ta F. rel­a­ti­va
Gob­ier­no L (Ejec­u­ti­vo, Con­ce­jo Delib­er­ante, Con­se­jo Esco­lar) 78 39%
Gob­ier­no N (Ejec­u­ti­vo y leg­isla­ti­vo, PAMI, ANSES) 61 30%
Gob­ier­no P (Ejec­u­ti­vo y leg­isla­ti­vo, Min­is­te­rios) 51 25%
Trabajadores/as 48 24%
Empresas/ Empre­sar­ios direc­tivos pri­va­dos 20 10%
Gremio/ sindicatos/ enti­dades sindi­cales 16 8%
Enti­dades judi­ciales 6 3%

Fuente: Elab. propia en base a dimen­sión orga­ni­zación /destinatario de SISMOS (1995- 2003) — Ba. Bca.

Dimensión bajas

Hubo 49 hechos donde se gener­aron bajas de dis­tin­ta índole. En la con­tabil­i­dad de destro­zos y daños mate­ri­ales se obser­van 11 acciones rela­cionadas prin­ci­pal­mente con ocu­pa­ciones de espa­cios pri­va­dos, públi­cos y sindi­catos, mien­tras que los piquetes y cortes donde se pro­du­jeron bajas sociales se gener­aron en 22 situa­ciones.

En algunos hechos se pudieron obser­var la uti­lización de la fuerza repre­si­va de la policía y las FFAA para deten­er indi­vid­u­os, sien­do proce­sa­dos 52 piqueteros en 2001 (en su may­oría lig­a­dos al tra­ba­jo de la con­struc­ción) 53 piqueteros en febrero del 2002 (lig­a­dos a MTD). Especí­fi­ca­mente hubo 7 acciones donde pudieron con­tabi­lizarse más de 20 heridxs en total y no se reg­is­tra ningún muertx.

Por últi­mo, entre las bajas sociales, hubo múlti­ples for­mas de man­i­festación de desplaza­mien­tos de per­son­al, ame­nazas, desa­lo­jos acciones rela­cionadas con despi­dos, sus­pen­siones y cesan­tías. Las for­mas de con­trol social de los sec­tores cap­i­tal­is­tas impli­caron el uso de la ame­naza de despi­dos, san­ciones o expul­siones. En este sen­ti­do, enten­demos que la con­tabi­lización es mucho más exten­sa pero no se man­i­festó en el diario con con­tun­den­cia.

Dimensión espacial

Las acciones con local­ización especí­fi­ca se dieron en 115 oca­siones. Como obser­vare­mos en las sigu­ientes tablas, la gran may­oría de los hechos de con­flic­tivi­dad de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­pa­dos bus­caron vis­i­bi­lizar el con­flic­to en el macro­cen­tro y la plaza (133) donde se encuen­tran las insti­tu­ciones estatales, comu­ni­ca­cionales y financieras prin­ci­pales. Tam­bién apare­cen con­flic­tos ubi­ca­dos en los bar­rios como for­mas de acción rela­ciona­da con lo ter­ri­to­r­i­al, que pueden dividirse según se trate de una acción especí­fi­ca o especí­fi­ca múlti­ple. La zona bar­ri­al de may­or con­flic­tivi­dad fue la del Noroeste (Loma Paraguaya, Mal­don­a­do, Vil­la Cara­col, Colón y San Martín en 10 opor­tu­nidades, sec­tores empo­bre­ci­dos del radio urbano per­iféri­co), segui­do de Inge­niero White (2) y en local­iza­ciones ale­jadas como Aldea Romana, Tiro Fed­er­al y Bar­rio Uni­ver­si­tario (1 cada una). En 3 opor­tu­nidades las dis­putas se trasladaron a ciu­dades núcleos de la provin­cia (Cap­i­tal Fed­er­al y La Pla­ta) (Grafi­co IV).

Tabla VI. Barrios con localización especifica de conflictividad de desocupados/as
Bar­rios F. Abso­lu­ta F. Rel­a­ti­va
Cen­tro 95 82,6%
Noroeste 10 8,6%
Núcleos urbanos ale­ja­dos 3 2,6%
Inge­niero White 2 1,7%
Tiro Fed­er­al 1 0,8%
Uni­ver­si­tario 1 0,8%
Ruta 1 0,8%
Aldea Romana 1 0,8%
Pal­i­hue 1 0,8%
 Total 115 100%

Fuente: Elab­o­ración propia en base a la vari­able bar­rios de acciones con local­ización especí­fi­ca entre 1995- 2003 para Bahía Blan­ca

Dimensión Ponderativa
  1. Ter­ri­to­ri­al­i­dad

En el plano de dis­pu­ta espa­cial hemos podi­do iden­ti­ficar los sigu­ientes pun­tos:

  1. Por un lado, el alcance de las acciones se dio may­ori­tari­a­mente en el plano local (162), segui­do por los hechos que tuvieron rel­e­van­cia nacional (21) y hechos de carác­ter provin­cial (10) y sub- provin­cial (1);
  2. El ter­ri­to­rio de may­or dis­pu­ta fueron las agen­cias estatales (88), segui­do los medios de difusión (33), la plaza (28), la calle y la ruta (17 hechos), los sindi­catos (14), las agen­cias empre­sar­i­ales (9) y otros donde se agru­pan ter­ri­to­rios de reunión diver­sos (club, par­ro­quia, salón comu­ni­tario, teatro, etc). La calle, la ruta y los lugares especí­fi­cos de tra­ba­jo – tan­to públi­cos como pri­va­dos- for­maron parte may­ori­taria de los espa­cios con­tro­la­dos por las clases dom­i­nantes que fueron ocu­pa­dos por los sec­tores de población sobrante orga­ni­za­da.

Estos ras­gos nos indi­can que las orga­ni­za­ciones de des­ocu­pa­dos apos­taron a la vis­i­bi­lización de sus con­flic­tos con­tra el Esta­do, ocu­pan­do sus insta­la­ciones, los espa­cios públi­cos y acom­pañan­do al movimien­to obrero sindi­cal­iza­do. La Plaza se con­vir­tió en un pun­to asam­bleario y de con­flu­en­cia que tuvieron los MTD para recla­mar y orga­ni­zar a sus miem­bros y de gener­ar reconocimien­to social.

Grafico IV. Geografía de la protesta en base a la variable Territorio (frecuencia relativa)

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

  1. Niv­el de impli­can­cia cor­po­ral

El niv­el de impli­can­cia de la con­flic­tivi­dad nos indi­ca que las orga­ni­za­ciones de desocupados/as han reafir­ma­do la pre­dis­posi­ción a pon­er el cuer­po frente a los embat­es del cap­i­tal y/o del Esta­do con una alta inten­si­dad. Con­trari­a­mente a lo que se obser­va en el niv­el de impli­can­cia gen­er­al, el con­flic­to par­tic­u­lar de los des­ocu­pa­dos mues­tra la pre­pon­der­an­cia de con­flic­tos de alta inten­si­dad durante todo el perío­do, y no sólo en cer­canías de la cri­sis de 2001. Las man­i­festa­ciones de baja inten­si­dad se expre­saron prin­ci­pal­mente como for­mas orde­nadas de acción colec­ti­va en for­ma dis­cur­si­va, mien­tras que las acciones de niv­el medio fueron may­ori­tari­a­mente reuniones entre funcionarios/as o empre­sar­ios con el fin de nego­ciar las deman­das pre­sen­tadas.

Gráfico V. Nivel de implicancia corporal de los conflictos de cuerpos desocupados/as

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

  1. Niv­el de orga­ni­zación que lle­va ade­lante el con­flic­to

Los nive­les de orga­ni­zación fueron divi­di­das de la sigu­iente for­ma, sigu­ien­do la clasi­fi­cación real­iza­da por lxs investigadores/as de SISMOS:

1) Orga­ni­za­ciones políti­cos cor­po­ra­ti­vas con difer­entes gra­dos:

OPC 3º (Gra­do 3): Orga­ni­za­ciones políti­cos cor­po­ra­ti­vas de alcance nacional trans­ver­sales a todo el grupo social (con­fed­era­ciones cen­trales sindi­cales)

OPC 2º (Gra­do 2): Orga­ni­za­ciones políti­co-cor­po­ra­ti­vas de vari­a­do alcance, par­cial­mente trans­ver­sal a todo el grupo social. Ej. Fed­era­ciones sindi­cales.

OPC 1º (Gra­do 1): Orga­ni­za­ciones políti­co-cor­po­ra­ti­vas de alcance local, reduci­das al grupo cor­po­ra­ti­vo de una activi­dad especí­fi­ca. Son locales y por activi­dad o rama.

OPC FS (Frente sindi­cal) Orga­ni­za­ciones políti­co-cor­po­ra­ti­vas de vari­a­do alcance, par­cial­mente trans­ver­sal a todo el grupo social. Ej. Frentes sindi­cales, Inter­sindi­cales

OPC FC (Frente cor­po­ra­ti­vo): Orga­ni­za­ciones cor­po­ra­ti­vas de vari­a­do alcance, no estric­ta­mente sindi­cales.

OPC TB (Ter­ri­to­r­i­al de base por unidad pro­duc­ti­va): Orga­ni­za­ciones políti­co-cor­po­ra­ti­vas de alcance ter­ri­to­r­i­al, reduci­das al grupo cor­po­ra­ti­vo inmedi­a­to. Comi­siones inter­nas, delegado/a del lugar de tra­ba­jo, (activi­dad).

2) Orga­ni­za­ciones políti­co par­tidarias con difer­entes gra­dos:

OPP CP: Coa­li­ciones políti­cas de alcance nacional o frentes par­tidar­ios

OPP  RP (Ramas par­tidarias de alcance nacional o provin­cial o local): orga­ni­za­ciones par­tidarias que cruzan dis­tin­tos ter­ri­to­rios.

OPP TB: Ter­ri­to­r­i­al de base, como unidades bási­cas, comités par­tidar­ios o agru­pa­ciones veci­nales o de carác­ter estu­di­antil.

3) Com­bi­nación de OP par­tidarias y cor­po­ra­ti­vas:

OPP+ OPC: Coa­li­ciones políti­cas mul­ti­sec­to­ri­ales

4) Sin especi­ficar

Respec­to del niv­el de orga­ni­zación que impul­sa la acción, se obser­va una rel­e­van­cia en las acciones cor­po­ra­ti­vas de alcance ter­ri­to­r­i­al, reduci­das al grupo cor­po­ra­ti­vo inmedi­a­to ya sea en su for­ma de par­tido políti­co (OPP TB) en 44 hechos o en su tipo más cor­po­ra­ti­vo “inde­pen­di­ente” (OPC TB). Los hechos de alcance local donde las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs realizaron a su vez alian­zas con otras orga­ni­za­ciones del mis­mo carác­ter fue una con­stante en la dinámi­ca de lucha. Esto tam­bién se expresó en la com­bi­nación de orga­ni­za­ciones políti­cas de izquier­da que se aunaron con las luchas de lxs des­ocu­padxs ocu­pan­do un espa­cio rel­e­vante en la orga­ni­zación de este sec­tor social (OPC+ OPP; OPP RP).

Por otra parte, las múlti­ples man­i­festa­ciones donde se expre­san la coali­ción entre orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs y orga­ni­za­ciones sindi­cales y cor­po­ra­ti­vas (OPC FS o FC) per­miten ver­i­ficar la per­ma­nente colab­o­ración entre ambas partes en torno a deman­das ampli­adas. Con las orga­ni­za­ciones sindi­cales se con­tabi­lizan 23 cola­ciones y 12 acom­pañamien­tos en con­flic­tivi­dades del sec­tor acti­vo. Mien­tras que la sol­i­dari­dad con las orga­ni­za­ciones no sindi­cales cor­po­ra­ti­vas asciende a 18.

Gráfico VI. Niveles de organización con frecuencia relativa de la conflictividad de las organizaciones de desocupados/as

Fuente: Elab­o­ración propia en base a nive­les de orga­ni­zación entre los desocupados/as (1995- 2003) — Ba. Bca

  1. Energía de los cuer­pos desple­ga­da

En esta sec­ción se real­izó una primera clasi­fi­cación de los hechos con­flic­tivos nor­mal­iza­dos y los tipos de acción, apli­can­do un mul­ti­pli­cador arbi­trario que pre­tende jer­ar­quizar la energía de los cuer­pos desple­ga­da por las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs. En este sen­ti­do, el nomen­clador está pen­sa­do de acuer­do a la pre­dis­posi­ción de los cuer­pos al enfrentamien­to direc­to con otros cuer­pos, en sus diver­sos gra­dos has­ta lle­gar al plano dis­cur­si­vo sin un cuer­po vis­i­ble. Esta energía se rela­ciona con el niv­el de impli­can­cia cor­po­ral pero nos per­mite vis­i­bi­lizar en for­ma gen­er­al cuales son las for­mas de acción colec­ti­va pre­dom­i­nante y que sig­nif­i­can en tér­mi­nos de lucha de clases.

Tabla VII. Energía de los cuerpos desocupadxs desplegadas en las acciones
For­ma de con­flic­tivi­dad — Nor­mal­iza­da SISMOS Can­ti­dad Tipo de acción Mul­ti­pli­cador Energía desple­ga­da
Man­i­festación 82 Acción legal direc­ta 8 656
Man­i­festación de baja inten­si­dad 43 Legal dis­cur­si­va 2 86
Acom­pañamien­to a huel­gas 14 Acción legal direc­ta 8 112
Reunión con funcionarix/s 13 Acción Insti­tu­cional 4 52
Reunión entre partes 9 Acción Insti­tu­cional 4 36
Corte 8 Acción ile­gal direc­ta 16 128
Ocu­pa­ciones 7 Acción ile­gal direc­ta 16 112
Piquete 6 Acción ile­gal direc­ta 16 96
Ataque 3 Acción ile­gal direc­ta 16 48
Asam­blea 3 Acción Insti­tu­cional 4 12
Acción judi­cial 2 Acción Insti­tu­cional 4 8
Escrache 2 Acción legal direc­ta 8 16
Acción Insti­tu­cional 1 Acción Insti­tu­cional 4 4
Elec­ciones 1 Acción Insti­tu­cional 4 4
Total 194

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Tabla VIII. Energía de los cuerpos totales desagregados
Tipo de acción Energía desple­ga­da
Acción legal dis­cur­si­va 86
Acción insti­tu­cional 116
Acción direc­ta legal 136
Acción direc­ta ile­gal 384

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Clara­mente se obser­va que las acciones direc­tas ile­gales mul­ti­pli­cadas por el numero 16 adquieren una enorme inten­si­dad que nos per­mite iden­ti­ficar de qué for­ma se man­i­fes­taron lxs des­ocu­padxs orga­ni­zadxs uti­lizan­do de man­era con­tun­dente las acciones colec­ti­vas direc­tas ile­gales (ya sea en las ocu­pa­ciones, piquetes y cortes). Esta inten­si­dad que se man­i­festó en una lucha cuer­po a cuer­po con las fuerzas repre­si­vas, cobró entre las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs más de 100 proce­sa­dos.

Entre las man­i­festa­ciones de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs con­tabi­lizamos una gran can­ti­dad de suje­tos activos y pasivos en tér­mi­nos lab­o­rales (vecinos/as, estu­di­antes, jubi­la­dos, padres y madres, famil­iares, funcionarios/as políticos/as, etc.) que par­tic­i­paron, ya sea acom­pañan­do las acciones de los MTD, lle­van­do a cabo sus propias deman­das o como parte de un con­jun­to social unifi­ca­do en una lucha más amplia (alian­za social). En ese recuen­to, iden­ti­fi­camos a los sec­tores estatales y de la edu­cación como los suje­tos que estu­vieron en may­or parte acom­pañan­do a lxs des­ocu­padxs. Otros sec­tores como vecinxs, estu­di­antes, jubi­la­dos y famil­iares de alum­nxs fueron parte de coa­li­ciones más amplias en pos de deman­das agre­gadas.

Gráfico VII. Sujetos sociales que acompañan la conflictividad con las organizaciones de desocupados/as

Fuente: Elab­o­ración propia en base a datos SISMOS para Bahía Blan­ca (1995- 2003)

Este pre­do­minio de alian­zas entre las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs con otras frac­ciones sociales nos per­mite afir­mar el carác­ter con­sti­tuyente de un suje­to colec­ti­vo que real­iza una defen­sa acér­ri­ma de sus intere­ses inmedi­atos en torno a la fal­ta de tra­ba­jo, la des­ocu­pación y las condi­ciones de vida, con­for­man­do un “suje­to cor­po­ra­ti­vo” en un momen­to deter­mi­na­do (sobre todo en los años 1995- 1997), pero que a través de la con­flic­tivi­dad se vuelve un “suje­to social ampli­a­do”, que se mueve por múlti­ples intere­ses de la clase obr­era, donde se incluye a lxs docentes, tra­ba­jadores estatales, tra­ba­jadores de la carne y obreros de la con­struc­ción (1998- 2001). Este suje­to se trans­for­ma en un “suje­to políti­co”[10] hacia el año 2001- 2002, que asume la con­flu­en­cia con otros sec­tores diver­sos, medi­a­da por la inter­ven­ción de orga­ni­za­ciones y par­tidos políti­cos (PO, CCC, MTL, FOS). Este suje­to políti­co que incluye además a diver­sas capas y frac­ciones de los sec­tores pop­u­lares se orga­ni­za como una for­ma agre­ga­da y sol­i­daria en la lucha de la clase obr­era, en un con­tex­to de cri­sis políti­ca, que ten­drá su epi­cen­tro más impor­tante de acción en las jor­nadas de lucha lla­madas Escue­la­zo[11] y en los piquetes a la empre­sa EG3 (pos­te­ri­or­mente Petro­bras) en el año 2002. A par­tir de esta eta­pa comien­za un declive de este suje­to políti­co y cor­po­ra­ti­vo que se desagre­ga en múlti­ples expre­siones de lucha en diver­sos ámbitos, desar­man­do esa unidad social.

Conclusiones parciales

Del análi­sis de los hechos de con­flic­tivi­dad en gen­er­al se desprende la for­ma­ción de un cam­po de rela­ciones antagóni­cas entre dos fuerzas sociales ampli­adas que reú­nen dis­tin­tas frac­ciones y capas en pos de un con­jun­to de deman­das sim­i­lares. Estas alian­zas entre dis­tin­tas clases sociales  per­mite que se con­struyan dos polos opuestos de reivin­di­ca­ciones, intere­ses y sub­je­tivi­dades que se con­trapo­nen en la dis­pu­ta del poder como fuerzas sociales antagóni­cas: por un lado, el cam­po del rég­i­men, donde se ubi­can los sec­tores del gran cap­i­tal agrario e indus­tri­al, empre­sar­ios y sec­tores financieros, además del Esta­do y por el otro el cam­po del pueblo con­for­ma­do por los sec­tores pop­u­lares, obreros, jubi­la­dos, estu­di­antes, un sec­tor de la pequeña bur­guesía y la población sobrante.

Al con­tabi­lizar la can­ti­dad de hechos podemos peri­odizar el ciclo de con­flic­tivi­dad y dividir­lo en tres partes: un pro­ce­so de mov­i­lización incip­i­ente que surge en 1995 y luego se tor­na descen­dente entre 1996–1998, desem­bo­can­do en un peri­o­do de notable baja de la con­flic­tivi­dad entre 1998–2000 has­ta casi vol­verse  nula; pos­te­ri­or­mente, un crec­imien­to expo­nen­cial de la inten­si­dad y de la can­ti­dad de con­flic­tos de orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs entre medi­a­dos del 2000 y fines del 2002; por últi­mo, a par­tir de medi­a­dos de 2002 se ver­i­fi­ca un ciclo de descen­so y caí­da de los nive­les de con­flic­tivi­dad has­ta el 2003 y que seguirá has­ta el 2008, donde se expre­sa la caduci­dad de muchas de orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs en Bahía Blan­ca.

En el caso de estas orga­ni­za­ciones, el niv­el de inten­si­dad con­flic­ti­vo tendió a aumen­tar y a man­ten­erse con­stante a difer­en­cia del movimien­to obrero en gen­er­al, con la pro­lif­eración de man­i­festa­ciones calle­jeras, acom­pañamien­to de huel­gas de ocu­pa­dos, escraches y acciones de tinte direc­to y com­pul­si­vo, lo que nos per­mite reflex­ionar sobre la masivi­dad y las for­mas de reper­to­rio colec­ti­vo que comien­zan a apare­cer. Es impor­tante aclarar que los tiem­pos de “pasivi­dad” en los MTD, no siem­pre impli­caron momen­tos de ausen­cia o  de “qui­etud” en la lucha: por el con­trario se pro­du­jeron espa­cios de nuevas rela­ciones, re-arma­dos en las fuerzas pop­u­lares, o nuevas posi­bil­i­dades en las for­mas de acción colec­ti­va (intro­duc­ción en el bar­rio con tra­ba­jos diver­sos, la pro­lif­eración de activi­dades for­ma­ti­vas y sol­i­darias en los sindi­catos, la con­sol­i­dación de for­mas asam­blearias en los lugares de base), que lejos de ser “pasi­vas” posi­bil­i­tan la creación de una con­cien­cia colec­ti­va, reflex­ión y arma­do de estrate­gias de acción (Bech­er, 2017).

Las luchas obr­eras y de des­ocu­padxs de esa época se opusieron en gen­er­al a la imple­mentación de políti­cas neolib­erales. Si rela­cionamos las situa­ciones y los motivos que impul­saron a los cuer­pos de des­ocu­padxs al “com­bate”, podemos com­pren­der que las luchas políti­cas, económi­cas e ide­ológ­i­cas tendieron a amal­ga­marse sobre un suje­to que fue adquirien­do ard­u­a­mente una con­cien­cia políti­ca y de resisten­cia neolib­er­al, que se desar­rol­ló con inten­si­dad durante todo el perío­do de análi­sis.

Tem­prana­mente, el con­jun­to de des­ocu­padxs y obr­erxs, en sindi­catos o por fuera del mis­mo tendieron a enfrentarse políti­ca­mente al Esta­do en sus diver­sos nive­les y a diver­sos sec­tores de la bur­guesía, enten­di­en­do que los palia­tivos no alcan­z­a­ban. Las luchas con­tra las pri­va­ti­za­ciones fueron un ejem­p­lo con­cre­to de ello. Pero a su vez, en numerosos con­flic­tos de vec­ción hor­i­zon­tal se obser­van múlti­ples dis­crep­an­cias entre diri­gen­cias, ref­er­entes barriales/sindicales y mil­i­tantes de base, que expre­san intere­ses diver­sos y luchas inter- obr­eras, en pos de alcan­zar situa­ciones de poder, rec­haz­arlas o dis­crepar sobre las for­mas en que se lle­van ade­lante las orga­ni­za­ciones.

En for­ma gen­er­al, los tipos de hechos nor­mal­iza­dos no se car­ac­teri­zaron como pro­ce­sos espon­tá­neos de acción colec­ti­va, sino que más bien for­maron parte de un reper­to­rio de acción  que históri­ca­mente habrían adquiri­do las orga­ni­za­ciones de la clase obr­era y pop­u­lar, des­de fines de 1980.

Los sindi­catos más tradi­cionales alin­ea­d­os a la CGT no tuvieron respues­tas opor­tu­nas ni de con­tención al ataque del cam­po del rég­i­men y no gener­aron lazos con el sec­tor de población sobrante. La excep­ción entre las cen­trales sindi­cales puede obser­varse en los inten­tos de la CTA y el MTA que bus­caron for­mas de acom­pañar y sol­i­darizarse con la lucha de lxs des­ocu­padxs. En este sen­ti­do, un con­jun­to de la clase obr­era asalari­a­da inten­tó con esfuer­zo amal­ga­mar las luchas de ocu­pa­dos y des­ocu­pa­dos para gener­ar un núcleo de resisten­cia: cobran pro­tag­o­nis­mo las fig­uras del docente y los estatales, y en menor medi­da los tra­ba­jadores de la indus­tria de la con­struc­ción, que se plas­maron entre las más rep­re­sen­ta­ti­vas. Estos sec­tores tendieron a artic­u­lar a los sec­tores pop­u­lares, des­ocu­pa­dos y otros obreros, alrede­dor de activi­dades en común como la orga­ni­zación de man­i­festa­ciones masi­vas, huel­gas, la colo­cación de ollas pop­u­lares en cen­tros públi­cos, las radios abier­tas, las man­i­festa­ciones sim­bóli­cas, el can­to del him­no nacional en las mar­chas, las inter­ven­ciones artís­ti­cas de músi­cos, bailar­ines, coris­tas, y los escraches. El tipo de acciones real­izadas pre­tendieron gener­ar lazos de unidad, expre­san­do un debate políti­co y cul­tur­al y con el obje­ti­vo de for­jar un may­or niv­el de adhe­sión.

De la descrip­ción gen­er­al de los hechos de con­flic­tivi­dad de las orga­ni­za­ciones de des­ocu­padxs, pueden obser­varse algu­nas car­ac­terís­ti­cas par­tic­u­lares de cada agru­pación: la CCC en gen­er­al apeló al corte de calle y al apoyo en las huel­gas gen­erales como expre­siones especi­fi­cas; la UTD y Bahía Blan­ca en Lucha tuvieron nive­les de acción más direc­to con man­i­festa­ciones calle­jeras, piquetes, ocu­pación de espa­cios públi­cos; de man­era sim­i­lar actuó el MTL, colab­o­ran­do en múlti­ples deman­das de otros sec­tores sociales. Todas estas expre­siones de MTD se dieron con­jun­ta­mente a tra­ba­jos bar­ri­ales, sindi­cales y uti­lizan­do la asam­blea como mecan­is­mo de decisión insusti­tu­ible. Por últi­mo, los des­ocu­pa­dos de la con­struc­ción fueron los sec­tores con may­ores nive­les de inten­si­dad en sus acciones, apelando a la toma del sindi­ca­to, el corte de ruta, piquetes y las luchas cuer­po a cuer­po con las fuerzas de seguri­dad.

Las bajas expre­sadas en las múlti­ples acciones nos per­miten recono­cer que la con­flic­tivi­dad en los sec­tores des­ocu­pa­dos asum­ió un per­fil más direc­to y con may­or energía de los cuer­pos, que tuvieron enfrentamien­tos impor­tantes con la policía- como bra­zo arma­do del Esta­do y del gran cap­i­tal- en difer­entes episo­dios (ya sea en la tomas sindi­cales de la UOCRA, los piquetes a las empre­sas, los cortes en el tran­si­to urbano o las man­i­festa­ciones en la calles) donde se llegó a con­se­cuen­cias neg­a­ti­vas para el sec­tor obrero- des­ocu­pa­do con heridxs, detenidxs y proce­sadxs.

Los datos cor­re­spon­di­entes tan­to al ter­ri­to­rio de la con­flic­tivi­dad, como la energía de los cuer­pos desple­ga­dos por los des­ocu­padxs, per­miten deter­mi­nar que en los lugares especí­fi­cos o múlti­ples se gener­aron altos nive­les de des­obe­di­en­cia a la legal­i­dad bur­gue­sa, con una pues­ta en esce­na del pro­pio cuer­po como ele­men­to de lucha. El ter­ri­to­rio social com­pren­di­do en los lugares públi­cos, en las plazas, en las rutas, en las calles y frente a las empre­sas expone una necesi­dad de reconocimien­to, dig­nifi­ca un lugar per­di­do, se con­trapone al ocul­tamien­to mediáti­co y posi­bili­ta gener­ar un espa­cio de posi­ciones defen­si­vas y ofen­si­vas en la lucha de clases.

Luchar, expon­erse, vocif­er­ar, arreme­ter resul­taron acciones fun­da­men­tales para el con­jun­to de lxs tra­ba­jadorxs des­ocu­padxs en medio de una dis­pu­ta por el dis­ci­plinamien­to masi­vo de la clase obr­era por parte de las clases dom­i­nantes durante el perío­do abor­da­do en el pre­sente tra­ba­jo.

Citas

* Pro­fe­sor y Licen­ci­a­do en His­to­ria. Becario del CONICET (Con­se­jo Nacional de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas y Téc­ni­cas), Argenti­na. Docente en la Uni­ver­si­dad Nacional del Sur e inves­ti­gador del Colec­ti­vo de Estu­dios e Inves­ti­ga­ciones Sociales de Bahía Blan­ca, Argenti­na. Correo elec­tróni­co: pablobecher@hotmail.com

[1]Diario tradi­cional de Bahía Blan­ca, naci­do en 1898, con una gran exten­sión y cen­tral­ización monopóli­ca en el ser­vi­cio de mul­ti­me­dios. La Nue­va Provin­cia se con­vir­tió en el diario con may­or con­tinuidad y exten­sión de noti­cias en la ciu­dad, tomán­dose como eje cen­tral para este análi­sis.

[2] Este grupo desar­rol­la un tra­ba­jo especí­fi­co sobre la con­flic­tivi­dad social en Mar del Pla­ta y otras ciu­dades por­tu­ar­ias, repli­can­do algu­nas de las ideas orig­i­nales de Cen­tro de Inves­ti­ga­ciones en Cien­cias Sociales (CICSO) en la déca­da de 1960. Entre sus inte­grantes fig­u­ran: Agustín Nieto, Guiller­mi­na Lai­tano, Nicolás Rabi­no, Luciana Nogueira, Guiller­mo Colom­bo, María Soledad Schulze, entre otros.

[3] El con­cep­to de acción con­flic­ti­va o de “rebe­lión” es extremada­mente amplio, com­prende des­de un robo “común” has­ta una insur­rec­ción. Esta defini­ción incluye hechos lle­va­dos a cabo por gru­pos sociales que for­man parte de fuerzas sociales difer­entes, como aque­l­las nucle­adas en el cam­po pop­u­lar (clases sub­al­ter­nas) o acciones de “protes­ta” impul­sadas por gru­pos (o indi­vid­u­os) del cam­po anti-pop­u­lar o del rég­i­men (clases dom­i­nantes). En este tra­ba­jo no se incluyen: 1) las acciones que NO expre­san un con­flic­to explíc­i­to (por ejem­p­lo, prác­ti­cas cotid­i­anas que refieren a for­mas de resilien­cia o de con­struc­ción de nuevas rela­ciones sociales, como trueque o auto-gestión); 2) prác­ti­cas cul­tur­ales “desafi­antes”, como mod­os de vestir, con­tra-dis­cur­so, etc.; 3) el deli­to “común”.

[4] Remiti­mos al Man­u­al de Car­ga para una descrip­ción detal­la­da de todas las dimen­siones de análi­sis. Puede descar­garse en for­ma gra­tui­ta de: http://sismos.xyz/wp-content/uploads/2014/07/manual-sismos‑1.pdf

[5] En los hechos de con­flic­tivi­dad par­tic­i­pan, en gen­er­al, más de un grupo de suje­tos. Por este moti­vo, los por­centa­jes que se mues­tran por gru­pos rep­re­sen­tan la can­ti­dad de con­flic­tos (sobre el total 1774 que equiv­ale al 100%) en los que par­ticipó dicho grupo, inde­pen­di­en­te­mente de la par­tic­i­pación de otros. Por este moti­vo, los por­centa­jes no suman el total.

[6] La coyun­tu­ra especí­fi­ca dio lugar al primer entra­ma­do de orga­ni­zación del movimien­to de tra­ba­jadores des­ocu­pa­dos a niv­el local que comen­zó a vis­i­bi­lizarse en febrero de 1995. En sep­tiem­bre de 1995 pro­tag­o­nizó las primeras man­i­festa­ciones en Bahía Blan­ca por empleo. Estas primeras orga­ni­za­ciones como la UTD y la ADS fueron en muchos casos absorbidas por el Esta­do con la real­ización de coop­er­a­ti­vas de cor­ta duración y planes de empleo durante 1996- 1997. Pos­te­ri­or­mente, en el año 2000- 2001 se dio una segun­da olea­da de apari­ción de orga­ni­zación de des­ocu­pa­do, lig­adas a par­tidos de izquier­da como la CCC, el Polo Obrero y el MTL que tuvieron un momen­to de auge has­ta el 2003, momen­to de cam­bios rotun­dos a niv­el económi­co y políti­co en el país (Bech­er, 2017).

[7] Enten­demos que este recorte pro­por­ciona una mira­da ses­ga­da de la con­flic­tivi­dad ya que lxs tra­ba­jadorxs y des­ocu­pa­dos de la carne tuvieron un rol fun­da­men­tal en la con­flic­tivi­dad obr­era en gen­er­al (por ejem­p­lo en Cer­ri, con los despi­dos del Frig­orí­fi­co Translink), al igual que el sec­tor de la con­struc­ción.

[8] Estas con­fed­era­ciones sindi­cales que nacieron en la déca­da de 1990, se opusieron a la línea ofi­cial de la CGT (par­tic­i­pa­cionista y afín a las políti­cas flex­i­bi­lizado­ras) e inten­taron gen­er­an un con­jun­to de políti­cas alter­na­ti­vas para la con­sti­tu­ción de un sindi­cal­is­mo difer­ente, en donde tam­bién se tuvier­an en cuen­ta al con­jun­to de des­ocu­padxs.

[9]La can­ti­dad no expre­sa el total de los hechos de con­flic­tivi­dad porque muchas veces las orga­ni­za­ciones actúan en con­jun­to.

[10] Tomamos esta idea de suce­sión de suje­tos que no es estáti­ca ni tam­poco evo­lu­ti­va sino acu­mu­la­ti­va, y que se expli­ca con may­or clar­i­dad en el libro Lucha de Clases de Flabián Nievas (2016). En cier­to sen­ti­do, tiene que ver con la for­ma­ción de una con­cien­cia de clase, pero tam­bién con una for­ma de com­pren­der la políti­ca, como agre­ga­dos entre fuerzas sociales que se unen para enfrentar a un con­jun­to opuesto en deter­mi­na­dos momen­tos de la his­to­ria. No se pre­tende pen­sar estas cat­e­gorías en for­ma lin­eal o “evo­lu­ti­va” en tér­mi­nos de adquisi­ción de una con­cien­cia, pero si nos per­mite ver la dinámi­ca en la que se encuen­tra el suje­to en per­ma­nente movimien­to de alian­zas.

[11] El Escue­la­zo fue una de las man­i­festa­ciones pop­u­lares más impor­tantes prop­i­ci­adas la ciu­dad de Bahía Blan­ca, donde tuvo una par­tic­i­pación impor­tante el con­jun­to docente, estatales, estu­di­antes, padres y madres de estu­di­antes, entre otras per­son­ifi­ca­ciones sociales. Tuvo var­ios epi­cen­tros, en julio, agos­to y sep­tiem­bre del 2001 (Romero Wimer, 2013)

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Pablo Becher, «La conflictividad de las organizaciones de desocupadxs durante el período 1995-2003 en Bahía Blanca: un análisis cuantitativo», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el . URL: https://wp.me/P7xjsR-JP
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