Infraestructura en transporte, políticas públicas, y modelos portuarios. Los puertos de Santa Catarina (Brasil) y de Entre Ríos (Argentina)

Infra­struc­ture in trans­port, pub­lic poli­cies and port mod­els. The ports in San­ta Cata­ri­na (Brazil) and Entre Ríos (Argenti­na)

Alcides Goular­ti Fil­ho*
José Anto­nio Mateo**

Recibido: 05 de sep­tiem­bre de 2017
Acep­ta­do: 15 de diciem­bre de 2017

Resumen

La infraestruc­tura mate­r­i­al es recono­ci­da como cen­tral para el desar­rol­lo de las fuerzas pro­duc­ti­vas y el pro­gre­so social. La inver­sión en infraestruc­tura tiene entre sus diver­sas for­mas como medu­lares a las vin­cu­ladas al trans­porte (car­reteras, fer­ro­car­riles, aerop­uer­tos y puer­tos), ya que ellos conectan y jer­ar­quizan al resto. En ellas están impli­cadas una serie de obras de con­struc­ción, man­ten­imien­to y reparación que se suman a otro con­jun­to impor­tante de infraestruc­turas de trans­porte como son los acce­sos (car­reteros, fer­roviar­ios o en casos par­tic­u­lares aero­por­tu­ar­ios) que hacen de un puer­to un nodo mul­ti­vari­a­do de logís­ti­ca. Su análi­sis o plan­i­fi­cación tam­bién es mul­ti­vari­a­do. Suma­do al estu­dio téc­ni­co, las cien­cias sociales tienen una respon­s­abil­i­dad no del­e­gable en los aspec­tos soci­ológi­cos, antropológi­cos, geográ­fi­cos e históri­cos de inter­venir en las difer­entes eta­pas de las políti­cas públi­cas de esta índole. Uti­lizan­do a los puer­tos como obje­to, y a los mod­e­los glob­ales apor­ta­dos por la geografía por­tu­ar­ia como ori­entación, desar­rol­lam­os en el pre­sente tra­ba­jo las trayec­to­rias seguidas por los sis­temas por­tu­ar­ios catari­nense y entr­erri­ano. La uti­lización de este tipo de mod­e­los como mera ori­entación que per­mi­ta la com­para­ción, apli­ca­dos a situa­ciones conc­re­tas, per­mite iden­ti­ficar el esta­do de las ter­mi­nales por­tu­ar­ias en un deter­mi­na­do tiem­po históri­co y eval­u­ar la pon­deración señal­a­da. Uti­lizamos para ello infor­ma­ción ofi­cial pub­li­ca­da por ambos esta­dos durante el siglo XX.

Pal­abras clave: puer­tos – mod­e­los por­tu­ar­ios – San­ta Cata­ri­na – Entre Ríos

Abstract

The mate­r­i­al infra­struc­ture is rec­og­nized as cen­tral for the devel­op­ment of pro­duc­tive forces and social progress. Invest­ment in infra­struc­ture has among its var­i­ous forms as a core those linked to trans­port (roads, rail­ways, air­ports and ports) because they con­nect and rank the rest. They are involved a series of con­struc­tion, main­te­nance and repair works that are added to anoth­er impor­tant set of trans­port infra­struc­tures such as the access­es (road, rail­way or air­port cas­es) that make a Port a mul­ti­vari­ate logis­tics node. Its analy­sis or plan­ning is also mul­ti­vari­ate. In addi­tion to the tech­ni­cal study, the social sci­ences have a non-del­e­gat­ed respon­si­bil­i­ty in the soci­o­log­i­cal, anthro­po­log­i­cal, geo­graph­i­cal and his­tor­i­cal aspects to inter­vene in the dif­fer­ent stages of pub­lic poli­cies of this nature. Using the ports as an object, and the glob­al mod­els con­tributed by port geog­ra­phy as an ori­en­ta­tion, we devel­op in this work the tra­jec­to­ries fol­lowed by the port sys­tems Catari­nense and Entr­erri­ano. The use of this type of mod­els as a mere ori­en­ta­tion that allows the com­par­i­son, applied to spe­cif­ic sit­u­a­tions, per­mits to iden­ti­fy the state of the port ter­mi­nals in a cer­tain his­tor­i­cal time and to eval­u­ate the indi­cat­ed weight­ing. We used offi­cial infor­ma­tion pub­lished by both states dur­ing the twen­ti­eth cen­tu­ry.

Key­words: ports – port mod­els – San­ta Cata­ri­na – Entre Ríos

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Introducción

Des­de un amplio espec­tro teóri­co, la infraestruc­tura mate­r­i­al es recono­ci­da como basal para el desar­rol­lo de las fuerzas pro­duc­ti­vas y el pro­gre­so social.[1] Algunos estu­dios con­sid­er­an, por ejem­p­lo, que mejo­ran­do en Améri­ca Lati­na la infraestruc­tura al menos a los nive­les de Corea del Sur, se incre­men­tarían las tasas anuales de crec­imien­to del PIB entre el 1,4 y el 1,8%, mien­tras la desigual­dad se reduciría entre un 10 y un 20% [Sela 2011: 5]. Al mar­gen de la per­ti­nen­cia de estos datos, es innegable que no puede haber ni desar­rol­lo ni elim­i­nación de la pobreza sin la con­struc­ción de infraestruc­tura.

La inver­sión en infraestruc­tura sus­tan­ti­va tiene entre sus diver­sas for­mas como cen­trales a las del trans­porte (car­reteras, fer­ro­car­riles, aerop­uer­tos, puer­tos, canales, etc.), ya que ellos conectan y jer­ar­quizan al resto. El trasporte, como es sabido, pro­duce impactos sobre el val­or de la exporta­ciones que sue­len ser muy supe­ri­ores a los gravámenes arance­lar­ios [Gar­cía Rodríguez 2009: 29].[2] En un lugar desta­ca­do de esta prob­lemáti­ca están las ter­mi­nales por­tu­ar­ias. Ellas impli­can una serie de obras de con­struc­ción, man­ten­imien­to y reparación que se suman a otro con­jun­to impor­tante de infraestruc­turas de trans­porte como son los acce­sos (car­reteros, fer­roviar­ios o en casos par­tic­u­lares aero­por­tu­ar­ios) que hacen de un puer­to un nodo mul­ti­vari­a­do en cuyo diag­nós­ti­co y plan­i­fi­cación es impre­scindible una gran can­ti­dad de infor­ma­ción. Infor­ma­ción ésta que no puede resumirse en informes téc­ni­cos de espe­cial­is­tas en el inge­nio que va a con­stru­irse, sino que debe recabarse con estu­dios inter­dis­ci­pli­nar­ios que evalúen los aspec­tos económi­cos, políti­cos, sociales, cul­tur­ales y ambi­en­tales de las mis­mas. Den­tro de estos análi­sis, las cien­cias sociales tienen una respon­s­abil­i­dad no del­e­gable en los aspec­tos soci­ológi­cos, antropológi­cos, geográ­fi­cos e históri­cos de inter­venir en las difer­entes eta­pas de las políti­cas públi­cas.

Si bien los regímenes políti­cos y económi­cos sudamer­i­canos a prin­ci­p­ios del siglo pasa­do, basa­dos en la exportación pri­maria, no desta­ca­ban por sus prác­ti­cas pro­tec­cionistas —al menos has­ta la Gran Depresión‑, la ecuación del trans­porte marí­ti­mo requería de la veloci­dad de car­ga y descar­ga, para amor­ti­zar las fuertes inver­siones de las navieras en la mod­ern­ización de las flotas. Esto implic­a­ba de los puer­tos acce­sos, comu­ni­ca­ciones, cal­a­do, playas de man­io­bra, almacenes, medios de car­ga y descar­ga, etc., es decir su mod­ern­ización. A par­tir de entonces los puer­tos dejaron de ser una mera inter­face entre sis­temas de trans­portes para con­ver­tirse en una empre­sa de logís­ti­ca ges­tion­a­da por el Esta­do, por par­tic­u­lares o por entes mix­tos.

La con­for­ma­ción de un sis­tema por­tu­ario nacional mod­er­no, tan­to en Brasil [Goular­ti Fil­ho 2007: 458] como en Argenti­na [Mateo 2014] como en otros muchos país­es con frente marí­ti­mo, fue un pro­ce­so que, respon­di­en­do a las impor­tantes trans­for­ma­ciones, tan­to en la nave­gación como en la logís­ti­ca por­tu­ar­ia a niv­el mundi­al [Kon­vitz 1994] se desar­rol­ló durante el primer ter­cio del siglo XX.[3] Brasil y Argenti­na, con sus par­tic­u­lar­i­dades, han atrav­es­a­do mod­e­los de acu­mu­lación económi­ca que podemos resumir en pri­mario-expor­ta­dor, indus­tri­al­izador-susti­tu­ti­vo, ren­tís­ti­co-financiero y social-desar­rol­lista, los cuales pre­sen­tan cronologías sim­i­lares e idén­ti­ca suce­sión. Estos mod­e­los no siem­pre han coin­ci­di­do con los sis­temas políti­cos, sean estos democráti­cos (restringi­dos o ampli­a­dos) o de fac­to (dic­taduras y tiranías).  Cada com­bi­nación tuvo impactos difer­entes en las políti­cas públi­cas en gen­er­al y en la infraestruc­tura del trans­porte en par­tic­u­lar, donde la trilogía Esta­do-sociedad-mer­ca­do pon­deró su inci­den­cia de for­mas difer­entes.

Uti­lizan­do a los puer­tos como obje­to, y a los mod­e­los glob­ales apor­ta­dos por la geografía por­tu­ar­ia como ori­entación, desar­rol­lam­os en el pre­sente tra­ba­jo las trayec­to­rias seguidas por los sis­temas por­tu­ar­ios catari­nense y entr­erri­ano. La uti­lización de este tipo de mod­e­los —insis­ti­mos como mera ori­entación que per­mi­ta la comparación‑, apli­ca­dos a situa­ciones conc­re­tas, per­mite iden­ti­ficar el esta­do de las ter­mi­nales por­tu­ar­ias en un deter­mi­na­do tiem­po históri­co y eval­u­ar la pon­deración señal­a­da. Uti­lizamos para ello infor­ma­ción ofi­cial pub­li­ca­da por ambos esta­dos durante el siglo XX.

Los modelos de evolución de los sistemas portuarios

A par­tir de los años 1960, des­de diver­sas dis­ci­plinas vienen sien­do elab­o­ra­dos diver­sos inten­tos por mod­elizar los pro­ce­sos por los que atraviesan las ter­mi­nales por­tu­ar­ias. No es casu­al­i­dad que la apari­ción de estos mod­e­los se diera en tiem­pos en que, entre otros aspec­tos, comen­zaron a desar­rol­larse tan­to un com­er­cio más flu­i­do —pro­legó­meno de la mundi­al­ización de los inter­cam­bios a gran escala‑, la trans­for­ma­ción defin­i­ti­va de las antiguas flotas impul­sadas a car­bón o petróleo por motores diésel (y una cier­ta expec­ta­ti­va por la energía nuclear y la aeron­ave­gación) y, fun­da­men­tal­mente, la apari­ción del con­tein­er como instru­men­to de un trans­porte mul­ti­modal. Suma­do a esto la exis­ten­cia de pre­ocu­pa­ciones por el “desar­rol­lo”, esta­dos de prov­i­den­cia e indus­trias susti­tu­ti­vas en país­es de la “per­ife­ria”.

Los puer­tos rela­cio­nan entre sí hin­ter­lands, water­fronts y fore­lands dada la lóg­i­ca del inter­cam­bio (pro­duc­ción-exportación-importación). La geografía por­tu­ar­ia con­sid­era a los puer­tos esen­cial­mente como con­cen­tradores (hubs) de mer­cancías en redes conec­tadas retic­u­lar­mente (webs), las cuales no serían jerárquicas estric­ta­mente dado que los enlaces conectan tan­to a puer­tos grandes como a pequeños [Rim­mer 2008: 8–9]. Para la his­to­ri­ografía esto no es novedad. Los puer­tos como nodos de inter­conex­ión flu­i­da se com­por­tan históri­ca­mente de for­ma sistémi­ca des­de hace sig­los.[4]

Como afir­ma Car­los Mart­ner Peyre­longue  [1999: 104], las car­ac­terís­ti­cas y fun­ciones de los puer­tos evolu­cio­nan en la medi­da en que las for­ma­ciones económi­co-sociales y las reg­u­la­ciones inte­ri­ores de los país­es se mod­i­f­i­can. Estos pro­ce­sos son en con­se­cuen­cia históri­cos, pero no sue­len ser anal­iza­dos históri­ca­mente, es decir, sus autores parten de una situación pre­sente y bus­can o pre­sumen antecedentes de sus orí­genes —en algunos casos con­struyen­do tipos ide­ales- para lle­gar al tiem­po actu­al. La util­i­dad de los mod­e­los —y sus adapta­ciones- per­mite com­pren­der el rol actu­al de los puer­tos den­tro de un sis­tema, pero su util­i­dad se aumen­taría con un análi­sis históri­co de larga duración que inte­gre tan­to las poten­cial­i­dades del sis­tema pre­sente como las ter­mi­nales dejadas de lado en el pro­ce­so de con­cen­tración en un diag­nós­ti­co y for­mu­lación de políti­cas públi­cas.

En efec­to, el con­cep­to de sis­tema por­tu­ario viene sien­do desar­rol­la­do de un modo descrip­ti­vo y mor­fológi­co des­de hace décadas por la geografía por­tu­ar­ia. En aquel sen­ti­do son de destacar las aporta­ciones de Edward Taaffe [Taaffe et al. 1963], Peter Rim­mer [2008], Yehu­da Hayuth [1982], Bri­an Hoyle [2000], James Bird [1963], Syl­vain Laubé [2014] y Chris­t­ian Ver­laque [1975], como los más noto­rios e influyentes.

La may­oría de estos autores enfo­can el análi­sis por­tu­ario des­de el lado ter­restre (hin­ter­land), como nodo de un sis­tema con­for­ma­do por las redes de trans­porte ter­restre y marí­ti­mo, con­sid­erán­dolas ais­ladas o vin­cu­ladas a través del límite tier­ra-mar (water­front); o des­de el lado marí­ti­mo (fore­land), como ele­men­to de un sis­tema con­for­ma­do con otros puer­tos, dota­dos de cier­tos atrib­u­tos de logís­ti­ca y tec­nología, y entre los cuales exis­ten inter­ac­ciones direc­tas o indi­rec­tas. Estas rela­ciones van des­de las que se pro­ducen a través del sis­tema de trans­porte —ter­restre y marítimo‑, has­ta analizar como resul­ta­do de los pro­ce­sos ter­ri­to­ri­ales gen­er­a­dos por los fac­tores de mer­ca­do (pro­duc­ción, dis­tribu­ción, con­sumo, pre­cios, etc.).

En esen­cia, estos autores mantienen que históri­ca­mente en litoral tiende a pro­ducirse un fenó­meno de con­cen­tración de trá­fi­cos en un número lim­i­ta­do de puer­tos como con­se­cuen­cia del desar­rol­lo desigual de la red de trans­porte y de la con­cen­tración de activi­dades económi­cas vin­cu­ladas a esos puer­tos. En nues­tra opinión, la may­oría de estos mod­e­los con­cep­tuales describen situa­ciones más ade­cuadas a país­es en vías de desar­rol­lo que a país­es cen­trales en el com­er­cio marí­ti­mo. Estos aspec­tos están vin­cu­la­dos al rol asig­na­do a la per­ife­ria en una división inter­na­cional del tra­ba­jo que augura­ba un crec­imien­to glob­al basa­do en las supues­tas “ven­ta­jas com­par­a­ti­vas” del con­jun­to, lo cual puede haber sido cier­to si hablam­os del con­jun­to de las bur­guesías cen­trales y per­iféri­c­as. Nada de eso ocur­rió con el con­jun­to de la sociedad, sobre todo de la per­ife­ria, que sigue tenien­do un sec­tor exter­no depen­di­ente de vari­ables que no puede con­tro­lar (vol­u­men de deman­da, tér­mi­nos de inter­cam­bio, cli­ma, etc.) y cuyos sis­temas de trans­portes sue­len aceitar esa depen­den­cia.

El mod­e­lo Gate­way de Bird, que con­sid­era al puer­to como acce­so a un corre­dor que conec­ta la cos­ta con un cen­tro económi­co del inte­ri­or al que sirve, y que el autor apli­ca a casos de los puer­tos de Aqa­ba (Jor­da­nia) o Eilat (Israel) no hace más que con­fir­mar esto. Los intere­ses de James Bird, en par­tic­u­lar su libro sobre los puer­tos y ter­mi­nales de puer­tos marí­ti­mos —en el que el énfa­sis en los enfo­ques teóri­cos es dominante‑, con­du­jo a otros tra­ba­jos de desar­rol­lo teóri­co de la evolu­ción de los puer­tos.

Un rebrote de esa ilusión de crec­imien­to con­jun­to se dio en la pos­guer­ra. El “desar­rol­lo” (enten­di­do como indus­tri­al­ización, pleno empleo y con­sumo de masas) sería una metafóri­ca car­rera de automóviles, en la cual todos los país­es par­tic­i­pan, y si bien en un momen­to históri­co deter­mi­na­do se encuen­tren en dis­tin­tos lugares de la pista, todos lle­garían a la meta. Quizás el mod­e­lo que mejor expresa­ba esta teoría dom­i­nante en los años 1960 sea el “ros­towrista” de Edward Taaffe, Richard Mor­rill y Peter Gould. [Taaffe et al. 1963]. Es un mod­e­lo en seis momen­tos, basa­do en la cir­cu­lación entre hin­ter­lands y water­fronts, que como reconoce el autor “es intere­sante notar algo de analogía con algunos de los escalones de W.W. Ros­tow para el desar­rol­lo económi­co”.[5] Veamos las car­ac­terís­ti­cas de cada eta­pa:

1.- La primera fase con­siste en una dis­per­sión de pequeños puer­tos y fac­torías a lo largo de la cos­ta. Hay poca inter­conex­ión lat­er­al excep­to por la activi­dad de la pesca a pequeña escala y por navíos de com­er­cio irreg­u­lar­mente pre­vis­tos. Cada puer­to tiene un inte­ri­or suma­mente lim­i­ta­do.

2.- Con la apari­ción de las líneas prin­ci­pales de pen­e­tración des­de el inte­ri­or (I1 e I2), se reducen los gas­tos de trans­porte des­de el inte­ri­or para cier­tos puer­tos. Los mer­ca­dos se amplían tan­to en el puer­to como en el inte­ri­or. Entonces, comien­za la con­cen­tración de trá­fi­co en algunos puer­tos, como ilus­tran los cír­cu­los P1 y P2.

3.- Las rutas feed­er (ali­men­ta­do­ras) comien­zan a enfo­carse en los puer­tos prin­ci­pales y cen­tros inte­ri­ores (Dia­gra­ma 3). Estas rutas feed­er dan lugar a una especie de suprema­cía sobre aque­l­los que no han logra­do conec­tarse con el inte­ri­or (“piratería” lo lla­man los autores) que per­mite al puer­to prin­ci­pal ampli­ar su inte­ri­or a cos­ta de los más pequeños puer­tos ady­a­centes.

4.- Pequeños nodos comien­zan a desar­rol­larse a lo largo de las líneas prin­ci­pales de pen­e­tración, y como el desar­rol­lo feed­er con­tin­ua, (Dia­gra­ma 4), algunos de los nodos, ejem­pli­fi­ca­dos por N1, y N2, comien­zan a hac­erse focos para redes feed­er propias. La con­cen­tración inte­ri­or entonces comien­za, y N1, y N2 “piratean” los a los nodos inte­ri­ores más pequeños sobre cada lado.

5.- Como las redes feed­er siguen desar­rol­lán­dose alrede­dor de los puer­tos, los cen­tros inte­ri­ores, y los nodos prin­ci­pales en línea, algunos de los feed­ers más grandes comien­zan a conec­tar (Dia­gra­ma 5). La inter­conex­ión lat­er­al teóri­ca­mente debería seguir has­ta que todos los puer­tos, cen­tros inte­ri­ores, y nodos prin­ci­pales estén unidos.

6.- Una vez que este niv­el es alcan­za­do, o aún antes, la sigu­iente fase con­siste en el desar­rol­lo de rutas tron­cales nacionales o rutas prin­ci­pales. En cier­to modo, este es el mis­mo pro­ce­so de con­cen­tración repeti­do, pero en un niv­el más alto. Ya que cier­tos cen­tros cre­cerán a cos­ta de los demás, el resul­ta­do será un juego de acoplamien­tos pri­or­i­tar­ios entre los más grandes. Por ejem­p­lo, en el dia­gra­ma 6 las mejores conex­iones fer­roviarias, los caminos pavi­men­ta­dos más amplios, y el trá­fi­co aéreo más den­so serían sobre las rutas P1-I2 y P1-P2.

Lo más real­ista, prob­a­ble­mente, es pen­sar en la secuen­cia entera como un pro­ce­so más bien que como una serie de eta­pas históri­c­as. Así, en un pun­to dado de tiem­po, el mod­e­lo total de trans­porte de un país puede mostrar prue­bas de todas las fas­es. La inter­conex­ión lat­er­al puede con­tin­uar en una región al mis­mo tiem­po que nuevas líneas de pen­e­tración se desar­rol­lan en otra.

Veamos aho­ra un inten­to de apli­cación de este mod­e­lo al pro­ce­so históri­co de los puer­tos catari­nens­es y entr­erri­anos. Se pre­sen­ta aquí para los his­to­ri­adores un prob­le­ma metodológi­co: ¿Cómo medir el crec­imien­to difer­en­cial de los difer­entes nodos de la red? Para el caso de los puer­tos se puede recur­rir a estadís­ti­cas pub­li­cadas del vol­u­men y/o val­or del trá­fi­co. La exis­ten­cia de un con­trol fis­cal lo per­mite.

Los puertos de Entre Ríos

La provin­cia de Entre Ríos ha tenido una fuerte cen­tral­i­dad en los pro­ce­sos económi­cos y políti­cos de la his­to­ria argenti­na, donde se desta­ca una relación ten­sa y a menudo con­flic­ti­va con el esta­do cen­tral.

Adheri­da tem­prana­mente a los pro­ce­sos de la inde­pen­den­cia, fue a los pocos años parte de “la otra rev­olu­ción”, la de Arti­gas [Halperín Donghi 1972], que se extendía unien­do Río Grande do Sul, todo el Uruguay y bue­na parte de la Argenti­na actu­al, y cuyo devenir la llevó a ser por un año la “Repúbli­ca de Entre Ríos”, un Esta­do sober­a­no inde­pen­di­ente. Pos­te­ri­or­mente tuvo un papel desta­ca­do durante los blo­queos al puer­to de Buenos Aires (1827, 1838–1840 y 1845–1848), cuyo desen­lace la enfren­tó nue­va­mente con el puer­to, der­ro­tar­lo, y con­sti­tuirse el puer­to de Paraná en la cap­i­tal de la Con­fed­eración Argenti­na (1853–1862), fed­er­al­izan­do su ter­ri­to­rio.

Durante la gran ola de inmi­gración euro­pea, des­de 1853 a 1930, Entre Ríos fue una de las provin­cias en donde may­or can­ti­dad de inmi­grantes se establecieron, for­mán­dose gran can­ti­dad de colo­nias agrí­co­las. Muchas de las casi dos dece­nas de ter­mi­nales por­tu­ar­ias de la provin­cia tuvieron su ori­gen en estas colo­nias. La nave­gación de los ríos inte­ri­ores, tema de los más sen­si­bles durante la Orga­ni­zación Nacional, comen­zó a hac­erse real­i­dad a par­tir de la san­ción de la Ley 4.170 de 1903 que des­tin­a­ba recur­sos (para estu­dios, dra­ga­dos, obras por­tu­ar­ias, etc.) a los efec­tos de hac­er­la posi­ble [González Cli­ment 1949].

El rubro que decidió el emplaza­mien­to de los puer­tos erigi­dos a prin­ci­pio del siglo fue el con­sti­tu­i­do por los cereales. El Esta­do no prestó mucha aten­ción al embar­que de cereales porque su exportación se real­iz­a­ba libre de tasas adu­an­eras. Toda la zona flu­vial en la cual se pro­ducían cereales tenía en esa época una fuerte vocación por­tu­ar­ia; lo que no impli­ca que en los propósi­tos de los pobladores de las respec­ti­vas zonas no haya entra­do el de poseer un puer­to dota­do de la plen­i­tud de sus atrib­u­tos; es decir, expor­tar lo que con­sti­tuyese el exce­so de su pro­duc­ción e impor­tar lo que fuese su déficit. Sin embar­go, el puer­to de Buenos Aires monop­o­lizó (y aun lo hace) la importación. Como afir­mara Ricar­do Ortiz:

Puede expre­sarse que des­de el instante en que los muelles de Buenos Aires estu­vieron en condi­ciones de recibir al car­guero ultra­mari­no, ningu­na mer­cancía suje­ta a dere­chos ha sido descar­ga­da en otro lugar del país [Ortiz 1971: 290]

 Mapa  1. Puer­tos, fer­rovías y nave­gación en Entre Ríos

El fac­tor que estim­uló en primera instan­cia la per­ma­nen­cia y desar­rol­lo de los puer­tos del Litoral fue en gran medi­da el fer­ro­car­ril. El móvil de sus dis­posi­ciones era el de pro­por­cionar a la men­ciona­da región un con­jun­to de puer­tos cuya final­i­dad com­ple­men­taria sería la de sat­is­fac­er las exi­gen­cias de los fer­ro­car­riles tra­ba­dos aún en la lucha pre­via a la con­sti­tu­ción de los respec­tivos sis­temas. Cita­mos a Ricar­do Ortiz nue­va­mente, “un fer­ro­car­ril sin puer­to era más inefi­caz que sin loco­mo­toras” [Ortiz 1971: 302].

El hecho que la adquisi­ción del cere­al se realizara en los puer­tos suponía que el pro­duc­tor debía car­gar a los gas­tos gen­erales de siem­bra y cosecha los prove­nientes del trans­porte has­ta el puer­to y en con­se­cuen­cia que, tenien­do una rel­a­ti­va autonomía para ele­girlo, optara por el más próx­i­mo. Toda la cos­ta del río Paraná y el río Uruguay quedó pron­to sem­bra­da de un con­jun­to innu­mer­able de pequeños embar­caderos en los cuales se efec­tu­a­ba el carga­men­to de los cereales.

Las empre­sas fer­roviarias no intro­ducían al país los mate­ri­ales de con­struc­ción sino en prox­im­i­dad de las referi­das obras. Rosario, San­ta Fe, Baja­da Grande (Paraná), Vil­la Con­sti­tu­ción, entre otros puer­tos, hal­laron jus­ti­fi­cación a su per­ma­nen­cia en base a la prox­im­i­dad de la zona pro­duc­to­ra y con­tin­uaron pre­stando sus ser­vi­cios como ele­men­tos de descar­ga del car­bón. Esto comen­zó por reducir la cre­ciente impor­tan­cia que adquirían algunos pequeños puer­tos como Oblig­a­do, San Pedro, Ramal­lo, en una cos­ta y Dia­mante, Vic­to­ria, Ruiz (Gualeguay), etc., en la otra.

En el Esque­ma 1[6] ten­emos el sis­tema por­tu­ario hereda­do de la agro exportación en 1924, con diez puer­tos sobre el río Paraná[7] y cin­co sobre el Uruguay,[8] todos con activi­dad adu­an­era reg­istra­da en los Anuar­ios de Com­er­cio Exte­ri­or (en ade­lante ACE) des­de prin­ci­p­ios del siglo XX. Frente a esta estruc­tura con frente al Paraná se extiende otro sis­tema, o parte del mis­mo sis­tema por­tu­ario en el con­ti­nente.[9]

Esquema 1 1924–1933

En el extremo dere­cho de este esque­ma se encuen­tra Buenos Aires, que esa déca­da con­cen­tró el 36% del movimien­to de exportación, el más bajo del perío­do bajo estu­dio.[10] Desta­ca en esta ima­gen el puer­to de Rosario, con casi un 20% de las exporta­ciones nacionales pro­duc­to de la sal­i­da cereales. Los cereales, como afir­man autores, como Roger Grav­il [1970] fueron los respon­s­ables de la ráp­i­da sal­i­da de la cri­sis económi­ca de la déca­da has­ta la Segun­da Guer­ra Mundi­al y eso se refle­ja en el puer­to de Rosario. Del lado entr­erri­ano, se pre­sen­ta la desapari­ción de la activi­dad adu­an­era de Fed­eración y una may­or activi­dad expor­ta­do­ra sobre el río Uruguay. De la rib­era del río Paraná, los puer­tos que desta­can son los de  Dia­mante e Ibicuy, a pesar de que los fer­ry boats ya hacían el cruce del río des­de 1908 a la altura de este últi­mo [Cus­mai 2014].[11]

Esquema 2 1934–1943

En el perío­do sigu­iente los cam­bios no son sus­tan­ciales. En la cos­ta occi­den­tal, el puer­to de San­ta Fe adquir­ió un poco más de pro­tag­o­nis­mo, pero sin demasi­a­da rel­e­van­cia y Rosario man­tu­vo el suyo frente a la total­i­dad de los puer­tos y adu­a­nas nacionales con el 19,5%. Buenos Aires elevó su par­tic­i­pación al 46% del total. En Entre Ríos, Gualeguay­chú tomó la delantera decayen­do pro­gre­si­va­mente ésta des­de allí a Con­cor­dia. Sin embar­go, la activi­dad por­tu­ar­ia se con­cen­tra­ba may­or­mente en la cos­ta del Uruguay.

Esquema 3 1944–1953

A finales de la déca­da de 1940 fue inau­gu­ra­do el puente A. P. Jus­to-Getulio Var­gas entre Paso de los Libres y Urugua­iana, conectan­do la Mesopotamia con Brasil, nue­stro prin­ci­pal socio com­er­cial para el tri­go. Sin embar­go, la ruta flu­vial-oceáni­ca sigu­ió sien­do la preferi­da para este trá­fi­co [Mateo 2015].

Lo más destaca­ble de la déca­da sigu­iente fue la caí­da de la par­tic­i­pación de la total­i­dad de los puer­tos del sis­tema en Entre Ríos y en el resto del Litoral. La may­or activi­dad extrac­ti­va con­tin­uó sobre los puer­tos del Uruguay en con­jun­to. El puer­to de La Paz tuvo una caí­da muy impor­tante (a por deba­jo del 1%) y su veci­no San­ta Ele­na (motor­iza­do por su frig­orí­fi­co) aumen­tó su cau­dal de exportación con­sid­er­able­mente. Si bien Rosario sigu­ió destacán­dose, su par­tic­i­pación nacional se redu­jo a casi a la mitad del total en las adu­a­nas (12,1%). Esta dis­min­u­ción gen­er­al fue a favor del puer­to de Buenos Aires, el cual acu­muló casi el 57,2% del total de exporta­ciones. El incre­men­to de los cal­a­dos y las difi­cul­tades para el acce­so por los canales per­mitía el ingre­so de embar­ca­ciones en las­tre, pero, a la sal­i­da, la car­ga debía com­ple­tarse en Buenos Aires u otro puer­to atlán­ti­co.

Esquema 4 1954–1963

Pocos cam­bios se pro­du­jeron en la déca­da sigu­iente, sal­vo, por un lado, la desapari­ción de otro puer­to, el de Pueblo Bru­go, en el norte entr­erri­ano y el incre­men­to del vol­u­men expor­ta­do por los puer­tos del Uruguay, sobre todo del de Con­cor­dia. Desta­ca tam­bién, al sur de San­ta Fe, la par­tic­i­pación de Vil­la Con­sti­tu­ción, un polo de desar­rol­lo indus­tri­al del per­o­nis­mo, donde fuera inau­gu­ra­do un ele­vador de gra­nos en 1944 jun­to a la infraestruc­tura por­tu­ar­ia, fer­roviaria y camin­era que la vin­cu­la­ba fácil­mente con el mer­ca­do nacional e inter­na­cional. Este fac­tor atra­jo el establec­imien­to de grandes cen­tros fab­riles como la Com­pañía Indus­tri­al Lan­era (CILSA) y más tarde Aceros Indus­tria Argenti­na (ACÍNDAR), una fábri­ca de aceites veg­e­tales y una serie de talleres met­alúr­gi­cos y pequeñas indus­trias des­ti­nadas a abaste­cer a las grandes fábri­c­as. Buenos Aires man­tu­vo su por­centa­je sim­i­lar a la déca­da ante­ri­or (59,8%) y Rosario bajó a un mín­i­mo de par­tic­i­pación por deba­jo del 10,6% del total.

Esquema 5 1964–1973

La déca­da sigu­iente final­iza con la inau­gu­ración del túnel sub­flu­vial Paraná-San­ta Fe en 1969, y pade­ció el pro­ce­so de cierre de ramales fer­roviar­ios y el con­se­cuente incre­men­to del trans­porte auto­mo­tor. Lo más notable de esta déca­da es la desapari­ción del mer­ca­do expor­ta­dor de tres ter­mi­nales por­tu­ar­ias en Entre Ríos (San­ta Ele­na, Vil­la Urquiza y Vic­to­ria), todas sobre el Río Paraná y la mod­eración de Vil­la Con­sti­tu­ción y la desapari­ción de Cam­pana en la provin­cia de Buenos Aires. El flu­jo per­di­do —Rosario ape­nas alcanzó el 10% en esa déca­da- lo acu­muló Buenos Aires que alcanzó a con­cen­trar el 67,9% del movimien­to por­tu­ario de exportación, el más alto de las seis décadas estu­di­adas.

Esquema 6 1974–1983

Final­mente, la déca­da sigu­iente es la de conex­ión de la Mesopotamia en gen­er­al y Entre Ríos en par­tic­u­lar al con­ti­nente. Dos puentes (Colón-Paysandú, Puer­to Unzué-Fray Ben­tos) y el coro­n­amien­to de una repre­sa (Salto Grande) conec­taron a la provin­cia con la Repúbli­ca Ori­en­tal del Uruguay; y un puente fer­ro-auto­mo­tor se sumó al Túnel Sub­flu­vial conectan­do la provin­cia con la local­i­dad de Zárate al norte de la provin­cia de Buenos Aires. Sobre el Paraná solo tuvieron activi­dad en esa déca­da los puer­tos de Paraná y Dia­mante, pero en con­jun­to super­aron a los cua­tro puer­tos activos sobre el Uruguay. Los puer­tos de Con­cor­dia, Colón, Con­cep­ción del Uruguay y Gualeguay­chú se man­tu­vieron en una operación lim­i­ta­da, prob­a­ble­mente por la dis­tan­cia a los pasos de Paraná y Bra­zo Largo. Sobre el río Paraná se restaron casi la total­i­dad de puer­tos al norte del de Paraná, man­tenién­dose el de La Paz con muy baja activi­dad. Lo notable es la sal­i­da del sis­tema tem­po­ral­mente del de Ibicuy, que renac­erá pos­te­ri­or­mente como uno de los prin­ci­pales de la provin­cia al realizarse obras en los canales de acce­so.

De todas for­mas, ninguno de estos puer­tos logró alcan­zar un 1% del total del movimien­to por­tu­ario nacional. Con respec­to a los puer­tos del entorno entr­erri­ano la conex­ión no se man­i­festó en un incre­men­to sus­tan­ti­vo, es más, Rosario sumó dos pun­tos por­centuales (12,5%) y el resto se man­tu­vo prác­ti­ca­mente en los mis­mos por­centa­jes que en la déca­da ante­ri­or. Buenos Aires por su parte decayó un 12% reducien­do su par­tic­i­pación al 55,3%.

¿Habrá servi­do toda la infraestruc­tura por­tu­ar­ia para hac­er cre­cer más el peso rel­a­ti­vo del puer­to de Buenos Aires? No, o no sola­mente. Rosario se con­solidó como el segun­do puer­to nacional, no en torno al 20% como al ini­cio sino del 12%, y si sumamos a este puer­to los del litoral santafesino sobre el Paraná (San­ta Fe, San Loren­zo, Vil­la Con­sti­tu­ción, San Nicolás y San Pedro) el 20% de los primeros años se repar­tió entre esos puer­tos. Fuera del Paraná sólo Bahía Blan­ca (6,5%) y Que­quén (2,5%) sobre el atlán­ti­co bonaerense pre­sen­taron por­centa­jes sig­ni­fica­tivos al finalizar el perío­do estu­di­a­do. La pro­duc­ción mesopotámi­ca entonces escur­rió hacia los puer­tos ubi­ca­dos fuera de ella por tren o por camión, pero pau­lati­na­mente fue aban­do­nan­do sus puer­tos.

La formación del sistema portuario de Santa Catarina

Mapa 2 Puer­tos, fer­rovías y nave­gación en San­ta Cata­ri­na

El esta­do brasileño de San­ta Cata­ri­na posee la total­i­dad de los ejem­p­los posi­bles de ubi­cación de ter­mi­nales por­tu­ar­ias. De norte a sur ha poseí­do puer­tos ubi­ca­dos en bahías como São Fran­cis­co do Sul, puer­tos en la desem­bo­cadu­ra o estu­ar­ios flu­viales como Ita­jaí o Maci­ambu en el extremo sur, puer­tos insu­lares como Flo­ri­anópo­lis (y en algu­na medi­da tam­bién São Fran­cis­co do Sul), puer­tos lacus­tres como pre­cisa­mente Lagu­na y puer­tos marí­ti­mos abier­tos como Imbitu­ba.

Estos puer­tos se engarzan sobre la hoy dupli­ca­da ruta 101 en el litoral marí­ti­mo catari­nense, que la lle­va hacia un norte (San­tos) y un sur (Río Grande do Sul) cada vez más poderosos (en tér­mi­nos por­tu­ar­ios) con los cuales dis­pu­ta por­ciones de activi­dad. Este litoral, como se puede obser­var en el Mapa 2 lle­va sus raíces de Este a Oeste has­ta la fron­tera con la Mesopotamia Argenti­na. Con los datos que poseemos del movimien­to en los puer­tos que han per­sis­ti­do en la activi­dad vamos a reseñar el pro­ce­so segui­do por los puer­tos catari­nens­es. En tal sen­ti­do, el puer­to de Flo­ri­anópo­lis (o de San­ta Cata­ri­na más pre­cisa­mente) fue desac­ti­va­do como tal a par­tir de la segun­da mitad del siglo pasa­do. El puer­to de Maci­ambu, cuya poten­cial­i­dad fue eval­u­a­da por sus condi­ciones de abri­go des­de finales del siglo XIX para el trans­porte de car­bón fue aban­don­a­do merced a los otros dos puer­tos car­bonífer­os que se dis­putaron esa mer­cancía. Aunque más reciente, sim­i­lar ori­gen y des­ti­no tubo el puer­to de Araranguá. La idea de un puer­to car­bonífero alter­na­ti­vo a Imbitu­ba sólo parece haber con­tribui­do al incre­men­to de las inver­siones en este últi­mo.

Comen­zare­mos entonces la descrip­ción a par­tir de 1955 y nos cen­traremos en los puer­tos de São Fran­cis­co do Sul, Ita­jaí, Imbitu­ba y Lagu­na.

El Esque­ma 5 que rep­re­sen­ta el peso rel­a­ti­vo de cada puer­to entre las décadas de 1950 has­ta finales de 1980 mues­tra dos momen­tos muy mar­ca­dos. Uno entre 1955 y 1970 donde se desta­ca el puer­to de Imbitu­ba y otro entre 1971 y 1990 en que el puer­to desta­ca­do es São Fran­cis­co do Sul. Vamos a seguir esa peri­odización que no se ajus­ta a los volúmenes totales movi­dos por los puer­tos sino a la par­tic­i­pación de cada uno de los puer­tos catari­nens­es en el con­jun­to.

En el primer perío­do (1955–1970) se ini­cia con la inau­gu­ración ofi­cial de São Fran­cis­co do Sul, cuan­do fueron entre­ga­dos dos muelles de 550 met­ros y dos almacenes de 4.000m². En ese mis­mo año, el gob­ier­no del Esta­do creó y orga­nizó la agen­cia Admin­is­tração do Puer­to de São Fran­cis­co do Sul (APSFS), que tenía como obje­ti­vo realizar la explo­ración com­er­cial, eje­cu­tar las obras y con­ser­var las insta­la­ciones y el canal de acce­so, y la dárse­na de man­io­bras (San­ta Cata­ri­na, 1955). Durante el perío­do que va des­de el final de los años 1950 has­ta la inau­gu­ración del Ter­mi­nal Granelero en octubre de 1978, el puer­to de São Fran­cis­co do Sul pasó por una larga cri­sis que puede apre­cia­rse en el Esque­ma 5, debi­da prin­ci­pal­mente a la caí­da en las exporta­ciones de madera. A pesar de las exporta­ciones de granel, en este perío­do, el puer­to todavía no tenía defini­da su espe­cial­ización, algo que fue se con­fig­u­ran­do sola­mente en los años 1970.

Esquema 7 Evolución del movimiento portuario de los puertos de Santa Catarina entre 1955 y 1990

En los años 1940, 1950 y 1960, Ita­jaí se con­sagró como el may­or puer­to maderero del País. La madera extraí­da, prin­ci­pal­mente do Planal­to Ser­ra­no, baja­ba por camión por la SC-470/BR-470 y era embar­ca­da por Ita­jaí. Además de expor­tar madeira des­de el siglo XIX, podemos afir­mar que has­ta 1930 el Rio Ita­jaí-Açu y el puer­to de Ita­jaí eran el escur­rim­ien­to nat­ur­al de la pro­duc­ción agrí­co­la y man­u­fac­tur­era del Valle de Ita­jaí, desta­can­do la indus­tria tex­til de Blu­me­nau y Brusque, y los ali­men­tos de todo el hin­ter­land. Poseía des­de 1956 un frig­orí­fi­co des­ti­na­do a pesca­do (cuyos gen­er­adores fueron puestos en mar­cha recién en 1966). Ita­jaí fue declar­a­do puer­to orga­ni­za­do recién en 1966. En el momen­to en que fue declar­a­do puer­to orga­ni­za­do, Ita­jaí tenía 700 met­ros de embar­cadero y se prepara­ba para enfrentar su may­or cri­sis: la caí­da en las exporta­ciones de madera afec­tán­do­lo como se obser­va en los dos dia­gra­mas infe­ri­ores del Esque­ma 7. En 1970, la madera rep­re­sen­tó el 61,6% de las exporta­ciones catari­nens­es, en 1972 cayó al 45,8%, en 1974 para 26,5% y en 1976 para 4,5%. O sea, en ape­nas seis años las exporta­ciones de madera cayeron 92,7%. Sin embar­go, al mis­mo tiem­po en que caían las exporta­ciones de madera, San­ta Cata­ri­na comen­z­a­ba a expor­tar motores eléc­tri­cos y ali­men­tos con­ge­la­dos.

Por su parte, los puer­tos de Lagu­na e Imbitu­ba fueron con­stru­i­dos con­jun­ta­mente durante la Segun­da Guer­ra Mundi­al. Lagu­na ya era un puer­to públi­co, e Imbitu­ba había sido nacional­iza­do en sep­tiem­bre de 1942, por lo tan­to, durante la Guer­ra, ambos dependían de recur­sos públi­cos. El prob­le­ma de Imbitu­ba, su fal­ta de abri­go fue solu­ciona­do con la con­struc­ción de una escollera, mien­tras el de Lagu­na, la sed­i­mentación en la entra­da de la bar­ra todavía per­sistía. Con el fin da Guer­ra, y frente a la irre­versibil­i­dad del prob­le­ma de Lagu­na, el gob­ier­no optó por el puer­to de Imbitu­ba y lo trans­for­mó en el úni­co puer­to car­bonero de embar­que en de Brasil, mien­tras Lagu­na fue devinien­do en puer­to pes­quero.

Después de la Guer­ra, hubo una caí­da con­sid­er­able en el con­sumo del car­bón nacional, pero, por otro lado, comen­zó a ser con­sum­i­do por la recién inau­gu­ra­da CSN (Com­pan­hia Siderúr­gi­ca Nacional) el car­bón met­alúr­gi­co. El car­bón extraí­do en las minas de Criciú­ma, Urus­san­ga, Lau­ro Müller y Siderópo­lis era trans­porta­do por la Estra­da de Fer­ro Dona Tere­sa Cristi­na has­ta el lavador de car­bón de la CSN, local­iza­do en Tubarão, donde era sep­a­ra­da la frac­ción met­alúr­gi­ca del dese­cho. Des­de el lavador, el car­bón met­alúr­gi­co seguía por tren has­ta el puer­to de Imbitu­ba. En 1962, fue con­sti­tu­i­da Sidesc (Siderúr­gi­ca de San­ta Cata­ri­na S.A.), una siderur­gia que sería insta­l­a­da en Imbitu­ba para pro­ducir acero aprovechan­do mejor el car­bón catari­nense. En 1966, hubo un cam­bio en el Plan Siderúr­gi­co Nacional ori­en­tan­do el aumen­to de la pro­duc­ción en las siderúr­gi­cas ya insta­l­adas, evi­tan­do la con­struc­ción de nuevas unidades. Con esto, los planes de la Sidesc fueron redi­rec­ciona­dos, trans­for­mán­dola en una car­bo­quími­ca para pro­ducir azufre a par­tir de la piri­ta car­bonosa (dese­cho del car­bón). En 1969, Sidesc fue trans­for­ma­da en ICC (Indús­tria Car­bo­quími­ca Catari­nense), sien­do redi­re­ciona­da aho­ra para pro­ducir áci­do sulfúri­co y áci­do fos­fóri­co des­ti­na­dos a la indus­tria de los fer­til­izantes [Moraes 2004].

Durante el perío­do sigu­iente (1971–1990), la insta­lación de la Ter­mi­nal Marí­ti­mo de São Fran­cis­co do Sul (Tefran), obra com­ple­men­taria de Petro­bras para abaste­cer de petróleo a la Refin­ería Getulio Var­gas en Paraná, inau­gu­ra­da en mayo de 1977, tra­jo una cier­ta hol­gu­ra financiera para el puer­to, pues la Ter­mi­nal esta­ba den­tro del área por­tu­ar­ia [Por­to­brás 1978]. Por tan­to, el movimien­to financiero en el puer­to aumen­tó sin que hubiese esfuer­zo por parte do gob­ier­no del Esta­do, reducien­do los con­stantes déficits. Sin embar­go, el puer­to todavía con­tinu­a­ba sufrien­do con la caí­da de las exporta­ciones de madera y sin un hor­i­zonte definido.

Cuan­do el gob­ier­no fed­er­al creo el Pro­gra­ma de Corre­dores de Exportación y eligió las áreas pri­or­i­tarias para inver­siones en infraestruc­tura, los puer­tos catari­nens­es quedaron fuera. La soja, que esta­ba en fran­ca expan­sión, seria extraí­da por los puer­tos de Paranaguá y Rio Grande. Además, el puer­to de Paranaguá, que que­da ape­nas a 36 km y que se esta­ba definien­do como un gran puer­to granelero, siem­pre fue un “espec­tro que rond­a­ba” al puer­to de São Fran­cis­co do Sul. Den­tro de las estrate­gias macro nacionales de jer­ar­quía por­tu­ar­ia del Min­istério dos Trans­portes, y ante­ri­or­mente del Min­istério da Viação y Obras Públi­cas, no eran nece­sar­ios dos puer­tos graneleros próx­i­mos uno del otro. En el sur del País, Paranaguá, que tam­bién tenía en su ady­a­cen­cia el puer­to de Anton­i­na, ya atendía las deman­das de la fron­tera agrí­co­la. Además de eso, Paraná tenía una bue­na estruc­tura vial, con fer­rovías y car­reteras con­fluyen­do para el puer­to.

La situación era tan pre­caria, que Puer­to­brás hizo una prop­ues­ta al gob­ier­no estad­ual para que el puer­to fuese entre­ga­do a la Unión. Seria crea­da una sociedad de economía mista, al Com­pan­hia Docas de San­ta Cata­ri­na, para que los prob­le­mas por­tu­ar­ios fue­sen trata­dos con maíz obje­tivi­dad y “des­de el pun­to de vista por­tu­ario” [Por­to­brás 1987: 30].

Para aten­der a la cre­ciente deman­da de las exporta­ciones de soja, la úni­ca sal­i­da para el puer­to de São Fran­cis­co do Sul de no quedar en una situación infe­ri­or al de Paranaguá era crear una infraestruc­tura vol­ca­da para la exportación de granel sóli­do con la con­struc­ción de un ter­mi­nal granelero con car­gadores de navíos. Para la con­struc­ción del ter­mi­nal, Puer­to­brás arrendó para la APSFS un área de 20.000 m², y el Esta­do de San­ta Cata­ri­na quedó como respon­s­able por las obras por medio de la sociedad de economía mista Com­pan­hia Catari­nense de Armazena­men­to (Cocar). El Ter­mi­nal Graneleiro Irineu Born­hausen fue inau­gu­ra­do en octubre de 1978 y tenía una capaci­dad de 60.000 toneladas. Jun­to con la con­struc­ción del ter­mi­nal, Puer­to­brás real­izó obras de pro­lon­gación del muelle en 75 m [San­ta Cata­ri­na 1979: 118]. En el año sigu­iente, el puer­to comen­z­a­ba a prepararse para el movimien­to de con­tein­ers con la con­struc­ción de dos patios des­ti­na­dos a ellos [San­ta Cata­ri­na 1980: 94].

En 1987, Puer­to­brás elaboró el Plan de Desen­volvi­men­to Por­tuário envolvien­do a todos los puer­tos brasileiros orga­ni­za­dos. Las con­clu­siones al respec­to del puer­to de São Fran­cis­co do Sul no fueron nada ani­mado­ras. Después de la con­struc­ción del ter­mi­nal granelero y de la pro­lon­gación del muelle, el puer­to no recibió ningu­na inver­sión estruc­tur­al; en los años 1980, fueron hechas sólo repara­ciones, tal vez la obra más impor­tante fue la con­struc­ción dos patios para con­tein­ers [San­ta Cata­ri­na 1984; San­ta Cata­ri­na 1985]. El Plan con­cluyó que el puer­to no tenía condi­ciones de reducir el niv­el de sat­u­ración sin implan­tar inmedi­ata­mente nuevas dárse­nas. Además, deberían ser hechas alteraciones admin­is­tra­ti­vas e insti­tu­cionales, como la creación de una com­pañía muelles, para garan­ti­zar la per­for­mance desea­da. Si se con­struía inmedi­ata­mente una dárse­na y se hacían las refor­mas nece­sarias, la situación podría ser mejo­ra­da hacia 1990. A pesar de estas difi­cul­tades, en com­para­ción con el resto de los puer­tos catari­nens­es, São Fran­cis­co do Sul con­cen­tró en la déca­da de 1980 el 65% del movimien­to.

Al final de los años de 1970, el puer­to de Ita­jaí ya esta­ba adap­ta­do a las nuevas deman­das: azule­jos, motores y ali­men­tos con­ge­la­dos [Goular­ti Fil­ho 2002]. Sin embar­go, el Plan Direc­tor reelab­o­ra­do en 1979, a par­tir del Plan de 1974, las con­clu­siones no fueron muy ani­mado­ras para Ita­jaí y colo­ca­ban a Ita­jaí en una jer­ar­quía infe­ri­or a São Fran­cis­co do Sul y su hin­ter­land lim­i­ta­do sólo al Valle de Ita­jaí. El Plan recomend­a­ba que no debería ser hecha ningu­na expan­sión físi­ca sin antes ago­tar todo el poten­cial del puer­to y con­cluía que este poten­cial era extrema­mente lim­i­ta­do, y pre­dom­i­naría el movimien­to de car­ga gen­er­al [Min­istério dos Trans­portes 1979]. Si hubiese la inten­ción de con­tin­uarse espe­cial­izan­do en car­ga gen­er­al, la recomen­dación del Plan era que fuese recu­per­a­da la estruc­tura del embar­cadero, que esta­ba en “esta­do pre­cario, y pro­fun­dizan­do el acce­so de embar­ca­ciones de may­or cal­a­do. Con relación al movimien­to de con­tein­ers, que esta­ba ape­nas comen­zan­do, la pre­visión era que en el futuro el puer­to de Ita­jaí podría con­ver­tirse en un “puer­to ali­men­ta­dor-recep­tor de San­tos” [Min­istério dos Trans­portes 1979: 24]. Las recomen­da­ciones tam­poco fueron exci­tantes y colo­ca­ban a Ita­jaí en una jer­ar­quía infe­ri­or a São Fran­cis­co do Sul y su hin­ter­land lim­i­ta­do sólo al Valle de Ita­jaí.  El Plano de Desen­volvi­men­to Por­tuário de 1986 reforzó la posi­ción de Ita­jaí como sólo un puer­to region­al que par­tic­i­pa­ba del “esfuer­zo de exportación de la región, embar­can­do mer­caderías para el exte­ri­or del país y por otro lado intro­ducir en la región pro­duc­tos nacionales” des­ti­na­dos a las indus­trias locales. Los fac­tores lim­i­tantes del niv­el de ser­vi­cios eran bási­ca­mente opera­cionales, desta­can­do el dra­ga­do jun­to a los embar­caderos y la dárse­na de man­io­bras [Min­istério dos Trans­portes 1986].[12]

En Imbitu­ba, la ter­cera ampliación del atra­cadero para aten­der à ICC y al aumen­to de la deman­da de car­bón, se ini­ció en 1978, tam­bién finan­cia­da por el gob­ier­no, aho­ra por Puer­to­brás. Esta ampliación esta­ba pre­vista en el Plan Dire­tor Por­tuário de Brasil 1975–1984 [Min­istério dos Trans­portes 1974]. Estas obras fueron incor­po­radas por el II PND (Plano Nacional de Desen­volvi­men­to), que reforzó el proyec­to de pro­lon­gación del muelle y la con­struc­ción de insta­la­ciones para car­bón. Los obje­tivos de la ampliación del puer­to de Imbitu­ba, según el Plan Dire­tor, eran: aten­der a las exporta­ciones de car­bón pre­vis­tas en el Plano Siderúr­gi­co Nacional y aten­der a la deman­da da ICC. En 1982, fue con­clu­i­da la con­struc­ción del embar­cadero ro-ro de 24 met­ros de lon­gi­tud.

A lo largo de los años 1980, el puer­to movió una media de 3,29 mil­lones de toneladas, sien­do 2,43 mil­lones de car­bón, o sea, de toda la car­ga sal­i­da, el 74% era car­bón, prin­ci­pal­mente el met­alúr­gi­co. El puer­to forma­ba parte del com­ple­jo car­bonífero catari­nense for­ma­do por minas, fer­rovía, lavador, ter­moeléc­tri­ca, car­bo­quími­ca y puer­to. En la segun­da mitad de los años 1980, comen­zaron los cortes en los sub­sidios para el trans­porte fer­roviario de car­bón catari­nense, y aumen­tó la cuo­ta de importa­ciones de car­bón met­alúr­gi­co, con esto el movimien­to del puer­to comen­zó a cair ráp­i­da­mente (como se obser­va en los dia­gra­mas infe­ri­ores del Esque­ma 5). En 1990, el gob­ier­no de Col­lor liberó por com­ple­to la importación del car­bón met­alúr­gi­co, cer­ró el Lavador de Capi­vari y las minas da CSN en Criciú­ma, Siderópo­lis y Içara. La exportación de car­bón por Imbitu­ba pasó de 2 mil­lones de toneladas en 1988 a 795 mil en 1990, reducien­do a cero en 1994. Imbitu­ba deja­ba de ser el puer­to car­bonero y nece­sita­ba urgen­te­mente de una reestruc­turación. Para agravar todavía más la situación del puer­to, la ICC fue reducien­do la pro­duc­ción a par­tir de 1992, y en 1994 cer­ró sus activi­dades.

Algunas conclusiones

En primer lugar, quer­e­mos rescatar la exis­ten­cia de mod­e­los ide­ales de desar­rol­lo de los pro­ce­sos por­tu­ar­ios; ellos nos per­miten ir al ter­reno, a los casos con­cre­tos, y pen­sar­los metódica­mente.

La idea de que históri­ca­mente en el litoral (flu­vial o marí­ti­mo) tiende a pro­ducirse un fenó­meno de con­cen­tración de trá­fi­cos en un número lim­i­ta­do de puer­tos como con­se­cuen­cia del desar­rol­lo desigual de la red de trans­porte y de la con­cen­tración de activi­dades económi­cas vin­cu­ladas a esos puer­tos parece ver­i­fi­carse en ambos casos.

Pero seguida­mente ten­emos que decir que estos pro­ce­sos no son lin­eales, irre­versibles o pro­gre­sivos. Como hemos afir­ma­do hace un tiem­po [Mateo 2009], los puer­tos son una her­ramien­ta para el desar­rol­lo, la cual es mejor poseer que care­cer de ella para cualquier región. Pero que esta her­ramien­ta puede estar cícli­ca­mente en desu­so y her­rum­bra­da o pres­ta y afi­la­da.

Los casos aquí anal­iza­dos mues­tran —para una nutri­da mues­tra de mod­e­los por­tu­ar­ios- cómo los sis­temas de acu­mu­lación y los esti­los de decisión políti­ca impactan sobre las políti­cas públi­cas de infraestruc­tura en gen­er­al y por­tu­ar­ia en par­tic­u­lar.

La fun­ción de inter­face que cumplen los puer­tos los hace bril­lar como un eslabón dora­do en los flu­jos de mer­cancías, donde los sis­temas de trans­porte se cruzan con may­or o menor inten­si­dad de acuer­do con los cic­los económi­cos, condi­ciones de la ofer­ta, de la deman­da y de los tér­mi­nos de inter­cam­bio y de los requer­im­ien­tos tec­nológi­cos del trans­porte. Los cereales en los casos de Argenti­na y el car­bón y la madera en los brasileros tuvieron como man­i­festación de su mer­ca­do en los puer­tos momen­tos de impul­so y momen­tos de caí­da. El esta­do por su parte, facil­i­tan­do acce­sos y obras por­tu­ar­ias, tam­bién desafió a las leyes del mer­ca­do inten­tan­do encausar los desar­rol­los regionales en fun­ción de sus fuerzas intrínse­cas en pugna.

El Esta­do es monop­so­nio de las grandes obras de infraestruc­tura y como tal gen­er­ador de las mis­mas. El puer­to no es nada sin una red de trans­porte inte­ri­or que lo vin­cule a él; el gigan­tismo naval que no parece ten­er fin, la inter­modal­i­dad entre sis­temas de trans­porte que poten­ció el con­tein­er, los méto­dos y com­bustibles de propul­sión (en mar y en tier­ra) son un ele­men­to de incen­ti­vo per­ma­nente a la infraestruc­tura por­tu­ar­ia que requiere dra­ga­dos e impor­tante inver­sión en logís­ti­ca que solo puede apor­tar el Esta­do. En tal sen­ti­do, la pres­en­cia o ausen­cia del Esta­do siem­pre tiene con­se­cuen­cias sobre los sis­temas por­tu­ar­ios.

Cor­ta­mos la his­to­ria en un momen­to deter­mi­na­do, pero ésta sigue y el puer­to de Ibicuy en Entre Ríos es hoy uno de los tres en activi­dad jun­to a Dia­mante y Con­cep­ción del Uruguay; por su parte, el de Imbitu­ba ha vuel­to a tomar pro­tag­o­nis­mo merced a las trans­for­ma­ciones en sus ser­vi­cios de logís­ti­ca, y el puer­to de Ita­jaí ha sido com­ple­men­ta­do con una ter­mi­nal de con­tein­ers en la rivera de Nave­g­antes. Y segu­ra­mente habrá otros cam­bios más ade­lante en el peso rel­a­ti­vo de los inte­grantes de un sis­tema por­tu­ar­ios. Los mod­e­los, que nos sir­ven para pen­sar, son una matriz útil, a nue­stro cri­te­rio para el análi­sis de estos tipos de com­ple­jos.

Citas

* CNPq (Con­sel­ho Nacional de Desen­volvimien­to Cien­tifi­co e Tec­nológi­co). PPGDS (Pro­gra­ma de Pós-Grad­u­ação em Desen­volvimien­to Socioe­conômi­co). UNESC (Uni­ver­si­dade do Extremo Sul Catari­nense). Correo elec­tróni­co: alcides@unesc.net

** Inves­ti­gador inde­pen­di­ente del CONICET (Con­se­jo Nacional de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas y Téc­ni­cas). FCECO-UNER (Fac­ul­tad de Cien­cias Económi­cas, Uni­ver­si­dad Nacional de Entre Ríos). Correo elec­tróni­co: jamateo@fceco.uner.edu.ar

[1] El neo insti­tu­cional­is­mo y la teoría de las orga­ni­za­ciones la con­ciben como el con­jun­to de ele­men­tos y ser­vi­cios nece­sar­ios para que la orga­ni­zación o la insti­tu­ción fun­cione [Brunet et al. 2011: 11]. La mira­da neolib­er­al más reciente, lla­ma a la inver­sión en infraestruc­tura para com­pen­sar la dis­min­u­ción del con­sumo mundi­al —que sub­y­ace a la rece­sión glob­al- y para sosten­er el crec­imien­to económi­co, adop­tan­do tec­nologías sus­tenta­bles, que eco­nom­i­cen los recur­sos nat­u­rales esca­sos [Sachs 2015: 506]. Por su parte, des­de la clási­ca mira­da del marx­is­mo, —donde la infraestruc­tura sería la base mate­r­i­al en la que se sus­ten­ta la sociedad y jue­gan las fuerzas y las rela­ciones de producción‑, y más allá de la metá­fo­ra, el cam­bio en la infraestruc­tura provo­caría inevitable­mente cam­bios en los com­po­nentes de la super­estruc­tura ide­ológ­i­ca, políti­ca, cul­tur­al y social.

[2] Por ejem­p­lo, el BID con­sid­era que una reduc­ción del 10% en los cos­tos del trasporte ten­dría un efec­to cin­co veces supe­ri­or que una reduc­ción arance­lar­ia del 10% [Sela 2011: 5]. Podemos deducir de esto que el impacto tam­bién se refle­jaría en el mer­ca­do inte­ri­or.

[3] Los cam­bios en la nave­gación tuvieron como hitos prin­ci­pales el desar­rol­lo de cas­cos de acero, la propul­sión a com­bustible fósil, la incor­po­ración de la hélice, la adaptación del frig­orí­fi­co a las bode­gas de las embar­ca­ciones y un incre­men­to cre­ciente del tamaño disponible para car­gas. Esto fue acom­paña­do de una may­or veloci­dad y abaratamien­to del trans­porte (tan­to de mer­cancías como de pasajeros) [Fontana 1997: 131].

[4] Podemos ras­trear este fenó­meno en obras clási­cas como las de Fer­nand Braudel [1985] o de uno de sus mejores epí­gonos, Immanuel Waller­stein [1979] o más recientes en los tra­ba­jos de Fer­nan­do Jumar; e Isable Pare­des, [2007] sobre el sis­tema por­tu­ario rio­platense colo­nial. O las diver­sas tri­an­gu­la­ciones económi­cas como la de los pescadores de bacalao  [Kurlan­sky 1999], del azú­car [Evans & Rydén 2007], del escla­vo y del opio [Waller­stein 1998], o en el caso con­cre­to de la región el trián­gu­lo naviero que involu­cra­ba a Argenti­na-Brasil con el Reino Unido y los Esta­dos Unidos de Améri­ca [Fodor & O’Connell 1973]. Sin embar­go, la his­to­ri­ografía no ha gen­er­a­do mod­e­los gen­erales aplic­a­bles, al mar­gen de los casos de estu­dio con­cre­tos.

[5] El esta­do “ais­lamien­to” puede conec­tar con la “sociedad tradi­cional”, el “desar­rol­lo de las líneas de pen­e­tración” como un orde­namien­to espa­cial con el take-off, la “inter­conex­ión lat­er­al” con la “difusión inter­na de la tec­nología” y el resto de las faces con el con­sumo masi­vo en país­es sub­de­sar­rol­la­dos [Taaffe et al. 1963: 505].

[6] Para hac­er posi­ble la com­para­ción hemos uti­liza­do el por­centa­je del total de las exporta­ciones de la provin­cia para Entre Ríos y el por­centa­je del total nacional para el resto de los puer­tos pero que mues­tran bási­ca­mente la evolu­ción desta­ca­da de Rosario y Buenos Aires.

[7] De norte a sur: La Paz, San­ta Ele­na, Her­nan­darias, Pueblo Bru­go, Vil­la Urquiza, Paraná, Dia­mante, Vic­to­ria, Gualeguay e Ibicuy.

[8] Tam­bién de norte a sur: Fed­eración, Con­cor­dia, Colón, Con­cep­ción del Uruguay y Gualeguay­chú.

[9]  En el mis­mo sen­ti­do: San­ta Fe, San Loren­zo, Rosario y Vil­la Con­sti­tu­ción en la provin­cia de San­ta Fe y San Nicolás, San Pedro, Zárate y Cam­pana.

[10] En todo el perío­do el puer­to de Buenos Aires con­cen­tró más del 90% de la importación, de allí que no lo con­sid­er­e­mos.

[11] En Paraná y Vic­to­ria tam­bién existían ser­vi­cios de bal­sas y vapores.

[12] En real­i­dad, la extin­ción de Puer­to­brás abrió una nue­va cri­sis en el puer­to de Ita­jaí. Como todo el sis­tema por­tu­ario nacional, el fin de Puer­to­brás creó un ver­dadero caos en el sis­tema. los puer­tos quedaron lig­a­dos al Depar­ta­men­to Nacional de Puer­tos y Hidrovias, que no tenía recur­sos y atribu­ciones definidas. En San­ta Cata­ri­na, además del de Ita­jaí, el puer­to de Lagu­na tam­bién era admin­istra­do por Puer­to­brás. La solu­ción tem­po­raria y palia­ti­va para ambos llegó en diciem­bre de 1990, con la trans­fer­en­cia de la admin­is­tración a la Com­pan­hia Docas de São Paulo (Code­sp), algo muy extraño para las comu­nidades de Ita­jaí y Lagu­na. La Code­sp admin­is­traría los puer­tos en un perío­do tran­si­to­rio, lo máx­i­mo de un año, has­ta la pri­va­ti­zación de los puer­tos. Sin embar­go, esta situación se arras­tró por cin­co años.

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Alcides Goularti Filho y José Antonio Mateo, «Infraestructura en transporte, políticas públicas, y modelos portuarios. Los puertos de Santa Catarina (Brasil) y de Entre Ríos (Argentina)», Revista de Estudios Marítimos y Sociales [En línea], publicado el [insert_php] echo get_the_time('j \d\e\ F \d\e\ Y');[/insert_php], consultado el [insert_php] setlocale(LC_ALL,"es_ES"); echo strftime("%e de %B del %Y");[/insert_php]. URL: https://estudiosmaritimossociales.org/archivo/rems-12/dossier-filho-mateo/
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