Desarrollo financiero, políticas públicas y desarrollo regional en un país periférico. El caso de la provincia de Entre Ríos

Finan­cial devel­op­ment, pub­lic poli­cies and region­al devel­op­ment in a periph­er­al coun­try. The case of Entre Ríos province

Lean­dro Rodríguez*

Recibido: 01 de sep­tiem­bre de 2017
Acep­ta­do: 27 de diciem­bre de 2017

Resumen

En este tra­ba­jo procu­ramos exam­i­nar cier­ta evi­den­cia disponible sobre la capaci­dad difer­en­cial del sis­tema económi­co de Entre Ríos, en relación con otras juris­dic­ciones, para cap­tar recur­sos financieros. Se tra­ta de un primer acer­camien­to a una temáti­ca poco tra­ba­ja­da en el ámbito provin­cial, para cuyo obje­to ha sido nece­sario efec­tu­ar, en for­ma pre­via al análi­sis empíri­co, una revisión de la lit­er­atu­ra financiera gen­er­al a fin de con­stru­ir un mar­co teóri­co de ref­er­en­cia que dé cuen­ta de la per­ti­nen­cia y rel­e­van­cia del tema abor­da­do y que per­mi­ta guiar la inves­ti­gación fác­ti­ca. A par­tir del mar­co teóri­co, anal­izamos la situación rel­a­ti­va de Entre Ríos medi­ante un exa­m­en empíri­co, de tipo explorato­rio, medi­ante el cual rela­cionamos dis­tin­tas vari­ables selec­cionadas con la disponi­bil­i­dad de finan­ciamien­to ban­car­io en las 23 juris­dic­ciones argenti­nas para un año dado (2012), lo que derivó en un esque­ma analíti­co que nos per­mi­tió eval­u­ar la ubi­cación entr­erri­ana en mate­ria de absor­ción de crédi­to en el con­jun­to de la Argenti­na. Con el análi­sis efec­tu­a­do, alcan­zamos una con­clusión gen­er­al

Pal­abras clave: políti­cas públi­cas — finan­ciamien­to — desar­rol­lo region­al Entre Ríos

Abstract

In this paper we try to exam­ine some avail­able evi­dence about the dif­fer­en­tial capac­i­ty of the Entre Ríos eco­nom­ic sys­tem, in rela­tion to oth­er juris­dic­tions, to cap­ture finan­cial resources. This is a first approach to a top­ic that has not been worked on at the provin­cial lev­el, for which it has been nec­es­sary to car­ry out, pri­or to the empir­i­cal analy­sis, a review of the gen­er­al finan­cial lit­er­a­ture to con­struct a the­o­ret­i­cal frame­work of ref­er­ence that will inform of the per­ti­nence and rel­e­vance of the top­ic addressed and that allows to guide the fac­tu­al inves­ti­ga­tion. Based on the the­o­ret­i­cal frame­work, we ana­lyzed the rel­a­tive sit­u­a­tion of Entre Ríos through an empir­i­cal explorato­ry exam­i­na­tion, through which we relat­ed dif­fer­ent select­ed vari­ables with the avail­abil­i­ty of bank financ­ing in the 23 Argen­tine juris­dic­tions for a giv­en year (2012), which derived in an ana­lyt­i­cal scheme that allowed us to eval­u­ate the entr­erri­ana loca­tion in terms of cred­it absorp­tion in the whole of Argenti­na. With the analy­sis car­ried out, we reached a gen­er­al con­clu­sion.

Key­words: pub­lic poli­cies — financ­ing — region­al devel­op­ment Entre Ríos

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Introducción

La sig­nifi­cación poten­cial del sis­tema financiero en el desar­rol­lo económi­co de un país resul­ta poco dis­cutible, al menos en el mar­co del cap­i­tal­is­mo. La teoría y la his­to­ria económi­ca con­fir­man esta afir­ma­ción, sin per­juicio de los ries­gos que con­ll­e­va el exce­so de expan­sión de las finan­zas. Bas­ta repasar las fun­ciones del sis­tema financiero en una economía cap­i­tal­ista deter­mi­na­da para ten­er una noción acaba­da de su carác­ter deci­si­vo. Esen­cial­mente, las finan­zas coor­di­nan y mov­i­lizan parte del ahor­ro social, pro­ducen infor­ma­ción para su cor­rec­ta apli­cación y facil­i­tan los inter­cam­bios. Por ello, si fun­cio­nan bien, las finan­zas con­tribuyen a mejo­rar la pro­duc­tivi­dad, pro­mover la inno­vación y for­t­ale­cer el crec­imien­to económi­co. Esto sig­nifi­ca sim­ple­mente que el sis­tema financiero crea val­or.

Esa capaci­dad poten­cial del sis­tema financiero para crear val­or es clave en cualquier país, pero pareciera ser­lo aún más en las naciones y regiones per­iféri­c­as, que nece­si­tan cer­rar la brecha tec­nológ­i­ca con las sociedades cen­trales y estim­u­lar la diver­si­fi­cación pro­duc­ti­va.

Aho­ra bien, si podemos con­cluir que las finan­zas son rel­e­vantes para el desar­rol­lo económi­co no es menos cier­to que enfrentan serios prob­le­mas a la hora de cumplir con efi­ca­cia el rol que les cor­re­sponde. Amén de los ries­gos sistémi­cos de la expan­sión financiera, tam­bién es fácil adver­tir las lim­ita­ciones que enfrenta el finan­ciamien­to de la pro­duc­ción, poten­ci­adas para las pequeñas y medi­anas empre­sas y agudizadas en país­es sub­de­sar­rol­la­dos, con una larga his­to­ria de inesta­bil­i­dad económi­ca y bajo crec­imien­to. Por lo tan­to, en la per­ife­ria, no es de extrañar la per­sis­ten­cia de los prob­le­mas de racionamien­to del crédi­to, seg­mentación en per­juicio de las PyMes y las regiones pobres, finan­ciamien­to a cor­to pla­zo y con ses­go cred­iti­cio hacia el con­sumo o hacia el sec­tor públi­co. Jus­ta­mente, donde más se nece­si­ta cre­ativi­dad e inno­vación financiera, las finan­zas parecier­an ten­er menor peso y sosten­er prác­ti­cas con­ser­vado­ras (sub­de­sar­rol­lo financiero).

Ello sig­nifi­ca que los sis­temas financieros de las naciones per­iféri­c­as encuen­tran desafíos mayús­cu­los en un doble sen­ti­do: en cuan­to a su propia orga­ni­zación insti­tu­cional y con relación al aporte que deben realizar en la economía (finan­ciar el cam­bio estruc­tur­al).

En ese mar­co teóri­co, creemos que resul­ta útil, aunque sea en un primer acer­camien­to explorato­rio, estu­di­ar la capaci­dad rel­a­ti­va de una juris­dic­ción como Entre Ríos para cap­tar recur­sos mon­e­tar­ios (prés­ta­mos ban­car­ios) con des­ti­no al finan­ciamien­to empre­sar­i­al. De allí que el obje­to cen­tral de este análi­sis, en tér­mi­nos empíri­cos, pase por explo­rar respues­tas posi­bles a las sigu­ientes pre­gun­tas: ¿En qué medi­da el sub­de­sar­rol­lo financiero de Argenti­na se expre­sa adi­cional­mente en Entre Ríos? ¿Cuál es la posi­ción que ocu­pa, en mate­ria de finan­ciamien­to, nues­tra provin­cia en el con­tex­to nacional?

Par­tien­do de esas líneas de análi­sis, el pre­sente tex­to se estruc­tura de la sigu­iente for­ma: En primer lugar, se pro­pone un breve análi­sis de la relación entre el finan­ciamien­to de la pro­duc­ción y el rol del sis­tema financiero. A con­tin­uación, se abor­da la relación entre sis­tema financiero y crec­imien­to a niv­el sub­na­cional. Luego, con las her­ramien­tas teóri­c­as esbozadas en los aparta­dos referi­dos, se tra­ba­ja en la real­i­dad entr­erri­ana. Ello supone el desar­rol­lo de un esque­ma analíti­co para exam­i­nar la situación rel­a­ti­va de Entre Ríos. Final­mente, se pro­pone una con­clusión gen­er­al.

El financiamiento de la producción y el rol del sistema financiero: breve marco conceptual
1. La función del sistema financiero en la economía

Con­sideran­do la per­spec­ti­va lla­ma­da fun­cional­ista [Levine 1995, 1997, 2004; Bod­ie y Mer­ton 1998; Fanel­li 2010], encon­tramos que ese con­jun­to más o menos artic­u­la­do de insti­tu­ciones –ban­cos, bol­sas de val­ores, seguros, etc.– denom­i­na­do sis­tema financiero cumple un papel rel­e­vante en la economía cap­i­tal­ista. Levine [1997, 2004] iden­ti­fi­ca cin­co fun­ciones bási­cas: 1. Gener­ar infor­ma­ción sobre la rentabil­i­dad de las inver­siones y la asi­gnación de los recur­sos; 2 Mon­i­tore­ar los proyec­tos y la gob­er­nan­za cor­po­ra­ti­va; 3. Aten­uar los ries­gos; 4. Mov­i­lizar y agre­gar el ahor­ro y 5. Facil­i­tar el inter­cam­bio de bienes, ser­vi­cios y activos.[1] La sig­nifi­cación de estas fun­ciones se com­prende fácil­mente si pen­samos en la impli­can­cia de tomar la decisión de finan­ciar un proyec­to pro­duc­ti­vo, esto es, de asig­nar una parte de los recur­sos de la sociedad. Ello podría requerir la coor­di­nación de múlti­ples provee­dores de fon­dos (captación y agre­gación del ahor­ro, si es un emprendimien­to grande), recabar y proce­sar infor­ma­ción com­ple­ja (rentabil­i­dad esper­a­da del proyec­to y capaci­dad del emprende­dor), aten­uar el ries­go (necesi­dad de garan­tías y diver­si­fi­cación) y ver­i­ficar el cumplim­ien­to del con­tra­to. Es evi­dente que tales activi­dades sólo pueden lle­varse a cabo en for­ma sistémi­ca por insti­tu­ciones espe­cial­izadas en los nego­cios financieros, con equipos de anal­is­tas entre­na­dos y sol­ven­cia téc­ni­ca y pat­ri­mo­ni­al. De allí la indis­cu­ti­da rel­e­van­cia fun­cional del sis­tema financiero.

En esa línea, Kosacoff y Ramos definen al “mer­ca­do financiero como el “cere­bro” del sis­tema económi­co, el lugar cen­tral de la toma de deci­siones” [1997: II,ii], mien­tras que Schum­peter indi­ca que el ban­quero es “el cap­i­tal­ista por exce­len­cia … el ephor de la economía de cam­bio” [1944: 84].[2] Por supuesto, el cumplim­ien­to de esas impor­tantes fun­ciones del sis­tema financiero tiene su cos­to social: el mar­gen de inter­me­diación. El mis­mo se jus­ti­fi­ca por la capaci­dad poten­cial del sis­tema de crear riqueza (agre­gar val­or) [véase tam­bién Cepal 2004].

En tér­mi­nos de may­or abstrac­ción teóri­ca, es evi­dente que, en una real­i­dad car­ac­ter­i­za­da por condi­ciones de incer­tidum­bre, racional­i­dad lim­i­ta­da de los agentes económi­cos, asimetrías en la infor­ma­ción, altos cos­tos de transac­ción y dere­chos de propiedad imper­fec­tos, los sis­temas financieros tienen un amplio espa­cio para agre­gar val­or en la economía [De la Torre, Ize y Schmuk­ler, 2012; ver tam­bién: Fanel­li, 2010; FitzGer­ald, 2006].[3] No se tra­ta sólo de explotar ven­ta­jas mutuas de inter­cam­bio financiero (por ejem­p­lo, cuan­do los ingre­sos de los agentes covarían en for­ma neg­a­ti­va o tienen dis­tin­ta aver­sión al ries­go) [Fanel­li, 2010, pág. 173]; sino más bien de prop­i­ciar la gen­eración de inno­va­ciones y nuevas activi­dades que per­mi­tan resolver los prob­le­mas de disponi­bil­i­dad de fon­dos a cos­tos razon­ables, min­i­mizan­do el ries­go.[4] Esto es espe­cial­mente rel­e­vante en regiones per­iféri­c­as como Améri­ca lati­na, dada la necesi­dad de pro­mover el cam­bio estruc­tur­al [Fajnzyl­ber, 1992; Cepal, 2014].

En con­se­cuen­cia, el desar­rol­lo financiero (DF), enten­di­do como la expan­sión de las finan­zas en la economía, resul­ta clave para la pro­mo­ción de una may­or y mejor tasa de inver­sión, un incre­men­to de la pro­duc­tivi­dad en el tiem­po y un estí­mu­lo a la inno­vación tec­nológ­i­ca y el cam­bio estruc­tur­al.[5] Fanel­li agre­ga, tam­bién, la con­tribu­ción a las metas del desar­rol­lo nacional [2010, pág. 171].

Aho­ra bien, con­viene ten­er pre­sente que la relación entre desar­rol­lo financiero (DF) y crec­imien­to económi­co no debe pen­sarse de for­ma uni­di­rec­cional. Los vín­cu­los son más com­ple­jos y pare­cen ir en un doble sen­ti­do. Es posi­ble que la emer­gen­cia de activi­dades económi­cas renta­bles estim­ule la inver­sión pro­duc­ti­va y, de ese modo, incre­mente la deman­da de finan­ciamien­to. A medi­da que la economía crece y se com­ple­jiza, el peso rel­a­ti­vo de los activos financieros aumen­ta. La expan­sión financiera sería así una resul­tante del crec­imien­to real [De la Torre, Ize y Schmuk­ler, 2012]. En el mod­e­lo de desar­rol­lo tec­nológi­co de Car­lota Pérez, por ejem­p­lo, el sis­tema financiero responde a los requer­im­ien­tos de empre­sar­ios inno­vadores, con moti­vo de la pér­di­da de dinamis­mo de los sec­tores tradi­cionales. Son las condi­ciones pro­duc­ti­vas las que ori­en­tan los flu­jos financieros. De esa man­era, las finan­zas cumplen un papel impor­tante en la insta­lación del nue­vo par­a­dig­ma tec­no-económi­co, pero no en su gen­eración [Car­lota Pérez, 2004: capí­tu­lo 3]. Por lo tan­to, los polos de desar­rol­lo, las altas tasas de crec­imien­to pro­duc­ti­vo y la emer­gen­cia de una may­or den­si­dad de empre­sas dinámi­cas pueden inducir la deman­da de recur­sos financieros, que, a su vez, reforzaría el incre­men­to de la pro­duc­ción. Esto sig­nifi­ca sim­ple­mente recono­cer la exis­ten­cia de una doble impli­cación entre desar­rol­lo financiero y expan­sión pro­duc­ti­va. En rig­or, esa relación bidi­rec­cional es con­sis­tente con el carác­ter sistémi­co del desar­rol­lo económi­co, desta­ca­do por el pen­samien­to estruc­tural­ista.

De todo lo referi­do podemos con­cluir que el sis­tema financiero jue­ga, al menos poten­cial­mente, un papel clave en el desar­rol­lo económi­co. Ideal­mente, des­de el pun­to de vista de la pro­duc­ción, un sis­tema financiero fun­ciona efi­caz­mente cuan­do min­i­miza las restric­ciones aje­nas al cos­to social del cap­i­tal para finan­ciar los proyec­tos pro­duc­tivos, en con­so­nan­cia con las necesi­dades del desar­rol­lo. Esa meta debería perseguir la orga­ni­zación fun­cional de las finan­zas. En un país per­iféri­co, ello sig­nifi­ca crear prác­ti­cas financieras inno­vado­ras capaces de apor­tar al cam­bio estruc­tur­al y a la remo­ción de los obstácu­los al desar­rol­lo.

2. Problemas y limitaciones para el financiamiento de la producción

No siem­pre el sis­tema financiero resul­ta fun­cional en el sen­ti­do anal­iza­do en el aparta­do ante­ri­or. Sigu­ien­do a De la Torre, Ize y Schmuk­ler, exis­ten dos tipos de males que afectan el rol del SF: en primer lugar, ten­emos “las fal­las para reducir las fric­ciones bási­cas que per­ju­di­can el DF” [2012: 27] y, en segun­do tér­mi­no, encon­tramos los prob­le­mas que, paradóji­ca­mente, crea en for­ma endó­ge­na el pro­pio desar­rol­lo financiero (DF). Este últi­mo pun­to sig­nifi­ca que en oca­siones el mis­mo DF, lejos de pro­mover el crec­imien­to sostenido, es fuente de inesta­bil­i­dad y cri­sis económi­ca, en espe­cial en los actuales mer­ca­dos glob­al­iza­dos.[6] Esta dimen­sión es lo que De la Torre, Ize y Schmuk­ler lla­man el “lado oscuro” del desar­rol­lo financiero [2012: 27–28]. Según Fanel­li, “la inesta­bil­i­dad y el ries­go de cri­sis son com­po­nentes esen­ciales del desar­rol­lo financiero y en muchas oca­siones pare­cen ser fac­etas difer­entes de un mis­mo pro­ce­so” [2010: 160].[7] Además, exis­ten tam­bién otros prob­le­mas. Fanel­li desta­ca los efec­tos dis­trib­u­tivos del desar­rol­lo financiero, aspec­to omi­ti­do por el saber con­ven­cional basa­do sólo en cri­te­rios de efi­cien­cia.[8] Asimis­mo, De la Torre, Ize y Schmuk­ler sug­ieren una lim­itación adi­cional: el impacto del DF en “el desar­rol­lo real (crec­imien­to del PBI) debe nece­sari­a­mente mostrar rendimien­tos decre­cientes” [2012: 28]. Vale decir, en algún pun­to la con­tribu­ción del DF al crec­imien­to se esta­bi­liza (e inclu­so se vuelve per­ni­ciosa).

De los cita­dos “males” que enfrenta el sis­tema financiero nos intere­sa destacar el primero: las fal­las para resolver las fric­ciones que lim­i­tan el DF. Ello es así en tato el sub­de­sar­rol­lo financiero afec­ta la dis­tribu­ción region­al del crédi­to y la inver­sión pro­duc­ti­va, que son los temas cen­trales de este tex­to. Por ende, nues­tra pre­gun­ta fun­da­men­tal es: ¿Cuáles son las fric­ciones que tra­ban el DF y cómo oper­an en relación con la inver­sión pro­duc­ti­va? Para enten­der este pun­to es útil, al sólo efec­to expos­i­ti­vo, clasi­ficar los prob­le­mas del DF en tres lim­ita­ciones con­cur­rentes: a) lim­ita­ciones del lado de la ofer­ta de recur­sos financieros; b) lim­ita­ciones del lado de la deman­da y c) lim­ita­ciones sistémi­cas.

a) lim­ita­ciones del lado de la ofer­ta cred­iti­cia

Este pun­to remite, a su vez, a tres fac­tores. En primer lugar, a la nat­u­raleza de las opera­ciones en los mer­ca­dos financieros. Según Fanel­li estas tienen “dos car­ac­terís­ti­cas que le son especi­fi­cas y que son, jus­ta­mente, las que acen­túan el rol de la con­fi­an­za y la infor­ma­ción” [2010: 167]. Por un lado, el hecho de que “las transac­ciones financieras no pueden realizarse sin sep­a­rar el con­trol y la propiedad de los recur­sos involu­cra­dos” [2010: 167] y la segun­da es el “uso inten­si­vo de infor­ma­ción debido a que la adquisi­ción y trans­fer­en­cia de infor­ma­ción es inher­ente a la activi­dad financiera” [2010: 167–168]. Aquí se pre­sen­tan los cono­ci­dos prob­le­mas de infor­ma­ción incom­ple­ta (inclu­so ausen­cia de infor­ma­ción: incer­tidum­bre) e infor­ma­ción asimétri­ca. Como señala Bebzuk, “los con­tratos financieros involu­cran un dere­cho sobre ingre­sos futur­os e incier­tos” [2000: 17]. Ello sig­nifi­ca que el provee­dor de recur­sos financieros no tiene un conocimien­to pleno de la via­bil­i­dad y rentabil­i­dad de un proyec­to de inver­sión. Debe hac­er una eval­u­ación que es siem­pre imper­fec­ta y lim­i­ta­da. Además, existe una situación asimétri­ca en la infor­ma­ción que mane­ja el usuario de los fon­dos y el provee­dor de los mis­mos. Ladi­ver­gen­cia entre los intere­ses del provee­dor y del usuario, en el mar­co de infor­ma­ción asimétri­ca, puede con­ducir a la selec­ción adver­sa, el ries­go moral y/o altos gas­tos de mon­i­toreo [Bebczuk 2000]. El primer caso, selec­ción adver­sa, se pro­duce cuan­do los provee­dores de fon­dos, ante la inca­paci­dad de dis­crim­i­nar entre proyec­tos ries­gosos y seguros, suben el cos­to prome­dio (tasa de interés) para asig­nar los recur­sos a modo de cober­tu­ra y con ello ter­mi­nan finan­cian­do los proyec­tos más arries­ga­dos (que sopor­tan el alto cos­to). El ries­go moral supone que el usuario puede ocul­tar infor­ma­ción sobre el rendimien­to del proyec­to o desviar los fon­dos, en desme­dro de los intere­ses del provee­dor. Y el ter­cer pun­to, mon­i­toreo, impli­ca que el provee­dor debe incur­rir en gas­tos de audi­torías y con­troles para com­pen­sar la fal­ta de infor­ma­ción rel­a­ti­va [Bebczuk 2000]. La solu­ción de esos prob­le­mas requiere la con­struc­ción de con­fi­an­za, conocimien­to mutuo (proveedores/usuarios), dis­eño de instru­men­tos de garan­tía e incen­tivos ade­cua­dos. Lo prin­ci­pal, sin embar­go, es la pro­duc­ción de infor­ma­ción. Pero la infor­ma­ción es un bien públi­co (su con­sumo es no com­pet­i­ti­vo y no excluyente), por lo que posi­ble­mente no exi­s­tirán los estí­mu­los ade­cua­dos para pro­ducir­la en la can­ti­dad nece­saria.

Ante el conocimien­to de la posi­bil­i­dad de selec­ción adver­sa y los prob­le­mas de ries­go moral, cos­tos de mon­i­toreo y fal­las en la pro­duc­ción de infor­ma­ción, los provee­dores de fon­dos pueden adop­tar una con­duc­ta con­ser­vado­ra, finan­cian­do sólo las activi­dades tradi­cionales, de empre­sas con ele­vadas garan­tías, trayec­to­ria y respal­do pat­ri­mo­ni­al. Esto sig­nifi­ca racionamien­to del crédi­to y lim­itación de la inver­sión, sobre todo para las Pymes. Como señala Roge­rio Stu­dart el racionamien­to “puede sig­nificar la exclusión de empre­sas nuevas o pequeñas y de proyec­tos de inver­sión con rentabil­i­dades incier­tas o a muy largo pla­zo” [Stu­dart 2005: 25]. Para las PYMES, además, la mul­ti­pli­ci­dad de proyec­tos pequeños puede tornar antieconómi­co el análi­sis de ries­go, al menos según man­i­fi­es­tan las enti­dades ban­car­ias [Fer­raro 2011: 11].

Otra difi­cul­tad que atañe a la ofer­ta de fon­dos estri­ba en las lla­madas “fric­ciones colec­ti­vas”, derivadas de fal­las de par­tic­i­pación [De la Torre et al. 2012]. Esto sig­nifi­ca que el sis­tema financiero no logra la escala y el vol­u­men de nego­cios sufi­ciente para una dis­tribu­ción efi­ciente de los ries­gos y una reduc­ción del cos­to de inter­me­diación. Ello puede reforzar la con­duc­ta con­ser­vado­ra de los inter­me­di­ar­ios financieros. Este pun­to tam­bién se rela­ciona con la ausen­cia de liq­uidez en el caso del finan­ciamien­to ban­car­io [Stu­dart 2005]. La estrechez de mer­ca­dos inter­ban­car­ios y el alto cos­to de recur­rir a la autori­dad mon­e­taria lle­van a un descalce tem­po­ral cre­ciente entre prés­ta­mos y depósi­tos (for­ma típi­ca de fondeo de ban­cos com­er­ciales), que no es cubier­ta con mer­ca­dos secun­dar­ios líqui­dos. De ese modo, frente a la may­or frag­ili­dad (ries­go de iliq­uidez), se estim­u­la aún más una con­duc­ta adver­sa al ries­go del sis­tema ban­car­io, en desme­dro de las posi­bil­i­dades de finan­ciamien­to de largo pla­zo.

Final­mente, tam­bién incide la estruc­tura del sis­tema financiero. Esto es el peso rel­a­ti­vo del finan­ciamien­to ban­car­io y el mer­ca­do de títu­los y de acciones, así como la con­cen­tración de cada mer­ca­do (los actores que par­tic­i­pan y sus car­ac­terís­ti­cas). En casos donde el mer­ca­do de val­ores es muy pequeño, y que por lo tan­to pre­dom­i­na el sis­tema ban­car­io, y donde éste, a su vez, se encuen­tra muy con­cen­tra­do, las posi­bil­i­dades de obten­er finan­ciamien­to acce­si­ble y bara­to para la inver­sión se ven aún más lim­i­tadas. Los ban­cos pueden preferir prés­ta­mos de cor­to pla­zo (prin­ci­pal­mente al con­sumo, cap­i­tal de tra­ba­jo o el gob­ier­no), lo cual es sufi­ciente para lograr un ade­cua­do mix de ries­go y rentabil­i­dad, en desme­dro de la inver­sión pro­duc­ti­va [ver Sevares 2010 para el caso argenti­no]. La escasa com­pe­ten­cia refuerza nat­u­ral­mente la con­duc­ta con­ser­vado­ra.[9]

b) lim­ita­ciones del lado de la deman­da

Del lado de los deman­dantes o usuar­ios de fon­dos, tam­bién encon­tramos difi­cul­tades para acced­er al finan­ciamien­to de la pro­duc­ción, en espe­cial de la inver­sión. En primer tér­mi­no, pueden exi­s­tir fal­las cog­ni­ti­vas en el entra­ma­do empre­sar­i­al que difi­cul­ten la com­pren­sión de los instru­men­tos del sis­tema financiero, lo cual inhibe su cor­rec­ta uti­lización [De la Torre et al. 2012]. Es posi­ble, asimis­mo, que se pre­sen­ten prob­le­mas para dis­eñar y com­ple­tar la infor­ma­ción requeri­da por las enti­dades financieras y para trasmi­tir cor­rec­ta­mente las vir­tudes de un deter­mi­na­do proyec­to de inver­sión. Este pun­to es clave debido a la impor­tan­cia de la infor­ma­ción en la toma de deci­siones de los provee­dores de fon­dos. El esfuer­zo de gen­eración de infor­ma­ción con­fi­able puede ser inhibito­rio para las PYMES. La pres­en­cia de ingre­sos no declar­a­dos (infor­males) y, por lo tan­to, de flu­jos de fon­dos for­mal­mente incon­sis­tentes con la situación real de una empre­sa puede tam­bién gener­ar difi­cul­tades en el análi­sis téc­ni­co de las enti­dades financieras. En con­se­cuen­cia, no siem­pre las fir­mas son suje­tos de crédi­to. Es este un prob­le­ma sig­ni­fica­ti­vo en país­es emer­gentes, en par­tic­u­lar para las PyMES.

Otro aspec­to restric­ti­vo, con relación a las PYMES, es el alto gra­do de apalan­camien­to que sue­len nece­si­tar para desar­rol­lar sus proyec­tos de inver­sión, dada la escasez de cap­i­tal pro­pio. Ello las vuelve más ries­gosas y menos atrac­ti­vas para el sis­tema financiero. Final­mente, tam­bién es posi­ble, del lado de la deman­da de fon­dos, que no exista interés en obten­er finan­ciamien­to por razones de cos­to y ries­go, o que no haya nece­sari­a­mente una abun­dante can­ti­dad de proyec­tos de inver­sión sufi­cien­te­mente renta­bles. Tam­bién este pun­to es espe­cial­mente impor­tante para el caso de las pequeñas y medi­anas empre­sas. Como señala Bebczuk, la real­i­dad mar­ca que “muchas pymes no tienen deman­da por crédi­to y, den­tro de las que tienen deman­da, no todas poseen una ade­cua­da capaci­dad y vol­un­tad de pago” [2010: 8].

c) lim­ita­ciones sistémi­cas

Por últi­mo, encon­tramos las lim­ita­ciones de índole sistémi­cas. Aquí se desta­can bási­ca­mente la his­to­ria y las condi­ciones de esta­bil­i­dad macro­económi­ca. De la Torre, Ize y Schmuk­ler señalan que la brecha ban­car­ia de Améri­ca lati­na está aso­ci­a­da al pasa­do de tur­bu­len­cias de la región y al bajo crec­imien­to [2012: 7 y capí­tu­lo 6]. Para el caso de la Argenti­na, cuya trayec­to­ria de inesta­bil­i­dad es cono­ci­da, está claro que el mar­co insti­tu­cional del sis­tema financiero ten­derá a una may­or aver­sión al ries­go y a cri­te­rios con­ser­vadores en la asi­gnación del crédi­to. En un país donde “el largo pla­zo no existe”, al decir de un ex min­istro de economía [Juan Car­los Pugliese — cita­do en Llach y Ger­chunoff 2007: 401], es evi­dente que los con­tratos financieros de cier­ta ampli­tud tem­po­ral difí­cil­mente ten­gan cabi­da. Por ende, man­ten­er ele­va­dos már­genes de liq­uidez y otor­gar prés­ta­mos a los menores pla­zos posi­bles, pareciera ser una exi­gen­cia sistémi­ca en nue­stro país. Además, el mod­er­a­do crec­imien­to económi­co prome­dio limi­ta la deman­da de crédi­to. Todo ello sig­nifi­ca que la trayec­to­ria del mar­co insti­tu­cional no favorece la asis­ten­cia a proyec­tos inno­vadores, de pla­zos lar­gos y eje­cu­ta­dos por empre­sas pequeñas. Bebczuk y Sangiá­co­mo, en un análi­sis real­iza­do en 2007, mues­tran que el sis­tema ban­car­io argenti­no no responde en for­ma flex­i­ble a los cam­bios en las dinámi­cas sec­to­ri­ales de crec­imien­to. Ello se rela­ciona con el ras­go path depen­dence de la adop­ción de deci­siones de los ban­cos en relación con la for­ma­ción del mar­co insti­tu­cional [Bebczuk y Sangiá­co­mo 2008].

Sistema financiero y crecimiento a nivel subnacional

Si nos ubi­camos en el par­a­dig­ma económi­co neo­clási­co (basa­do en el equi­lib­rio gen­er­al com­pet­i­ti­vo), la relación entre finan­zas y crec­imien­to region­al no ofrece demasi­a­dos incon­ve­nientes teóri­cos o prác­ti­cos. Dada la supues­ta “per­fec­ta movil­i­dad del cap­i­tal” al inte­ri­or de un país, el sis­tema financiero cumplirá sim­ple­mente el rol de dis­tribuir geográ­fi­ca­mente el ahor­ro en base a las condi­ciones reales de cada juris­dic­ción (dotación rel­a­ti­va de fac­tores y espa­cios para la inver­sión pro­duc­ti­va). El exce­so de ahor­ro sobre las posi­bil­i­dades de acu­mu­lación rentable en una provin­cia se ori­en­tará, vía el sis­tema de pre­cios (tasa de interés), hacia las regiones con insu­fi­cien­cia de ahor­ro de acuer­do con sus opor­tu­nidades de inver­sión. Ello fac­ul­tará una ópti­ma asi­gnación inter-juris­dic­cional de los recur­sos mon­e­tar­ios, max­i­mizan­do el crec­imien­to glob­al.[10] En ese mar­co, las políti­cas públi­cas sólo deben ase­gu­rar el gra­do de lib­er­tad económi­ca y seguri­dad jurídi­ca sufi­ciente para que el mer­ca­do financiero pue­da cumplir debida­mente su rol (pasivi­dad de la políti­ca financiera).

Debido a este ver­dadero pre­juicio teóri­co, que resuelve el prob­le­ma de la asi­gnación region­al del crédi­to con la sola apelación a la efi­cien­cia del mer­ca­do, pareciera que en la doc­t­ri­na orto­doxa “el interés presta­do a las cues­tiones mon­e­tarias y financieras en el plano region­al ha sido esca­so” [Rodríguez Fuentes 2013: 42]. Sin embar­go, el fun­cionamien­to de los mer­ca­dos financieros en la real­i­dad dista mucho del pre­supuesto teóri­co neo­clási­co. En par­tic­u­lar, la nego­ciación de recur­sos financieros está pla­ga­da de fric­ciones e imper­fec­ciones que ener­van la lóg­i­ca de la efi­cien­cia pare­tiana en el mer­ca­do libre. Es dable esper­ar que esos prob­le­mas ten­gan su expre­sión en el ámbito de las finan­zas regionales, inclu­i­do el sis­tema ban­car­io que nos intere­sa pun­tual­mente en este tra­ba­jo.

En tal sen­ti­do, las difi­cul­tades para obten­er infor­ma­ción con­fi­able (incer­tidum­bre y asimetrías de infor­ma­ción) y los cos­tos de mon­i­toreo, pueden lle­var a que los ban­cos más impor­tantes, de alcance nacional, lim­iten la asis­ten­cia cred­iti­cia en las provin­cias pobres donde tienen menos pres­en­cia y esca­so vol­u­men de nego­cios. Por lo mis­mo, los ban­cos locales, posee­dores de un may­or conocimien­to del entorno region­al, ten­drán cier­to poder de mer­ca­do para definir las condi­ciones de asis­ten­cia financiera, lo que favorece la con­cen­tración de la ofer­ta cred­iti­cia [Rodríguez Fuentes 2013: 47–48].[11] En esa mis­ma línea, además, es posi­ble que la depen­den­cia region­al de ban­cos locales se traduz­ca en una ofer­ta menos elás­ti­ca de recur­sos financieros, debido a las difi­cul­tades de fondeo de esas enti­dades, así como en una may­or inesta­bil­i­dad en la asi­gnación de prés­ta­mos.[12] Todo ello supone recono­cer que, en la prác­ti­ca, no existe per­fec­ta movil­i­dad de cap­i­tales al inte­ri­or de un país, y la asi­gnación de recur­sos financieros está lejos de ser ópti­ma. Esta situación refuerza la depen­den­cia de la ofer­ta local de fon­dos.

Por su parte, los prob­le­mas de la deman­da de crédi­to tam­bién ten­drán su dimen­sión region­al. El niv­el de ingre­sos, la dinámi­ca empre­sar­i­al, la pres­en­cia de MiPyMes, la estruc­tura pro­duc­ti­va y el crec­imien­to difer­en­cial por juris­dic­ción son fac­tores que posi­ble­mente influyan en la capaci­dad de cada provin­cia de cap­tar recur­sos financieros. Vale decir, las áreas de may­or desar­rol­lo rel­a­ti­vo dispon­drán de mejores condi­ciones cred­iti­cias. Esta es la vie­ja tesis de Gunar Myrdal, para quién, “el sis­tema ban­car­io (…) tiende a trans­for­marse en un instru­men­to que absorbe los ahor­ros de las regiones pobres hacia las más ric­as y pro­gre­sis­tas, en donde los rendimien­tos del cap­i­tal son altos y seguros” [Myrdal 1974: 40]. Si bien esa hipóte­sis no nece­sari­a­mente se apre­cia en la Argenti­na actu­al [Kpmg 2013], lo cier­to es que hay juris­dic­ciones con menor capaci­dad para absorber recur­sos financieros respec­to de otras.

Por últi­mo, Rodríguez Fuertes [2013] señala que la inter­ac­ción entre la ofer­ta y deman­da de crédi­to estará influ­i­da por la difer­ente pref­er­en­cia por la liq­uidez a niv­el region­al. Cuan­to may­or sea la pref­er­en­cia por la liq­uidez en enti­dades financieras, ahor­ris­tas y prestatar­ios de una deter­mi­na­da juris­dic­ción, menor será la gen­eración de crédi­to en la mis­ma.

Tenien­do en cuen­ta esos con­cep­tos, podemos con­cluir que las fric­ciones e imper­fec­ciones del mer­ca­do financiero posi­ble­mente con­ducirán a situa­ciones de seg­mentación y racionamien­to del crédi­to al inte­ri­or de un país en desme­dro de las regiones de menor desar­rol­lo rel­a­ti­vo. Por este moti­vo, al menos si nos ubi­camos en la per­spec­ti­va estruc­tural­ista, que entiende al crec­imien­to geográ­fi­ca­mente equi­li­bra­do como parte de la estrate­gia gen­er­al de desar­rol­lo, es evi­dente la necesi­dad de imple­men­tar políti­cas públi­cas que ori­en­ten el crédi­to hacia las zonas más pobres. Esas políti­cas deben actu­ar del lado de la ofer­ta y la deman­da de recur­sos financieros en el espa­cio juris­dic­cional. Pero lo más intere­sante de este pun­to es que la acción guber­na­men­tal no se limi­ta al gob­ier­no cen­tral, sino que existe un amplio mar­gen para la actuación de las admin­is­tra­ciones provin­ciales. Éstas no nece­si­tan pre­ocu­parse de los ries­gos macro­económi­cos del desar­rol­lo financiero, que es com­pe­ten­cia fed­er­al. Pueden abo­carse al dis­eño de instru­men­tos y medi­das en el niv­el meso económi­co que per­mi­tan max­i­mizar la captación de recur­sos financieros, en espe­cial los prés­ta­mos ban­car­ios que con­sti­tuyen el grue­so del finan­ciamien­to extra-fir­ma en nue­stro país.

Asignación regional del crédito bancario en Argentina: factores significativos y evidencia disponible

El análi­sis teóri­co de los aparta­dos ante­ri­ores nos per­mite trazar una serie de con­je­turas sobre cier­tos fac­tores que, posi­ble­mente, influyan en la dis­tribu­ción juris­dic­cional del crédi­to. En este pun­to pon­dremos a prue­ba esas ideas. Analizare­mos aque­l­los fac­tores pasi­bles de ser con­trasta­dos en la prác­ti­ca con algún gra­do de verosimil­i­tud, dada la infor­ma­ción disponible. Con todo, los resul­ta­dos de este análi­sis empíri­co deben tomarse como una mera aprox­i­mación al prob­le­ma estu­di­a­do debido a las lim­ita­ciones metodológ­i­cas de la fuente de los datos.

En el análi­sis explorato­rio real­iza­do en este aparta­do sobre la asi­gnación region­al del crédi­to en Argenti­na, hemos iden­ti­fi­ca­do y exam­i­na­do los sigu­ientes fac­tores: [i] disponi­bil­i­dad de ahor­ro, [ii] den­si­dad de empre­sas dinámi­cas, [iii] pro­por­ción de microem­pre­sas, [iv] pres­en­cia de ser­vi­cios financieros, [v]crecimiento económi­co y [vi] cam­bio estruc­tur­al. La expre­sión cuan­ti­ta­ti­va de cada uno de esos fac­tores la hemos testea­do con la disponi­bil­i­dad de prés­ta­mos en las dis­tin­tas provin­cias argenti­nas. En los casos de análi­sis sin­cróni­co, se optó por selec­cionar un año especí­fi­co (2012). A con­tin­uación, se resumen los resul­ta­dos.

i. Disponi­bil­i­dad de ahor­ro: en primer tér­mi­no, parece exi­s­tir una relación evi­dente entre la capaci­dad de gener­ar recur­sos financieros (ahor­ro mon­e­tario) y la disponi­bil­i­dad de prés­ta­mos ban­car­ios en la una mis­ma región. Esa relación podemos ver­i­fi­car­la empíri­ca­mente, con los datos disponibles, si con­sid­er­amos los depósi­tos pri­va­dos por habi­tante como un proxy de la capaci­dad de ahor­ro mon­e­tario de una provin­cia [véase Pach­er 2006].[13] Los depósi­tos ban­car­ios son un buen refle­jo de la capaci­dad de ahor­ro poten­cial­mente tra­ducible en crédi­to ban­car­io.

Esta relación ahor­ro-finan­ciamien­to en cada juris­dic­ción segu­ra­mente se debe a múlti­ples razones, en espe­cial al hecho de que el ahor­ro mon­e­tario es, en bue­na medi­da, un resul­ta­do del niv­el de ingre­sos. Los ingre­sos medios por habi­tante, a su vez, con­sti­tuyen un indi­cador ‑imper­fec­to- del desar­rol­lo rel­a­ti­vo de una juris­dic­ción, lo que es un fac­tor cen­tral en la disponi­bil­i­dad de recur­sos financieros. No es extraño que las regiones más desar­rol­ladas ten­gan mejores opor­tu­nidades de finan­ciamien­to. Las mis­mas dispo­nen de may­or sol­ven­cia económi­ca, más pres­en­cia de enti­dades financieras, una trayec­to­ria insti­tu­cional rel­a­ti­va­mente con­sol­i­da­da y, a su vez, mejores capaci­dades socio-empre­sar­i­ales para solic­i­tar asis­ten­cia financiera con éxi­to. Por lo demás, el sis­tema financiero posi­ble­mente seg­men­tará regional­mente el finan­ciamien­to en desme­dro de las provin­cias pobres. De todos mod­os, no debe­mos perder de vista que el ingre­so de una juris­dic­ción deri­va de múlti­ples deter­mi­na­ciones lig­adas a la dotación de recur­sos y al mar­co insti­tu­cional. En ese sen­ti­do, el niv­el de ingre­sos influye y es influ­i­do por el desar­rol­lo financiero (impli­cación mutua).

Tenien­do en cuen­ta estas con­sid­era­ciones, la infor­ma­ción disponible nos per­mite avalar la estrecha relación ingre­so-finan­ciamien­to, lo cual puede adver­tirse clara­mente en los crédi­tos ban­car­ios. La relación entre ingre­sos per cápi­ta y stock de prés­ta­mos por habi­tante en las dis­tin­tas juris­dic­ciones argenti­nas, medi­do por coe­fi­ciente de deter­mi­nación R2, pre­sen­ta val­ores sig­ni­fica­tivos (Cuadro N° 1). Las provin­cias más pobres dispo­nen de un menor niv­el de prés­ta­mos por habi­tante con relación a las más ric­as. Juris­dic­ciones como For­mosa, San­ti­a­go del Estero, Cha­co, San Juan o Salta, se ubi­can en una posi­ción des­fa­vor­able respec­to de provin­cias ric­as como San­ta Fe, Cór­do­ba, Chubut o San­ta Cruz.

ii. Den­si­dad de empre­sas dinámi­cas: en segun­do lugar, es una obviedad que las ges­tiones de crédi­tos vin­cu­ladas con las activi­dades pro­duc­ti­vas las real­izan las empre­sas. Por ello, debe exi­s­tir una relación entre la den­si­dad de empre­sas de una juris­dic­ción (can­ti­dad de fir­mas en pro­por­ción a los habi­tantes) y la absor­ción de prés­ta­mos. En espe­cial, las regiones más emprende­do­ras, que dispo­nen de una may­or den­si­dad de empre­sas dinámi­cas, segu­ra­mente podrán obten­er un vol­u­men supe­ri­or de recur­sos financieros. Dichas fir­mas posi­ble­mente ten­gan may­or sol­ven­cia económi­ca y pat­ri­mo­ni­al, así como más capaci­dad de proce­sar y pro­ducir infor­ma­ción con­fi­able, lo que expli­ca el mejor desem­peño en la obten­ción de prés­ta­mos. De allí que, a con­trario sen­su, en tér­mi­nos sub­na­cionales, aque­l­las provin­cias con estruc­turas empre­sar­i­ales de menor com­ple­ji­dad y niv­el téc­ni­co-pro­fe­sion­al, así como de may­or infor­mal­i­dad, ten­derán a lograr menores resul­ta­dos en la obten­ción de finan­ciamien­to.

La infor­ma­ción empíri­ca parece con­va­l­i­dar estas con­clu­siones. Las provin­cias norteñas, con menor can­ti­dad de empre­sas dinámi­cas (con­sideran­do como proxy de empre­sas dinámi­cas las fir­mas de cin­co o más emplea­d­os), evi­den­cian una capaci­dad reduci­da de absor­ción de prés­ta­mos ori­en­ta­dos a las activi­dades económi­cas (Cuadro N° 1).

iii. Pro­por­ción de microem­pre­sas: en ter­cer tér­mi­no, la teoría sug­iere la exis­ten­cia de una seg­mentación del crédi­to en desme­dro de las MiPymes, par­tic­u­lar­mente de las microem­pre­sas. Ello sig­nifi­ca que, a niv­el sub­na­cional, posi­ble­mente las provin­cias con may­or peso de empre­sas pequeñas en sus estruc­turas empre­sar­i­ales refle­jen una menor capaci­dad para absorber recur­sos financieros y, por ende, para finan­ciar el crec­imien­to. Nue­va­mente la infor­ma­ción disponible es con­sis­tente con esta idea, aunque la relación es menos evi­dente (Cuadro N° 1).

iv. Ser­vi­cios financieros: por el lado de la ofer­ta de ser­vi­cios financieros tam­bién encon­tramos una vari­able rel­e­vante. En las juris­dic­ciones donde existe una may­or den­si­dad de enti­dades ban­car­ias, puede esper­arse una capaci­dad de absor­ción de crédi­tos más ele­va­da. Ello deri­va posi­ble­mente del hecho de que la pres­en­cia de enti­dades financieras gen­era un acer­camien­to y un vín­cu­lo nece­sario con clientes reales y poten­ciales, incre­men­tan­do la asi­gnación de prés­ta­mos. Los prob­le­mas de infor­ma­ción y el apren­diza­je por la expe­ri­en­cia que car­ac­ter­i­za al sis­tema ban­car­io expli­can esta situación y la rel­e­van­cia del con­tac­to direc­to y la pres­en­cia físi­ca. Nue­va­mente, la infor­ma­ción disponible pareciera avalar esta hipóte­sis, aunque con menor gra­do de sig­nifi­cación (Cuadro N° 1).[14]
v. Crec­imien­to económi­co: la for­ma­ción de polos de crec­imien­to con activi­dades pro­duc­ti­vas alta­mente renta­bles en los mer­ca­dos nacionales e inter­na­cionales tam­bién debería jugar un papel impor­tante. En este caso, el pro­ce­so de crec­imien­to económi­co trac­cionaría la deman­da de crédi­tos y la capaci­dad de absor­ción de recur­sos mon­e­tar­ios en cada juris­dic­ción. La evi­den­cia disponible, sin embar­go, no parece avalar este pos­tu­la­do, al menos si se mide la evolu­ción del stock de prés­ta­mos respec­to del crec­imien­to del pro­duc­to bru­to y de las exporta­ciones. En el Cuadro N° 1 se con­sid­era el crec­imien­to del pro­duc­to en el lap­so 2006–2011 para todas las provin­cias y el incre­men­to de los prés­ta­mos en las mis­mas para un perío­do t+1 (2007–2012). Puede apre­cia­rse que no existe una relación estadís­ti­ca sig­ni­fica­ti­va entre ambas vari­ables. Algo sim­i­lar sucede si tomamos la evolu­ción de las exporta­ciones. Esta situación podría estar indi­can­do las imper­fec­ciones del sis­tema financiero para asi­s­tir a las regiones de may­or dinamis­mo, lo que con­sti­tuiría una grave lim­itación a la con­tinuidad del crec­imien­to. En coin­ci­den­cia con el tra­ba­jo de Bebczuk y Sangiá­co­mo [2008], habría una fuerte depen­den­cia de la trayec­to­ria en la obten­ción de finan­ciamien­to ban­car­io. Ello es coher­ente con los prob­le­mas aso­ci­a­dos a la infor­ma­ción y la relación prestamista-prestatario. De todos mod­os, debe­mos men­cionar que los datos sobre el crec­imien­to económi­co juris­dic­cional se basan en esti­ma­ciones gen­erales y de dudosa con­fi­a­bil­i­dad, lo que difi­cul­ta la con­cre­ción de un análi­sis más con­cluyente.[15]
vi. Cam­bio estruc­tur­al: Otro aspec­to impor­tante es el finan­ciamien­to del cam­bio estruc­tur­al. El mis­mo parece espe­cial­mente difí­cil, debido a que la agre­gación de nuevas activi­dades, en par­tic­u­lar las indus­tri­ales, impli­ca pro­ce­sos inno­vadores en el ámbito local que sue­len ser más incier­tos y com­ple­jos des­de el pun­to de vista del finan­ciamien­to ban­car­io. Además, las empre­sas man­u­fac­tur­eras basan su pro­duc­ción en activos fijos especí­fi­cos de un val­or de real­ización siem­pre com­pli­ca­do. Esto es, sue­len care­cer de las garan­tías ade­cuadas, al con­trario de las activi­dades tradi­cionales, como la pro­duc­ción agrí­co­la, lig­adas a la tier­ra (acti­vo fijo de alto val­or e impor­tante deman­da). Por lo tan­to, las provin­cias pri­ma­rizadas que nece­si­tan pro­fun­dizar el pro­ce­so de cam­bio estruc­tur­al posi­ble­mente ten­drán más incon­ve­nientes para el acce­so al crédi­to, sal­van­do el agropecuario cuyo dinamis­mo es lim­i­ta­do. De todos mod­os, el cote­jo empíri­co entre los recur­sos financieros por habi­tante y la estruc­tura del empleo, las empre­sas, el PBG y las exporta­ciones para las provin­cias argenti­nas no mues­tran una relación sig­ni­fica­ti­va.

Cuadro N° 1: Asi­gnación provin­cial del crédi­to: resul­ta­do de las vari­ables con­sid­er­adas

Vari­able inde­pen­di­ente Vari­able depen­di­ente Coe­fi­ciente de deter­mi­nación [R2]
[i] disponi­bil­i­dad de ahor­ro Depósitos/habitante Stock Prés­ta­mos por habi­tante 0,8745
Ingreso/habitante Stock Prés­ta­mos por habi­tante 0,7053
[ii] den­si­dad de empre­sas dinámi­cas Número de empresas/habitante Stock Prés­ta­mos por habi­tante 0,7252
[iii] pro­por­ción de microem­pre­sa % Microempresas/total fir­mas Stock Prés­ta­mos por habi­tante 0,5259
[iv] pres­en­cia de ser­vi­cios financieros Sucursales/habitante Stock Prés­ta­mos por habi­tante 0,4508
[v] crec­imien­to económi­co Crec­imien­to PBG/habitante 2006–2011 Crec­imien­to prés­ta­mos por habi­tante 2007–2012 0,0458
[vi] cam­bio estruc­tur­al % indus­tria sobre=PBG

/Exportaciones/

Empleo indus­tri­al

Stock Prés­ta­mos por habi­tante Resul­ta­dos no sig­ni­fica­tivos

Fuentes y defini­ciones:[16]

[i] BCRA e INDEC (población). Sal­do total de prés­ta­mos al 31/12/2012 y sal­do de depósi­tos pri­va­dos a la mis­ma fecha. Respec­to de los ingre­sos medios por provin­cia se uti­lizaron los datos de la EAHU/2012.

[ii] Se uti­lizó como aprox­i­mación de la exis­ten­cia de empre­sas dinámi­cas la can­ti­dad de fir­mas indus­tri­ales, de ser­vi­cios y com­er­ciales con 5 o más emplea­d­os en relación con la can­ti­dad de habi­tantes de cada provin­cia. Se tomaron los datos del cen­so económi­co 2004/05 y del INDEC (población). El stock de prés­ta­mos por habi­tante al 31/12/12, con­sid­era sólo crédi­tos a las activi­dades económi­cas (excluye con­sumo per­son­al y activi­dades no clasi­fi­cadas). Se excluye la ciu­dad de Buenos Aires debido a que tiene especi­fi­ci­dades derivadas de la metodología que puede dis­tor­sion­ar el análi­sis.

[iii] Se con­sid­er­an pequeñas empre­sas aque­l­las con menos de cin­co empela­dos, según los datos del cen­so Nacional Económi­co 2004/05. La infor­ma­ción de la población cor­re­sponde al INDEC. El stock de prés­ta­mos por habi­tante al 31/12/12 con­sid­era sólo crédi­tos a las activi­dades económi­cas [excluye con­sumo per­son­al y activi­dades no clasi­fi­cadas]. Se excluye la ciu­dad de Buenos Aires debido a que tiene especi­fi­ci­dades derivadas de la metodología que puede dis­tor­sion­ar el análi­sis.

[iv] datos del BCRA e INDEC (prés­ta­mos para el año 2012).

[v] El incre­men­to de pro­duc­to por provin­cia se tomó de los datos del PNUD, 2012. La variación del finan­ciamien­to se cal­culó en base a los datos online del BCRA (revisa­do 21/05/2014).

Capacidad relativa de absorción de crédito bancario en Entre Ríos: análisis sincrónico

En este aparta­do eval­u­are­mos la ubi­cación rel­a­ti­va de Entre Ríos medi­ante un esque­ma de regre­sión con­sideran­do las vari­ables indi­cadas en el Cuadro N° 1, excluyen­do crec­imien­to económi­co y cam­bio estruc­tur­al en la medi­da que no son vari­ables sin­cróni­cas. Ello nos per­mite cote­jar el posi­cionamien­to que debería ten­er nues­tra provin­cia según resul­ta de la regre­sión con la posi­ción real que la mis­ma ocu­pa. La difer­en­cia entre el posi­cionamien­to mod­éli­co y el real nos per­mite adver­tir si existe o no un des­fasaje sus­cep­ti­ble de ser expli­ca­do.

Los resul­ta­dos de este ejer­ci­cio son bas­tante elocuentes: según el mod­e­lo de regre­sión, que toma en cuen­ta la inci­den­cia de vari­ables selec­cionadas (depósi­tos por habi­tante, pres­en­cia de enti­dades financieras y capaci­dades empre­sar­i­ales), Entre Ríos debería ocu­par el puesto N° 13 entre las 23 juris­dic­ciones provin­ciales en cuan­to a la disponi­bil­i­dad de prés­ta­mos por habi­tante dirigi­do a las activi­dades económi­cas. La real­i­dad, por su parte, mar­ca que nues­tra provin­cia ocu­pa el puesto N° 12 en el con­jun­to de las juris­dic­ciones. Esto sig­nifi­ca que no pareciera exi­s­tir un reza­go en Entre Ríos respec­to de la capaci­dad de obten­er finan­ciamien­to: su posi­cionamien­to rel­a­ti­vo se expli­ca total­mente por sus capaci­dades rela­cionadas a la gen­eración de ahor­ro, pres­en­cia ban­car­ia y la estruc­tura empre­sar­i­al. Por otra parte, ello tam­bién impli­ca que, si bien no está reza­ga­da, tam­poco cuen­ta con una capaci­dad supe­ri­or para cap­tar recur­sos financieros.

Conclusión

En este tra­ba­jo hemos repasa­do la impor­tan­cia de la disponi­bil­i­dad de finan­ciamien­to para el crec­imien­to sostenido, el cam­bio estruc­tur­al y la inno­vación. Sin embar­go, la Argenti­na es un país sub­de­sar­rol­la­do en mate­ria de acce­so empre­sar­i­al a los recur­sos financieros con des­ti­no a la pro­duc­ción. Es este un prob­le­ma serio que limi­ta las opor­tu­nidades de expan­sión y diver­si­fi­cación de la estruc­tura pro­duc­ti­va. El sis­tema ban­car­io es el actor clave, dada la escaza rel­e­van­cia del mer­ca­do de cap­i­tales. Y en este aspec­to, jus­ta­mente, encon­tramos una sev­era lim­i­tante: donde más se nece­si­ta un sis­tema ban­car­io pre­sente e inno­vador, vemos con­ser­vaduris­mo, finan­ciamien­to a cor­to pla­zo, altos már­genes de inter­me­diación y racionamien­to del crédi­to. En rig­or, el sub­de­sar­rol­lo financiero es un com­po­nente más del sub­de­sar­rol­lo gen­er­al, prob­le­ma sistémi­co en las economías per­iféri­c­as.

Aho­ra bien, anal­izan­do la situación de Entre Ríos en ese mar­co de sub­de­sar­rol­lo financiero nacional, la evi­den­cia empíri­ca sug­iere que, en tér­mi­nos gen­erales, la provin­cia no está reza­ga­da en su capaci­dad de aprovechar las opor­tu­nidades cred­iti­cias en el mar­co de sus condi­cio­nantes estruc­turales, aunque tam­poco pre­sen­ta una situación desta­ca­da. El stock de prés­ta­mos ori­en­ta­do a las activi­dades económi­cas en Entre Ríos es coher­ente con los indi­cadores obje­tivos (gen­eración de ahor­ro, den­si­dad empre­sar­i­al, pro­por­ción de Mipymes y ban­car­ización).

Tal situación ameri­ta un esfuer­zo guber­na­men­tal especí­fi­co en Entre Ríos a la hora de dis­eñar políti­cas públi­cas de acce­so al finan­ciamien­to pro­duc­ti­vo, en la medi­da que las posi­bil­i­dades de con­ver­gen­cia con nive­les de ingre­sos sim­i­lares a otras juris­dic­ciones como Cór­do­ba o San­ta Fe supon­drá mov­i­lizar recur­sos financieros más allá de los fun­da­men­tos económi­cos estruc­turales. La pri­va­ti­zación del Ban­co de Entre Ríos en los noven­ta segu­ra­mente sig­nificó un retro­ce­so en ese sen­ti­do. De todos mod­os, quizás sea el momen­to de pen­sar en la posi­bil­i­dad de for­mar una ban­ca de desar­rol­lo acorde con los pos­tu­la­dos de la con­sti­tu­ción provin­cial refor­ma­da en 2008, que dispon­ga de capaci­dad de finan­ciamien­to de proyec­tos pro­duc­tivos de may­or enver­gadu­ra, de man­era que per­mi­ta acom­pañar la expan­sión, diver­si­fi­cación, inte­gración e inter­na­cional­ización de las cade­nas de val­or local.

Citas

* Sec­re­tario de Inves­ti­gación y docente FCECO-UNER (Fac­ul­tad de Cien­cias Económi­cas, Uni­ver­si­dad Nacional de Entre Ríos). Can­dida­to a doc­tor en Cien­cias Sociales por la UNER. Correo elec­tróni­co: leandrorodriguez@fceco.uner.edu.ar

[1]Ver tam­bién Mer­ton y Bod­ie, 1998.

[2] Los ephor (éforos) eran fun­cionar­ios que con­tro­la­ban la activi­dad económi­ca y políti­ca de Espar­ta. La defini­ción de Schum­peter del crédi­to como “creación de poder de com­pra” a dis­posi­ción del empre­sario para crear nuevas com­bi­na­ciones (inno­vación) viene muy a propósi­to en este tra­ba­jo [ver Schum­peter, 1944: 104–134].

[3] Por supuesto que, como señalan De la Torre, Ize y Schmuk­ler, en mer­ca­dos per­fec­ta­mente com­pet­i­tivos, con infor­ma­ción com­ple­ta y condi­ciones de ries­gos (prob­a­bil­i­dad), el sis­tema financiero como hoy lo cono­ce­mos no ten­dría razón de ser.

[4] Como men­ciona Fanel­li: se tra­ta de “sacar la gen­eración de val­or financiero del reino de la explotación de las ven­ta­jas estáti­cas del inter­cam­bio para colo­car­las en una per­spec­ti­va dinámi­ca donde el val­or se crea a par­tir de la inno­vación y el des­cubrim­ien­to de nuevas activi­dades” [2010: 190].

[5] Para la medición del desar­rol­lo financiero sue­len adop­tarse diver­sas for­mas, por lo gen­er­al val­ores de activos financieros sobre el PBI (préstamos/PBI; acciones y títu­los / PBI, etc.).

[6] En rig­or, las cri­sis financieras tienen una larga y rica his­to­ria. Véase un intere­sante resumen en Gal­braith [1983 y 1990].

[7]La reciente cri­sis de las hipote­cas sub­prime en país­es con alto gra­do de desar­rol­lo financiero es un claro ejem­p­lo de los prob­le­mas del SF.

[8] Cabe men­cionar que, des­de el pun­to de vista de la economía críti­ca y la teoría de la reg­u­lación, suele mirarse al sis­tema financiero como una “frac­ción del cap­i­tal” de enorme peso en las elites sociales y en la toma de deci­siones políti­cas [ver Arceo, 2012 y Boy­er, 2013].

[9] Debe­mos men­cionar que algunos ban­cos, como el Credi­coop o el pro­pio Ban­co Nación, admiten prác­ti­cas más favor­ables a las necesi­dades de las PyMES, den­tro de la rigidez del sis­tema.

[10] Siem­pre con­sideran­do la efi­cien­cia en el sen­ti­do de Pare­to.

[11] Rodríguez Fuertes, reseñan­do la pos­tu­ra neokey­ne­siana, con­cluye que para esos autores “los ban­cos locales desem­peñan un papel cen­tral en el sum­in­istro de crédi­to a la región, ya que, si estos fal­lan en su fun­ción de provee­dores de crédi­to, no podrán ser susti­tu­i­dos por otras insti­tu­ciones de fuera debido a la exis­ten­cia de infor­ma­ción incom­ple­ta en el mer­ca­do” [2013: 48]

[12]Según Gar­cía Ruiz “En gen­er­al, las regiones menos desar­rol­ladas tienen un com­por­tamien­to más inestable del crédi­to” [2007: 112].

[13] El autor remar­ca, además, la baja con­ver­sión de depósi­tos en prés­ta­mos en Entre Ríos para el año 2005. Nótese que la con­clusión de Pach­er coin­cide con el análi­sis mucho más gen­er­al de Jiménez y Manueli­to [Pach­er 2006: 51].

[14] Cabe men­cionar que la cor­relación se mantiene si uti­lizamos otra vari­able, como la disponi­bil­i­dad de cajeros automáti­cos en pro­por­ción a la población.

[15] Lam­en­ta­ble­mente no exis­ten datos actu­al­iza­dos y mucho menos armo­niza­dos sobre la evolu­ción del PBG por provin­cia, por lo cual la evi­den­cia expues­ta debe con­sid­er­arse pro­vi­so­ria y lim­i­ta­da.

[16] Los datos del BCRA tienen sev­eras defi­cien­cias a fin de exam­i­nar la dis­tribu­ción region­al del crédi­to. Entre otras, asig­nan los prés­ta­mos por el domi­cilio legal de la empre­sa solic­i­tante, lo cual con­sti­tuye una dis­tor­sión sig­ni­fica­ti­va.

Fuentes institucionales

Ban­co Mundi­al

Comisión Económi­ca para Améri­ca lati­na y el Caribe [CEPAL]

Ban­co Cen­tral de la Repúbli­ca Argenti­na

Insti­tu­to Nacional de Estadís­ti­cas y Cen­sos [INDEC]

Min­is­te­rio de Economía y Finan­zas Públi­cas de la Nación

Min­is­te­rio de Agri­cul­tura, Ganadería y Pesca de la Nación

Min­is­te­rio de Economía, Hacien­da y Finan­zas de Entre Ríos

Min­is­te­rio de Pro­duc­ción, Gob­ier­no de Entre Ríos

Direc­ción Provin­cial de Estadís­ti­cas y Cen­sos [DEC]

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Cómo citar ¬

Leandro Rodríguez, «Desarrollo financiero, políticas públicas y desarrollo regional en un país periférico. El caso de la provincia de Entre Ríos», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-12/dossier-rodriguez/
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